Dis: Nada me pertenece, eso es obvio.

Este fic fue muy difícil de sacar para mí, partiendo por la pareja y pasando por la temática, pero hice lo mejor que pude para traer algo medianamente decente, espero que a mi querida AI le agrade el resultado ;)

―Ven a verme en la noche, soldado―fueron las palabras con que la pelirroja se despidió de él luego de que la misión de ese día fuera concluida.

La confianza de Bucky sobre aquella mujer era casi nula, y si trabajaba con ella era únicamente porque sus líderes tenían un interés en común que los obligó a poner sus mejores cartas sobre la mesa.

Aun así, decidió ir al cuarto de Natalia como ella le había solicitado, pensando que su interés estaba relacionado con la misión en la cual se encontraban, pronto se daría cuenta de su error.

El hombre entró cauteloso a la habitación, su mirada recorrió la imagen con iluminación precaria que se manifestaba ante sus ojos pero no vio señales de la rusa, entonces unos brazos lo tomaron por sorpresa y una boca se estampó contra la suya, haciendo que quedara paralizado en su lugar, con los ojos completamente abiertos.

Sus manos tomaron con firmeza los hombros de su "atacante" y la apartó de él, para encararla.

― ¿Qué crees que haces? ―preguntó confundido y, por lo tanto irritado.

― ¿No te han besado en un largo tiempo, verdad Soldado? ―preguntó ella con coquetería mientras sus labios bosquejaban una sonrisa ladina―.Sólo quiero pasar una noche, ya sabes, liberar tensión ¿deseas irte? Adelante, la puerta está abierta―respondió, poniendo las manos en sus caderas.

El sujeto examinó a la fémina bajo la parpadeante luz de la lámpara, su cabello rojo caía como una cascada de rizos por sus hombros y espalda, sus labios seductores y gruesos lucían aún más apetecibles con ese tono carmín que los adornaba, su mirada felina tenía una pizca de picardía muy atrapante, y su cuerpo…su cuerpo era envidiable, con su cintura estrecha que rogaba ser acariciada, sus piernas curvilíneas, su vientre plano y suave, con sus senos firmes y seductores, cual fruto prohibido, con aquel cuello que anhelaba ser marcado y esos brazos fuertes, hechos para abrazar o atacar a voluntad, siendo además cubierta sólo por dos prendas de lencería negra.

Toda ella era majestuosa como una reina, pero astuta como una loba…y lo deseaba a él, le ofrecía el obsequio paradisíaco de poseer ese cuerpo y besar aquellos labios, le abría la posibilidad de gozar aquella manifestación de la lujuria, todo ello sólo con decir la respuesta correcta.

Bucky tomó su decisión, el ser un soldado no le quitaba su condición de hombre, y no pensaba dejar pasar una oportunidad así por nada del mundo.

Se acercó a la mujer y la tomó de la cintura, apegándola a su cuerpo con firmeza antes de besarla con ferocidad, él no estaba diseñado para ser suave y ella tampoco lo deseaba, anhelaba su fiereza, su lado animalesco, ella era la bella y quería sentir a la bestia.

El cuerpo femenino se vio azotado contra la pared mientras sus muñecas eran tomadas y retenidas, un quejido indecoroso salió de su garganta antes de gemir de placer al sentir la boca del soldado morder y lamer la piel de su cuello, sus manos fueron liberadas y percibió como la metálica le acariciaba los muslos, haciéndola estremecer, mientras la otra le amasaba los senos por sobre la pequeña prenda, mientras tanto sus manos se dedicaban a arañarle de espalda al hombre y su boca soltaba toda clase de cosas ininteligibles en ruso.

En un segundo lo tomó con firmeza y lo empujó hacia la cama, posicionándose sobre él para volver a devorarle la boca, quitándole a su vez la estorbosa parte de arriba de su ropa. Bucky no perdió tiempo y hábilmente soltó el seguro de su sostén, retirándolo para extasiarse ante la visión de tan perfecto par de pechos, su boca prosiguió a lamerlos y morderlos con lentitud, haciendo gemir a su dueña, que desesperadamente empezó a acariciar la zona más sensible del macho, despertando sin mucho esfuerzo su miembro.

Cuando los pantalones ya se volvieron una molestia, el castaño se los quitó con ayuda de la pelirroja, quedando sólo con unos bóxer negros que dejaban ver una muy clara erección.

Su cuerpo empujó a la dama y se posicionó sobre ella, besándola una vez más, recorriendo su cavidad bucal con la lengua a la par que sus manos acariciaba sus piernas y su miembro rozaba la intimidad de ella por sobre la ropa.

―Más, dame más―pidió o más bien ordenó la espía, el acento ruso en su voz se había acrecentado y sus ojos se habían oscurecido debido a la pasión, James, tan acostumbrado a seguir ordenes, le sonrió con sensualidad y retiró de un tirón la última prenda en su cuerpo, dejando su intimidad expuesta para él.

Con la mano normal acarició los pliegues que protegían su entrada, la abrió y su boca se encargó de atenderla, haciendo énfasis en los puntos de placer, haciendo que la bermeja gimiera echando la cabeza hacia atrás, jalándole además el cabello con algo de fuerza, luego se apartó y sus dedos se adentraron de a poco, primero uno y luego dos y tres, el movimiento de entrada y salida era rápido y la ayudaba a lubricar cada vez más rápido.

―Para…me toca a mí―dijo la rusa incorporándose, Barnes fue acostado y su ropa también fue arrancada, liberando a su extremidad deseosa de atención, las manos expertas de Romanov la tomaron y empezó un delicioso movimiento de sube y baja, logrando que el contrario liberara líquido pre-seminal y jadeara excitado, luego su lengua se deslizo desde la base de su miembro hasta la punta, empezando a chuparlo luego, produciendo que él apretujara las sábanas y se mordiera el labio para tratar de calmar las oleadas de placer que recorrían su cuerpo con cada nueva lamida que la otra proporciona a tan sensible zona.

Al final se detuvo y él supo que era lo siguiente, ella se acercó gateando a sus labios y lo besó, haciendo que las esencias de ambos se entremezclaran sin sentir ninguna clase de asco, mientras tanto las manos del soldado bajaron y apretaron sus nalgas, haciéndola dar un respingo que causó la risa del otro.

―Vamos a hacer esto, niñato―susurró ella con lujuria antes de empezar a adentrar el miembro deseoso de él, en su cálido interior, empezando enseguida el vaivén.

El movimiento era rápido y erótico, el placer en ambos era igual de atrapante, los gemidos, susurros y gritos inundaban la habitación y los envolvían, las transpiraciones se mezclaban con las ajenas, impregnando ambos cuerpos con el aroma del otro, el sexo se manifestaba como un deseo mutuo, la idea de misiones y responsabilidades fue suprimida para concentrarse en el placer extremo que estaban recibiendo del cuerpo contrario.

La hembra fue recostada y el hombre tomó las riendas del asunto, le agarró las piernas para darse más soporte y la empezó a embestir con fiereza haciéndola gemir como una gata en celo, mientras él gruñía y jadeaba cual bestia salvaje.

Su boca volvió a entretenerse con sus senos, específicamente con sus pezones, succionándolos desesperadamente, como si su boca hubiese estado seca y de las mamas de ella hubiera podido extraer leche fresca.

Ella creía que en cualquier momento la partiría, y no podía importarle menos, lo único que deseaba era poder alcanzar el tan esperado clímax y desatar todo su placer en aquella explosión hormonal.

Él por su parte, quería que aquel festival pecaminoso nunca conociera fin, pero sabía que pedía demasiado, sentía a sus entrañas arder y supo que el final se acercaba, junto con la liberación de toda su esencia.

―Dentro…―susurró la mujer débilmente, quería sentir todo de él y eso incluía a su líquido.

―Como quieras…―respondió él, con la voz grave.

Bastó un par de choques más para que sus cuerpos cedieran ante en final inevitable y esperado, liberando una húmeda combinación de fluidos vaginales y líquido seminal que fluyó entre ambos cuerpo, marcandolos como suyos, los espasmos de ambos duraron unos largos y exquisitos minutos, en los que ellos soltaron una sinfonía de gritos ahogados al sentir tal placer, que casi rayaba en los divino.

Al final poco a poco se fueron calmando, ella se recostó bien, ya que durante el orgasmo su cuerpo se había arqueado, y él muy lentamente salió de ella, dejándose caer a su lado mientras su respiración pesada se sincronizaba con la de la contraria.

Sus miradas no se encontraron, no lo creyeron necesario, ya habían hecho lo que querían hacer y ahora sólo anhelaban descansar de aquel ejercicio obsceno que acababan de protagonizar, sus ojos se cerraron y la luz fue apagada…luego sólo les restó dormir.

A la mañana siguiente Natalia despertó y encontró la cama vacía, una sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios y supo que había hecho una elección correcta, una pasión de una noche y luego lo olvidaban, así debía ser.

La misión siguió con normalidad y entre ellos el aire profesional y distante se mantuvo, aquella noche quedó enterrada y dejada atrás…o al menos eso pensó Romanov, la verdad es que Bucky jamás borraría de su mente la noche en que cayó en las redes de la astuta Viuda Negra y se convirtió en el esclavo de su ardiente recuerdo.

¿El fin?

Bueno, hace meses no escribía lemon, espero que mi falta de práctica no me haya oxidado demasiado.

Okay, seré honesta, al principio pensé en sólo dejarlo aquí, pero luego se me ocurrió una continuación para un par de capítulos más, no serán muy largos pero estarán cargados de drama porque soy malévola :3

¡Ojala te agradara la primera lectura Jim!