Hola!

Heme aquí con un nuevo proyecto a petición de una muy querida lectora.

Me llevó un tiempo tener algo porque me ha costado tomar una dirección para esta historia y finalmente decidí hacer algo más bien pequeño. Aun así como se darán cuenta conforme lean, estoy experimentando con una nueva forma de narración, así que me gustaría mucho que fuesen mis Beta-reader en éste capítulo y me digan que les pareció.

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Disclaimer: Los personajes y la obra Fairy Tail pertenecen a HiroMashima
Idea de Lymar Vastya en su petición por un fic "en donde Gray sea un profesor de universidad de 26 años y Juvia una estudiante de 17"

Aclaraciones:
*Rated M
*Universo Alterno
*OoC
*Lenguaje un inapropiado?

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Capítulo 1
"Un nuevo año"

Es Agosto y las clases en la universidad "Fairy Tail" de Magnolia están por dar inicio. Los estudiantes y maestros revolotean de un lado al otro intentando no llegar tarde el primer día.

Pero en medio de ese bullicio un hombre alto, aspecto atlético y cabello negro camina sin ninguna preocupación por entre los pasillos del edificio principal, en sus manos lleva algunos libros junto con una carpeta de documentos.

Escucha los pasos presurosos por todas partes y comprueba en su reloj de muñeca que las clases están por dar inicio. A pocos pasos de él una puerta es repentinamente abierta estrellándose contra el rostro de una chica de largo cabello azul que iba pasando demasiado distraída como para notarlo. El golpe ha sido lo suficientemente fuerte como para dejarla aturdida y trastabilla un poco retrocediendo hasta que sus pies se balancean en la orilla del escalón de la escalera que conduce a la planta baja, ella siente como la sangre abandona su rostro y balancea las manos para inútilmente tratar de mantener el equilibrio.

El pelinegro instintivamente la toma del brazo para sostenerla y la hala en su dirección haciendo que choque contra su cuerpo.

—Oh por dios— las palabras abandonan los rojizos labios mientras asustada se refugia contra el firme pecho frente a ella, pasan tres segundos antes de que se dé cuenta la posición en la que se encuentra con un completo desconocido. Salta hacia atrás alejándose pero él la vuelve a retener por el brazo debido a que si da un paso más hacia atrás se encontrará en la misma situación.

—Fíjate por donde caminas, no es bueno empezar el ciclo escolar con una pierna rota.— su voz es profunda y aterciopelada, la chica de cabello azul ahora puede contemplarlo mejor y siente como la sangre que había huido regresa arrebolando sus mejillas.

Es muy guapo, piensa y trata de idear una respuesta apropiada para no quedar tan tonta como se siente.

—G-gra-gracias. — Objetivo no cumplido.

El hombre de ojos grises asiente y la suelta para continuar con su camino cuando en el fondo se escucha el toque del timbre que anuncia el comienzo oficial de las clases. Ya son las 7 de la mañana.

—E-espere— lo llama cuando él ha reanudado su andar, se detiene pero apenas gira la cabeza para enfocar esos orbes del gris más profundo en los azules de ella.—A...yo...— su mirada se torna impaciente y ella quiere abofetearse para que las palabras salgan fluidas de su boca —Juvia es nueva y está perdida, ella quiere saber si puede ayudarla a encontrar su salón— suelta todo de forma atropellada y desviando la vista.

Él está un tanto confundido pero a penas procesa las palabras sonríe ligeramente torcido y a ella se le va el aliento con esta acción, cree firmemente que es el hombre más guapo que ha visto y ruega a cualquier ser supremo, que si existe aunque sea una pizca de suerte reservada para ella sirva para hacer que comparta alguna clase con él, la que sea.

—De acuerdo— responde —Pero ¿quién es esa tal Juvia a la que me pides ayude?— la muchacha se da un golpe mental, ha vuelto a hablar en tercera persona y seguramente ya piensa que es muy rara.

—Soy...soy yo, Juvia Loxar— juguetea con sus dedos. Él ríe.

—Bien Juvia Loxar— su voz es suave y apenas nota que el pasillo en el que están se ha vaciado casi por completo, nadie quiere llegar tarde el primer día. —Dime a dónde esperas llegar y quizás pueda serte de ayuda, es mi segundo año aquí.

La mujer se acerca a él, le muestra su hoja de horario y señala la primera clase de los lunes en la que se lee:

Geometría Analítica I
Edificio principal
Salón 25A
Profesor Gray Fullbuster

La sonrisa del hombre se hace más grande al tiempo que una muy ligera risilla se le escapa.

—Estás en problemas, chiquilla. Al profesor Fullbuster no le gusta la impuntualidad y me temo que no olvida la primera impresión.

—Maldición, a Juvia nada le sale bien— susurra en voz inaudible y se muerde el labio inferior —No puede ser tan grave, quizá si Juvia le explica— levanta sus consternados ojos hacia él, quien por su parte no puede dejar de reír al ver que una vez más se refiere a ella en tercera persona, que mujer tan peculiar, piensa.

—Hmm, podrías intentarlo— se encoge de hombros —Si es que te deja entrar. Ese profesor es un maldito e incluso he oído que tiene fama de sádico

Juvia palidece mientras ve que la sonrisa de su interlocutor se ensancha, muy seguramente él no tiene clase con ese profesor y por eso se le ve tan feliz. Maldice su terrible mala suerte y estira su muñeca para ver la hora, va siete minutos retrasada.

—Oh, por favor dígale a Juvia en donde queda su salón, se lo suplica— se agacha para levantar el libro que ha dejado caer durante su percance y acomoda mejor su mochila en el hombro.

—Pues si quieres intentarlo es decisión tuya— le hace un gesto con la mano antes de retomar su camino —Sígueme, justo voy para allá.

Dicha declaración la deja confundida, él parece ser algo mayor que ella sin mencionar que dijo llevar dos años en esa facultad, ¿será que es de un semestre superior y está recursando la materia?, pero entonces ¿Por qué tanta felicidad al hablar de semejante profesor?

No caminan mucho antes de detenerse frente a una puerta y ella vuelve a llamarse idiota, su destino estaba a tan sólo unos cuantos salones de donde se encontraban, sabe que no ha sido su día pero definitivamente le preocupa más haber arruinado su primera impresión con el atractivo chico que con el "ogro" de geometría.

El pelinegro abre la puerta del salón, se echa para atrás señalando el umbral y cediéndole el paso. Las mejillas de ella siguen coloreadas en tono rosa mientras avanza.

Entra por un costado, prestando inmediata atención al frente del salón en donde un pizarrón extremadamente largo ocupa la pared frontal y frente a éste el escritorio aún está vacío, suspira aliviada cuando para comprobar gira hacia las bancas y sólo ve a un puñado de alumnos charlando entre ellos.

Las butacas están acomodadas en filas separadas por pequeñas plataformas de no más de 10 cm de alto y al voltear la cabeza para preguntarle a su acompañante si podían sentarse juntos lo ve cerrando la puerta.

—Buenos días a todos, la clase ya va a comenzar así que tomen asiento. Mi nombre es Gray Fullbuster y ésta será la clase de geometría analítica.

Juvia se queda helada al notar que el pelinegro con el que se encontró es quien ha hablado y aun sin reaccionar del todo lo ve llevar sus cosas hasta el escritorio a unos pasos de distancia para finalmente centrar su atención en ella.

—Señorita Loxar perdonaré su retardo tan sólo porque entró antes que yo. Tome asiento.— señala una banca y la chica prácticamente corre al lugar. Ahora se dirige a todo el grupo —Pero dejaré claro que por respeto a mí, la clase y sus compañeros la puntualidad es un aspecto importante así que si la puerta está cerrada mejor no se molesten.

Da un par más de instrucciones y reglas a seguir durante el curso pero Juvia no puede concentrarse en otra cosa que no sea verlo fijamente, no se parece nada al viejito canoso y gruñón que se imaginó tendría por maestro. ¿Qué edad tiene?, luce bastante joven y no lleva el típico traje estirado y aburrido, viste elegante pero ligeramente informal.

Sus miradas se cruzan un par de veces pero es ella quien termina apartando la suya avergonzada. Él está explicando que el curso será difícil y que los rumores sobre lo estricto que es son totalmente ciertos pero Juvia no le cree demasiado, ¿cómo puede ser así alguien que luce como príncipe de cuento? Después de todo se compadeció de ella dejándola pasar, es probable que sólo diga esas cosas para que ninguno de los presentes trate de pasarse de listo con él.

Dos horas de clase son más que suficientes para que Gray inicie con los conceptos geométricos elementales e incluso deje una pequeña tarea. Cuando el timbre anuncia el final de la clase todos se levantan presurosos para salir cuanto antes, Juvia en cambio finge entretenerse más de la cuenta guardando sus cosas para que el salón se vacíe.

Cuando ve que ella y Gray son los únicos que quedan juguetea nerviosamente con sus dedos pero se obliga a dirigirse hacia él.

Otro de los profesores se acerca al umbral de la puerta llamando a Gray, quien al ver a Juvia ir en su dirección le pide con un gesto de la mano que aguarde un poco. Ella obedece mientras enumera las palabras que dirá para no quedar más como una boba, empezando por recalcarse el pronombre "yo".

Recuerda que en su mochila lleva algo de fruta y priorizando el cliché saca una hermosa manzana, es verde por desgracia. No sabe que espera lograr de todo eso, lo único de lo que está segura es que no puede permitir que semejante profesor -u hombre encantador- se lleve la impresión de que no es ya una mujer adulta y capaz.

El celular sobre el escritorio vibra y como el dueño lo ha dejado desbloqueado ve un par de imágenes entrar a la conversación abierta. O es mucha suerte o él es demasiado descuidado.

Las fotos muestran a una mujer con lencería más que reveladora y en posiciones realmente inapropiadas. Abre los ojos demás mientras siente como la sangre golpea su rostro y a pesar de que su mente consciente le indica lo contrario no puede evitar tratar de enfocar mejor las imágenes para verlas a más detalle.

Una pequeña carcajada proveniente de la puerta la hace sobresaltar como si hubiese sido atrapada con las manos en la masa, en dos segundos se incorpora –ya que inconscientemente se ha inclinado sobre el escritorio– y desvía sus orbes azules a la entrada en donde parece los hombres se están despidiendo.

Vuelve a observar el celular en el cual entra otro mensaje justo antes de que la pantalla se apague, esta vez es un texto pero se obliga a sacar su propio teléfono y fingir estar entretenida en él cuando se percata que Gray se ha desocupado.

—Lamento si te he quitado tiempo— avanza hacia ella con aire despreocupado pero ahora ella simplemente no puede mirarlo a la cara.

—Juvia...es decir yo...— sabe que sus mejillas están ardiendo pero aun así se esfuerza por no delatar su clara vergüenza —Sólo quería disculparme por esta mañana, no soy tan torpe como lo parezco y espero podamos comenzar de nuevo.

—No te atormentes sólo soy el maestro de geometría,lo único que espero es tu dedicación en el curso.

—C-claro— de pronto ya no sabe que esperaba al quedarse para hablar con él, se siente ridícula y la única opción que ve es irse mientras le queda un aspecto en el cual no ponerse en ridículo.

Sale del aula torturándose con la idea de que es tan rara que morirá sola.

Durante la siguiente clase, Álgebra Superior I, Juvia se encuentra con la grata sorpresa de que su mejor amiga de toda la vida, Mredy, comparte más de una clase con ella así que su plan de seguir juntas aun a esas alturas sigue totalmente en pie.

Ambas van a la cafetería cuando tienen tiempo libre y la chica de cabello azul se entretiene escuchando atentamente el animado monólogo de su mejor amiga acerca de su primer día, lo que pensó de sus compañeros, de la carrera, en fin de todo.

Hay más gente deambulando del expendio a las mesas y viceversa pero por alguna razón los ojos azul rey viajan azarosamente hacia un hombre que paga el café que ya tiene en la mano. Inconscientemente sus mejillas se colorean pero se siente incapaz de apartar la vista de él.

—Es muy guapo, ¿no crees?— la voz de su amiga la haces sobresaltar —¡Y escuché que es un profesor! Es mi primer día pero ya amo este lugar— ahora ambas tenían la vista fija en el hombre —Oh si tan sólo tuviese la suerte de tomar clase con él, sería la alumna estrella.

—Es mi profesor de geometría analítica— le informa.

— ¿Qué?, eres una suertuda— le propina un leve codazo y se acerca más para poder bajar la voz —Cuéntame, ¿es igual de guapo de cerca...o lo es más?

—Más, definitivamente más.

Gray ha sentido las penetrantes miradas sobre él y antes de salir del lugar levanta la cabeza por sobre la muchedumbre buscando la fuente que origina dicha sensación.
Los ojos grises y azules se encuentran y se reconocen sin demasiada demora. Él le sonríe mientras inclina la cabeza a modo de saludo y ella trata de devolver el gesto sin parecer una psicópata en potencia.

— ¡Ya te vi, te gusta!—Meredy no es nada discreta y cuando la peliazul le cubre la boca sólo puede rezar para que los murmullos del ambiente cubrieran la imprudencia de la chica.

—Calla, calla, Meredy, pudo haberte escuchado— lloriquea.

—Es cierto entonces— logra zafarse del agarre y da rienda suelta a su risa ante la cara totalmente roja de Juvia —Te gusta el maestro sexy— canturrea pero esta vez en voz más baja.

—No es cierto, no es cierto— la chica no puede estar más roja porque simplemente no es posible —A Juvia no le gusta.

— ¿A juvia?, ¿tan nerviosa te pone?—la aludida no responde —¿Y entonces?, por favor dime que te hiciste notar.

—Sí...pero quizá no de la mejor manera.

La Loxar le relata su odisea matutina y su amiga trata de contener la risa para consolarla por su torpeza.

—Deberías intentarlo— dice con intenciones de animarla.

— ¿El qué?, ¿un cambio de cerebro con alguien más normal?

—Suerte con hallar una candidata— responde entre risas —pero no me refiero a eso, deberías intentar captar su atención, nada pierdes, además no se ve tan mayor.

—Amm, sólo mi dignidad. ¿Por qué le prestaría atención a una niña como yo? Por el mensaje que vi es obvio que tiene novia y aunque no fuese así, con ese aspecto seguro no le faltan mujeres guapas.

—No seas derrotista, tú también eres guapa, si no consigues nada es porque no quieres. ¿hace cuánto que no sales con nadie?, ¿desde que terminaste con Bora?

—Desde que Bora me botó querrás decir.

—Como sea, era tan imbécil que no vale ni gastar saliva en él.

—Está bien, Meredy, no es necesario que lo digas para hacerme sentir mejor— suspira vaciando por completo sus pulmones —El profesor Fullbuster es claramente inalcanzable, no sólo porque es un docente y mucho mayor— le sonríe trémulamente consciente de que su amiga únicamente intentaba hacerla sentir mejor y que realmente no hablaba enserio respecto a involucrarla con un titular —Sin embargo no está mal para fantasear, ¿verdad?— la pelirrosa corresponde a su gesto —Soñar no cuesta nada.

—Si tú lo dices— le hace un giño.

En los días siguientes Juvia trata de mantenerse en su decisión pero se encuentra así misma priorizando la materia por sobre las otras, dedicándole más horas de estudio, esmerándose en los trabajos para hacerse notar por un hombre que con tan sólo mirarla por más de unos cuantos segundos logra hacerla sonrojar.

—Juvia— escucha el llamado de su tío, proveniente del piso inferior y ella obedientemente acude sin demora.

José Porla es un hombre que ya ronda los cincuenta años y cuya calculadora frialdad de conducirse en cada uno de los aspectos de su vida se plasma en la dureza de sus facciones y en lo tétrico de su mirar.
Como implacable abogado no es la persona más cálida pero ha criado a Juvia por 15 años desde que quedase totalmente desamparada a la edad de 2, así que a pesar de todos los defectos que pudiese tener es para la chica más un padre que un simple tutor legal.

—Veo que te levantaste temprano, me alegra, así aprovecharás mejor el día— la chica sólo asiente —El día de hoy me quedaré hasta tarde en el despacho pero aun así no quiero que llegues tarde, vuelves directo a casa cuando terminen tus clases.

—Sí, tío— responde resignándose a cancelar sus planes de ir a la plaza con Meredy.

Cuando José se va ella regresa a su habitación para terminar de arreglarse y queda perdida en sus pensamientos al ver el estuche negro sobre la repisa más alta de su librero.
Con una sonrisa nostálgica lo toma y comprueba su contenido.

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Juvia no sabe cómo fue que pasó a ser alguna clase de acosadora grado 2, los primeros días se había conformado con observar a su maestro fijamente durante las clases o desde lejos y disimuladamente en su tiempo libre, pero ahora la cámara en sus manos tiene más de un par de fotos de él.
Al llevarla esa mañana su intención era hacer fotografías del parque que quedaba camino a su casa, sin embargo en algún momento la idea de capturar la perfecta pose en la que Gray lee sus notas mientras da pequeños sorbos a su vaso de café le parece irrefutable y esa inocente foto pronto se transforma en un archivo. Son las 12 del día y la memoria del aparato ya cuenta con casi 20 imágenes nuevas.

Ahora mismo trata de esconderle a su mejor amiga la evidencia que confirma su nuevo estado de stalker pero las pequeñas manos de la pelirrosa resultan más hábiles al quitarle la cámara para comprobar en lo que lleva toda la mañana.

—Sí te gusta tanto, ve y díselo— le aconseja como si fuese lo más obvio de la vida.

— ¿Y quedar como una chiquilla bobamente enamorada?, ¡jamás!

—Pero justo eso eres.

—Pero él no lo sabe.

Rápidamente recupera su cámara y vuelve a enfocar la entrada, ambas están en la segunda planta del edificio principal y desde su posición pueden apreciar a la perfección la llegada del pelinegro para dirigirse al salón donde debe impartir su clase.

—Estás loca, amiga mía.

La peliazul se lleva un dedo a los labios para pedirle silencio mientras se concentra en captar el momento preciso en que él cruza el umbral.

—Hey, Loxar— aunque no quiere se ve obligada a despegar la cámara de su rostro para voltear hacia el llamado, lo último que desea es hacer pública su afición poco académica hacia un profesor— ¿Tienes los ejercicios de cálculo que hay que entregar mañana?— con impaciencia le pasa el aparato a Meredy para tener las manos libres y poder entregarle a su compañero de clase los apuntes sin siquiera molestarse en explicarlos, quiere que desaparezca lo antes posible. —Gracias.

Apenas lo ve alejarse lo suficiente recupera su cámara y con el lente busca enfocar la entrada. Gray ya no está ahí pero gracias a su paso lento –casi como modelo de Calvin Klein, piensa Juvia– logra volver a ubicarlo y aunque debe inclinarse demasiado sobre la barandilla está segura de poder obtener una buena toma.

Dispara justo en el momento en el que por azares del destino Gray levanta la cabeza. Se queda helada al notar a través del lente que los ojos grises están viendo en su dirección.

—Auch—Meredy a su lado se queja al ser empujada por un chico que se tropezó cuando su amigo le da un fraternal golpe en el hombro. A su vez y por inercia la pelirrosa termina empujando ligeramente a Juvia, de cuyas manos resbala el costoso aparato. —Fíjate por dónde vas, tonto. ¿Estás bien, Juvia...?

No bien ha terminado la pregunta cuando la peliazul se gira mientras se agacha para quedar sentada en el piso –arrastrando consigo a Meredy de paso– como si intentase que ambas queden ocultas detrás de la pequeña bardita que actúa de soporte para la barandilla.

Juvia se lleva ambas manos a la cabeza, ¿es posible ser más torpe? Si bien Gray podría no haberla notado en un principio ahora que prácticamente le ha lanzado su cámara encima no cabe la menor duda de que su presencia no pasará desapercibida y sólo ruega porque no la haya reconocido.

—Vámonos, vámonos— le susurra a Meredy mientras se coloca a gatas y comienza a avanzar arrastrando su mochila.

La pelirrosa imita sus acciones.

—Te das cuenta de que es una barandilla de cristal, ¿verdad?— no puede evitar preguntarle cuando están a punto de llegar a la zona segura que representa la pared de las aulas de clase.

Juvia para en seco y se da un golpe en la cara con su mano.

—Por favor sólo sigue avanzando, Med. —su amiga le hace caso pero no sin poder evitar la risa.

Cuando llega la hora de la clase de aritmética analítica ella corre a sentarse entre las butacas del fondo con la esperanza de pasar desapercibida pues duda mucho soportar cómo los ojos grises la acusan de rara.

La lección transcurre de la forma más normal. La mirada del Fullbuster busca en un par de ocasiones la cabellera azul pero no logra hallarla en los lugares usuales. Cuando todos se retiran logra ubicarla intentando abrirse paso entre la concurrencia que sale.

—Señorita Loxar, ¿podría quedarse un minuto?— obediente por instinto se hace a un lado para no estorbar en el umbral de la puerta y con la cabeza baja espera a que el salón se vacíe lo suficiente antes de acercarse al hombre.

— ¿Ocurre algo?— se siente tan avergonzada que evitar su mirada casi parece un nuevo prospecto de deporte.

—Creo que esto le pertenece— lo ve sacando de su mochila el endemoniado artefacto que antes de esa mañana amaba tanto.

—N-no yo...Juvia no lo cree...quizá...— antes de que siga tartamudeando su pésima excusa él le da la vuelta a la cámara hasta dejar al descubierto la pequeña placa plateada con el nombre Juvia Loxar grabado —Ohu— lo mejor para ella es cerrar la boca. —Es que chocaron con mi amiga y yo...bueno debí haberla dejado caer...

—Es una suerte para usted que tengo buenos reflejos— tiene una sonrisa inclinada hacia un lado que básicamente deja sin aliento a Juvia —Es un artefacto de extraordinaria calidad, debe ser más cuidadosa, señorita.

—C-claro— en un futuro seré más precavida cuando acose a alguien, termina la frase en su mente.

La pone sobre sus manos y ella no puede evitar inhalar profundo para llenar sus pulmones del masculino olor que emana de su cuerpo, ¿qué colonia es?, porque es tan exquisita como él.

—Debo felicitarla por el excelente examen que presentó, resulta gratificante ver que al menos alguien me presta atención. Así que me gustaría sugerirle no perderse en el fondo para no descuidar sus notas.

El cumplido la hace sonreír y aunado al gesto de no haber hecho mención de si vio o no las fotos le suma puntos a su balanza de cualidades.

—Gra-gracias, lo tendré en cuenta.

Por primera vez en varios días Gray permite que el ambiente fuera de él le afecte y se pierde por unos segundos en el líquido marino de sus ojos, vaya que ojos tan grandes tiene.

Juvia hace lo posible por sonreír "naturalmente".

—Señorita Loxar...

—Ah, Juvia está bien, por favor— le pide como si hablase con una persona cualquiera y no con "Mr. Sexy".

Él vuelve a sonreír torcido.

— ¿Qué edad tienes, Juvia?

La pregunta descoloca un poco a la chica, ¿pregunta por simple interés o está evaluando sus opciones legales para pedir una orden-anti-acoso?
Se ríe sola de sus tonterías, esa clase de órdenes no existen y un par de fotos "al azar" serían evidencia insuficiente para una orden restrictiva...sólo que quizá más de 20 no sean tan insignificantes.
Se muerde el labio inferior.

—17— bueno al menos en el peor de los casos un año en la juvenil no será demasiado.

La sonrisa de Gray titubea haciendo que sus comisuras formen una línea horizontal antes de volver a elevarse pero esta vez en una sonrisa diferente, más bien de reproche.

— ¿Sucede algo?— se atreve a indagar al ver que él ha desviado los ojos al suelo por unos segundos.

—Para nada. — Vuelve a enfocarla con sus orbes de plata. —Es sólo que —sacude ligeramente la cabeza como queriendo deshacerse de lo que tiene en ella —Pensaba en una tontería, no sé qué me pasa.

—No creo que lo...

—Debo irme, voy tarde — dice esto mientras consulta su reloj en la mano derecha y toma sus cosas con la izquierda. —Sea cuidadosa con sus cosas— es lo último que Juvia le escucha antes de verlo salir con la elegancia de siempre.

Ella suspira. Sí, para qué seguir negándolo: Gray Fullbuster, su maestro de Geometría Analítica I le atrae sobremanera.

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—Pero Juvia, vamos es viernes. No seas aguafiestas.

—Lo siento— repite la peliazul como por enésima vez en lo que va de la hora. —Pero ya sabes cómo es mi tío.

—Un ogro.

—Estricto.

La pelirrosa rueda los ojos antes de dejarse caer en la colorida cama de su mejor amiga. Una idea la asalta tan repentina e improvisadamente que no puede más que llevarla a cabo de inmediato.

Aprovecha que Juvia está entretenida revisando su cámara para tomar el celular que ha dejado sobre la cómoda y conociendo a su amiga mejor que cualquier otra persona lo desbloquea sin problema alguno.

Tras varios minutos de revisar cada centímetro de su cámara y el estuche de ésta Juvia resopla resignada. Por su visión periférica ve a Meredy mensajeando sin mucha preocupación, sin embargo algo en la imagen le parece fuera de lugar, su atención se centra en la funda repleta de lunares de colores demasiado brillantes y no queda duda.

— ¿Qué haces?— no es que le moleste que su amiga ocupe su celular, pero le extraña que esté mandando mensajes. La conducta poco usual en Meredy siempre es el preludio de una situación en donde ella termina embarrándola de lo lindo.

—Le escribo a Gajeel.

Bueno eso aún no debe encender ninguna alerta en su cabeza per se.
Gajeel Redfox es su primo y el hombre favorito en su vida –al menos hasta hace un par de semanas-. Con ojos de un castaño en extremo rojizo y largo cabello negro es un hombre rudo y de aspecto amedrentador pero que la adoptó por hermana pequeña desde que Juvia tiene memoria.

Es mayor que ella y ya tiene una carrera en leyes, por lo que Porla lo ha llevado a trabajar a su firma con la finalidad de que en algún futuro él pueda quedarse a cargo en lugar de ceder el trabajo de su vida a sus socios. Mejor que se quede en familia que en manos de terceros ambiciosos.

— ¡Listo!— suelta Meredy repentinamente antes de saltar en la mullida cama.

— ¿El qué?— no puede evitar contagiarse irracionalmente de la emoción de la ojiverde.

—Podemos irnos de fiesta— le arroja el celular y Juvia apenas es capaz de atraparlo sin dejar caer lo que ya tenía en las manos.

—Ya te he dicho que...

—Gajeel está con él, dice que tienen mucho trabajo, que no saldrán de la oficina en un buen rato.— Juvia revisa los mensajes para ratificar las palabras de su amiga —Le pedí que te avise cuando salgan, así tenemos suficiente tiempo de volver.

— ¿Accedió así de simple?— no cree que su a veces gruñón primo le facilite una excusa sin indagar demasiado sobre sus planes, ¡por dios que ni ella sabe cuáles son los planes!

—Dijo: nada de drogas, sexo, ni muchachos después de las 10— hace gestos como queriendo imitar al pelinegro. —Supongo que también deberemos evitar el Rock and Roll pero fue ambiguo al respecto.

Juvia se contagia de su risa rápidamente, desea mucho salir a distraerse y bajo la tutela de José esas oportunidades son muy escasas.

—Vamos amargada, se nos va la luz del sol, ¡busca una blusa más sexy y préstame una chaqueta!

— ¡Sí!

En un principio sus retomados planes consisten en pasear por la plaza comercial pero ante la llegada de un par de compañeros de la pelirrosa los planes cambian por otros más tentadores: ir a bailar.
Y así terminan en un particular club nocturno de la clase a la que ambas sólo podrían ir acompañadas –o más bien vigiladas– por sus sobreprotectores primos.

No tienen idea de cómo es que los han dejado pasar ni como han hecho para conseguir que los meseros sigan sirviéndoles tragos sin pedirles su identificación aún, sin embargo Juvia empieza a sospechar que tiene algo que ver con la extremadamente corta falda de una de las chicas del reducido grupo con el que van.

Observa el atuendo de Meredy y seguidamente el propio.

—Siento que en cualquier momento nos echaran de aquí a ti y a mí— se inclina a susurrarle a la pelirrosa mientras le hace un ligero gesto con la cabeza en dirección a las descubiertas mujeres junto a ella.

Como es de esperarse Meredy es capaz de dilucidar lo que su amiga piensa y deslizando una gran sonrisa por sus labios se recoge el cabello antes de quitarse la chaqueta para pasársela a Juvia.

—Mostrémosles que también tenemos 2 grandes razones para seguir aquí— le susurra con una sonrisa pícara que la peliazul parece no entender del todo. —Dame tu blusa y ponte esto arriba.

— ¿Qué?, ¿mi blusa?— no comprende de qué forma intercambiar la prenda superior de sus atuendos cambiaría de alguna forma las cosas.

—Sí. Llevas un strapless negro debajo, ¿no?

— ¿Estás hablando del sujetador de Juvia?— eso último lo ha dicho un poco demasiado alto y la ojiverde se levanta de la mesa tomándola por la muñeca para arrastrarla hacia el baño.

—Exactamente, anda, dámela y ayúdame a hacerle un agarre atrás para que me quede un poco más pegada.

— ¡Si Juvia te da su blusa ella se quedará sin nada!

Entonces las palabras de Meredy cobran sentido y Juvia capta a qué se refería con "2 grandes razones". Baja la vista sobre su pecho y su rostro enrojece por completo.

—No te alteres, no es para tanto, llevas un strapless debajo y con la chaqueta entreabierta se verá bien. Anda tú tendrás el mejor look.

—Pero Juvia no quiere estar desnuda— sabe que está hablando en tercera persona y que su rostro está más rojo que un tomate, pero simplemente no puede pensar en otra cosa que no sea la palabra "desnuda". Esta vez la mente de Meredy ha ido demasiado lejos.

—No seas exagerada, ¿quieres o no más tragos?

—No si Juvia debe quitarse la blusa para conseguirlos.

—Vamos, no seas santurrona, señorita-quiero-tirarme-a-mi-profesor.

— ¡Juvia no...yo no...! ¡Jamás he dicho eso!

—No en voz alta, pero te lo comes con la mirada cada vez que lo vez. — La sola expresión en el rostro de la Loxar responde al comentario de la pelirrosa. —Sólo hazlo y te prometo ayudarte con él.

Meredy ha dicho las palabras mágicas.

—Si hubiese sido Gray el que te pidiera quitarte la blusa seguro no habrías demorado tanto en aceptar— bromea cuando ambas salen del baño con su nuevo y mejorado atuendo.

Juvia sube la cremallera de la chaqueta lo más posible pero las manos de su amiga vuelven a deshacer la mitad de su trabajo una y otra vez, permitiendo que la blanca piel de su escote quede expuesta.

— ¿Dime cómo fue que terminé disfrazada de zorra? — inquiere con la vergüenza tatuada en el rostro.

—No vas de zorra— replica la pelirrosa acomodándole el cabello para que la cubra un poco y pueda sentirse menos cohibida —Te ves bien, anda volvamos.

El pensamiento de que es repugnante que los empleados del lugar falten a la ley ante un poco de piel expuesta va pasando a segundo plano conforme los niveles de alcohol en sangre van subiendo.

Cuando son las 10 de la noche Juvia ya está ebria, Meredy no se ha percatado en qué momento ella bebió tanto pero lo único que le preocupa es llevarla a casa, cosa que dicho sea de paso ella no le está poniendo fácil.

— ¿Quién es la amargada ahora?— Argumenta ligeramente barrido cuando la pelirrosa intenta arrastrarla a la entrada —Esto comenzando a ponerse emocionante.

— ¿En serio?, ¿sabes que sería más emocionante?, llegar antes que tu tío y evitar el sermón de nuestras vidas y que te prohíban volver a verme por ser mala influencia.

La peliazul suelta una risita histérica.

—Nop. — Se suelta de su agarre.

—Por favor Juvia, los demás ya se van y hay unos tipos al fondo que desde hace un rato nos miran de una manera que comienza a ponerme los nervios de punta.

La aludida levanta la cabeza en dirección a donde hizo referencia su amiga y ambas ven como en efecto un grupo de tres hombres de aspecto amedrentador van en su dirección.

—Oh, dios mío, vienen para acá— lloriquea en voz baja antes de volver a tomarla del brazo Larguémonos de aquí. —Juvia se ha quedado parada viendo a algún punto en el lugar y los nervios de Meredy van en aumento con cada paso que esos desconocidos dan. —Te lo ruego, si nos vamos ahora podemos pasar la noche clasificando las fotos que tomaste hasta encontrar las 12 más sexys para un calendario, ¡sólo vámonos ya!

—Juvia ya no tiene las fotos— dice distraídamente.

— ¿Qué?

—Hola, muñecas, ¿buscan compañía?

En el momento en el que se dan cuenta uno de los hombres está frente a ellas demasiado cerca y los otros dos las rodean de una forma poco agradable.

—N-no... — maldita sea la hora en la que se le ocurrió la idea de ir a ese lugar.

—Por favor, unas linduras como ustedes no deben estar solas, podría ser arriesgado.

—No lo están, ellas vienen con nosotros— la voz masculina proviene de la dirección a la que Juvia había estado mirando. Meredy dirige sus ojos esmeralda hacia ese lugar y para su gran sorpresa se topa con el hombre cuyo perfil reconocería en cualquier parte debido a la obsesión de su amiga.

No puede ser otro más que el profesor Gray Fullbuster, lo sabe más por el repentino brillo en los ojos de la peliazul que por su inconfundible aspecto. No está solo, a su lado se encuentra un hombre igual de alto que él pero de cabello rosa palo y bufanda a cuadros que debido a su color blanco resalta como un faro bajo las luces del lugar.

— ¿No me digas? ¿Acaso son sus hermanos?— los ebrios no parecen querer ceder sus presas con facilidad y uno de ellos le hace frente al pelinegro.

—Eso no es asunto tuyo, ¿o sí? — es el de cabello rosa quien habla.

—Lo único que necesitan saber es que si no las dejan en paz habrá problemas— agrega el Fullbuster y les hace un gesto con la mano a ambas chicas. —Juvia es hora de irnos.

No necesita decirlo dos veces cuando la peliazul ya está a su lado y Meredy a su vez se dirige hacia el chico de bufanda que le ha extendido la mano.

Sin demora son conducidas hasta la salida del lugar, Juvia va prácticamente colgada del brazo del pelinegro para caminar derecha.
Meredy la jala para que se controle, pues sabe que si estuviese en sus 5 sentidos nunca haría algo como eso.

— ¿Puedo saber qué diablos hacen aquí?, por lo que sé ninguna de las dos tiene edad suficiente para estar bebiendo en un lugar como este— una vez afuera Gray no se contiene a reprenderlas y sus fieros ojos grises viajan a la pelirrosa —La he visto en Fairy Tail, ¿me equivoco señorita...?

—Meredy, y no señor, no se equivoca, tengo la misma edad que Juvia.

—Relájate cabeza de hielo— interviene el chico de bufanda —Empiezas a sonar como un viejo gruñón, parece que no recuerdas los días en que tú y yo hacíamos lo mismo.

—No te involucres, Natsu, tu viste el lio en el que estuvieron a punto de meterse— clava su mirada firme en ellas pero lucen bastante afectadas por su tono de voz. Se lleva una mano al puente de la nariz intentando serenarse. —Deben irse a sus casas ahora mismo, ¿con quién vinieron?

Meredy recuerda que sus amigos estaban por irse y voltea en todas direcciones intentando hallarlos al tiempo que sostiene a Juvia para evitar que le haga o diga algo a Gray de lo que después se pueda arrepentir.

—Amm, bueno yo... — es obvio que al final las dejaron. El Fullbuster resopla.

—Natsu, ve por tu auto, las llevaremos a su casa.

— ¿Qué?, ¿pero qué pasa con las nenas de allá?— protesta.

—No podemos dejarlas deambular solas a esta hora.

—No es necesario, podemos tomar un taxi, ¿verdad, Juvia? — extraordinariamente al estar sobria le toca a la pelirrosa ser la voz de la conciencia y como a toda chica más de una vez le reiteraron que nunca debía subirse al vehículo de un extraño. No quiere arriesgarse, no con Juvia alcoholizada y dispuesta a saltar a los brazos de ese hombre.

Gray deja escapar una carcajada.

—Es bueno ver que tienen algo de juicio, aunque me temo que su radar está un tanto averiado. A esa clase de hombres deben evitar— señala hacia el club. —Soy maestro, en mí pueden confiar.

—Con todo respeto, profesor Fullbuster, usted también es un hombre y estaba en ese lugar. — argumenta con una sonrisa de lado.

—Buen punto.

El codo de la Loxar se estrella con demasiada fuerza en el tórax de la pelirrosa haciéndola quejarse al instante. Cuando las miradas de ambas se encuentran es evidente que hay molestia en la azul.

—Deja de coquetear con él, ¡es mío! — lo ha dicho tan fuerte y hace tal puchero que Meredy sólo puede pensar en lo avergonzada que estará al otro día.

Durante todo el trayecto de regreso Gray trata de llenar a Juvia de agua mientras que Meredy se ajetrea entre evitar que su amiga se frote cual gato en el brazo del pelinegro y dar instrucciones a Natsu para llegar a su destino.

Cuando aparcan frente a la casa Juvia ha sucumbido ante el cansancio –o la ebriedad, no está segura– y Meredy debe pedirle a Gray que la suba hasta su cuarto en brazos. Oh está tan segura de que su amiga se va a morir de vergüenza cuando le cuente todo que necesita evidencia para perpetuar el momento.

El pelinegro la acomoda sobre su cama pero antes de poder alejarse ella despierta levemente y lo toma por la chaqueta acercándose mucho.

— ¿Tú la tienes?, ¿tomaste la memoria? Juvia no pudo haberla perdido, ¡la necesito!— él sonríe de lado y con cuidado se suelta de su agarre.

Antes de salir de la casa se dirige hacia Meredy.

—Dile a Juvia que quiero hablar con ella el lunes.

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Y hasta aquí de momento, como ya les mencioné será una historia corta de no más de 5 capítulos pero con todo mi amor para ustedes.

Por favor no olviden dejarme sus hermosísimos reviews con su opinión, sugerencia, saludo, etc.

Nos leeremos pronto ;D