Capitulo I

Hier

"Y después de tantas vidas…descubro que todos los caminos siempre me han conducido al mismo lugar"

Nueva Zelanda 2017

-¿Te has enamorado alguna vez?

¿A quien no le han hecho esa pregunta? Y en su caso la respuesta habría sido no. Si podemos confiar en que solo es real lo que somos capaces de recordar...Entonces si era un no; ¿como se explicaría que pudiera estremecerse al pensar en un beso jamás dado, o en un rostro que aun sin verlo podría reconocer entre millones de rostros...? ¿Podrían sus oídos deleitarse con el sonido de una voz que jamás han escuchado y que sin embargo acunaba los más dulces momentos dentro de sus sueños? ¿O podría sentir latir su corazón con la violencia de las olas rompiendo contra las rocas y sonrojarse hasta sentirse ardiendo entre las brazas solo por imaginar sus brazos alrededor de su cuerpo y su boca rozando la suya..?

Paris 1832

¡Eloise! - Escuchó los gritos que venían desde lejos y se detuvo en su solitaria marcha

El hombre de rostro arrebatado se detuvo junto a ella para tomar aliento

-Te he seguido desde la Plaza de La Bastilla, si que caminas rápido mujer!

Eloise sonrió y se encogió de hombros

-Lo siento Virgile, realmente no sabía que venias detrás...¿sucede algo?

El hombre, que había permanecido con su cuerpo doblado y sus manos sobre sus rodillas, esperando recuperar algo del aire perdido, negó con su cabeza

-Nada urgente, solo quería preguntarte si tienes planes para hoy a la noche

Eloise suspiro

-En realidad si...

Dijo sabiendo que debía anotar aquella mentira para llevar un registro de las veces que utilizaba este recurso para salir airosa de alguna propuesta amorosa, aun cuando Virgile era alguien que le inspiraba un gran afecto y admiración

-Pero podrías acompañarme a la Biblioteca Nacional si quieres...

El hombre asintió dejando su primera decepción bastante bien disimulada. Eloise lo tomó por el brazo y ambos se pusieron en marcha sonriendo

-Se que debería dejar de insistir...

Dijo el hombre con aire resignado mientras Eloise se sentaba en un extremo de la larga mesa bastante alejada del resto de los estudiantes que allí se reunían, excepto por un par que estaban a poca distancia y abría despreocupadamente un libro, como si no le prestara demasiada atención

-No quiero ser de esos que se atreven a ser tan molestos que terminan cansando

Eloise acaricio la pagina del libro con sus dedos

-Adoro la poesía...

Dijo como si no le importara que su propósito era ignorar las intenciones de Virgile, quien dándose por aludido suspiro y asintió, porque la adoraba demasiado como para siquiera contradecir alguna de sus palabras

-El arte de la inspiración...¿que pena tallaba el alma de estos hombres para inspirarlos tan cruelmente?

Decía casi en un suspiro

-A mi me inspira solo mirarte...

De pronto, el clima intenso se rompió con una pequeña y burlona carcajada que provino del otro lado de la mesa. Tanto Eloise como Virgile alzaron la vista para mirar al atrevido y asegurarse de que el atrevimiento les incumbía.

El joven no estaba disimulando su actitud, al contrario en cuanto Eloise lo miró movió la cabeza en un gesto que pretendió ser galante y le sonrió pícaramente

El joven, de cabellos oscuros y despeinados no estaba solo, lo acompañaba otro joven, algo mas alineado que no parecía querer participar de su burla y fruncía su ceño mirándolo sentencioso.

Eloise, le echó una mirada penetrante, no supo ella entonces que jamás dejaría de mirarlo, no supo él que nunca más podría vivir sin su mirada.

Entonces solo cruzaron sus miradas y fue aquello como el estallido de mil soles cuyo destello trataron de evitar escondiendo sus verdaderos sentimientos, él en su irónica expresión, ella en su enojo

Pero Virgile era por demás caballero así que pretendió no responder a lo que ya entendía había sido una burla y prosiguió tratando de recuperar la atención de Eloise, triste tarea que jamás lograría.

-Como te decía...también amo la poesía...

Aunque aquello, y Eloise los sabia, no era del todo cierto, ella admiraba que él tratara de acercársele, aun cual sabia que jamás lograría su cometido.

-He leído...

Decía esforzándose en recordar algo que debía tener en la cabeza ¿donde estaba aquella frase? la había ensayado tantas veces...

Mientras tanto Eloise había apartado sus ojos del joven aunque no realmente. Había pretendido ignorarlo con un aire indiferente, él se había quedado viéndola aun con su expresión sonriente mientras su amigo golpeaba su hombro tratando de llamar su atención.

No paso mucho antes de que volviera a alzar su mirada hacia él para encontrarse con que sus ojos seguían viéndola.

Entonces ella no aparto su mirada esta vez

-¿Te conozco?

Le preguntó con aire solemne, él alzó las cejas y sonrió más ampliamente

-De ser así no me habrías olvidado...

Eloise pensó que tanta presunción debía ser considerada un delito

pero no pudo evitar menear su cabeza y suspirar

Virgile frunció su ceño y le dedico otra mirada furtiva al descarado

-Y es posible que tampoco lo hiciera yo...

Dijo suavizando su exagerada y galante presunción, a lo que Virgile se remitió a mirarlos mas detenidamente, notando, solo por un instante, que ambos tenían algo mas en sus miradas…debían ser sus celos –pensó- pues celaba cada cosa que se podía en el camino de Eloise

Eloise volvió a suspirar y meneando su cabeza trato de centrar su atención en Virgile que allí la aguardaba aunque con su ceño fruncido

Debía hacer algo, ese atrevido joven no podía simplemente hablarle a su Eloise y el quedarse sin hacer nada, aun con su caballerosidad luchando por callar.

Así que carraspeó y giró para mirarlo de frente

-Creo que estas molestando a la señorita con tus palabras…

El joven alzó sus cejas y la miró a ella, ignorando descaradamente a Virgile

-¿Lo hice?

Y dijo esto con la misma sonrisa sinvergüenza que ya había mostrado antes. Eloise tragó como plomo, mas tarde sabría el por que.

Puso su mano sobre el brazo de Virgile delicadamente y lo atrajo hacia su mirada

-No le prestes atención…¿Me decías?

Virgile también suspiro ahora resignado y volvio sus ojos a ella mientras trataba de hablarle por lo bajo para no ser oído

-Nada que pudiera importarte creo...tratas de evitarme y yo juego a que no lo noto...

Eloise se sintió profundamente apenada

-Lo siento tanto...

Le dijo ella

-No lo hagas...

Le respondió Virgile

-Eres gentil conmigo y yo te engaño, quiero conquistarte con mentiras...

Ella lo miro confundida

-No he leído un libro de poesía completo en toda mi vida, jamás le había prestado atención a tal cosa excepto cuando te conocí...

Ella sonrió y torció su cabe a un lado

-Pero no quieres nada conmigo...entiendo eso...no tienes que seguir evitándome…hasta venir a la biblioteca ha sido un modo de evitar mis intenciones…

Otra vez la voz de aquel atrevido joven se dejó oír

-A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.

Y su voz, aun cuando se oía presuntuosa, se metió en el corazón de Eloise, jamás dejaría su lugar.

Ella volvió su mirada al joven...

-Decía Don De La Fontaine...no yo...

Lo miro unos segundos mezcla de enojo y fascinación y llevó su mirada al libro que aun sostenía entre sus manos, dejo sus ojos allí por unos segundos y volvió a mirarlo casi sorprendida, pero pronto disimuló esto y lo cerró con rudeza y volvió a mira a Virgile

-¿Sabes que querido Virgile?

Y puso su mano en su mejilla haciendo que este se sobresaltara

-Acepto cenar contigo esta noche...o ir a caminar por la plaza...lo que prefieras...

El joven borró su sonrisa unos segundos, Eloise lo miró desafiante y alzando sus cejas, él volvió a sonreír

Eloise se levantó seguida por Virgile y olvidó el libro sobre la mesa, en su tapa se podía leer Jean de La Fontaine