Cazadores de la Tríada.

No se como, pero terminé investigando MUCHO de criaturas sobrenaturales… al grado de encontrarme leyendo un articulo de wikipedia y terminar descargándome libros de consulta. ¿Que puedo decir?... tengo una adicción enfermiza a la lectura.
En fin… creo… CREO que este podría ser mi siguiente Fic largo en FF… (Con todos los que he dejado inconclusos por ahí, lalalala cierto es que la vida es maravillosa… pero los continuaré pronto).

En fin

South Park no me pertenece, ni sus personajes ni la historia original… solo los utilizo para fusionarlos con vampiros, hombres lobo, dragones y castillos.

En una época antigua y oscura, donde la ignorancia y los problemas abundan, que los grandes señores son aquellos que poseen tierras descomunales y lacayos al por mayor, fue en un tiempo como ese, tan cubierto por la neblina como las calles rocosas de la plaza principal, en que una noche parecida a las miles que le sucedieron, una joven de cabellera marrón en tonos verdes, llegó a bordo de una carreta lenta y previsora. Era South Park, el pueblo de la noche eterna. Aquel sitio era al que todos los religiosos y precavidos temían… aquel lugar que no se menciona… porque en él habitan criaturas que en rara ocasión son amistosas… y no cualquiera las puede ver, quien lo hace, difícilmente sobrevive.
Karen McCormick era una dhampiro, es decir, hija de un vampiro y un humano. En su familia eran tres hermanos con ella; su hermano mayor Kevin, un vampiro nigromante, capaz de hablar con los espíritus, su otro hermano Kenny, un vampiro común que habitaba aquel pueblito de la Europa antigua. Karen era una criatura extraordinaria, no solo por su condición semi-vampírica, sino por ser la única dhampiro femenina en todo el mundo. Sus hermanos la enviaron lejos, junto a los "mortales", para que tuviera una vida medianamente normal… pero la necesidad la había puesto de nuevo en su camino. Como dhampiro, su deber era el de exorcizar y cazar a la raza que le dio la vida, pero que tomaba de otras la energía para existir. Eso es correcto… Karen McCormick era una cazadora de vampiros.
Cuatro meses atrás, Karen recibió la angustiante carta de su medio hermano, Kenny. En esta, el joven le pedía que llegara a South Park, un pueblito montañés plagado de criaturas sobrenaturales donde comenzó a entretejerse un misterio que ponía al borde del peligro su existencia.

– Bienvenida de nuevo, Karen. – Bajo cortinas de neblina que acompañaban constantemente a la penumbra nocturna en aquel lugar, Kenny McCormick apretó en un gran abrazo a su amada hermana. El era un joven que no aparentaba más de 21 años, con una cabellera rubia revuelta y opacada por algo grasiento sobre ella, unos atractivos ojos azules celestes y una dentadura blanca e impecable. Vestía con el estilo típico de la época victoriana, un traje anaranjado oscuro y unos botines negros. Su camiseta era blanca y los puños tenían satín dorado en el borde. – Temía que no llegaras a tiempo.

– Tres de la mañana en punto, Kenny… tal y como lo pediste.

– Eso es bueno… ahora, vayamos al "pozo".

Sin permitir que hiciera alguna pregunta, el muchacho tomó a la chica por el brazo, entregó algunas monedas al hombre en la carreta y anduvo rápido en dirección del puente del pueblo. Era de piedras pulidas, grises y rojizas, con el nauseabundo aroma de lo podrido bajo él. Aquel lugar servía de desagüe para las tropas y normalmente corrían bajo él pequeñas corrientes con sangre o vino, estancándose con frecuencia y siendo aseados con mucha menos.

Karen miró en todas direcciones, no parecía haber ni una sola alma en el pueblo entero. Pensó que quizá por eso era que todo el mudo temía a South Park y no por la existencia de centenares de criaturas sobrenaturales.
Entonces sucedió algo que, incluso para una cazadora como ella, resultó extraño. Kenny la llevó bajo un frondoso árbol de hojas caídas, todas y cada una de las ramas parecían estar llorando, ocultando en la oscuridad perpetua de su sombra un tenebroso vacío negro que hizo a la chica sentir un escalofrío por demás tenebroso. Entonces el viento sopló lentamente, rozando, acariciando con delicadeza la gabardina café que llevaba encima. Era como si el árbol los llevara hacia ellos o al menos intentara llamar su atención.

– ¿Alguna vez has oído hablar de un "warglok"? – Preguntó el rubio tomando con firmeza el brazo de su hermana. La luna llena sobre ellos comenzó a perder su claridad. Karen miró a Kenneth algo asustada, pero se mantuvo firme. Justo entonces cayó en cuenta de que la luna perdía más y mas su brillo, tiñéndose de gris, como si hubiera un eclipse rápido y sin previo aviso. Cuando terminó de pintarse en ese tono opaco, pasó a pintarse lentamente en el color de la sangre.

– ¿Warglok?, si… los conozco… he leído y visto cuadros, pinturas, murales… pero jamás…

–…has visto uno… – Completó el rubio, entonces la luna ya era rojo sangre y el pueblo entero se tiñó de algo parecido a los rayos infrarrojos, una tenue capa de color carmín que oprimía cualquier color que no fuera ese. Kenny sonrió divertido. – Entonces esto va a ser una aventura nueva… no lo mires a los ojos, si se te queda viendo, de inmediato mira en otra dirección… si escuchas un ruido parecido al de un castañeo o un serpenteo profundo, por ningún motivo te vayas a mover…

– ¿Vamos a ver un warglok, cierto? – Karen no había mentido, tenia mucha información respecto a esas criaturas. Los registros humanos decían que se trataba de una bestia aterradora y horrible, muchas veces relacionada con el fin del mundo. Algunas veces se les describía del tamaño de una casa, en el mejor de los casos… en el peor, comían castillos en dos bocados. Su cuerpo parecía una extraña mezcla entre un león y un águila, pero no tan hermosos como los grifos ni con aquella tranquilidad que definía a esas criaturas. Su cuerpo entero estaba cubierto por millares de plumas oscuras y su hocico en realidad era como un pico. Sus patas eran las de un ave y su cola, tan larga como la muralla que defendía los pueblos capitalinos, estaba cubierta por un veneno que le escurría alrededor de toda su extensión. No eran amistosos ni cordiales… les molestaba el movimiento repentino y al "esponjar" su propio pelaje, eran capaces de soltar descargas que hacían parecer a los relámpagos meras chispitas. En definitiva, Karen nunca había visto uno… y preferiblemente, hubiera deseado jamás verlo… – ¿Lo atraparemos o…?

– ¿Atraparlo? – Kenny miró indignado a la chica unos segundos y después miró de nuevo hacia el árbol. El suelo comenzó a desmoronarse, sin embargo ellos seguían suspendidos en el espacio. – Miden lo que un castillo… tendremos suerte si no decide desquitar su hambre con nosotros…

Karen apretó levemente la mano de Kenny y este notó por primera vez algo parecido al sudor en ella. Sonrió feliz por volver a verla tal y como la recordaba… como una simple niña…

– No te preocupes… solo bromeaba… es un conocido, en parte por él es que has venido aquí. Procura no hablar… es un tipo bastante especial, le molestan los sonidos fuertes y los movimientos bruscos. Siempre está de mal humor, así que no te asustes si brama demasiado… él sabe que no somos su enemigo.

– ¿Y como se llama?, porque esas cosas también tienen nombre, ¿no?

Kenny se rió bajito, en el mismo momento en que la tierra reapareció, pero como un sitio completamente distinto. Parecían las ruinas de una iglesia, con cruces y figuras rotas por todas partes, de arena y adobe gastado. El sitio apenas y era alcanzado por la luz lunar, pues la sombra era tan grande que cubría varios cientos de metros. Karen miró por encima de su cabeza… ¿8?... quizá 9 vitrales azul marino y verde acuoso. Kenny caminó frente a ella, sin soltar su mano y dirigiéndola dentro de las ruinas. Entonces la chica sintió el pesado y abrazador instinto por tomar el látigo que llevaba sobre el cinturón. Kenny previno su movimiento y la jaloneó para impedirlo.

– ¡Ni siquiera te atrevas!... si te cree una amenaza…

Las puertas se abrieron lentamente… con ese chillido escalofriante que suele acompañar el oxido en las bisagras viejas. Tanto Kenny, como Karen miraron pasmados la acción… esperando algún segundo movimiento… algunos segundos de silencio… entonces Kenny soltó ligeramente a la chica y asomó la cabeza como si intentara "distinguir" la oscuridad negra que se reflejaba en el interior de la morada. Karen aguardó donde estaba… solo esperando a ver al dichoso warglok… quería descubrir con sus propios ojos a una bestia tan difícil de conocer para los humanos. Entonces la realidad le hizo maldecir ese deseo… el terror se apoderó de ella y por primera ocasión en su vida sintió que ser una cazadora sobrenatural no era útil en lo absoluto…

…aquel portón de al menos 20 metros de altura, negro en su totalidad, no era siquiera el perfil de la criatura… solamente media lo que su ojo…
Era descomunal… ahora sabia de donde provenían tantas leyendas de "dragones que comen países enteros". Para temor de los dos hermanos, la criatura abrió su ojo, de una pupila negra y siniestra, que al enfocar bien la vista, su iris se volvía una fina línea vertical. Como para desear salir corriendo de ahí…

– Oh, vaya… creía que estarías dormido. – Comenzó Kenny, no parecía asustado en lo absoluto. – Ella viene conmigo, necesitamos ir al pozo. – Karen se acercó a su hermano, con pasos lentos y calculados… no fuera que molestara a aquella espantosa criatura.

Como aquella construcción carecía de techo, fue fácil para la bestia asomar la cabeza por encima del edificio. Viéndolo aun más, el temor era cada vez más grande. Karen pensó que si volvía a la tierra humana, tendría mucho que contar a los estudiosos que diferían entre el tamaño real de un warglok.
Entonces la criatura negra castañeó los dientes… mala señal…

– Tu pasas… ella no… – Ladeó la cabeza y agachó el pico a la altura del rubio. Karen retrocedió rápidamente y colocó su mano en el látigo, sacándolo de la funda. Pésima elección… el warglok dejó de mirar a Kenny y concentró su atención en la chica. Karen recordó el consejo de Kenny y aun escuchando aquel castañeo tan tenebroso y sabiéndose observaba por esa criatura, miró en dirección del suelo, como si la tierra fuera la cosa más emocionante del mundo. Aun así sentía la respiración del monstruo sobre su cabeza…

– ¡Oh, vamos!, bien sabes que si fuera peligrosa no la hubiera traído hasta aquí… es mi hermana, la cazadora de vampiros… ella nos ayudará… sabes que solo es cosa de tiempo antes de que lleguen a la Tríada…

El warglok aguardó unos segundos más… un silencio por demás incómodo… entonces un sonido parecido al de unas rocas cayendo en la lejanía lo sacaron de su pensamiento e hizo que corriera a una velocidad incomprensible para Karen, en dirección del lado contrario a ellos.

– Supongo que eso es un si… ¿lo ves?... no es tan malvado… aunque lo agarramos de buen humor… que si no… su olfato es PER–FEC–TO, puede encontrar personas de otro país…

Entonces Kenny guió de nuevo a su hermana dentro de las ruinas, justo donde una pequeña fuente que alguna vez albergó agua bendita, ahora era nada más que una figura ovalada que colgaba de una pared. Kenny sacó una pequeña bolsa hecha de cuero cosido y vertió agua en ella… Karen pudo ver como el suelo de la pared se abría y dejaba ver algo parecido a una cocina… y en el fondo, justo tras un portón, lo que parecía ser una cantina. El ruido era estrepitoso y hacia que los gritos y las carcajadas llegaran hasta ahí afuera, a las ruinas.
Antes de entrar por completo en el pasadizo, Karen volvió a mirar en dirección de un enorme monte que se erguía a espaldas de aquellas ruinas… allá estaba el warglok cubriendo la extensión de lo que parecía haber sido una torre… era enorme y oscura, pero justo en la cima, donde el warglok descansaba su cabeza, se alcanzaba a percibir una pequeña antorcha encendida, como si alguien estuviera ahí dentro…
Entonces Kenny la saco de sus pensamientos.

– Ah… y por ningún motivo te acerques a la torre si yo no estoy cerca… – El portal que acababa de abrir comenzó a cerrarse lentamente, así que ambos tuvieron que entrar con velocidad. Finalmente se cerró tras ellos y fue como si nunca hubieran estado ahí. –…porque es un guardián muy celoso.

Kenny dejó que Karen comiera algo mientras el pasaba a la cantina para arreglar sus asuntos pendientes. La chica echó un vistazo rápido a su alrededor. No lucha mas profundo que una posada cualquiera. Los muebles de madera y las botellas de licor incontables que decoraban todo el lugar le hacían pensar que aquel lugar no era limpiado desde hacia años… había ratas intentando devorar un pan francés.

– Asco… – De pronto, una explosión que hizo temblar los estantes de la cocina, hizo a la chica salir corriendo con el látigo en mano. Había decenas de criaturas extrañas del otro lado, fuera de la cocina. Gnomos, ogros, demonios gato, hombres con cabezas de animales y bestias parecidas a lagartijas de tamaño humano. Todos corrían en direcciones diferentes, asustados por un fuego azul rey que se extendía en todo el lugar. Extrañamente, Karen notó que ese fuego no era capaz de herirla. Fustigó un momento a las criaturas y estas rompieron la estructura del techo, haciéndola saltar en un giro mortal de regreso a al cocina. Su aroma semi-humano la delató y los demonios gato se lanzaron contra ella. – ¡Kenny!, ¡Kenny, hermano!

Entre las llamaradas azules, Karen alcanzó a ver antes de volver para encerrarse en la cocina, a su hermano noqueado sobre la barra de los vinos, completamente inconsciente y siendo cargado por un extraño con una capucha negra. Aun con todo su poder, no pudo impedir que se llevara al rubio y se perdiera entre el fuego.

– ¡No!

Pero ella tenía peores problemas… las bestias gato rasguñaban la puerta fieramente. El pasador de madera no resistiría demasiado tiempo los golpes de aquellas zarpas de uñas afiladas.
Estaba encerrada en aquella cocina sin salida alguna. Sabia que podía defenderse de esas bestias, lo había hecho antes… pero aun si escapaba, no tenia la menor idea de a donde ir… su hermano la había dejado sola en el pueblo fantasma con mayor numero de habitantes sobrenaturales… sola… a merced del mundo.
Entonces las bestias terminaron de romper aquel portón…

…pero algo las detuvo…

Como si aspiraran el aroma en el aire, las bestias agacharon sus cabezas y con un gesto parecido al de un minino asustado, salieron corriendo de ahí. Para Karen fue menos perceptible, hasta que lo tuvo cerca. Un asqueroso aroma a perro mojado…

– ¿Hay alguien ahí? – La chica extendió el látigo y tomó un crucifijo afilado en su mano derecha.

– ¡Te encontré! – Contestó un desconocido, tomándola del brazo con brusquedad y apartando el crucifijo de entre sus dedos. Tomó el objeto y al instante este ardió en llamas. Karen lo observó unos segundos, pero ni eso activó su memoria. No recordaba haberlo visto antes. – Estas cosas… son peligrosas.

– ¿Quién eres? – Karen pudo observar a un muchacho rubio de brillantes ojos anaranjados, llevaba el cabello peinado hacia atrás y una gabardina anaranjada, pantalones cafés y un par de guantes del mismo color. Tras él apareció una morena de ojos morados y cabellera larga.

– ¡Vámonos de una buena vez, Gregory!

– En eso estoy, Wendy… – El chico tiró las cenizas del artefacto religioso y extendió la mano a Karen para que se pusiera de pie. – Bienvenida a South Park, señorita McCormick. Soy un kyubi no kitsune…

– ¿Un zorro de nueve colas? – La chica abrió los ojos perpleja y se puso de pie sin ayuda del extraño, dejando su mano extendida en el aire. – ¿Y que hace un zorro en el lugar donde secuestraron a mi hermano?

– ¿Yo?... soy igual a usted, señorita… un guardián de la Tríada… lo que significa que debemos destruirla.

\…*+*…/

Aquel sitio no era más que un pozo amueblado. Corriendo bajo las sombras tenebrosas de la noche, Karen, el zorro y la morena que lo acompañaba, llegaron hasta el sitio donde se suponía, iban a comenzar a recolectar pistas del paradero de Kenny McCormick. Karen estaba muy preocupada, se sentía inútil y humillada. Estuvo tan cerca de su hermano, sin embargo lo dejó ir… no había cambiado en lo absoluto. Seguía siendo una niña estúpida.

– ¿A que te refieres con "destruir la Tríada"?, ¿no se supone que un guardián hace todo lo contrario? – La mazmorra donde entraron estaba por debajo del suelo, una puerta estaba colocada como si la tierra tuviera una entrada subterránea, después descendían por unas cuantas escaleras y finalmente llegaban a lo que era una sola habitación, pero de gran tamaño, amueblada con sillones de terciopelo rasgado, mesitas de café, gabinetes y un portón de madera en el fondo que probablemente era la entrada a una segunda habitación.

– Eso quisiera comentarle… si tan solo… – El muchacho de cabellera dorada observó en todas direcciones, pero no parecía encontrar lo que deseaba. Finalmente, la chica se dejó caer cansada en uno de los sillones para quitarse aquel par de botines metálicos. – ¿Christophe?, ¡Christophe!... ¿moviste mis libros de nuevo?

Karen miró a la morena, pero esta seguía en su trabajo… ¿ella no era "Christophe"?
Entonces un pequeño rechinido abrió la puerta lentamente… muy lentamente… la chica debería estar acostumbrada a esa situación, pero aun seguía siendo escalofriante.

Fue en ese momento, que una criatura oscura de un color café opaco, con un pelaje largo y espeso, salió de aquella habitación. Karen estaba acostumbrada a esas bestias en particular, era de las criaturas sobrenaturales que mas abundaban sobre la tierra humana.
Un hombre lobo en su forma de bestia.

– Je n'ai pas touché à rien ... Qui est-elle?

– Ella es el ultimo guardián… atacaron la cantina hace unos momentos… perdimos una parte de la tríada. – Comentó con seriedad el rubio al lobo. Este observó detenidamente a la chica y después se recostó poco interesado a un costado del sillón más grande de todos.

– Jamás conocí un hombre lobo de Francia… – Reconoció Karen. El animal castaño la miró y resopló molesto. – Creía que todos eran ingleses…

– Yo soy inglés – Comentó divertido el zorro, solo para evitar que la otra criatura se molestara demasiado. – Pero hace tres generaciones, mi familia se casó con una familia japonesa… y aquí estoy… señorita, please…

El muchacho extendió la mano, pidiendo amablemente que tomara asiento. Karen lo observó seria, mas no aceptó su gesto. Finalmente el chico suspiró cansado.

– Mi nombre es Gregory Fields(*), soy uno de los guardianes de la Tríada… mi deber, NUESTRO deber es mantener la estabilidad entre nuestro mundo y el mundo de los humanos. En los últimos años, los humanos y las… ¿Cómo nos llaman ustedes?

– Criaturas sobrenaturales. – Contestaron Wendy y Karen al mismo tiempo.

– Eso… los humanos y las criaturas sobrenaturales han tenido una cantidad enorme de encuentros entre si… actualmente, es casi normal que uno de nosotros atraviese el portal hacia el mundo humano y cree "leyendas" acerca de nuestra existencia… mientras las cosas fueran de ese modo, la estabilidad, o el "equilibrio", no se rompería. Ustedes tienen exterminadores… o "cazadores", como se llaman a si mismos… lamentablemente, los humanos han quebrantado las reglas y han matado indiscriminadamente a toda criatura sobrenatural en su mundo y encima buscan llegar al nuestro para poner fin a la existencia de los espíritus…

– Dices que… ¿es correcto que los monstruos y los humanos se maten entre ellos, siempre que un lado no sobrepase al otro?

– Esa es la idea… las anormalidades que ustedes llaman "poderes", no son mas que la extensión de nuestra propia espiritualidad… pero tiene limitaciones que los poderes humanos no tienen. En los últimos 10 años, los humanos han arrasado cada monstruo, cada espectro en su tierra… eso ha creado pequeños grupos rebeldes entre los "nuestros" que desean llevar el terror y la guerra hacia ellos… ¿sabe usted que es la Tríada?

– Escuché historias… leí algunos papiros… es la puerta entre nuestro mundo y el suyo, ¿no es cierto?

– Así es… los guardianes de la Tríada buscamos detener el paso de los humanos a nuestro mundo, por su y nuestra protección… pero la Triada no es solo un objeto, señorita McCormick… es una pequeña joya que se encuentra dentro de 4 entes que nosotros protegemos con nuestras vidas.

– Espera… Tríada… – No quería hacer ese comentario, pero la duda era mas grande que su imagen. – ¿no es una palabra para designar el numero 3?

– Eso es verdad… eran 3 triángulos en un principio… pero con el paso de los años, uno se rompió en dos por culpa del ente que lo resguardaba, dando como resultado en 4 rocas para el portal.

– ¿Mi hermano que tiene que ver en todo esto?, ¿Por qué lo secuestraron? – Wendy y el lobo miraron a la chica serios… mientras que el rubio lo hizo con pena. Guardaron silencio por unos segundos hasta que el zorro se acercó hasta Karen y puso su mano sobre su hombro.

– Kenneth McCormick posee uno de las piezas que contienen la Tríada… era su portador y probablemente quien lo tenga, ha deseado arrebatársela…

– ¿Que sucede cuando… un portador pierde la Tríada?

Otro silencio incomodo… nadie ahí quería pensar en lo que habían visto ya una vez… en lo que tuvieron que soportar…

– Los guardianes, señorita… – Finalizó el rubio. – Como le dije en un principio, debemos cuidar a los entes que protegen la Tríada… si cae en manos equivocadas, esta podría poner fin a una especie… por eso, antes de ser capturada, debemos asesinar a quien la porta para que jamás puedan encontrar esa pieza… si un portador pierde la Tríada en manos de un "no guardián"… este muere…

\…*+*…/

En menos de una hora, aquel lugar estaba repleto. Criaturas sobrenaturales de todos los tipos estaban ahí, todos discutían acaloradamente la situación.
Karen se encontraba desesperada… su hermano estaba perdido y lo que era peor… cada segundo que pasaba, las probabilidades de encontrarlo con vida eran menos… quería llorar, pero su orgullo se lo impedía. Sentía que no tenía el derecho.

– Puede ir a descansar a la habitación de atrás, señorita Karen. – Consintió Gregory, acercándose a la chica junto a la puerta. – Y por favor, no haga una locura… no intente ir a buscar sola a McCormick… los humanos están prohibidos en South Park, si el warglok se entera que está aquí, no podré ayudarla…

…"el warglok"…

Entonces Karen recordó lo que Kenny le dijo sobre ellos…

"su olfato es PER–FEC–TO, puede encontrar personas de otro país…"

¡Bingo!, tenía la respuesta… pero sabía que Gregory podría intervenir si le decía que el warglok le había permitido entrar en South Park. Aceptó con la cabeza y esperó a que el rubio volviera a su reunión. Eso era un asunto entre ella y su hermano… tenia que encontrar a Kenny…

Con mucha discreción y ayudándose de sus propias habilidades de camuflaje como cazadora, Karen salió desapercibida por aquella puerta sobre el techo. Estaba en un lugar desconocido entre toda clase de monstruos, pero confiaba en que hallaría la forma de llegar con aquella criatura espeluznante… todo fuera por Kenny.

Entonces algo saltó en su contra y la tumbó de lleno sobre la puerta. Era aquel lobo gigantesco que vio en el pozo.

– Gregory te dijo que permanecieras adentro…

– ¡No me puedo quedar de brazos cruzados! – Respondió enfadada, metiendo velozmente una de sus manos dentro de sus bolsillos y sacando lo que parecía ser una daga. Con el simple roce entre el cabello de Christophe y el arma, toda la zona ardió en llamas leves, haciéndolo saltar lejos de ella.

– Plata… – Murmuró por demás enfadado. – Eso no podrá protegerte todo el tiempo…

– Pero lo hará hasta que llegue al warglok… quítate de mi camino… – Al escuchar la palabra "warglok", el lobo se quedó estático y se tumbó de sentón sobre el suelo. ¿Estaba loca o simplemente era estúpida?

– Si te ve, te comerá, ¿para eso has venido?, ¿para ser su aperitivo?

– Él sabe que estoy aquí… Kenny me llevó a las ruinas donde habita… escúchame, por favor… no tengo tiempo para peleas, mi hermano está allá afuera en manos de algún demente y cada minuto que espero a que ustedes hagan algo, mas lógico se vuelve dentro de su cabeza el dejarlo morir para pasar a proteger el siguiente trozo de Tríada, ¿no es cierto?

Christophe estaba asombrado… no era tan estúpida como pensó en un principio.

– Es correcto…

– Entonces no te opongas y quítate de mi camino…

El lobo la miró seriamente, después observó dentro del pozo, donde Gregory discutía con un par de gusanos de media tonelada. Estaba ocupado haciendo lo que la chica buscaba evitar. Sobre todas las cosas… el también necesitaba respuestas sobre la Tríada…

– Solo los que lloran mientras caen pueden llegar hasta él… eso dicen, yo normalmente uso un portal, pero fue destruido hace semanas… ¿Cómo se supone que lo encontremos?

– Debe haber una forma… guíame a la cantina, m hermano abrió un portal gracias al agua… alguna pista debe haber entre los escombros…

Sin preguntar nada más, Christophe tomó del hocico a la chica y la subió en su lomo, comenzando a correr a toda velocidad en dirección de la luna, la cual era menguante. Solo para no tener que soportar aquel fio aburrida, Karen comenzó…

– ¿No solo se transforman en luna llena?

– No se si quiero que una vampiresa sepa demasiado de mi clan…

– También tengo sangre de humano…

– ¿"Dhampiro"?... jamás conocí una hembra… ¿no son todos machos?

– No se si quiero que un hombre lobo sepa demasiado de mi clan… – Se burló la chica, haciendo gruñir levemente al lobo. Ella se comportaba como aquel zorro molesto que el jugaba toda clase de bromas. Ella lo notó divertida, pero contuvo la risa y se agarró con mayor firmeza al pelaje. – Soy la única en todo el mundo… ¿Por qué no usas tu forma humana?

– Es mucho más cómoda esta apariencia… además, es más fácil aparearse de este modo…

Karen casi se cae con ese comentario. No sabia si lo decía en serio o en broma… pero probablemente era la primera, así que no hizo comentarios a respecto.

– Entonces, ¿tu y el zorro…?

– Bájate… – Ordenó el lobo seriamente.

– Perdona, no quise decir que…

– ¿De que hablas?, ya llegamos… – Karen observó aquel lugar, por primera ocasión lo veía de frente y estaba destruido… era una pena… – La cocina es lo único que permanece medianamente.

– Es lo único que necesito… si encuentro la forma de llegar hasta él, ¿tu también irás?... es decir… ¿no te da miedo?

Christophe la observó indignada, después se sacudió algunas cenizas que había debajo de él.

– A muy pocas cosas les temo y un warglok gruñón no es una de ellas… aunque cierto respeto mantengo hacia el, no se mete en mis asuntos, por eso jamás me meto en los suyos… tu eres quien debería temer… los warglok son criaturas sabias y contemplativas, pero ninguna tolera a los humanos y precisamente en humanos tienen basada su dieta… ¿no estas asustada?

– Nunca mas… debo recuperar a mi hermano y se que esa cosa puede ayudarme…

– Para empezar – Interrumpió el castaño. – Su nombre es Craig Tucker… y si lo llamas "cosa", es probable que para antes de que digas "Hola", te habrá metido en sus fauces…

(*) Le puse Fields a Gregory, porque la verdad no se cual es su apellido real y estoy casi por completo en seguridad de que no tiene jajaja, pero he leído unos fics aquí en FF que lo denominan de esta forma, así que lo adopté. Espero no se molesten.

Pues bien, así comienza este nuevo Fic. Espero que le hayan entendido, porque esta medio revuelto… dicen… pero bueno.
Va a tener las parejas habituales mas algunas otras por ahí… la verdad es que aun no defino la pareja central, por eso quiero dejarlo con el nombre de Karen por ahora, ya después cambiaré el SUMMARY.
Gracias por leer :)

Los veo en otro capitulo, cuídense mucho.

By: Roglia15