Personajes originales: de Hiro Mashima
SPOILER *Historia situada a partir del manga 443*
Levy no podía dormir. Llevaba un buen rato dando vueltas en el futon, así que decidió darse un baño para poder relajarse.
-Espero que no haya más incidentes por hoy -pensó con resignación.
Con cuidado de no despertar a las chicas, fue metiendo en la bolsa unas toallas y el aseo. Por último se puso su albornoz y sandalias a juego, y cruzó de puntillas la habitación hasta llegar a la puerta. No sin antes percatarse de que Juvia hablaba en sueños mientras abrazaba su almohada.
-Gray-samaaaa~ Vayamos a darnos un baño juntos bajo las estrellaaaaas… -dijo embelesada.
Levy se rio entre dientes y se fue hacia las termas. Una vez allí, y como era de esperarse a las tres de la madrugada, no había nadie. Así que con toda la tranquilidad del mundo, se puso a lavarse el pelo y luego la espalda. Notaba que le dolía un poco, debido al golpe de la caída. Eso le hizo recordar por decimosexta vez el momento en el que Gajeel apareció volando desde el baño de los chicos para acabar encima de ella.
-Sólo espero que no me viese desnuda… -se puso roja al recordarlo.
Una vez limpia, se puso la toalla alrededor de su cuerpo y se fue hacia las aguas termales.
No parecía que hubiese nadie. Poco a poco se fue metiendo en el agua mientras se desenrollaba la toalla, pero tenía la sensación de que alguien la estaba mirando desde las sombras.
-¿Hola? ¿Hay alguien aquí? -asustada, se puso rápidamente la toalla, mientras intentaba ver a través del vapor.
-Parece que tú tampoco puedes dormir.
La voz procedía del fondo del baño. Una silueta comenzaba a moverse en dirección a Levy, que se había quedado petrificada al reconocer dicha voz.
-¿Qu-qué haces aquí? ¡Éste es el baño de las chicas! –gritó, mientras se ruborizaba.
-El de los chicos estaba cerrado… supongo que dejaran como mucho un baño abierto, ya que de madrugada nadie viene -Gajeel tenía puesta una pequeña toalla en la cintura. Se detuvo a unos cinco metros de Levy.
-¡No te acerques!
-¡No te voy hacer nada! ¿Qué pasa? ¿Ahora me tienes miedo? -sonreía pícaramente.
-No… no tiene gracia… -Levy empezaba a llorar por todo lo que sentía. Vergüenza, rabia, confusión… Gajeel no sabía lo que ella sentía por él y dudaba mucho que aunque se llegase a enterar, fuese correspondida con algo así. Sabía que a Gajeel solo le interesaban las peleas y ser el mago más fuerte de todos.
-Lo siento… no era mi intención hacerte llorar… -miraba hacia abajo, incapaz de encontrar más palabras de consuelo.
-Mmm… -Levy parecía que iba relajándose y eso a Gajeel le reconfortaba. Se dirigía de nuevo hacia ella, en silencio y despacio; sin que ella lo notara. Levy tenía los ojos cerrados mientras tomaba aire profundamente. A medio metro de ella, Gajeel la miraba cuidadosamente. Su cara estaba sonrosada (mezcla del calor y el rubor); tenía unas brillantes lágrimas entre las pestañas; y se fijó en su pequeño cuerpo, que en nada le recordaba al de una niña.
-Lástima no haber estado plenamente consciente de la situación…
Levy abrió los ojos de golpe y se asustó al ver de pronto a Gajeel tan próxima a ella. Iba a replicar algo, pero enmudeció cuando se puso a quitarla las lágrimas lenta y dulcemente. Se miraron a los ojos como nunca antes lo habían hecho.
-¿Por qué dices eso? -preguntó con palabras ahogadas.
-Porque es la verdad -susurró.
-Pero dijiste que… que notaste algo pequeño… -echó una mirada de soslayo.
-Eso no quiere decir que me desagradara… -se puso rojo al recordarlo y miraba hacia sus pies.
-¿Cómo? No… mientes… no puedes creer algo así.
-¿Y si lo hago? -giró bruscamente la cara para mirar el rostro ruborizado de Levy, cuyos ojos la brillaban intensamente. -Levy… ¡deja de pensar en estupideces! A mí me gustas tal y como er… -se mordió la lengua al darse cuenta de lo que había dicho.
Ambos se quedaron mirándose más rojos que nunca. Levy no pudo aguantar más y se precipitó velozmente hacia los escalones para salir del agua.
-¡Levy!
Se detuvo en el último escalón. Se dio la vuelta y le miró. Nunca le había visto poner una cara tan seria y a la vez tan sincera como aquella. Sentía que tenía que creerle. Pero…
-Soy muy poco para ti… de verdad… ¡mira! -sin pensarlo y con rabia, dejó caer la toalla que la envolvía, dejando al descubierto su figura curvilínea y sus pequeños pero redondos pechos. Y más abajo, su azul secreto. -No soy como las demás mujeres… yo…
-Eres preciosa… -Gajeel la miraba embobado.
La forma en la que la miraba, hizo que Levy se tapase con las manos como pudo. No podía creer que hubiese hecho aquello. -¡Eres completamente idiota, Levy!
Él, sin dejar de mirarla, se dirigía a ella; hasta que alcanzó sus manos y las apretujó junto a las suyas. Las besó para mayor sorpresa de Levy.
-Si tú aprendiste a aceptarme, con lo monstruoso que puedo llegar a ser a veces… ¿cómo no iba a aceptar lo mejor que me ha pasado nunca? -¡Demonios! ¡Eso ha sonado demasiado cursi!
Levy se quedó sin habla. Al ver que no reaccionaba, Gajeel siguió hablándola.
-¡Y por supuesto que no eres como las demás! Eres especial… muy especial para todos nosotros y sobre todo para mí -una de sus manos la posó en el rostro caluroso de Levy.
-Gajeel… ¿de verdad que no me estás tomando el pelo? –respiraba con dificultad.
-¿Tengo cara de hacerlo? ¡Mírame!
Bastaron siete segundos de silencio y una intensa mirada, para acabar juntando sus labios fervorosamente. Levy le rodeó el cuello son sus brazos mientras Gajeel la sujetaba de la cintura. Sus lenguas se encontraban una y otra vez, incluso Gajeel lamió el fino cuello de la peliazul que hizo gemirla de placer. La subió con los brazos hacía él, provocando que Levy se tuviese que agarrar con sus piernas alrededor de su musculado cuerpo. La toalla que llevaba Gajeel en la cintura se resbaló hasta caer al agua, dejando al descubierto su duro miembro. Ella lo notó. Y de la impresión, Levy se separó de Gajeel, propinándole un fuerte puñetazo en la cara.
-¡ESTÚPIDO GAJEEL!
-¡OW!
Ambos cayeron al agua, pero Levy fue rápida y se puso en pie, buscando desesperadamente su toalla para taparse.
-¡¿Pero qué diablos haces, enana?! -Gajeel tocaba su mejilla, en donde había recibido el golpe. Estaba sentado en el agua, que le tapaba el quid de la cuestión que causaba tanto alboroto. -¿Qué esperabas? ¿Te crees que soy de piedra?
-¿Alguien ha dicho piedra?
Levy se dio la vuelta hacia la entrada de las termas que era de donde provenía la voz. Y para más inri, resultaba ser nada menos que Evergreen, envuelta en una toalla y con una mano dándole un empujoncito al puente de sus gafas.
-¿Evergreen? ¿Qué estás…? -Levy sentía que la tierra se la tragaba.
-La pregunta no es "Qué hago yo aquí" sino… ¿Qué hacéis vosotros aquí, y tan… acaramelados? Juju -dijo, con una mano sobre su boca.
-¿Qué has visto exactamente? -en ése momento, Gajeel estaba más preocupado de que le hubiese visto desnudo a lo que pudiese a ver visto entre él y Levy. Fue tanteando por el agua en busca de su toalla.
-Evergreen… por favor… no cuentes absolutamente nada de lo que hayas podido ver -Levy no sabía dónde meterse ni cómo persuadirla. Miró a Gajeel buscando ayuda.
-No dirá nada… porque si no, nosotros diremos lo suyo con Elfman -se puso en pie (con la toalla en su sitio) y cruzó los brazos en modo triunfante.
-¡Perdona pero no hay nada entre nosotros!
-¿Seguro? Yo diría que es más bien un secreto… a voces… gihi -sonreía con arrogancia.
-¡Tch! Maldito… -Evergreen apretaba los puños y fulminaba con la mirada a Gajeel. Estaba quedando en evidencia con su reacción ante las sospechas de la que se la acusaba. Estaba a punto de transformarlo en piedra, pero Levy interfirió.
-Por favor Evergreen… ¡no se lo cuentes a nadie! Por favor… -puso tal cara que nadie podría decirla que no. Evergreen acabó aceptando.
-Está bien. Yo no cuento nada si vosotros no contáis nada… -dijo con morritos y mirando hacia otro lado.
-¡Muchas gracias! -la hizo una reverencia y tras mirar rápidamente a Gajeel, salió corriendo de las termas.
Se quedaron mirándose con desconfianza, hasta que al fin, Gajeel decidió salir del agua. Ya había tenido bastante.
-Recuérdalo -le dijo, sin mirarla cuando pasó por su lado.
-Tú también…
