Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son creación de Kishimoto.
Futura nuera
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El día había comenzado para el resplandeciente Konoha, no era como cualquier otro día, no, hoy es un día especial, hoy es el día en que se graduarán de la escuela ninja los hijos de la mayoría de las cabezas de importantes clanes ninjas. Entre ellos se encontraba el hijo de Minato y Kushina, y por otro lado el segundo hijo del líder del clan Uchiha Fugaku y Mikoto. ¿Qué deparará esta generación ninja? Nadie lo sabía, lo único que si, es que harían grandiosas cosas. Eran prometedores.
Mikoto Uchiha terminaba de preparar el almuerzo para sus hijos que tranquilamente lo comían. Era un día especial por lo que decidió consentirlos con deliciosos platillos que cuando entraron se les hizo agua la boca. Era una lástima que no se encontraba Fugaku, el trabajo como jefe de la policia y líder del clan le consumía mucho tiempo.
Mientras terminaba de hacer un hot cake se giró para ver a sus queridos hijos, uno frente al otro, su niño grande Itachi con su aura esbelta poderosa, tranquila pero mortal de 17 años mientras que su otro hijo, que hace unos días dijo que ya era un niño grande como su hermano, esta trantando de imitarlo de nuevo. Mikoto apoyó su mano en su mentón como su codo en la mesa y dejó escapar un suspiro.
¡Cómo crecían sus hijos! querían ser los mejores ninjas, y vaya que sabía que lo lograrían. Una madre como ella de sabia lo decía. Los dos ya son ninjas hechos y derechos, después vendrían las novias, se independizarán dejándola con su querido esposo, luego el matrimonio y por último llegarán millones de dulces nietos.
—Itachi, ¿Hoy te irás temprano a una misión?— preguntó a su hijo mayor que había terminado de comer.
Sasuke que sorbía el jugo que Mikoto había hecho dejó su vaso momentáneamente, trató de esconder sin logro su disgusto y desilusión al saber que probablemente se iría en un día tan importante para el.
—Hoy me iré a una misión pero será en una hora —le dijo a su mamá antes de mirar a su hermano para darle una leve sonrisa—Lo siento pequeño hermano, se que es especial este día, por eso te llevaré a tu escuela como compensación.
Sasuke desvió la mirada hacia otro lado tratando de esconder su sonrojo de su hermano quien por dentro rió por verlo así. Siempre es y será su tonto pequeño hermano.
—Se les hará tarde si no se van ahora, aquí tienen el almuerzo —dijo Mikoto dándoles sus almuerzos a los dos pequeños hombres de su casa— Que tengan un hermoso día.
Ambos le dieron un beso a su madre antes de salir de la casa con calma marca Uchiha
Naruto Uzumaki estaba en el cielo, frente a los millones y millones de tazones llenos de ramen de distintos sabores recién hechos y listos para comer. Con los palillos en la mano y la baba chorreando de su boca se abalanzó a comerlos. Justo cuando iba a tomar un tazón una mujer con una pequeña corona y una varita se interpuso con una gran sonrisa en su rostro.
— ¡diablos!, vieja dejame comer ¡Me muero de hambre! —Naruto lloriqueo ignorando el temblor en el ojo izquierdo que se formó en el rostro de la mujer.
— Naruto, haz sido escogido por el mas allá por ser una persona con un valiente y fuerte corazón con la posibilidad de coger todos estos tazones para disfrutar — Se volteó hacia los innumerables tazones de ramen—, tu tienes una misión que cumplir, un futuro de desgracias y dificultades, tu destino es mucho mas de lo que es ahora. Vengo a advertirte que debes hacerte fuerte, con tu poder que haz conseguido por el gran señor, el poder del Yin, debes proteger el fruto de la vida —se giró una vez mas hacia su espalda donde se encontraba Naruto— Debes...
Naruto ya no se encontraba ahí. Confundida miró a los lados tratando de encontrarlo hasta que el sonido de alguien sorbiendo le llamó la atención. Atrás de ella se encontró a Naruto sentado en el piso con un tazón de Ramen en mano disfrutándolo.
—Ne, vieja hada del ramen no entiendo lo que dijiste, ¿Qué es el destino? —preguntó entre sorbos.
La proclamada hada del ramen tembló desde donde se encontraba. Naruto que disfrutaba su glorioso ramen de pronto se vio sacudido de adelante hacia atrás tirando su ramen encontrándose cara a cara con el hada del ramen furiosa.
—Idiota incompetente que solo piensa en ramen, debes respetar a los mayores —gritaba furiosa dejando atrás sus suaves facciones dando paso a las de un deminio.
Naruto asustado gritó.
—Narutoooo, idiota —gritaba la demonio que no dejaba de sacudir violentamente a Naruto— Naruto, ¡DESPIERTA!
Naruto abrió los ojos de golpe, su respiración era agitada y su cuerpo temblaba. Cuando enfocó su vista al frente vio un par de ojos claros entornados con una cabellera rojiza que le sacudía.
—¡Ah! ¡UN DEMONIO! —una vena apareció en la frente de la furiosa Kushina, soltó a su hijo que cayó en la cama sin cuidado aun aturdido. Sin más le dio un puñetazo en la cabeza para que volviera en si.
—Idiota, SOY TU MADRE -lo agarró del cuello volviendo a sacudirlo ahora furiosa, su cabello se movía violentamente haciéndola parecer Medusa en persona— ¡Cómo te atreves a llamarme demonio!, soy tu madre que te viene a despertar porque te quedaste dormido en este día importante.
Naruto que chillaba hecho una bola tratando de alejarse lo mas posible al darse cuenta que había confundido a un pobre demonio con su madre hasta que escuchó que dijo que estaba llegando tarde a un día importante. Su pequeña mente atrofiada comenzó a dar vueltas tratando de pensar en que día era hoy hasta que cayó en cuenta.
—¡EEEEEEHHHH!
Toda la aldea pudo escuchar su grito. Hecho una bala agarró la ropa que tenía desperdigada en el piso tomó unos calzoncillos y su mono naranja. Se metió al baño para cambiarse y al salir tomó sus zapatos, chocaba con las paredes de su casa al tratar de ponerse sus zapatos ninjas y ajustarse su bolsa de herramientas ninja.
Dando pequeños saltos entró a la cocina donde su padre miraba el periódico y su madre continuaba haciendo el desayuno frente a la estufa.
—Te volviste a dormir hijo —dijo Minato divertido viendo a su hijo aspirar los huevos, atragantarse con la leche e irse con un pan en la boca.
—Estoy llegando tarde —murmuró apenas con el pan en la boca listo para salir por la ventana.
—¡Naruto!, que son esos modales, ¡Al menos cepillate los dientes! —Gritó Kushina molesta agitando su espátula como arma.
Naruto saltó por la ventana de la cocina ignorando a su madre, estaba llegando tarde. Al quedarse solos Minato y Kushina, ella bajó la espátula dejando escapar un sonoro suspiro.
—Santo cielo, el crece muy rápido — se dijo enarcando las cejas con nostalgia mientras apoyaba su cabeza en su mano derecha.
Un par de brazos la rodearon, Minato apoyó su cabeza en el hueco del hombro de Kushina.
—Si quieres podemos tener otro hijo —le susurró en el oído con voz ronca, una de sus manos masajeaba la cadera de Kushina mientras la otra se aventuraba mas arriba.
¡Plaf!
La espátula en la mano de Kushina besó el rostro de Minato deteniendo sus avances.
—¿Estas seguro que quieres tener otro Naruto corriendo por las calles haciendo desastres?, créeme lo que te digo, te volverás loco, palabra de una madre sabia—enarcó una ceja mirando por el rabillo de su ojo a Minato quien se limpió la nariz al hacer a un lado la espátula.
Minato hizo un puchero, su comentario es válido, era muy difícil lidiar con las quejas de la gente y ninjas todos los días, tener dos iba a ser su perdición. Kushina se fue a la estufa y la apagó, Minato enarcó la ceja cuando ella se volteó hacia el dejando la espátula a un lado en la tabla, sus ojos brillaban con malicia.
—Aunque, no me quejo de celebrar que nuestro hijo hoy se convierta en ninja.
Minato rió a carcajadas acercándose a abrazar a su esposa, ¡Cómo la amaba!
Era pasado del medio día cuando Kushina decidió que era momento de ir al colegio a recoger a su hijo, apretó el puño con orgullo al pensar que esta vez no se olvidó de ir a recogerlo. Hoy les dirían quienes serán parte del equipo. Todas las madres irán a recoger a sus hijos para felicitarlos y por supuesto conocer quienes serán los compañeros de equipo de sus hijos. A algunos les preocupaba seriamente que sus hijos estuviesen con alguien que no sea bueno, otros tantos para cerciorarse de que estén con los mejores. En su opinión todos deberían estar muriéndose de los nervios deseando que les toque con su querido y tonto hijo.
Al acercarse al patio de enfrente de la escuela ella vio a muchas mujeres congregadas, algunos con sus esposos a su lado esperando con ánimo el ver a sus hijos que dieran señales de vida. Se acercó a saludar a algunas mujeres del clan Nara, Inuzuka entre otras. Entre las mujeres se encontró el inconfundible cabello negro que en su espalda tenía el logo del clan Uchiha. Con ánimo se acercó a ella.
—¡Mikoto! —gritó animada pasando uno de sus brazos por detrás de la esbelta mujer que para nada sorprendida le sonrió a su escandalosa amiga.
—Llegaste.
—¡Por supuesto!, no me perdería por nada el ver a mi hijo con su equipo recién formado —dijo levantando la nariz al cielo con orgullo.
Mikoto se rió meneando la cabeza. Su amiga a veces podía ser muy cabezona, aunque nunca se lo diría. Hubo varias veces que al recoger a su Sasuke-kun ella se encontraba a un malhumorado Naruto que hacía pucheros y gruñía porque su madre se había olvidado de venir por el por lo que ella se lo llevaba y lo entregaba sano y salvo a su casa.
—Sería genial que nuestros hijos quedaran en el mismo equipo —dijo Mikoto nostálgica. A pesar de que pareciera que desde que eran infantes que sus hijos se llevaran como perros y gatos se querían mucho, se atrevía a decir que se querían como hermanos.
Un par de brazos en sus hombros que la zarandearon la sacaron de su ensoñación, vio el par de ojos claros de Kushina que la miraban con un gran brillo en sus ojos.
—Podemos hacer una cena para celebrar la graduación de nuestros hijos queden o no juntos e invitar a los otros —dijo Kushina como una niña emocionada— así les damos un empujón para que se vuelvan amigos.
Mikoto comprendió y asintió emocionada, hacía tiempo que no se sentaban los cuatro a cenar mientras que los niños se divertían, adherir a alguien mas no estaba de mas.
—Ju, ju, quizá y encuentre a mi futura nuera en el equipo de mi hijo—se mofó muy divertida Kushina.
La plática fue interrumpida cuando los chicos comenzaron a llegar, algunos con sus maestros, algunos otros solo el equipo. Entre ellos estaba el conocido equipo InoShikaCho donde la chica de cabellos rubios se quejaba de haberse juntado con el glotón y el flojo para diversión de sus padres. La gente comenzó a disminuir hasta que quedaban pocas personas. A un lado de Mikoto se encontraba Kushina triturando un papel que quien sabe donde se había encontrado para matar los nervios y el aburrimiento, era sorprendente que aguantara tanto tiempo.
—Grr, mataré a ese maestro por tardar tanto en liberar a mi hijo —Kushina gruñó aventando el papel al piso. Su paciencia ya había llegado a su límite.
—Dímelo a mi, estoy a punto de dejar a mi hija aquí por hacerme esperar tanto tiempo —dijo una mujer llamando la atención de Mikoto y Kushina. La mujer de cabello rubio estaba bajo el árbol con un cigarro en mano, se veía molestia.
Muchas madres la conocían, era Mebuki Haruno una civil que había accedido a que su hija fuera ninja porque era su deseo. La mujer apestaba a cigarro y se veía malhumorada como siempre. Desde la muerte de su esposo hacer algunos años en manos de ninjas renegados ella se había metido en el alcohol y cigarro.
Kushina iba a decir algo hasta que la voz de su hijo le hizo retroceder. Las tres mujeres giraron hacia el escandaloso niño que venía acompañado de otras dos personas. Los ojos de Kushina y Mikoto se abrieron, no sabían como sentirse, si extasiadas porque tal parece sus hijos estaban en el mismo equipo o porque la hija de la mujer que tenían a un lado estaba con ellos. No tenían nada con la chica, ni la conocían personalmente pero no sabían que esperar teniendo una madre como Mebuki.
—Mamá, ¡Estoy con Teme en el mismo equipo y con Sakura-chan! —gritó Naruto siendo el escandaloso de siempre.
Al menos sabían que se llamaba Sakura.
—Mucho gusto —dijo la chica un poco sonrojada al saludar a las dos mujeres.
—El gusto es nuestro Sakura-chan —le respondió Kushina con una enorme sonrisa marca Uzumaki.
—Sakura-chan, estabamos pensando en hacer una fiesta de celebración por formar un equipo, ¿estan de acuerdo en venir a mi casa este fin de semana a las siete? — Mikoto preguntó con la mejor intención del mundo. Si la hija de Mebuki iba a formar parte del equipo de su hijo no está de mas tratar de formar un lazo con ellas.
—Yo no iré. Sakura tu puedes hacer lo que quieras —contestó Mebuki yéndose sin esperar a su hija.
La pequeña niña un poco apenada se inclinó nuevamente.
—Gracias por la invitación, estaré ahí. Me tengo que ir —dijo Sakura despidiéndose.
Las dos mujeres vieron a la chica irse con su madre hasta que desaparecieron. Al menos lo intentaron con la madre, aún había esperanza para la niña. Solo tendrían que esperar hasta que llegara el fin de semana.
Mikoto Uchiha estaba arreglando los últimos toques de su cena, hoy era el día donde se unirían a la cena por primera vez los pequeños como equipo, Kushina calentaba a su lado un platillo que había traído mientras que Minato se sentó en la sala con Fugaku para hablar de política, solo faltaba Sakura por llegar. Desde la cocina podían escuchar a Naruto y Sasuke atosigaban a Itachi en el patio para que les ayudara a entrenar. La cena debería quedar perfecta.
El timbre de la puerta sonó, ambas mujeres tenían las manos ocupadas como para contestar, para su suerte Itachi entró.
—Yo abro —dijo Itachi para librarse por unos instantes de los dos niños. Las dos mujeres le agradecieron.
Itachi a paso lento se acercó a la puerta de la entrada, estaba mas que curioso por saber quien sería la pareja femenina de su hermano y su mejor amigo, debería tener unos nervios de acero para poder sobrevivir a ellos. Su sorpresa fue encontrar a una chica que nunca había visto, y vaya que sería difícil de olvidar, su cabello era de un inigualable color rosado, un par de ojos colo verde que brillaban como esmeraldas y su piel parecía de porcelana. Sakura al verlo sus mejillas se colorearon de rojo por lo nerviosa que estaba.
—Buenas noches, soy Sakura Haruno —ella alzó las manos enseñando una bolsa que contenía dos cajas una grande y una pequeña— traigo un regalo.
—Hola Sakura-chan —la pequeña niña de 12 años se sonrojó mas para su diversión— soy Itachi Uchiha, hermano mayor de Sasuke, pasa.
La chica de cabellos rosados avergonzada se quitó sus zapatos antes de entrar. La guió hasta la cocina donde se encontró con Kushina y Mikoto que la miraban sonrientes.
—Buenas noches, traigo un regalo. Los he hecho personalmente —dijo.
Las madres agradecidas tomaron la bolsa poniéndola en la mesa. En eso llegaron Naruto y Sasuke.
—¡Sakura-chan, llegaste! —dijo emocionado Naruto arrastrando del brazo a un irritado Sasuke. Al acercarse le dio un gran abrazo que dejó a los presentes curiosos del gran afecto del rubio, sobre todo a su madre quien enarcó la ceja curiosa. Cuando Naruto se dio cuenta de lo que hacía, su cabeza se puso totalmente roja y se separó de ella como si se tratase de fuego. Le llamó la atención el paquete en la mesa, miró a Sakura una vez mas, solo que ahora sus ojos brillaban con gemas mientras tenía un sonrojo — ¡No me digas que tu lo hiciste! Todo lo que cocinas es delicioso.
Los tres mayores miraron las cajas curiosos, dejaron que Kushina abriera la caja grande. Dentro había un gran pastel con unas fresas arribas, se veía delicioso.
—¿Tu lo hiciste Sakura-chan? —preguntó Kushina curiosa.
—Si... Perdón por no preguntar, pero no se me hacía correcto no traer nada.
—Está bien Sakura-chan, de todos modos esto es mejor que gelatina, y la gelatina dura mucho tiempo. Además no podemos que se desperdicie algo como esto —le guiñó el ojo Kushina ganándose una sonrisa de la chica.
Un quejido les llamó la atención, al girarse vieron a Sasuke mirando con asco el dulce pastel en la mesa. Todos sabían que no soportaba el dulce, de los dos hermanos quien tenía el diente dulce era el mayor a pesar de lo que piensen los demás.
—Sasuke-kun —Sakura llamó su atención provocando que se sonroje ante la mirada del chico de ojos oscuros— se que no te gusten los dulces por lo que también hice unas magdalenas, no son muy dulces.
Ahora todos estaban curiosos, ahora el turno de abrir la caja mas pequeña fue de Mikoto. Al destapar lo que había adentro miraron los pequeños panecillos amontonados que brillaban como el sol, se veían apetitosos, hasta Sasuke estaba de acuerdo con eso.
—Entonces si no es dulce lo comeré —dijo con el ceño fruncido desviando de golpe la mirada para ocultar el sonrojo que se asomaba en sus mejillas.
Sakura chilló de alegría al ver que a Sasuke-kun comería su postre. ¡Este era el mejor día de su vida! Mikoto por su parte enarcó la ceja muy curiosa al ver el comportamiento de los dos chicos que no pasó desapercibido por ninguno de los tres mayores.
—Nosotros terminaremos de cocinar, en cuanto esté la comida lista les llamaremos para que vayan a la mesa.
—Itachi-teme, entrena con nosotros —le dijo Naruto
Al verlos los dos pequeños le imploraban, podía ver que su hermano lo miraba de reojo de vez en cuando, el también quería que le entrenaran ahora que estaban libres de volver al patio con el. Mirando de reojo se encontró con los ojos curiosos de la chica.
—Bien, ¿Quieres venir Sakura-chan? —preguntó Itachi en cuanto los dos chicos salieron disparados al patio.
—Si, Itachi-san.
—Dime Itachi.
Minato y Fugaku se metieron a la cocina al ver que sus esposas tardaban en terminar la comida, por lo que sabían no les faltaba mucho por hacer, curiosos se encontraron con la comida ya calentada en la estufa y dos cajas de postres en la mesa. Sin embargo, lo que mas les llamó la atención era ver a sus esposas pegadas a la ventana que daba hacia al patio, las dos mujeres susurraban entre sí.
Con cautela se acercaron para ver lo que sucedía, allá en el patio estaban sus hijos junto con una chica con un escandaloso cabello color rosado. Itachi estaba entrenando a los dos chicos para matar el tiempo, mientras que Sakura observaba lo que hacían sus compañeros con una sonrisa en su rostro.
—Esta al pendiente de lo que sucede con su equipo, ella supo que a Sasuke-kun no le gusta lo dulce —murmuró Mikoto.
—Ella fue educada cuando se presentó, parece un poco tímida pero tiene potencial. Yo creo que es por la madre que tiene —secundó Kushina a lo que Mikoto asintió estando de acuerdo a su especulación.
—Creo que ella está interesada en mi Sasuke.
—Mi Naruto está interesada en ella.
—Es linda.
—¡Oh! tiene carácter —dijo Kushina temblando de emoción al ver que golpeó a Naruto en la cabeza de seguro por alguna estupidez por el rostro divertido de Itachi y el molesto de Sasuke quien no se escapó de una amonestación de la irritada de Sakura. Tal parece solo le faltaba entrar en confianza.
—Se que es inteligente
—Se que tiene un control perfecto de chakra.
—Es perfecta —dijeron al mismo tiempo.
Las dos mujeres se miraron, de sus ojos salieron chispas al verse. Una gota rodó de la cien de sus esposos al verlas, un hombre sabe cuando no debe meterse en lo que sus mujeres tramaban, esta era una de esas veces que era mejor no meter sus manos.
—Ella será mi futura nuera —dijeron seguras. Extendieron la mano estrechándola— Que gane la mejor suegra.
Desde hace tiempo tengo en mente esta historia y de a poco a poco lo fui escribiendo hasta que ya la terminé -el primer capítulo- así que decidí publicarlo. Rondará principalmente en Kushina y Mikoto luchando para conseguir que su nuera sea Sakura. Lo interesante es saber quien desean que sea la cuñada de Sakura
Díganme ¿La matriarca Uchiha Mikoto o la habanero sangrienta Kushina?
