Bueno, este es mi primer fanfict, espero que os guste. Tengo otro a medio escribir, pero se trata de mi versión de lo q sería el Príncipe Mestizo, y creo que va para largo, Así que de momento empezaré con este. Disfrutadlo y si queréis dejadme reviews, con críticas (constructivas), posibles mejoras que os parezca que necesita o con alguna idea, y algún ánimo (si queréis) para que lo siga escribiendo.
Bueno, como ya os podéis imaginar, aquí no hay nada mío, excepto el personaje de Azucena, q es invención mía (el nombre viene de parte de una amiga), todo lo demás es propiedad de la todopoderosa Jo Rowling, que últimamente se ha vuelto un poco homicida (pobrecillo Sirius! snif snif)
Azucena estaba tranquilamente sentada en su habitación, ese había sido un día agotador. En la facultad le habían hecho hacer una práctica sobre el desarrollo del niño, y aunque eso a simple vista parecía algo muy interesante, en realidad era algo muy pesado de hacer, porque te tienes que fijar en muchos detalles a los que normalmente no les darías mucha importancia y esto te agota mentalmente. La verdad es que la carrera de psicología no era lo que ella había esperado, pero tampoco no le desagrada del todo, solo que era muy complicada y requería bastante tiempo de su, ya de por sí poco, tiempo libre.
De pronto le aconteció el pensamiento de cómo estaba desperdiciando su vida, de cómo había dejado que el tiempo pasara, y ahora se encontraba con que tenía 19 años, y no había hecho en su vida nada interesante, y cuando digo esto me refiero que no había hecho nada realmente interesante, algo que valiera la pena, algo con lo que poder decir, "ahora ya me puedo morir tranquila". Sentía que no estaba viviendo, es decir, sabía que estaba allí en el mundo presente, pero era como si no hiciera nada en él. Paseaba, se reía, lloraba, pero no sentía, estaba como vacía, como si ella no perteneciera a ese mundo, o como si ese mundo no perteneciera a ella, a veces hasta llegaba a sentir que lo que respiraba no era aire, es más, como si no respirara, sino que simplemente quería creer que lo hacía o quería hacer creer a los demás que lo hacía.
Estaba empezando a deprimirse, ese pensamiento se le iba pasando por la mente muy a menudo desde hacía unos años, pero esa tarde lo hizo más profundamente. Decidió no pensar más en eso, y evadirse un poco, así que optó por una de las cosas que mejor le hacían olvidar su "vida", la lectura, y había dos libros en particular que lo hacían más eficazmente: Harry Potter y El Señor de los Anillos. Esa tarde no estaba inspirada para recorrer los parajes de la Tierra Media, y perderse en ellos, como tantas veces había hecho, sino que le apetecía entrar en un mundo quizás más parecido al suyo, pero mucho más interesante, el mundo del joven Harry Potter. Un niño con el que, según ella, tenían mucho en común, pero que él a diferencia de ella había conseguido hacer de su vida algo interesante y por lo que valía la pena seguir adelante.
Decidió optar, entre los 5 libros de la colección, por el último, Harry Potter y la Orden del Fénix, q juntamente con el tercero eran los que más le gustaban. Pero este en particular, le parecía muy interesante, porque por primera vez podíamos ver a los Merodeadores en acción, y también muy amargo, por el triste e injusto fin de uno de los personajes más importantes de la saga, y el favorito de Azucena, el gran Sirius Black.
Pasó varias páginas del libro, y se fue directamente al capítulo titulado "El Peor Recuerdo de Snape". Snape, era un personaje que le gustaba mucho, juntamente también con Remus Lupin, pero Severus Snape le parecía alguien muy interesante, y alguien a quién le gustaría psicoanalizar, tan desagradable, tan solo y tan triste…
Llegó a la parte en que James Potter, que por cierto también le caía bastante bien, y Sirius Black se peleaban con Snape, mientras Lupin y la rata de Pettigrew los miraban. Le pareció algo muy cruel lo que hacían los merodeadores con Snape, aunque no dudaba que lo mereciera.
De pronto sintió unas ganas terribles de entrar en el libro, de formar parte de él, de ser un personaje más de la saga y tener que luchar para salvar la vida y salvar la de las personas que te importan. Pero no pudo seguir pensando en eso, porque algo interrumpió sus cavilaciones, una luz cegadora emanó del libro y la envolvió completamente, solo a ella, dejando a oscuras la habitación, de pronto sintió un miedo terrible, no sabía que le estaba pasando. De repente sintió una voz, profunda y cansada, que le dio tranquilidad, y le hizo una pregunta:
¿Estás segura de lo que deseas? -Azucena se quedó de piedra "¿Cómo la había oído? Era imposible" No sabía que responder, ni siquiera sabía si debía decir algo, pero su boca respondió sin ella permitírselo, aunque manifestó lo que deseaba más fervientemente.
Sí -dijo con voz alta y clara. Entonces sin ni siquiera dejarla pensar en las consecuencias de esa respuesta, sintió como esa luz envolvente tiraba de ella, y por muy imposible que parezca, la introducía en el libro.
Siempre estás desordenándote el pelo porque crees que queda bien que parezca que acabas de bajarte de la escoba, vas presumiendo por ahí con esa estúpida Snitch, te pavoneas y echas maleficios a la gente por cualquier tontería… Me sorprende que tu escoba pueda levantarse del suelo, con lo que debe de pesar tu enorme cabeza. ¡Me das ASCO! -exclamó, y dio media vuelta y se marchó de allí a buen paso.
¡Evans! –le gritó James-. ¡Eh, EVANS!
Pero Lily no miró hacia atrás.
¿Qué mosca le ha picado? –dijo James intentando en vano fingir que era una pregunta hecha al azar, y que en realidad no le importaba.
Leyendo entre líneas, yo diría que te encuentra un poco creído, amigo mío –apuntó Sirius.
Vale –aceptó James con gesto de fastidio-. Vale… -Entonces se produjo otro destello y Snape volvió a colgar por los pies en el aire-. ¿Quién quiere ver cómo le quito los calzoncillos a Snape?
Hubo un clamor general de todos los presentes que empezaron a tararear "Que se los quite" Pero si alguien lo hacía con más fuerza ese era Sirius Black, mientras James Potter reía, y se disponía a hacer lo que se había propuesto.
Unos metros más allá de esta reunión de estudiantes que ahora estallaban en gritos, carcajadas y vítores, había una chica de unos 19 años no muy alta pero esbelta, de cabello largo y castaño muy oscuro, casi negro, y rasgos finos y distinguidos, que yacía, inconsciente en la fresca hierba de los jardines de Hogwarts, cerca del lago donde habitan las criaturas acuáticas y el calamar gigante.
Entonces cuatro de los chicos que habían en ese montón de estudiantes que ya empezaban a calmarse después de ver un espectáculo francamente, al menos para ellos, divertido, se empezaron a separar, dos de ellos comentaban alegremente lo que acababan de hacer, mientras otro de ellos, esta vez bajito y regordete se reía a carcajada limpia cada vez que los otros dos hablaban. Estos al contrario del chico bajito, eran altos, bueno uno lo era bastante más que el otro, el más bajo de los dos llevaba gafas y un pelo que parecía que no se lo hubiera peinado en años, tenía los ojos almendrados y oscuros, y la mirada risueña, era un tanto delgaducho aunque atlético. El otro era alto, el más alto de los cuatro, y el que llamaba más la atención, sin duda, del público femenino, era de constitución delgada pero fuerte y atlética. Tenía los ojos grises y profundos, con un deje de picardía y arrogancia en la mirada, que brillaban con una elegancia que pocas veces se puede encontrar. El cabello, de un color negro azulado, que resaltaba el color de su piel y sus ojos, lo llevaba corto, pero con el flequillo un tanto largo que le caía elegantemente sobre los ojos. Las facciones de su cara eran un tanto anguladas, pero distinguidas que le daban un aire como de superioridad, casi como si fuera de la realeza.
Luego quedaba el otro chico, era alto, el segundo más alto del grupo, de cabellos cortos, color castaño claro, y ojos color miel, que hacían juego con su pelo. Tenía una expresión tranquila y calmada. Facciones dulces y de constitución muy delgada. La verdad es que tenía un aspecto lamentable, estaba extremadamente pálido, tenía unas ojeras terribles, y cara de estar muy cansado. Pero por lo demás parecía estar bien, quizás un tanto disgustado con lo que acababan de hacer dos de sus amigos.
Sin darse cuenta habían cogido el camino hacia donde se encontraba la chica inconsciente, pero por el momento no parecían haberla notado, porque iban charlando alegremente.
Oh, James ha estado fabuloso, se me ha pasado el aburrimiento de golpe, me parece que no me volveré a aburrir mientras me acuerde de esto! –decía el chico más alto al chico de gafas.
Si Sirius, te has fijado en la cara de Quejicus, ojalá hubiera tenido una cámara fotográfica! Que me dices Lunático, no me dirás que no ha sido divertido?- Le pregunto el de gafas, James, al chico con pinta de cansado-. Vamos tienes que reconocerlo, ha estado muy bien!
No se Cornamenta, creo que os habéis pasado un poco con Snape esta vez.
No seas aguafiestas Remus- dijo el gordito-. Ha estado genial chicos. Eh! Que es eso que está ahí?- Dijo este señalando a la chica que estaba tendida en el suelo.
Parece una chica- dijo Sirius
Seguro que se ha desmayado al verte Canuto, todas lo hacen!- dijo James con picardía.
Oh, cállate Cornamenta, yo no he visto ninguna chica, ni mirarme ni desmayarse ni nada.- dijo Sirius
Pero resulta que tu, nunca las ves- Dijo Remus un tanto divertido-. Vamos a ver que le pasa, quizás no se encuentra bien.
Los cuatro chicos se acercaron a ella que seguía tendida inconsciente en la hierba. Sirius que solía ser el más atrevido, se acerco a ella, se arrodilló a su lado y la observó muy de cerca, no creía haberla visto nunca, de haber sido así, se acordaría de ella, pues no había visto a ninguna otra como ella. La verdad es que nunca se fijaba en las chicas, le parecían tontas y ruidosas, aunque nunca tenía tiempo para hacerlo porque siempre estaba muy ocupado siendo rebelde.
Sólo se había fijado como mucho en Lily, que le había parecido bastante guapa y bastante razonable, pero esta era de James, así que no se podía tocar. La cuestión era que esa chica que estaba tendida frente a él, le parecía muy guapa, y diferente a las chicas que solían pasearse por Hogwarts, no sabía exactamente por qué. Se quedó prendado durante un tiempo observándola silenciosamente, hasta que James carraspeó para que dijera algo, eso lo sacó de su ensimismamiento.
Parece que está bien, solo inconsciente –dijo al fin-. Quizás deberíamos llevarla a la enfermería.
Creo que es una buena idea –dijo Remus, el chico que parecía estar cansado que se había acercado a donde estaba Sirius y observaba también a la chica-. No parece ser de Hogwarts, o al menos yo no la había visto nunca.
Ni yo –dijo el chico más bajito que se llamaba Peter
Yo tampoco la había visto nunca –dijo James acercándose también-. Además no lleva el uniforme de Hogwarts, sino que lleva ropa muggle.
Así que sin más los chicos llevaron a la chica a la enfermería, dónde, una muy joven, señorita Pomfrey le dio un tónico para que recuperara el conocimiento, y les dijo a los chicos que podían quedarse allí, porque no tardaría mucho en despertarse y que seguramente estaría un tanto desorientada y querría saber lo que le había pasado.
Y así fue, al poco rato, la desconocida empezó a dar señales de querer despertarse.
Bueno esto se queda aquí. En principio había de ser más largo pero he decidido pasarlo al capítulo 2, para que no sea tan excesivo. Espero que os haya gustado y me dejéis algún review. Besos.
Laurelindorean.
