El día era gris oscuro, las nubes arremolinándose en el cielo amenazaban con una lluvia torrencial. Muy típico de la ciudad en la que aquel joven moreno se encontraba, decidió darse prisa, sino pronto terminaría empapado.
Al llegar al recordado kiosco de la esquina, donde acostumbraba comprar el periódico, se sumió en los recuerdos de aquel tiempo en que él solía vivir allí, justo después de mudarse de casa de sus padres. Tan embobado iba en sus pensamientos que sólo se limito a pedirle el diario al vendedor, que le miraba con el entrecejo fruncido como si tratase de acordarse de su rostro, el moreno de pelo alborotado ni siquiera lo notó, pagó su compra y se dispuso a caminar las pocas cuadras que le separaban de su departamento.
Después de caminar media cuadra, sintió que una gota de agua caía en su rostro, para cuando elevo su cara al cielo un millón de gotas de lluvia estaban cayendo sobre él.
Como se nota que he vuelto a Londres – pensó el joven, antes de ponerse el diario sobre la cabeza en un vano intento de mojarse lo menos posible.
Poco tardo en entrar a su piso, ya en el, se dirigió a su cuarto para ducharse y cambiarse aquella ropa mojada, al poco rato se sumía en una tina con agua tibia, justo como a él le gustaba, y se relajó, su cuerpo bien entrenado se rindió ante la maravilla de un baño, mientras las burbujas de jabón dejaban entrever un pecho muy bien formado donde se marcaban sus músculos a la perfección, debido a su trabajo y su deporte favorito: el Quidditch, hasta ahora no se conocían mujeres que se hayan resistido a aquel torneado cuerpo, era parte de su encanto, además de su pelo indomable, unos ojos color chocolate que derretían hasta la más dura mujer de hielo, acompañados de unas largas y crespas pestañas que casi se topaban con el cristal de sus lentes, dándole un toque intelectual a un rostro perfecto, que lucía una perfecta sonrisa de satisfacción al sentir el agua recorrer los insondables caminos de su piel.
Al salir del baño, y con sólo una toalla atada a su cintura, oyó el teléfono sonar con insistencia, pocas personas sabían que él había regresado, así que intuyó que era algo poco importante. Al llegar al velador, tomo el auricular y con voz relajada contestó.
Hey, Prongs! Al fin contestas hombre, te he llamado miles de veces – se oyó la voz molesta de su mejor amigo Sirius Black.
Tanto me extrañabas Paddy, nos acabamos de separar hace unas horas, pensé que podrías estar sin mi unos momentos – dijo con voz divertida James Potter, la típica voz que usaba cuando su amigo le regañaba por hacerlo esperar.
Vale hombre – dijo con voz casi ofendida – que tenemos una reunión con Crounch en media hora, y pensé que estabas dándote al lote con alguna dama, y tienes la mala costumbre de tardarte más de lo necesario en los post-operatorios – James se rió, así era como llamaba su amigo al tiempo que pasaban después de tener sexo con alguien, para lo cual Sirius era un experto, tanto en ligar como en desligarse de una mujer, a James le costaba un poco más "echarlas de la cama" como decía su amigo a veces.
Sólo estaba dándome un baño, Padfoot, no tienes porque alarmarte tanto, volver a Inglaterra te ha puesto algo neurótico. –
Crounch hizo especial hincapié en que no podías llegar tarde, en especial tú, porque no lo toleraría una vez más, venga Prongs, que ambos sabemos que llegar a la hora no es tu especialidad.
En eso tienes razón – aceptando que era un desastre cuando de puntualidad se trataba, sobre todo a una reunión formal de bienvenida a la que todos los aurores estaban obligados a asistir.
Te paso a buscar, y nos vamos desde tu chimenea a la recepción.-
Esta bien, te espero entonces.
Ok, nos vemos. –
James colgó el teléfono, no tenía ningún interés es darse prisa, esas fiestas de gala era una perdida de tiempo, cuando podía divertirse perfectamente haciendo muchas otras cosas, y las ideas no le faltaban. Cogió su túnica de gala del armario, donde por arte de magia todo estaba perfectamente en orden. Se vistió y fue a la cocina, quería prepararse un café y leer lo que había quedado del diario, después del incidente con la lluvia.
Con la tasa de café en las manos, y el diario bajo el brazo, se sentó en el sillón del living, y dejó la tasa en la mesa de centro, se sentía extremadamente cómodo en su piso, había hecho bien en no venderlo, sabía que algún día volvería a Londres, y no existía mejor lugar para él como ese.
Después de separar las primeras hojas mojadas, se encontró leyendo el encabezado de asuntos sociales, estaban anunciando la próxima boda de un joven multimillonario – cómo si eso fuera importante, los muggles tenían una fascinación por agrandar hechos tan irrelevantes – pensó, pero antes de dar vuelta la página, se detuvo en la foto en colores que había de la famosa pareja, desde la cual se podía ver claramente el hermoso rostro de una joven pelirroja con una sonrisa perfecta y una mirada fría.
El corazón del moreno dio un vuelco y sintió que se detuvo, mientras que sus ojos se posaron en los verdes ojos de la joven en la foto.
Lily – susurro, sintiendo que sus pulmones se habían quedado sin aire.
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Tres semanas atrás, una joven castaña bebía un café en una de las cafeterías muggles de un barrio refinado de Londres, la esbelta figura resaltaba con aquel vestido color crema resaltando su piel morena, como si estuviese bronceada de playa sin embargo esa era una condición normal para ella, tenía una mano sobre la mesa y tamborileaba con sus uñas la madera en un gesto típico de impaciencia, sus ojos azules oscuros como el lapislázuli de su gargantilla miraban con insistencia un callejón cercando de donde deberían aparecer sus mejores amigas.
¿Por qué tengo que tener amigas tan impuntuales? – murmuro con fastidio.
Señorita – se sobresaltó al oír al mesero – el Señor de aquella mesa le envía este presente – mientras dejaba en la mesa una bandeja llena de una exquisita variedad de todos los pasteles y dulces de la cafetería. La joven abrió los ojos con sorpresa, sólo por un breve instante, luego volvió su mirada fría hacia el extraño que la miraba con insistencia desde una mesa en el fondo. Ella sonrío levemente en agradecimiento, pero con una mirada impasible.
Dígale de mi parte al señor que muchas gracias, pero que no me interesan los hombres de momento. – El mesero se sorprendió y estuvo tentado de reírse, pero se contuvo, y se marchó con un gesto de cortesía.
¿Has comprado todas esas exquisiteces sólo para nosotras? Sabía que nos extrañabas, pero no era necesario tanta dulzura. – dijo una joven rubia, alta y esbelta, que vestía un traje de dos piezas negro que realzaba su figura con una camisa de seda violeta pálido, que combinaban con el color violeta de sus ojos.
Llegan tarde, estaba a punto de irme no tengo tiempo de esperarlas – dijo la castaña con voz severa.
Sabía que no podía ser tanta dulzura, no va con tu personalidad Allison – La tercera joven era pelirroja mientras el sol lograba reflejos caoba en su cabello, era alta, aunque no tanto como sus dos amigas, su cuerpo de medidas perfectas iba vestido con un traje de seda azul cielo ajustado a sus curvas, en su rostro relucía una sonrisa perfecta y en sus ojos verde esmeralda había un gesto cariñoso.
No es gracioso Lily, ha pasado media hora desde la hora acordada – dijo Allison a la pelirroja.
No es para tanto cariño, lo que sucede es que eres muy impaciente – dijo la rubia.
Es cierto, lo soy – aceptó la castaña – pero es que esa mala costumbre de llegar tarde, Valentina, simplemente me ofusca – la rubia hizo una gesto de ofensa pero sonrió.
No seas dura con Val, ella esta muy ocupada
Todas lo estamos Lily – repuso la castaña
Sí es cierto, yo apenas he tenido tiempo de nada, pero agradezco que se hayan dado un tiempo para reunirse conmigo. – Lily estaba agradecida de sus amigas, porque siempre habían estado ahí cuado ella las necesitaba, siempre había sido así entre ellas, aunque estuviesen ocupadas con el trabajo o haciendo cualquier cosa, siempre acudían en la ayuda de alguna de ellas. Se tenían la una a la otra, eso era más de lo que podían pedir.
No digas estupideces Lily, para las amigas siempre hay tiempo.
Val tiene razón, no hay nada que pueda ser más importante.
Pero ahora habla – dijo Valentina con un gesto de amenaza – nos has tenido en ascuas desde que nos llamaste para reunirnos, muero de la curiosidad.
Sí, Lily se buena, dinos que ha pasado.
Mmm es difícil de explicar
¿difícil de explicar? Lily, por favor, ni que fueras a decirnos que te casarás con el aburrido de tu novio – Lily se sonrojó tanto que no podía distinguirse su piel de su cabello.
¡¡¡¿QUE?!!! – gritaron sus amigas al unísono, atrayendo la atención de todos los muggles presentes que miraban entre sorprendidos y curiosos la escena.
No es aburrido – fue lo único que pudo articular Lily
Vamos, Lily, no puedes mentirte a ti misma y mucho menos a nosotras, tu novio es lo más aburrido que ha pisado la tierra después de Gilderoy Lockhart.
No compares a Will con ese idiota.
No te desvíes del tema – dijo enojada Valentina
Esta bien, ¿Qué quieren saber?
¿Qué cruzaba por tu mente cuando decidiste aceptar? – la ironía en la voz de Allison dejaba entrever lo mal que les caía el novio de Lily a ambas amigas.
Nada, sólo…
Nada, obvio, nada tenía que ser, sino de que otra forma hubieses aceptado – Allison tenía un fuerte carácter, y cuando algo le molestaba no había nada que impidiese que lo demostrara.
No seas así con Lily, tiene que haber una explicación – Val era más condescendiente que su amiga, mucho más tranquila y apacible, siempre razonaba bien las cosas antes de hablarlas pero cuando se enojaba, podía ser mucho peor que sus dos amigas juntas, y eso era demasiado decir.
Bueno, hemos sido novios dos años, él es muy bueno conmigo, es agradable y simpático, y contrario a lo que dices, es muy divertido.
Ninguno de esos argumentos son validos para casarte con alguien, no son suficientes para mantener una vida de matrimonio, Lily, es una vida entera a su lado. – Lily tembló ligeramente ante las palabras de Val, pero sus amigas no lo notaron.
Lily, como vas a estar atada toda tu vida a un hombre que no quieres.
Sí, le quiero, Allison, le quiero – repitió más tratando de convencerse a si misma.
No me convences, Lily – Allison era una abogada importantísima en el mundo mágico, muchos decían que estaba a un paso de convertirse en la jueza más joven de la historia, las mentiras abundaban en su ambiente y ella era una especialista en descubrirlas, ninguna mentira se le escapaba, mucho menos las que provenían de personas a las que tanto conocía. – ¿Necesitas dinero?, es por eso que te casas con él.
Que estupideces dices – dijo Lily enojada – lo que menos me importa es el dinero de Will, yo tengo mi propio dinero que es más que suficiente para mantenerme una vida entera viviendo de el, además tengo un trabajo perfecto donde me pagan muy bien, no necesito mendigarle a nadie – Después de la muerte de sus padres, Lily tenía una fortuna aguardando por ella en Gringotts, pero prefería no usarla y trabajaba como Medimaga en el Hospital de San Mungo, donde ganaba bastante bien al ser de las mejores profesionales de su área, trabajaba más por gusto que por necesidad, pero aún así desde que salía con William Atwood todo el mundo pensaba que ella sólo estaba detrás de su dinero, y no había nada que le importase menos que el dinero de su ahora prometido.
Vamos, no te enojes, All sólo estaba bromeando – dijo Val dirigiendo una mirada sarcástica a la castaña.
Lo siento Lily, no quise decir eso, fue la primera locura que se me cruzo por la mente.
Todo el mundo piensa eso, como si yo fuera la más codiciosa de las caza fortunas, estoy harta de que la gente me vea así.
Nosotros no te vemos así, te conocemos mucho más que el resto, nosotros podemos poner nuestras manos al fuego por ti, sabemos que tus intereses van mucho más allá de eso. – decía Allison decidida.
Bueno, eso es lo de menos, ahora dinos porque has decidido casarte con Will.
El es un excelente novio, yo soy muy feliz a su lado, vivo tranquila, no veo porque habría de negarme a casarme con él.
Quizás el hecho de que no le amas es una buena razón – Allison la miraba con suspicacia.
Ya os he dicho que le quiero, no sé porque se niegan tanto a mi compromiso.
El hecho de que le quieras, no significa que tu matrimonio sea una buena decisión, sobre todo porque un simple querer no ayudará a mantenerlo en pie con el paso del tiempo. – viniendo de Val, estas palabras cobraban un alto peso como argumento, ella no estaba tan sesgada por lo mal que le caía Will como a Allison.
Además, tú sigues enamorada de otra persona – esas fueron las palabras claves, Lily se tensó, el ambiente cambió drásticamente, Val concordaba con las palabras de Allison, aunque le molestaba que esa realidad fuese tan cruel.
No es cierto – dijo Lily roja de rabia por la alusión a esa persona que ella se negaba a recordar.
Lo es y lo sabes bien, sigues esperándolo, igual que siempre, desde que salimos de Hogwarts.
Allison – dijo Val en advertencia a los peligrosos terrenos que estaba llegando la conversación.
¿Qué? – dijo All molesta, sabía que esa era la cruda verdad, aunque a todas les doliera, pero era la única forma de sacar a Lily de aquella errada decisión.
No estoy esperándolo – dijo Lily, afirmando la existencia de esa persona, mientras las lagrimas se agolpaban en sus ojos luchando por salir, pero ella no permitiría derramar una lagrima más por él, porque no se la merecía, tomó aire con determinación y suspiro antes de proseguir – hace mucho que he desistido de aquella estupidez, él nunca me quiso, no sé porque me aferré a un estúpido sentimiento pensando que ese imbécil podría volver arrepentido a mi, pero no, él debe seguir siendo el mismo desgraciado que conocimos en el colegio, y lo que sucedió en aquel entonces no cambia nada de lo que esta sucediéndome ahora, tengo derecho a ser feliz, o al menos intentarlo. – Lily nunca había hablado de ese tema con tanta soltura, desde que salieron del colegio hace ya 7 años, lloró durante mucho tiempo en el hombro de sus amigas, sin decir una sola palabra, ellas sabían lo que había sucedido, y no creyeron oportuno volver a recordárselo, aunque sabían que Lily siempre se aferró a la posibilidad de que él de verdad sintiese algo por ella y trataría de volver a su lado, pero eso nunca sucedió, Lily nunca volvió a saber de él, y con el tiempo ella fue perdiendo las esperanzas, mientras Allison y Valentina seguían viéndola seguir adelante sola, fueron ellas las que la instaron a volver a salir con chicos dos años después de hogwarts, y fue así como finalmente conoció a Will, aunque no les agradase, él había ayudado mucho a su amiga y no podían negarle esa oportunidad.
Tienes razón, cariño – Val se acercó a la pelirroja acariciándole el cabello – estaremos contigo apoyándote como siempre ha sido, y si esta es tu decisión, pues nosotros vamos a estar a tu lado y te ayudaremos.
Y si algo sale mal, siempre esta el divorcio, yo podría ayudarte con eso, no por nada soy la mejor abogada mágica, siempre quise sacarlas de algún lío legal – Allison sonreía, reconfortando a la pelirroja que ya recuperaba su alegría habitual – Venga, comamos estos deliciosos dulces cortesía del joven de la mesa del fondo.
Todas rieron con ganas, y Lily volvió a agradecer a la vida por la existencia de sus dos amigas.
Dos semanas después de su reunión con sus amigas, Lily estaba en una oficina junto a su novio, esperando a la joven fotógrafa que les atendía, mientras ellos discutían con disimulo.
Sigo sin entender porque es necesario tomarnos estas fotos – dijo la pelirroja enojada – es que acaso no es suficiente con las que salieron en "El Profeta" y la revista "Corazón de Bruja" como para que también tengamos que anunciarlo en los diarios muggles.
Vamos Cariño no te pongas así, sabes bien que mis negocios no sólo se extienden en el ámbito mágico, también tengo que cuidar mis intereses entre los muggles, además me lo consultó una periodista la vez que fue a mi oficina a entrevistarme.- William Atwood era alto, moreno y un cuerpo espectacular a causa de su rutina diaria en el gimnasio de su mansión, en su rostro unos ojos azul cielo miraban con ternura, cautela y una pizca de gracia a su furiosa prometida.
Ahh, te lo ha preguntado la horrible periodista que dijiste casi te obligó a que le dieses la entrevista – dijo Lily con un atisbo de celos.
Lily, sabes que a pesar de eso, es bueno tener publicidad, eso mejora los negocios, además tengo un perfil público entre los muggles que debo cuidar – dijo con orgullo el moreno – además no es la única razón por la cual quiero que nos tomen estas fotografías.
¿Ahh si? – dijo más molesta aún – ¿Cuál es la importante razón, que me sacó de mi trabajo para perder el tiempo en fotos innecesarias?
Pues, es porque quiero que todo el mundo se entere de que me casaré con la mujer más hermosa e inteligente que ha pisado la tierra, para que puedan ver cuan afortunado soy, y que esta vez esa fortuna no tiene nada que ver con dinero, sino con esos ojos de esmeralda con los que me miras en estos momentos. – Lily no pudo más que sonreír, Will siempre lograba aplacar su furia con las palabras correctas – Ves!! – dijo entusiasmado el moreno – si además sonríes no podrás imaginarte la cantidad de hombres envidiosos, muggles y magos, que van a haber rondando por ahí, mientras yo soy el único que tiene ese placer y estoy orgulloso de ello. – finalizó con una demoledora sonrisa que acabó con cada reticencia que tenía la pelirroja para tomar las odiosas fotos.
El la abrazó, y besó en la frente en un gesto netamente paternalista y protector, que hacían de Lily una niña pequeña protegida frente al mundo.
¿Están listos ya? – dijo la mujer con una sonrisa al verlos abrazados, luego los hizo pasar a un salón grande donde habían fondos blancos, con cámaras y aparatos de luces, Lily conocía una poco de eso, ya que su pasatiempo de juventud era la fotografía, ella era de provenía de una familia muggle, y conocía bien todos los aparatos que allí habían, y fue explicándoselos a su novio, mientras él miraba entre divertido y horrorizado los esfuerzos de los muggles por vivir sin magia, Will provenía de una familia de magos muy antigua y reconocida dentro de la comunidad mágica, es por eso que no querían mucho a Lily y a sus vergonzosos orígenes, pero ella se enorgullecía de su familia y de lo que había logrado, sin la ayuda de las grandes e influyentes familias de sangre limpia (como se hacían llamar), y agradecía que Will le importara tan poco el asunto de las genealogías.
Bien, Sr y Srta Atwood, párense allí frente al telón blanco – la pareja siguió las indicaciones y Will abrazó a Lily
Srta, sería bueno que sonriera – aconsejó la fotógrafa, Will la miró con ojos suplicantes, a lo que la pelirroja no pudo negarse y plantó en su hermoso rostro su mejor sonrisa, pero en sus ojos había una fría e indefinible expresión.
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El presente en Londres era diferente, la lluvia no cesaba, y las calles estaban desiertas.
¡¡¡Prongs!!! – gritó un moreno de pelo negro, largo y empapado, vestido con una túnica que hubiese sido de una perfecta y brillante seda negra de no ser por el agua que escurría de ella, pegándose al fornido y bien definido cuerpo del joven, mientras sus ojos grises se dirigían con insistencia al cielo, mientras en sus labios había una mueca de fastidio – Vamos, Prongs, Bájate de esa escoba y ven ahora mismo – Sirius Black estaba visiblemente enojado con su mejor amigo, que aunque volaba sobre una escoba le escucha perfectamente, pero James no tenía intenciones de bajar, no quería hablar con nadie, quería fundirse con la lluvia, o en su defecto que esta le derritiera. Sirius de pronto cambio su táctica, y continuó gritándole – Tiene acaso que ver con la próxima boda de quien tú sabes que yo sé.
¿Cómo es que tú sabes? – dijo agitado el moreno que tardó medio segundo en llegar a tierra a escasos metros de su mejor amigo.
Sale en todos y cada uno de los diarios de hace una semana.
Y ¿porque tienes tú los diarios de la semana pasada?
Pues porque una lechuza los lleva todos los días a mi departamento desde hace una semana, cuando supimos que volvíamos a Londres.
O sea que tu sabías todo esa estupidez
¿Lo de la Boda? – dijo con inocencia Sirius
Obvio Padfoot, de que otra cosa estaría hablando
Bueno, es últimamente dicen cada estupidez en el profeta.
Eso no importa, dime, ¿sabías? – con un tono de leve amenaza en su voz.
Bueno… No, no sabía, llegamos recién ayer Prongs, no tuve tiempo de leer los diarios – dijo con cautela el moreno de pelo largo.
Pero cuando me has llamado lo sabías, o no
Bueno…
Padfoot!
Sí, lo sabía, pero cuando hable contigo te noté tan tranquilo que pensé que no te habías enterado aún, no tenías por que leer las antiguas ediciones de el profeta, además odias a Skeeter, así que cabía la esperanza de que hayas pasado de leerlos.
Lo leí en un diario muggle – el tono cansado de su voz advirtió a Sirius que no era bueno ahondar en eso, pero no pudo contenerse.
Y ¿Qué tiene que hacer el anuncio de una boda de magos en una diario muggle? Y ¿Por qué estas leyendo el diario muggle?, responde lo primero antes.
Pues no tengo idea, ni me importa, y compré el diario para distraerme y olvidar un poco el mundo mágico.
Vaya sorpresa que te has dado Prongs
¿Por qué no me lo dijiste por teléfono?
Pues porque esos aparatuchos no sirven de nada, lo use sólo porque con el ruido que hacen llamaría tu atención, intenté metiendo mi cabeza en tu chimenea, pero no me contestabas.
Sí, es cierto, ya me extrañaba que usarás ese pedazo de plástico escandaloso.
Siempre hay una razón para todo, Prongs, bueno dejémonos de idioteces y vamos a la reunión.
Es una estúpida fiesta de gala, Padfoot, y no tengo ánimos de ir.
Vamos, James, pareces una nena con angustia a la que no han llevado al centro comercial, será bueno que te distraigas, después hablaremos de la innombrable – terminó sus palabras con una sonrisa encantadora, era gracioso que ellos llamaran a Lily como la innombrable, siendo que ni siquiera a Voldemort le llamaban así.
Tienes razón, de igual forma no es bueno darle razones a Crouch para que nos eche.
No seas iluso, Prongs, él no puede echar a sus dos mejores aurores por más que quiera, somos irremplazables e imprescindibles – dijo Sirius con orgullo.
En eso tienes razón, vamos a casa
Ehh Prongs, tengo una duda, ¿Cuál fue la grandiosa idea que cruzó por tu mente cuando decidiste venir a calarte de frío en pleno diluvio?
Pues…
No me respondas, ahora recuerdo que la innombrable siempre logra que hagas estupideces, debí suponerlo antes.
Hey! – dijo James enojado golpeando a Sirius en el brazo, aunque tuviese razón no estaba dispuesto a aceptarlo.
