Fantasías
Fantasías Empezadas
Hermione se despertó, jadeando ruidosamente. Había estado soñando de nuevo. Teniendo esos sueños imperdonables. Sueños, que pensó, se marcharían. Sueños que eran tan enfermos, y que la estaban poniendo mal, hastiándola. Pero no tenía el poder para detener esos sueños prohibidos. No podía controlar los cuadros que jugaban en su mente, siempre despertándola en medio de la noche mojada por el sudor, y su propia excitación. Sabía que algo tenía que hacer. Esto no podía continuar. Esto estaba equivocado por el lado en que se viera. Hermione suspiró y se volvió hacia un lado de su cama, durmiéndose de nuevo. Iría donde Madame Pomfrey en la mañana y le pediría una poción para el sueño.
Uh oh. Hermione pensó. Aquí viene de nuevo. Contrólate Hermione. No le permitas notarlo. Solo es un acto casual. Buena manera de empezar el día. Buen trabajo. Cayendo encima de el.
"¡Srta. Granger!" Gritó furiosamente, mientras se levantaba y arreglaba sus túnicas. "Acaso no ve por donde va." Sus ojos parecían de un asesino. Tan oscuros como la propia noche, brillando peligrosamente mientras la miraba, intimidándola, todavía aun mas, por sus recuerdos.
"Yo… Profesor disculpe." masculló. Él le alcanzó una mano para ayudarla, y ella la aceptó tímidamente. En el segundo que sus manos hicieron contacto, Hermione sintió que un escalofrío profundo bajaba por su espina.
"Diez puntos de Gryffindor por golpear a un profesor, Granger. Ahora le sugiero, baje a desayunar, y a ver si ahora, ve por donde camina." pronunció con lentitud.
Hermione estaba a punto de protestar y decirle a su profesor que estaba siendo injusto, pero con un silbido de sus túnicas él se había ido, antes de que ella pudiera decir una palabra. Suspiró. No estaba actuando en absoluto como debía. Bien, estoy comportándome como normalmente lo haría cualquier muchacha que fantasea con su profesor. Hermione frunció el entrecejo al pensamiento y enderezó sus túnicas. Es tiempo de ir con Madame Pomfrey.
"Lo siento querida, pero no puedo darle ni una gota de esa poción. Tendrá que ir a preguntarle al Profesor Snape. Quizás él tenga algo." le dijo Madame Pomfrey, apenas prestando atención a la muchacha. Siguió en sus asuntos, por lo visto estaba demasiado ocupada buscando algo, aparentemente, muy importante. Hermione rodó sus ojos por su mala suerte. Sabiendo que la enfermera no la ayudaría decidió bajar a desayunar y ver si quedaba algo de comida en las mesas.
Había sólo unas cuantas personas sentadas en la mesa de Gryffindor, ya que eran los últimos cinco minutos de desayuno. No pudo ver a Harry ni a Ron, por lo que supuso, estarían esperando por ella en la clase de Transfiguración. Agarró un pedazo de tostada, puso mermelada en ella y salio para la aula.
Por primera vez, Hermione no podía concentrarse. La clase había terminado, y no había oído ni una sola palabra que la Profesora McGonnagal estuvo diciendo. Todo el rato se la paso pensando qué hacer sobre su problema. Realmente quería librarse de los sueños, pero simplemente no podía ir donde el Profesor Snape y pedirle la poción. Él querría saber el por qué. ¿Qué le diría? ¿Oh, hola Profesor, usted podría darme una poción para dormir, para que yo pueda dejar de tener sueños sexuales sobre usted? Oh, sí. Un plan maravilloso, Hermione.
Así estuvo el día entero. Por un lado Hermione sabía que tenía que ir, o los sueños empezarían a atormentarla, entonces empezaría a volverse loca, si es que ya no lo estaba. Pero por el otro lado Hermione se decía, que ir donde el hombre que frecuentaba sus sueños y pedirle la poción serían la cosa mas loca por hacer. Al final del día Hermione se decidió por lo segundo, por lo que decidió ir con Snape.
Nunca habían estado tan nerviosa. Ni siquiera cuando se enfrento con los Mortifagos Un juego de palabras. Comprendiendo que Snape había sido uno también, Tomando una respiración profunda golpeó la puerta de la oficina, y esperó.
"Entre." oyó su voz aceitosa. Un escalofrío corrió por su espalda, abrió la puerta vacilante y asomo su cabeza a través de ella.
Snape levantó una ceja hacia ella, evidentemente sorprendido que hubiera venido a verlo. "¿Sí, Srta. Granger?" Le preguntó a la expectativa.
"Buenas tardes, Profesor." Se paro en medio de la oficina. "Yo fui a preguntarle a… Madame Pomfrey, me dijo… yo pensé que usted tendría alguna - ella no tenía coordinación… disculpe…"
"Srta. Granger." La interrumpió. "¿De verdad, yo disfruto mucho con su balbuceo insensato, pero por favor, podría llegar al punto?"
Hermione se ruborizó. Maravilloso. Completamente fantástica la manera en que vas Hermione! "Yo lo siento profesor. Estoy aquí, simplemente para pedirle alguna poción para dormir. Fui a preguntarle a Madame Pomfrey, pero como no tenia nada, me dijo que viniera, a preguntarle si usted tenia alguna." Has terminado. Lo hiciste bien.
"Ya veo." Snape arqueó una ceja, mirándola. Ella estaba actuando de una manera bastante extraña. No sólo era el hecho que balbuceara delante de él, cosa qué nunca pasó antes, si no que también estaba ruborizándose. Algo estaba mal con ella, definitivamente y estaba seguro que los sueños de los que estaba intentando librarse, eran la causa. "¿Y podría preguntar para que la necesita? Después de todo yo no puedo, simplemente, darle una valiosa poción, a una estudiante sin conocer las razones." Él se puso de pie y caminó al frente de su escritorio.
Maldición. Sabía que esto pasaría. "Bien, Profesor, es privado. Pero si usted tiene que saber, he estado teniendo unos sueños molestos sobre la batalla final, que no me dejan en paz." Sí. Buena razón. ¿Quién diría que yo podía pensar en buenas excusas rápidamente? ¡Eso fue grande!
"Srta. Granger. Pienso que ésa, es una excusa bastante ridícula." Le dijo. ...oh no. "Absolutamente, cada estudiante en este castillo tiene algún tipo de pesadilla sobre la batalla Final, y estoy seguro que usted no es el peor testimonio." Sus ojos brillaron y siguió. "Sólo pregúntele a su amigo, Potter. Estoy seguro que él podría usar la poción también. Si ésa es la razón, Srta. Granger, yo lo siento pero no puedo darle nada.".
"Realmente profesor, pienso que me gustaría guardar la razón. Es muy privado, y usted no me ve a mi pidiendo una explicación de sus sueños privados." Hermione se ruborizó al decir esto y rápidamente agregó. "Señor."
Snape sonrió. "Siento mucho decirle esto Srta. Granger, pero no puedo darle la poción sin un razonamiento bueno y razonable." Hermione lo miro furiosa. ¿Por qué siempre tenia que ser tan bastardo? Hermione humeó y se dio vuelta, dirigiéndose a la puerta. "¿Oh, Srta. Granger?" oyó que él hablo, cuando estaba a punto de salir.
Se detuvo y dirigió una mirada a sus pies, sin darse la vuelta dijo, "¿Sí, Señor?"
"Cincuenta puntos de Gryffindor por tener sueños impropios sobre un maestro. Ahora salga." Tomó un momento, para que las palabras llegaran al cerebro de Hermione, después de que las comprendió, salió rápidamente, cerrado la puerta detrás de ella. En cuanto estuvo fuera se arrimo contra la pared, para tranquilizar su corazón. ¿Cómo lo supo? ¿Ella no le había dicho, nada? ¿Había sido tan obvio? Oh no. ¿Qué he hecho? Hermione puso las manos en su cara y sollozó. Yo te dije que no fueras con él.
De ninguna manera, iba aparecerse por ahí. De ninguna manera. Pretendería estar enferma o algo. Como si cualquiera lo creyera. Hermione se condenó por ser la estudiante perfecta.
Agitada, entró en el aula de pociones y tomó asiento a lado de Harry. Le pareció que ella estaba angustiada, pero Hermione lo tranquilizo diciéndole que anoche tuvo demasiada tarea. Aunque no lo convenció, Harry decidió salir del tema.
Con un golpe la puerta se abrió y Snape entro en el aula con su rutina normal. Hermione cogió un poco de su colonia y se estremeció. Yo no sabia que el usara colonia. Él estaba de pie delante de la clase y los miró fijamente, se pregunto en lo que el estaría pensando mientras los miraba. "¿Qué es lo que esperan? Consigan sus ingredientes y empiecen a trabajar. Las instrucciones están en la pizarra." Pronunció con lentitud cada frase.
Pasaron unos 30 minutos de clase y Hermione no había notado nada diferente en su manera de actuar. Quizá él decidió ignorarme, y no torturarme eternamente. Empezó a cortar unos tallitos con un cuchillo bastante grande.
Hermione podía sentir sus pasos por entre los escritorios, inspeccionando el trabajo de los alumnos. Nadie se atrevía a hablar. Todo estaba en total silencio salvo el sonido que emitía el burbujeo de la poción, y de los pasos del profesor. La respiración de Hermione se detuvo, cuando oyó que él se acercaba a su escritorio y quedo de pie detrás de ella, mientras se asomaba encima de su hombro. Su cuerpo entero se tensó, paro de cortar los tallos. Harry y Ron intercambiaron unas miradas nerviosas y miraron como Snape bajó su cabeza al cuello de Hermione y cuchicheo algo que tan sólo ella podía oír, "Por qué tan tensa, Srta. Granger?" Su respiración picó en su piel y un escalofrío involuntario corrió su espalda. "¿No durmió bien anoche?" Hermione podía ver simplemente sus labios que formaban una sonrisa irónica, a su último comentario. Siguió a la poción de Harry. "Eso esta horrible Potter. Empiece todo otra vez" con una floritura de su varita vació el contenido del caldero de Harry.
Hermione sollozó en su almohada. ¿Qué iba hacer? posiblemente no podía preguntarle de nuevo, y ahora menos que el sabia que era la causa de los sueños que estaban molestándola. Pero también no podía vivir con sus sueños. La estaban distrayendo demasiado, sin contar que la estaban irritando. Necesitaba encontrar una solución. Piensa, Hermione, piensa. ¡Entonces llego! ¡Harry podía tener algo de esa poción! ¡Después de todo, la Orden le había hecho algunos para guardar su cabeza, claro, quizá él tenía alguna todavía!
"¡Harry! ¿Puedo hablar contigo un minuto?" Hermione grito, mientras bajaba los escalones de los dormitorios. Harry hizo un movimiento en el juego de ajedrez, que estaba jugando con Ron y se levantó.
"¿Seguro, qué necesitas?" Preguntó.
"¿Bien, simplemente estaba preguntándome, si tuvieras por ahí, algo de las pociones que te dieron para dormir?" Preguntó ávidamente. Como él la miraba con confusión, agregó, "He estado teniendo algunas pesadillas últimamente, y me están distrayendo, y sé que tu tomaste eso durante la batalla final, y simplemente estaba preguntándome si todavía te quedaban."
"Oh de acuerdo. No estoy seguro pero voy a verificar. Espérame." Y con eso él corrió a los escalones. Hermione esperó pacientemente y pronto Harry regresó con una botellita. Se la dio, "es muy antigua. No estoy seguro si sus efectos todavía trabajen bien, pero seguro te libraran de sueños menores." Hermione sonrió, aliviada y feliz de tener al fin la condenada poción.
"Gracias, Harry. Realmente te aprecio." Lo abrazó. Ron lo llamaba impacientemente. Se despidió de ellos y se fue a su habitación. Rápidamente consiguió un vaso de agua y dejo caer un par de gotitas en el, acto seguido lo bebió aun mas rápido. Se dejo caer en la cama y sonrió al pensamiento de que al fin podría tener una buena noche.
Mmm" Ella gimió cuando sus dedos dieron un golpecito a su clítoris. "Severus..." Ella gimeó. Sus dedos entraron en ella despacio. Abriéndose paso por sus pliegues húmedos, acariciándola lentamente. Esto saco más gemidos de ella. Él seguía. ¿Por qué estaba torturándola así? Ella empujó sus caderas, para que pudiera entrar más profundamente. Él gruñó y vivificó su paso, sin decir una palabra. Entró un dedo mas, mientras su dedo pulgar estaba dando masajes por fuera. Su respiración se hizo más agitada, gimiendo y gimiendo profundamente. Ella podía sentir la tensión en su estómago y entonces...
"Vente para mí, Hermione." susurró en su oído, acto que hizo que llegara al borde. Olas de placer la inundaron de golpe, en lo que era el mejor orgasmo que alguna vez tuvo.
"Oh, Severus." Ella gritó una y otra vez.
Hermione despertó de sopetón, sentándose directamente en la cama. ¿Por todos los infiernos, que había pasado? ¿No había tomado la poción? ¿Por qué no estaba funcionando? Hermione intentó tomar respiraciones profundas para tranquilizarse del inmenso éxtasis, perturbada todavía por el sueño. ¿Qué estaba haciendo. Teniendo esos sueños sexuales con un maestro? ¿Estaba completamente loca?
Dejándose caer en la cama, Hermione verificó el tiempo. Era la una de la madrugada. No tenia nada de humor, ni ganas de volver a dormir, decidió salir a dar un paseo. Sabia que no estaba permitido, pero realmente lo necesitaba en ese momento.
Caminando fuera, Hermione dio una respiración profunda. Realmente esto le estaba ayudando a ordenar sus pensamientos. La fría brisa la ayudo a calmarse y relajarse. Dio una vuelta durante algún tiempo mas, pensando sobre sus sueños. ¿De dónde vinieron tan de repente? ¿Qué los había causado? obviamente tenía que ser por algo. La mayoría de los libros que había leído explicaban que los sueños eran causados por el subconsciente, eran el reflejo de nuestros temores, o de nuestros anhelos. ¿El lo era? ¿Era acaso verdad que sin quererlo ella sentía algo, por su profesor de Pociones? Hermione suspiró. Estaba exhausta mentalmente. Agotada de todos esos pensamientos y sueños, de analizarlos. Realmente no podía seguir. Tenía que encontrar una manera de resolverlo de una vez, o esto afectaría sus exámenes finales.
Lentamente camino de regreso al castillo, llego hasta la entrada. Tuvo cuidado de no encontrarse con alguien. Pero no fue suficiente.
"Bien, ¿Mire lo que tenemos aquí?" Alguien pronunció con lentitud esas palabras detrás de ella. Hermione abrió la boca y se dio la vuelta para ver a Snape frente a ella, traía cara de haber ganado la lotería. "¿Qué está haciendo tan tarde, fuera de su cama? ¿Y sin la compañía de sus dos amigos? Que irresponsable." Él se mofó.
"Profesor, yo… yo simplemente estaba…" Ella empezó.
"Ahórreme la charla. A mi oficina. Ahora." Ordenó y esperó hasta que ella se diera la vuelta y los dos empezaron a caminar por el vestíbulo.
¿Él nunca duerme? Pensó. Pero pensar ahora, si Snape dormía o no, era simplemente un pensamiento ridículo. Muchacha, no ves que estas en problemas. Piensa en todas las detenciones que él te pondrá por esto. Los calabozos oscuros... El escritorio de Snape... Estando con el encima... ¡DETENTE! Hermione agitó su cabeza para sacar los pensamientos fuera de ella. Sentía una sensación punzante en la parte de atrás de su cuello, y comprendió que Snape debía estarla mirando. Su subconsciente se pregunto, donde era que él estaba mirándola tan fijamente. ¿Quizá sus caderas? ¿Sus curvas? ¿Su trasero? Ella comenzó a oscilar sus caderas, logrando sentir que un calor la invadía poco a poco a cada paso.
Llegaron a la oficina, Hermione esperó que el entrara, siguiéndolo después. Él caminó airosamente encima de su escritorio y se sentó.
"Siéntese." Le pidió en un tono áspero, Hermione podía sentir que él estaba disfrutando con esto. Hermione se sentó vacilante, pensando que pasaría después.
"Srta. Granger, Podría decirme por que estaba fuera del castillo, en horas inapropiadas." ordenó. Hermione busco sus ojos y se ruborizó. Ellos estaban agujereando los suyos, Hermione sabia ahora, que el podía leerla como a un libro abierto. Él no necesita de ninguna explicación. Probablemente sabe exactamente, por qué estaba despierta a estas horas. Le gusta torturarme, obligándome a decírselo.
"Humm... Bien... Yo pensé que un paseo alrededor del colegio me haría bien. Lo siento, Señor." dijo.
"No se disculpe, Srta. Granger, que no conseguirá llegar a ningún lado con eso. Pensé que usted conocía todas las reglas? Pero supongo que nuestra pequeña sabelotodo, puede sorprendernos saliéndose de la línea, ¿estoy equivocado?" Habló con un brillo en los ojos. "¿No podía controlar su deseo de salirse de los límites, Srta. Granger?" Sus ojos estaban fijos en los suyos. Y ella no podía apartarlos.
"Yo lo siento, señor. No sé cual es el significado de esta conversación." Dijo, mientras intentaba desviar sus ojos.
Snape sonrió maliciosamente, se apoyó en su silla y dijo, "Esto significa, Srta. Granger, que usted estará en detención conmigo durante la próxima semana. Preséntese en mi oficina a las siete, todas las noches. Ahora salga."
Con eso Hermione se ponía de pie y salió, con una inclinación rápida. Esto iba a ser el infierno.
Hermione golpeó la puerta, estaba nerviosa. Estar en su presencia hacia que sus rodillas temblaran. "Entre" Le oyó decir, por lo que caminó dentro de su oficina, después de enderezar la falda del uniforme. Él no le presto atención inmediata, estaba buscando un pergamino. Espero a que el le dijera que hacer.
Él encontró finalmente el pergamino, y levanto sus ojos para encontrarse con los de ella. Él de seguro leería su mente, otra vez. Por alguna razón no le importó que supiera, lo que estaba sintiendo exactamente. Se sentía avergonzada. Y apenas podía contener el nerviosismo.
"Tengo algunos ingredientes que necesitan ser ordenados. Se quedará aquí hasta que todo quede en perfecto orden. Están en el armario, a su izquierda. Empiece." Ése es todo lo que dijo, antes de mirar de nuevo al pergamino, surcando sus cejas. A Hermione le gustó esa mirada de concentración en él. Se dio la vuelta y caminó al armario, abrió la puerta. Casi gimoteó cuando vio cuántos ingredientes había que ordenar. No sólo eso, además, eran de lo más repugnantes. Hígado de rata, cerebro de serpiente, cucarachas, ojos de vampiro. Que delicioso. Estaba a punto de sacar su varita cuando ella oyó, "no use su varita. Usted usará sus manos." Hermione suspiró. Completamente maravilloso. Eso es lo que consigues por tener esos sueños, Hermione.
Se decidió trabajar a fondo, bajo al piso para empezar con el primer nivel del armario, se sentó en sus rodillas, cogio los primeros frascos de intestinos de Vaca. Cuando ella empezó la organización, comprendió que el armario era mucho más profundo de lo que pensó, y que había más ingredientes, de lo que ella podía ver. Se levanto un poco sobre sus piernas, y metió el brazo hasta el fondo o hasta donde ella podía llegar físicamente, mientras cogía tantos frascos como le era posible. Hermione sentía unos ojos en ella, y cuando se dio vuelta vio que Snape la miraba. Uh oh. La alarma de la falda. Ella se puso roja y rápidamente se sentó sobre sus rodillas. ¿Cómo se le ocurrió hacer esto y permitir que el viera sus bragas? Hermione sonrió maliciosamente. Quizá seria bueno fastidiar al bastardo y torturarlo u poco. Se dobló hacia delante, de nuevo. Cuando ella volteo a Snape, vio que él todavía estaba mirándola, sus ojos estaba nublados por la lujuria, algo que ella nunca había visto en ellos. Hermione casi abrió la boca, se sentó de sopetón. No había pensado que sus acciones tendrían semejante reacción en él.
Decidiendo realmente darle, ahora una muestra, ella se dobló adelante una vez más y esta vez no tuvo la vergüenza de separar un poco sus nalgas para que él pudiera ver sus bragas negras. Incluso, gruñendo como si ella no pudiera alcanzar algo. Hermione habría tomado un paso más allá, y le habrían pedido que la ayudara a alcanzar el frasco. "¿Que piensa qué está haciendo, Srta. Granger?" Hermione se volvió, y se senito, su frente estaba caliente de nuevo.
"Oh nada, Señor. Estaba intentando agarrar algo, de la parte de atrás del estante, simplemente." Contestó tan inocentemente como pudo. Hermione sonrió interiormente cuando comprendió que no había necesitado pedirle que la ayudara, porque el se levantó, y caminó hacia ella, se inclino para recoger el frasco tenia sujeto entre sus manos, y con un movimiento veloz la levanto del piso. Hermione le sonrió y él sólo elevo una ceja. Miro el frasco, y lo dejo caer al suelo, aparentemente a propósito.
"Pienso que dejé caer los cerebros de serpiente. ¿Srta. Granger, a usted no le molestaría conseguirlos para mí?" Le preguntó con un brillo travieso en sus ojos Hermione sabia que él estaba jugando con ella. Sonrió ligeramente y se dio la vuelta y se inclino para recogerlos, este tiempo mostrándole su hendidura. Cuando ella se levantó vio que estaban de pie en el estrecho del armario, haciéndoles tener casi contacto con sus cuerpos. La respiración de Hermione se puso más rápida cuando busco sus ojos. Snape lentamente se acerco mas a ella, inclinando su cabeza hacia la suya. ¡Oh mi dios! ¡Él va a besarme! Sus labios estaban a escasos centímetros de los suyos, pero en lugar de besarla, sus labios tocaron ligeramente su mejilla, haciendo un camino hasta su oreja. "No intente jugar esos juegos conmigo, Srta. Granger. Usted no sabe en lo que se esta metiendo." Susurró en su oreja, enviando escalofríos por su espalda. Hermione podía haber tenido un orgasmo en ese momento. Su cuerpo tan cerca del suyo, su respiración en su cuello, sus labios que tocaban su oreja ligeramente, sus palabras, era demasiado para ella. Busco sus ojos, viendo burla en ellos. Pero también vio la lujuria. Él se alejo de ella, sonrió, y regresó a su escritorio. "Continué su trabajo." Le pidió. En este tiempo Hermione se aseguró de no hacer ningún juego con el. Había tenido bastante por una noche.
"¿Quién es, Hermione? ¡Tienes que decirme!" Le rogó Parvati. Hermione rodó sus ojos. ¿Qué estaba mal con esta muchacha? ¿No podía dejarla en paz y sola?
"Escuche, Parvati. Yo ya le he dicho. No es nadie. Y aun cuando así fuera, no es nadie de nuestro año… "
"Hermione, no se si será de nuestro año, pero estoy segura, de que si hay alguien." Dijo, muy pagada de sí misma. "Ahora me dices quién es el chico. ¿Es un Slytherin? ¿Es que por lo que lo guardas en secreto?
Hermione se puso de pie y paseó sus ojos por la habitación, decidida a salir de la sala "Hermione, ¿no es un maestro, verdad?" Preguntó. Hermione se detuvo, abriendo sus ojos tan grandes como platos. Se dio la vuelta despacio.
"¿Qué dijiste? ¿Estas loca? ¿Estas sugiriendo que estoy enamorada de Dumbledore?"
"Oh, no sea ridícula. Es demasiado viejo y bueno. Pero pienso que hay maestros que no lo son. Quiero decir en el sentido perfecto. Tu siempre estás tan ávida por agradarlos, es completamente entendible, que quieras llevar ese agrado al próximo nivel." Parvati estaba hablando como si se tratara de cualquier cosa u otro tipo al azar, y no sobre, un profesor de Hogwarts que probablemente era tan viejo como para ser su padre. "Ahora me dices. ¿Qué maestro es?"
Hermione estaba asombrada con esta muchacha. Una persona normal nunca habría pensado que Hermione estaba enamorada. Y de un maestro exclusivamente. "Yo ya te dije. No es nadie." Contestó.
Cuando Hermione se dio vuelta y estaba alejándose, podía oír el cerebro de Parvati trabajar. Casi ya doblaba la esquina...
"¡SNAPE!" Hermione se detuvo en sus pasos. Su corazón se detuvo. Oyó los pasos de Parvati que venían hacia ella, y cuando Hermione se dio la vuelta, vio la satisfacción completa en su cara. "Es él. No lo imaginaba. Pero no te siente mal, Hermione. Entiendo totalmente por que te gusta. Quiero decir, él es bastante sexy para su edad. Realmente hay algo en el, tras esa forma suya de comportarse como un bastardo, da escalofríos de solo imaginármelo. No me importaría…"
"Parvati, por favor deja de hablar." Hermione rogó. Eso consiguió que ella se callara. "¿A mi no me gusta ningún profesor, de acuerdo? Así que simplemente déjeme sola." Hermione suspiró y se dio la vuelta para caminar lejos de la muchacha por un tiempo. Por suerte, funcionó.
No se en que estoy pensando. Yo apenas no puedo. Un botón botón. Hermione sonrió abiertamente y desabotonó un botón más de su blusa. Sabia lo que él le había advertido anoche, pero solo era diversión.
Ella golpeó la puerta, y siguió a la orden de el.
"Buenas tardes, Srta. Granger." Dijo sin levantar la vista.
Hermione sonrió y se atrevió a hablar. "Buenas tardes, para usted también profesor." Contestó dulcemente. Snape, sorprendido que ella le había contestado, rápidamente levanto la vista hacia ella, comprendiendo que estaba mostrando más de lo usual. Su falda parecía un poco más alta también. Siguió sonriendo cuando miró, que sus ojos viajaban encima de su cuerpo, sentía que el calor subía por su estomago.
"Usted no debe de intentar se amable, Srta. Granger. Es sólo detención con su profesor de pociones." Él dijo simplemente. Si, mi sexy profesor de pociones. Hermione no supo que contestar. Sonrió y esperó que le dijera que hacer. ¿Qué sentirá hacerlo realmente, con el? Será como en mis sueños. Hermione tenía que contenerse para no reírse tontamente por sus propios pensamientos. Estaba dejando volar a su cabeza. Simplemente porque había aceptado el hecho que quizá, sólo quizá, ella estaba enamorada de su Profesor, no pensaba, si le gustaba la idea o no. "Puedo ordenar los pergaminos, si a usted le parece." Él asintió, mientras seguía ocupado, revisando otro tanto de pergaminos. Hermione caminó rápidamente, encantada de estar cerca de él.
Hermione consiguió trabajar rápidamente y de vez en cuando ella podía sentir que el la miraba. Si no estaba equivocada incluso le vio cambiar de posición en la silla varias veces. Estaba segura que su escote bastante pronunciado, era lo que a el le incomodaba. Hermione podía sentir la prisa de su sangre a través de sus venas, producto de la excitación que sentía al simple pensamiento, de que Snape estuviera nervioso. Definitivamente eso era bueno. El se movió de nuevo, "¿Se siente bien, profesor?"
Sus ojos regresaron a los suyo y él sonrió afectadamente. "Simplemente estaba decidiendo cuántos puntos debo restarle a Gryffindor, francamente, Srta. Granger, alguien podría tener malas ideas con usted, llevando la camisa tan desabotonada." Los ojos de Hermione se ensancharon y su boca se abrió. La cerró de nuevo y se sentó más derecha, completamente humillada. "¿Pienso que serán diez, ¿no está de acuerdo Srta. Granger? Ahora abotónese." dijo. Hermione casi podía ver el placer que emanaba de él. Él estaba disfrutando todo esto.
Hermione asintió y se abotonó sólo un botón, negándose a hacer lo mismo con los otros. Se agachó sobre el escritorio y continúo escribiendo. Hermione había cruzado sus piernas bajo la mesa, y ahora sus pies estaban durmiéndose. Decidió cambiar de posición, cuando lo hizo, su pie tocó el centro del muslo de Snape. Hermione abrió la boca. Snape levanto su cabeza hacia ella. Entonces, hizo algo que nunca supo que tendría la suficientes agallas, para hacerlo. Ella le sonrió coquetamente. Era una sonrisa coqueta que le hizo, pensar en algo completamente loco e impropio.
Snape levantó una ceja y se rió entre dientes con una voz profunda, peligrosa. "¿Qué piensa qué está haciendo, Srta. Granger?" preguntó. Se estremeció al sonido de su voz.
"Yo lo siento, Señor. Yo no quise. Simplemente, estaba cambiando la posición de mis pies." Dijo, sonriéndole inocentemente.
Snape se apoyó delante de su escritorio, para que sus caras quedaran a tan sólo un par de pulgadas. Él miraba su hendidura una vez más, de seguro tendría una mejor vista desde esa posición. Sus ojos viajaron a sus labios. "Srta. Granger, yo no soy un hombre tonto. Veo lo que está intentando hacer claramente, le he advertido que usted no sabe en lo que se está metiendo. Espero que, siendo tan inteligente como pregona, entienda que sus pequeños juegos no me intrigan. También espero que entienda que nunca podría capturar mi atención. Por no mencionar, que soy su profesor, por lo que cualquier otra relación con una estudiante sería absurda y completamente indeseable. Así que por favor, detenga sus acciones antes de que yo me fuerce a expulsarla." Habló muy bajo haciendo que Hermione respirara difícilmente. Él miraba hacia su pecho que estaba moviéndose con esfuerzo de arriba abajo. Él sonrió con desprecio, y se sentó finalmente.
Hermione no supo si ella debía estar ofendida, defraudada o estar asustada. Miraba la expresión pagada de sí misma de su profesor, un extraño brillo apareció en sus ojos castaños, decidió que estaba ofendida definitivamente. Tomó sus palabras como un reto. ¿Yo no puedo conseguir su atención? Eso lo veremos, profesor. Lo miró directo a los ojos, mientras tenía esos pensamientos, siendo conciente que él podía saber lo que estaba pensando exactamente. Se apoyó en el respaldo de la silla, termino la ultima etiqueta, y sin esperar excusarse se levantó y salio.
