Pokémon no me pertenece, y este relato tampoco: es la traducción de un fanfic en francés, Les sanglots d'un Pikachu factice, de nuestra colega AsukaTirento (Enlace al original: s/12537202/1/Le-sanglot-d-un-Pikachu-factice).

Espero que me haya quedado lo suficientemente bien como para que el relato les guste tanto como el original me ha gustado a mí ¡Porque, desde luego, Mimikyu se hace querer!


El sollozo de un falso Pikachu

No era más que una silueta confundida, un patético clon de una inconmensurable estrella. No era envidia lo que sentía, sino anhelo, el deseo profundo de un cambio, de un ideal lejano e irrealizable. Aún así, lo intentaba.

Un disfraz, una burda imitación de un idolo al que no podría alcanzar jamás ¿A quién iba a engañar con esa farsa innoble? A nadie, ni siquiera a sí mismo. Así pues, apesadumbrado, se hundió en las sombras.

Una tienda, sucia, abandonada, desierta. Al menos, a simple vista.

¿Quién podía oir esos murmullos, las quejas de estas almas abandonadas? Esos lamentos inaudibles y, sin embargo, tan fuertes que turbaban el silencio solitario en una acumulación de tristeza que, tarde o temprano, se transformaría. He ahí que, en medio de las desdichas abrumadoras, el desprecio se imponía y se hacía oir por encima de las risotadas burlonas, de las risas socarronas sin más emoción que la usurpación. La usurpación del quejido y el sufrimiento a través de una horrorosa tapadera de arrogancia y desdén engañosos.

Entre estos lamentos ignorados y transformados, entre estos Haunter y Golbat no deseados, sólo uno había que no se contentaba con ocultar su resentimiento. Sus anhelos y sus sueños, representados en una sala rectangular de ilusión, sólo esperaban la llegada de alquien dispuesto a comprender su angustia.

Mimikyu esperaba la llegada de ese ser que sabría comprender lo que deseaba desde lo más profundo de su corazón. Él admitía sin dudarlo su pena y sus deseos a través de un triste y lastimero disfraz, decorado con una sonrisa mal hecha, pero que tenía la honestidad del dibujo de un niño.

Pero nadie venia. Él siempre se quedaba solo, escuchando esas cantinelas de mofas que no tenían alma, sin explicar su extraño anhelo de fingir que ignoraba el mundo que todos ellos deseaban, ese mundo luminoso y acogedor. Rodeado de Golbat y Haunter, él seguía siendo el mismo, el que no tenía más que un deseo: que alguien lo quisiera. Y, sin mportar cuánto tiempo esperara, la amargura nunca se apoderó de él. La esperanza persistía, y espantaba al rencor y al odio. Sólo seguía sintiendo el miedo al rechazo

—¡Hey, pero tú no eres un Pikachu! ¿Quién eres? ¿Me dejas hacerte una foto? ¡Eres tan mono!

Hasta que esa voz se elevó en la oscuridad. Ella lo miraba sin fruncir el ceño, muy consciente de la horrorosa apariencia del diminuto ser que tenía ante ella. A pesar de esto, seguía allí, con una dulce sonrisa reconfortante y llena de amabilidad.

Inconscientemente, se le escapa un sollozo: Mimikyu se siente feliz.

"El saco andrajoso le permite ocultar su aspecto aterrador para acercarse a otros Pokémon o a la gente y vencer así la soledad que lo atenaza"

Por primera vez, estaba orgulloso de ese disfraz tan torpe. Entonces, tal vez algún día, tendría valor para mostrarse al mundo...


Una pregunta de la autora para sus lectores (que, ya de paso, me gustaría hacerles yo también): ¿Podéis adivinar quien es la persona que interactúa con Mimikyu? Porque, seguramente, os daréis cuenta de que es un personaje conocido, y no uno incluido en el relato al azar. Una pista: ¿Os suena de algo eso de una foto para una prueba? ;)