Siete días
Capitulo 1 La noticia y el cambio
POV general
Todo parecía estar normal en el sexto escuadrón del Seretei, hasta que esa noticia llegó: se decía que en serio capitán Kuchiki Byakuya estaba actuando muy distinto a su tranquilo comportamiento; se le veía de mal humor sin alguna explicación razonable, estaba bastante ansioso sin haber ningún problema además se le notaba bastante estresado. Esto obviamente tenía muy preocupados a su fiel teniente Abarai Renji, a su hermana menor Rukia Kuchiki, pero dejaba a cierta persona de cabello anaranjado a quien Rukia molestaba constantemente, pero cuando por un tiempo no se pudieron ver se dio cuenta que lo amaba y nos referimos a Kurosaki Ichigo que se encontraba bastante extrañado por el comportamiento del serio capitán que naturalmente despertó su curiosidad.
Desde que Ichigo había perdido y vuelto a recuperar sus poderes muchas cosas eran distintas pues habían cambiado: Rukia se había convertido en teniente del decimotercer escuadrón cuyo capitán a cargo es el amable Ukitake Jushiro. Por lo mismo de que se había convertido en teniente, su hermano Byakuya se había preocupado por su seguridad, pero su orgullo Kuchiki le impedía demostrarlo, así que le había pedido a su compañero capitán que la cuidara; con el paso del tiempo se habían vuelto buenos amigos. Al principio se pensó que solo eran sobre los asuntos del Seretei, aunque todo cambio cuando por los pasillos del decimotercer escuadrón se escucharon dos risas una de ellas fue fácil de reconocer era de su taichou Ukitake pero la segunda era al parecer de Kuchiki taichou y tenían razón. Todos se quedaron impresionados incluso el comandante en jefe Yamamoto-san ya que en solos nulas ocasiones se había escuchado su risa en un tono bajo, pero esa fue distinta no era disimulada, era sin importarle que o quien lo escuchara, poco a poco esto se fue haciendo costumbre ya que eran constantes las visitas de los capitanes a al escuadrón del otro. Tiempo después se les unió a las visitas el capitán de octavo escuadrón Shunsui Kyoraku. Pero había una regla entre los tres no le podían decir a nadie ni a sus tenientes de lo que habían hablado a no ser que se decidiera que se podía informarles de la situación discutida
