En uno de los más distinguidos salones del Ministerio de la Magia se encontraba Hermione Granger. Su marido, Ronald Weasley, la acompañaba enfundado en un costoso traje negro complementado con una camisa blanca. Ya nadie, en estos tiempos, osaría de acusar a Ron de pobre por que de todas las cosas que era, aquella era la última de la lista. Es que últimamente Ronald había encontrado el éxito de la mano de su esposa, y tenía la suficiente fortuna como para que él y sus hijos no tuvieran que trabajar en toda su vida.
Hermione observó toda la gente que allí se reunía. La mayoría se la pasaba alardeando del dinero que habían juntado, pero ella no era así, al menos no cuando no necesitaba hacerlo. Estrechó fuerte la mano de su esposo y le sonrió. Ron sabía que odiaba ese tipo de gente pero no podían faltar a esa fiesta, por cierto muy aburrida según la castaña. Ella se acercó a una de las jóvenes de la alta sociedad con la que solía frecuentarse, una de las más soportables de aquel salón. Hermione hizo un paneo general de aquel salón, entonces la vio. La esposa de Draco Malfoy, una de las mujeres más respetadas de todo el mundo mágico, no por su inteligencia, si no por su esposo. La castaña se preguntó dónde estaría él, por qué no la acompañaba. Recorrió todo el salón pero no lo encontró allí. Ron, unos metros detrás de su esposa, hablaba con tres Slytherins a los que nunca en su vida pensó hablarles y otro grupo de empresarios de la alta sociedad mágica. Pero uno de los tres Slytherins tenía la mente muy lejos de lo que la comadreja pudiera llegar a decir...
"...Sus manos, su cuerpo totalmente desnudo, piel con piel..."
Le observó la espalda que el generoso escote de su vestido le dejaba explorar, permitiendo cavilar en que no llevaba sostén y que su piel era extremadamente inmaculada en su espalda. El vestido negro, que hacía resaltar el tono levemente pálido de su piel.
"...De su pálida piel..."
Le encantaría ver su reacción si se acercaba, pero no podía ni debía, aunque sabía de memoria la reacción que adoptaría. Estaba seguro que estaría incómoda allí porque siempre había odiado todo ese tipo de gente, la que aparentaba, la que solo le importaba el dinero y las apariencias. Sin embargo estaba allí, seguramente dando lo mejor de si para no tirar de los pelos de alguna de aquellas rubias huecas.
"...Bajándole el cierre del vestido lentamente..."
Tenía mucho mejor gusto para vestirse que su esposa, ella era fina, elegante, moderna pero sin perder lo clásico. Observó a su esposo y se preguntó cómo es que se había casado con alguien tan incompetente como él. Observó a su esposa y se preguntó cómo es que se había casado con alguien tan hueca como ella. Entonces volvió la vista a Granger que seguía de espaldas a él, entablando conversación con algunas de aquellas jóvenes. Se preguntó de qué hablaría la sabelotodo cuando se juntaba con este tipo de gente.
"...Deshaciéndose de él, dejándolo perdido en algún lugar de la habitación..."
Volteó su cabeza y observó a algún integrante del grupo con el que Draco conversaba. Empezó a acercarse allí con un paso lento y rítmico. Pero no se acercaba a él, se acercaba a su esposo. El rubio observó cuando se abrazó a su esposo y le murmuró algo en el oído pero la comadreja le contestó:
-No Hermione, ahora no, ve tú sola.
Entonces la castaña que ya se estaba por retirar levantó la vista y lo vio. Soltó una débil sonrisa y acercó a la otra punta del círculo de empresarios, donde estaba él. Cuando creyó que iba a saludarlo ella soltó:
-Theo, tanto tiempo sin verte-le dedicó una brillante sonrisa.
-¡Hermione!-le tomó la mano y se la besó.
La castaña le dedicó al rubio una mirada disimulada con un dejo de venganza. Él le sonrió con soberbia.
-¿Vamos a la barra a tomar algo?
-Por supuesto Herms.
Ambos jóvenes se alejaron del grupo vigilados por Draco y por Ron, el segundo mucho más despreocupado. La castaña se apoyó en la barra.
-¿Cómo has estado, princesa?
-Muy bien por suerte, con muchísimo trabajo ¿y tú?
-Bien, en el mejor momento de mi vida.
-¡Oh! Me alegro por ti-dijo sincera.
-¿Ronald sigue igual que siempre?
-Sí y últimamente ha estado peor.
Theo le dedicó una mirada comprensiva.
En eso se acerca el camarero y muy amablemente les pregunta qué van a beber.
-Para mí un Whisky de Fuego-decidió el castaño- y para la señorita...
-Un tequila-dijo sin vacilar.
-Esa no es una bebida para una dama, Granger-el camarero se detuvo-. Suspenda el tequila y traiga dos Sex on the Beach-ordenó la fría y autoritaria voz de Malfoy.
-¿Desde cuándo no puedo beber lo que yo quiera?-Cuestionó ella resaltando la palabra YO.
-Sé porque sueles pedirlos ¿lo recuerdas? Y esta no es una buena ocasión para hacerlo, ¿o sí?
"...Ella solo quería un tequila..."
Ella como toda respuesta simplemente cayó.
-No comiencen a pelear ahora-llamó a la paz Theo.
-Un Whisky de Fuego y dos Sex on the Beach-interrumpió el camarero antes de que alguno de los otros dos pudiera replicar.
Una vez que tuvieron sus bebidas el inusual trío caminó hacia unos sillones. El rubio observó a Hermione, el escote que llevaba puesto delante era casi tan generoso como el de atrás.
-¿Te pierdes en el escote?-interrogó la castaña al rubio al notar su mirada, ganándose una carcajada de Theo.
-Puedo perderme en mucho más que tu escote si quieres-soltó solo para hacerla enfadar.
El castaño sonrió, ninguno de los dos cambiaría nunca.
-Piérdete en todo lo que quieras mientras no sea mío-ella sonrió triunfante y se volteó un poco para conversar con Theo.
Bajó la vista a sus piernas medio tapadas por el vestido y recordó la calidez de éstas enredadas a su cuerpo.
"...La camisa olvidada junto con el vestido, siendo poco concientes de lo que hacían..."
Pero solo bastó un codazo de su amigo para volver a la realidad, su esposa se acercaba.
-Amor, ¿podemos irnos ya?-cuestionó sin inmutarse de los otros dos acompañantes.
-No, linda, pero puedes irte tú si quieres, en cuanto termine iré contigo.
Ella sonrió y lo besó apasionadamente.
-Gracias amor-se alejó de allí.
-¿Por qué le mientes a tu esposa, Malfoy?
-No le miento Granger, estoy ocupado en cuanto termine, iré con ella.
-Pero si no estas ocupado, Draco-interrumpió Theo.
-Sí, estoy muy ocupado "perdiéndome en el escote de Granger"-agregó lleno de sarcasmo.
-Chicos, debo irme. No puedo dejar a Luna mucho tiempo sola últimamente. Les ruego que se comporten, hay mucha gente para que se pongan a pelear.
Le palmeó la espalda al rubio y le besó la mano a la castaña.
-Adiós Theo-le sonrió ella.
-Adiós chicos-miró a Malfoy-. Compórtate.
-Díselo a ella también.
-Tú eres el caballero-se alejó de allí con una sonrisa.
Malfoy se acercó más a Hermione. Posó su mano sobre la pierna y dijo:
-Ya estamos solos, Granger.
-Salvando las distancias de que el salón está repleto y ese de allá es mi marido.
Posó su mano sobre la del él y la puso en cualquier otro lugar que no fuera su cuerpo. Eran tan suaves como las recordaba.
"... Sus manos recorriendo todo su cuerpo, vacías si no estaban en él. Sorpresivamente resultaron casi tan expertas como las suyas propias..."
Él sonrió.
-¿Temes que te toque?
-No-dijo segura.
Pero Malfoy sabía perfectamente sus debilidades. Con la punta de los dedos le acarició el brazo y ella no pudo evitar estremecerse.
-Me encantaba que hicieras eso ¿lo recuerdas?
Ella sonrió y le tapó la boca. Entonces él aprovecho y le beso los dedos, la yema de los dedos.
Ron, que ya a esa hora había bebido demasiado comenzaba a dolerle la cabeza. Se acercó a su mujer que estaba sentada en un sillón junto con Malfoy, cosa que no le agradó mucho. Se sentó junto a ella y le dijo al oído:
-Herms me duele mucho la cabeza, vamos a casa.
Ella, tal cual lo había hecho él antes dijo en voz alta:
-No, ahora soy yo la que no quiere irse. Ve, en cuanto termine voy contigo.
El pelirrojo miro al rubio y le dijo:
-Llegas a tocarle un pelo a mi esposa y te juro que no vivirás para contarlo.
El ojigris sonrió arrogante.
-No haremos nada que ella no quiera-dijo.
-¡Por Merlín Malfoy, estás casado!
-¿Entonces insinúas que quieres algo más que una conversación conmigo?
La había hecho pisar el palito. Ron repitió:
-Llegas a tocarle un pelo a mi esposa y te juro que no vivirás para contarlo.
-Tranquilo, comadreja, no le haré nada a tu castorcito.
Ella le dedicó una sonrisa totalmente falsa. Ron la besó posesivamente mientras el rubio rodaba los ojos.
-Nos vemos en casa hermosa.
Draco observó a Ronald irse caminando hacia la puerta, cuando estuvo lo suficientemente lejos como para no escucharlo dijo:
-Si supiera que me he atrevido a hacerte lo que el nunca podría imaginarse.
Hermione soltó una risa forzada.
-Yo tampoco me he quedado atrás-dijo desinhibida.
-No, definitivamente, no.
Ambos sonrieron.
-Me gustaría saber que le da placer a una mujer tan hermosa.
Ella sonrió.
-Lo sabes de memoria-dijo.
"...Sus labios recorriendo su cuello..."
Ambos sonrieron.
-Me encantaría rememorarlo-contestó provocándola.
-A mí también.
-¿Saldremos juntos o alguno de los dos sale primero?
-Sal tú, en quince minutos salgo yo.
Él sonrió, había cosas que no cambiarían nunca. Le dio un beso en la mejilla y dijo:
-Donde siempre.
-Donde siempre repitió ella.
Él se alejó de allí, exactamente por donde minutos antes se había ido Ronald Weasley.
"...Igual que cuando comenzó a hablarle, ahora era poco conciente de lo que hacía, pero sabía que le encantaba..."
Hermione se levantó y se despidió de toda la gente que conocía. Se dirigió hacia la puerta y se apareció en la puerta de un edificio de lujosos departamentos. El rubio la esperaba en la puerta. Entraron y subieron al último piso, el más lindo, el más lujoso, el más caro. El viaje en el ascensor se hacía interminable. Draco, libre de espectadores, cayó en la tentación y la besó apasionadamente como hacía tiempo que no la besaba. Quería sentirla, tocarla, amarla. No estaba bien, pero aún así quería. Cuando el rubio le abrió la puerta para dejarla pasar ella se encontró con el departamento tal cual lo recordaba. Sonrió. Amaba aquel edificio. Lo que más le gustaba de él era que estaba totalmente espejado y desde allí se veía todo Londres. Le fascinaba poder ver todo y que no la vieran. Porque si mirabas el edificio desde afuera lo único que verías es tu propio reflejo o el de los demás edificios. Draco cerró la puerta y se acercó a Hermione. La tomó de la cintura y le besó el cuello, ella se estremeció.
-Me encanta el efecto que mis besos tienen en ti-le confesó.
-Sí, solías decírmelo-admitió.
Él sonrió todavía en su cuello.
"...Y detrás de cada caricia había una llama, una llama que la encendía poco a poco..."
Y ella se alejó un poco para ver sus ojos. Reconoció que había algo diferente en ellos desde la última vez, pero no supo que era. Reconoció, también, el deseo, las ganas de amar, la necesidad de amar.
Aunque la culpa la carcomía, deseaba demasiado lo que iba a hacer.
Le besó la boca con desesperación, con necesidad. Le acarició el cabello rubio, que como agua, se escurrió en sus manos. Y casi con la misma necesidad con que lo había besado, le quitó el saco y luego el moño que se interponía en su objetivo, el de quitarle la camisa. Él solo se dejó, dejó que lo besara, que le quitara el saco, el moño y hasta la camisa. Entonces ella se abrazó a su cuello y lo volvió a besar. Draco la alzó y ella enredó sus piernas en él y el pudo sentir la calidez de estas alrededor suyo.
"...Y casi con necesidad le había dicho que la amaba, pero ella no lo había escuchado y él nunca volvió a repetirlo..."
Caminó con ella todavía encima hacia el cuarto, donde la apoyó suavemente en la cama y el se acostó sobre ella. Con ansias buscó el cierre del vestido para quitárselo poco a poco, suavemente. Para disfrutar del momento. Para que quedara en sus memorias hasta la próxima vez, para que se grabara a fuego en sus sentidos, en todos sus sentidos. Con una sonrisa observó que sus cavilaciones sobre que no llevaba sostén eran totalmente ciertas.
-¿Todavía llevas el tatuaje?-preguntó.
-Sí, todavía lo llevo.
El sonrió.
-¿Te molestaría darte vuelta?
Él le dio espacio para que pudiera rotarse y ella, obediente, se acostó boca abajo. Los ojos de Draco bajaron hasta el final de la espalda de Hermione donde observó la mariposa que conocía de memoria con sus ojos, sus manos y hasta su boca. Como tantas otras veces le besó el tatuaje hasta cansarse y volver así, a sus intoxicantes labios. Poco a poco la ropa que todavía llevaban puesta fue quedando perdida en la habitación, naufraga en aquel mar de pasión.
Hermione se abrazó a él y Draco le estrechó en sus brazos.
-Tal como te recordaba-le dijo.
Ella sonrió.
-Tú tampoco has cambiado.
Le acarició la espalda todavía desnuda con la yema de los dedos, ella se limitó a mirar las estrellas que brillaban alrededor.
-¿Quieres champagne? Como solíamos tomarlo antes...
-No, solo quiero que te quedes aquí conmigo. No me sueltes, tengo frío.
Él sonrió.
-¿Quieres que te de calor nuevamente?-sonrió pícaro.
Ella sonrió en su pecho y dijo:
-¿Te parece que no ha sido suficiente?
-Sí-afirmó él-solo que como tenías frío tal vez querías un poco de mi calor.
-Con el que me brindas ahora me basta-él le sonrió.
Ella levantó la cara para mirarlo a los ojos y la inesperada ternura en sus ojos la invadió.
-No está bien lo que hacemos, esto no está bien.
-Lo sé. ¿Pero acaso piensas que mi mujer y tu marido no nos engañan?-ella abrió la boca para replicar-al menos la mía sí.
-Ronald nunca me haría eso. No, definitivamente él no me engaña.
Él la observó y vio el atisbo de duda en sus ojos.
-Tú tampoco engañarías a la comadreja, sin embargo mírate, hasta te has sacado el anillo para hacer el amor conmigo.
-Tú también te lo has sacado-replicó la castaña.
-Y mira con quien has terminado, con Draco Malfoy-continuo como si ella no lo hubiera interrumpido.
-Lo dices como si hubiera caído muy bajo-le dijo.
-Tal vez has caído muy bajo-admitió.
Ella lo acarició algo preocupada.
-Nunca vuelvas a decir eso ¿me escuchaste?
-¿Por qué no?
-Por que...
-¡Por Merlín Hermione! ¡No vas a decirme que me quieres!
Ella tomó la sábana, se envolvió en ella y se acercó a la pared espejada. Se perdió en algún lugar de la gran ciudad, enamorada de aquella vista casi tanto como lo estaba de Draco Malfoy.
-¿Y si lo dijera qué?-desafió
-No puedes quererme Hermione, no puedes enamorarte de mí.
-No sabes lo que dices.
Estaba comenzándose a enfadar, la estaba exasperando.
-Que yo me enamoré de ti no quiere decir que tú también tengas que hacerlo.
"...Era aquella la razón por la cual no lo había repetido, lo que vivían era una locura, la más hermosas de las locuras, pero una locura al fin..."
-Lo sé Hermione, pero aún así no seas dura, no permitas involucrarte más de lo que ya estas conmigo.
-¿Por qué no? ¿Representas algún peligro para mí?
-No, no es eso Herms-la observó, estaba de espaldas enfundada en la sábana blanca.
Ella, enfadada, se sentó en la cama y comenzó a vestirse.
-¿Qué haces?-preguntó él, no quería que se alejara.
-Me voy-soltó con apuro.
-Pensé que ibas a quedarte hasta mañana conmigo.
-Sí, eso iba a hacer pero ya no tengo ganas de estar contigo.
-Hermione
Pero ella no respondió.
-¡Hey! ¡Princesa!
"...Ella era su princesa, a escondidas, en silencio, pero era su princesa aún así sin saberlo..."
Pero ella no respondió y sin saludarlo desapareció. Él solamente esperó con ansias que el destino los volviera a cruzar. Si no los cruzaba el destino, él haría lo imposible para verla a solas.
Cuando Hermione, llegó a su casa Ron todavía dormía profundamente. No había amanecido, pero estaba por. Observó el cielo desde la ventana de su elegante cuarto y una fría lágrima salada recorrió su mejilla para luego perderse en su pecho. El dolor era insoportable. La castaña observó sus manos que minutos antes habían estado acariciando al hombre que amaba. Otra lágrima se escapó de sus castaños ojos. Si él no quería que se involucrase más era porque él no sentía nada por ella. Fue allí que por primera vez reparó en que solamente eran amantes y que él podría tener otras tantas como ella. Y otras dos nuevas lágrimas volvieron a escaparse de sus ojos.
-Amor...-la llamó Ron con voz ronca desde la cama.
-Sí, ya voy-se secó las lágrimas rápidamente y se volteó a ver a su esposo adormilado-. Tengo algo que decirte Ron.
El pelirrojo notó el lamento en su voz y con miedo dijo:
-¿Puede ser que me lo digas mañana?
-Sí, pero no quiero retrasarlo más.
-Está bien, mañana hablaremos hermosa.
Ella se quitó el vestido por segunda vez en aquella noche y se puso un camisón. Se acostó al lado de su esposo y se rindió al traicionero sueño.
Hermione despertó alrededor del mediodía. Cuando volteó la cabeza observó que su esposo ya no estaba allí. Fue entonces que decidió bajar, debía decirle todo o perdería el valor que ahora creía tener. Bajó las escaleras con rapidez y gritó:
-¡Ron!
-Aquí estoy-la voz provino desde el escritorio.
Caminó hasta allí y se sentó en frente de él. Lo miró a los ojos.
-Tenemos que hablar-le dijo.
-Si, Herms, lo sé. Me lo dijiste anoche.
Observó la expresión de ternura que tal vez aquella fuera la última que el le dedicaría a ella.
-Yo...
Sus ojos, aquellos que un día creyó amar.
-No me es fácil decirte esto...
Hasta que se reencontró con aquellos grises que le destruyeron el mundo en el que ella creía vivir. Fue entonces que supo que él era su mundo.
-Mira... yo... Quiero divorciarme, Ron
Reparó en su expresión incrédula, en sus ojos agrandados de la sorpresa.
-¿Qué? ¿Estás bromeando verdad?
Intentó tragar saliva pero su boca estaba seca y se sintió insignificante.
-No, no bromeo y me duele no estar haciéndolo. Pero no puedo seguir así... Ya no siento lo mismo. He olvidado como amarte.
Su única reacción fue quedarse quieto, oír lo que ella le decía esperando que fuera un sueño, pensando que pronto despertaría con su hermosa esposa besándolo.
-No sé amarte como tú te mereces.
Pero él seguía callado.
-Lo siento. Le diré a mi abogado que te envíe los papeles.
Se levantó, ya estaba por irse cuando él dijo:
-¿Es por otro, no?
Ella, como toda respuesta contestó:
-No sabes cuando lo siento. Pero temo que he de decir que no me arrepiento.
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N/A: Hola a todos! Como andan? Espero que bien...
Aqui estoy con el primer capitulo de esta nueva historia... que tal? Felicitaciones o tomatasos?
Me encantaria que me dijeran(a traves de un rewiev) que le parecio, ya sea una felicitacion o una critica. Acepto gustosa cualquier tipo de Rewiev
Besitos y supongo que nos leeremos en el proximo capitulo.
