¿Se pueden comprar personas? Bueno, yo lo hice, así que, ¿por qué no?
Su narradora, es decir yo, sólo buscaba entretenerse un poco, sí, de forma únicamente sexual. Pero nunca pensé que este chico sería tan fuera de serie.
Que caería enamorada de quién, se suponía, no debía ser más que pura entretención casual para mí.
Que, pese a tenerlo como si fuera un objeto, acabaría tratándolo mejor que nadie...
Simplemente, no sirvo para esto.
— ¿Te encuentras bien? Estás muy pensativa — y, mierda, él no lo sabe.
—Sí, es sólo que ha sido una semana muy ocupada — y también quiero darte un hijo.
—Oh — sonrió, totalmente tranquilo.
Agh, tan cerca y tan lejos a la vez.
¿Por qué no lo abusé como debía? Lo normal hubiese sido copular como Dios manda, en contra o no de su voluntad.
Ah, pero claro, me sentí obligada a preferir que él lo hiciera por su propia decisión, pese a que mis pensamientos no estaban del todo conformes con esta decisión.
¡Maldito niño!
Tiene tres años menos, ¿qué mierda tiene que me encanta?
¿Su pelo?, ¿su físico?, ¿su rebosante inocencia, tal vez?
No lo sé; sólo sé que me amará,
Ojalá pudiera decir "quiera o no".
—Puto — solté, sin intención alguna de hacerlo.
— ¿Eh? — me miró sorprendido, parpadeando con duda.
Mierda.
Quizás mi historia es un tanto cómica; poco romántica, y demasiado lasciva; pero es romance, pese a todo, me enamoré, y eso es lo más importante de toda esta gran hazaña, desde mi perspectiva una odisea inigualable.
Lo único valioso, relevante y válido aquí, es el amor.
