Prologo

En uno de los barrios más emblemáticos de ciudad Londres donde se suponía que era en una mansión de un noble respetable, pero en realidad nada era como parecía. Dentro de esa hermosa casa de 3 pisos, un grupo de locos formaban una secta adoradora de Dioses olvidados, pero en especial a una diosa.

Entre canticos en lenguas muertas, un hombre con túnica roja con jeroglíficos dorados bordados en la tunica, cuando este hombre subió al estrado donde estaba la estatua de esta Diosa, el hombre subió una mano y los cantos cesaron.

—Hoy comienza el año del escorpión, y después de muchos fraudes la hemos encontrado

Los demás miembros de la secta comenzaron a ovacionar las palabras de su líder, las ovaciones eran de felicidad. Al fin podrían conseguir sus objetivos, los antiguos dioses no estaban muertos solo dormidos y entre todos ellos una Diosa superior a todos incluso que al Dios cristiano.

—La vemos estado esperando mucho tiempo y nosotros hemos hecho esperar mucho a los grandes Dioses propongo un sacrificio para saciar su sed

—¡Sacrificio! ¡Sacrificio! ¡Sacrificio! ¡Sacrificio! – gritaban eufóricos los demás miembros de la secta

—¡Ofrezcamos al niño y a la niña!

De entre los encapuchados, 2 mujeres semi desnudas con máscaras de Anubis trajeron a una niña y un niño bien vestidos que parecían tener miedo. La suma sacerdotisa, una mujer con túnica morada y mascara egipcia les puso un ojo de Horus a los asustados niños y las mujeres los subieron al altar donde los ataron de los pies para sacrificarlos y bañar con su sangre la imagen de esa antigua diosa. Y una vez más comenzaron los canticos en lenguas muertas celebrando una noche perfecta como esta.

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Mientras tanto, en una mansión a las afueras de Londres. Una jovencita de unos 13 años dormía tranquilamente en su cama, la tormenta de afuera parecía no perturbar su sueño. En la habitación de la niña había un retrato de su madre y también un regalo de ella traído desde Egipto, una cruz egipcia o anj. Que según ella traía buena suerte y daba protección.

El amuleto egipcio permaneció en su lugar hasta que extrañamente se invirtió por si solo y de este comenzó a emanar mucha sangre de la cruz egipcia y como en un mal sueño la muchacha despertó sintiendo un mal presentimiento que le helo la sangre para luego sentir un tibio y viscoso liquido tocándole el pie para después darse cuenta que era sangre y ver la pared ensangrentada.

—¿Qué está pasando? ...tengo miedo

Fue lo único que pudo decir, ella no entendía nada.

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En otra parte de la mansión. Un hombre ya anciano estaba bajo los efectos del alcohol y el opio. La habitación entera olía a opio y las botellas de licor estaban por todas partes, el anciano comenzaba a alucinar ya que estaba drogado aparte de borracho. Ya no era el hombre que fue. Entre los efectos del alcohol y el opio, aquel hombre anciano vio sombras del pasado: vio a su hijo mayor y heredero sin su brazo; vio a su esposa con un vestido azul y una mirada llena de reproche; a su hija mayor con el vestido y el vientre emanando sangre; su otra hija la cual sin cordura perdía su belleza en donde estaba ahora; y su hijo menor, que tenía un gran agujero en el pecho donde salía sangre. Todos lo miraban.

—Por...favor, ya no me atormenten...lo siento

La lluvia comenzaba a calmarse, pero la secta no. Ellos, gente poderosa, nobles y gente muy rica. No cometerían errores esta vez, la encontraría, a la gran Diosa que estaría de su lado para el nuevo régimen que gobernara el mundo.