Obsesión

Por ClockyEvans

Si James no hubiese cerrado mal la cortina la noche anterior, ese rayo de luz, que se posaba sobre la cabellera roja de la joven a su lado, no habría podido realizar su papel en aquella escena.

Él, con sus dedos cálidos por haberlos tenido entrelazados con los de ella, rozó su mejilla y observó esos párpados que protegían los posibles verde-azulados ojos que aún no lo miraban.

James no quería despertarla por temor a salir decepcionado. Sus intenciones no eran malas, pero si algo en aquella escena se diferenciaba de la que siempre soñaba, no se permitiría perder más tiempo, como siempre lo hacía.

Ella, vistiendo sólo una blusa color violeta y algo de rubor en su rostro, se movió entre los brazos de James, casi despierta esperando a que él la despertase por completo, pero el joven sólo la miraba con interés. Estaba ansioso.

- James… - murmuró, sin abrir los párpados de sus ojos - ¿qué hora es?

- Las once de la mañana – la joven intentó impedir que el rayo de luz, que lograba atravesar la ventana, no le lastimara su rostro y se tapó con una mano. James se levantó de la cama para cerrar completamente la cortina y se quedó de pie, a espaldas de la joven, esperando por esa señal.

- Ya es tarde, ¿desayunaste? – James negó con la cabeza pero sin hablar, esperando a que ella pudiese verlo – Entonces salgamos, vamos a un café de por allá afuera, ¿si? – lo estaba mirando.

En ese momento, James aprovechó para girarse en su lugar y mirarla de vuelta. Una joven pelirroja, con el cabello sobre sus hombros pero que no rozaba su pecho, de ojos cafés lo observaba. Tenía la pinta de estar recién despertando.

James suspiró, abatido una vez más, tal vez no decepcionado porque, de una u otra forma, él sabía que ella no sería Lily. Los ojos verde-azulados que alguna vez lo miraron de vuelta ya no eran parte de su vida, pero la presencia de cualquier cabello pelirrojo era la única forma de sentir que nada había cambiado. Sin embargo, era un recordatorio para cada mañana de que aún no podía dejarla ir.

Simplemente no podía.