Advertencia: Hay personajes que tiran pa' la otra acera (a que no os lo esperabais?)
Nota: Hey! Que tal, hace mucho que no aparezco por aquí XDD. Bueno, el prox cap del Club Slyth está casi acabado y el del Museo empezado :P, pero leí La tabla de Flandes de Arturo Pérez Reverte y esto no me dejaba en paz! Así que aquí está. Si habéis leído el libro, el principio del fic os sonará bastante, si no os lo habéis leído ¡hacedlo! A mí me ha encantado (bueno, la verdad es que casi todos los libros de Pérez Reverte me gustan) Bueno, espero que os guste!
Importante: Alguien puede decirme cómo coño hago que me salgan las líneas de diálogo al principio? Porque me tienen hasta los ovarios con su puta manía de borrarse. Gracias.
Prólogo
Remus juntó lentamente las yemas de sus dedos y luego adentró la barbilla en el triangulo que había formado entre sus dedos índices y anulares, estirándose en el proceso el labio superior de una manera que seguro debía doler. Pero él no sentía absolutamente nada. Su mente estaba totalmente ocupada con la escena que se le presentaba delante de sus ojos levemente desenfocados, con esa mirada que tienen aquellos que miran una imagen impresa en la memoria y no necesitan ni siquiera verla para conocer hasta el mínimo detalle. Los sonidos de su alrededor parecían no existir, sólo era consciente del tablero negro y blanco que lo separaba de James y las fichas que esperaban en un silencio reverencial a que las moviese. Juntó con un movimiento pausado los dedos, arrastrando la barbilla hasta situarla arriba de sus uñas mordidas. Entrecruzó los dedos sin que cambiara uno de los músculos de su rostro. Guiándola con sus brazos, elevó la cabeza para tener un panorama más amplio de las piezas eliminadas que esperaban alienadas a cada lado del tablero. James supo entonces que su amigo iba a mover. Unos segundos después, Remus apoyó la mejilla derecha en los nudillos de su puño mientras que con la mano izquierda desplazaba suavemente una de sus torres dos casillas hacia la derecha.
Sólo entonces el licántropo se permitió levantar la vista hacia su amigo con una media sonrisa. James le contestó con el mismo gesto. Ambos sabían que Remus tenía una extraña obsesión con las torres, las usaba y protegía en un extremo que podía parecer estúpido. Aunque claro, esa impresión se te quitaba en el momento que veías como tú rey se iba quedando poco a poco sin ayudas. El moreno había oído muchas veces decir que las mujeres solían usar mucho los alfiles, con su movimiento tan femenino, diagonal y profundo... En cambio las torres eran unas piezas bruscas, previsibles a la vez eran unas de las más temibles, bestiales... Suponía que era por eso que fascinaban particularmente al hombre lobo.
.-Prongs...- susurró Remus interrumpiendo los pensamientos del moreno.
.-¿Mmmhmmm?- murmuró con la mirada clavada en el tablero. Hasta que los poderosos ojos del licántropo, uno verde y el otro amarillo, atraparon los suyos obligándolo a levantar la vista.
.-Tú sueles ir a clubs de ajedrez¿verdad?
.-Ajá.
.-Debes conocer a bastantes buenos jugadores...
James arrugó un poco la frente, curioso ahora en averiguar adónde quería ir a parar su amigo con esa conversación.
.-Unos cuantos.
.-Prongs- susurró reclinándose hacia delante con un rostro decidido.- Necesito conocer al mejor.
.-¡Padfoot!
James caminó del comedor a la cocina y de ahí al cuarto de los trastos.
.-¡Padfoot¡Haz el puto favor de contestar cuando te llaman!
.-¿Qué quieres?- preguntó el susodicho con voz pastosa levantándose del sofá dónde al parecer se había quedado dormido la noche anterior.
James hizo un chasquido desaprobador con la lengua delante de la enésima prueba de porqué Remus buscaba tan desesperadamente piso (a espaldas de Sirius, por supuesto). Y precisamente de él había venido a hablar.
.-Pads¿sabes si Moony se ha metido en algún lío últimamente?
Ninguno de sus amigos sabía demasiado bien en que trabajaba. Sabían que tenía algo que ver con cuadros y que era el responsable de que otra gente ganase o perdiese grandes cuantidades de dinero. También sabían que lo que hacía no siempre era demasiado legal. De echo, la mayoría de las veces bordeaba el límite demasiado cerca.
No sería la primear vez que Sirius abriera la puerta para encontrarse con algún tipo elegante y rostro amable pero lo ojos incendiados de la ira, un par de matones o alguna mujer disimulando su alteración bajo una capa de elegancia. Tampoco sería nuevo que Remus le salvase de alguna situación delicada debido al conocimiento de algunas actividades sucias de empleados del gobierno no demasiado fiables. Así que a ninguno de los dos les extrañaría encontrar al castaño metido hasta el fondo en alguna mierda de las gordas.
.-Que yo sepa no¿por?- preguntó Sirius despejándose de pronto.- ¿Ha pasado algo?
.-¿No has notado ningún comportamiento extrañ... inhabitual en él?
.-Uuuuu... Que yo sepa no, pero es que tampoco coincidimos mucho por aquí.
James rodó los ojos. Todavía le parecía increíble que compartiendo piso, él supiera más cosas sobre Remus que el mismo Sirius. Y eso debía ser la razón número...
.-Bien, no pasa nada, voy al Bishop, adiós.
.-¡Espera, Prongs¿Qué le ha pasado a Remus?
.-Nada, nada, no le ha pasado nada- contestó el animago con prisas por apareter en el club de ajedrez. Pero justo antes de irse pareció acordarse de algo y se giró hacia su mejor amigo.- Y Pads, creo que deberías hablar un poco más con tu compañero de piso, es difícil vivir con un autista¿sabes?
Y se fue.
Remus se reajustó el cuello de la gabardina con un gesto mecánico. Siempre le había fascinado el cine, sobretodo los tiempos dorados de Hollywood y sus películas en blanco y negro de diálogos brillantes y una tensión sexual que podías palpar desde el sillón. Así que, después de lo que nunca serían demasiadas películas de Humphrey Bogart había decidido darse uno de sus pocos caprichos, la gabardina. La había conseguido en una tienda de ropa de segunda mano que estaba en el camino entre el supermercado más cercano y la que, por ahora, era su casa. No era demasiado llamativa, incluso la podrías llegar a confundir con un abrigo si la veías de pasada, y más sobre los gastados vaqueros que solía llevar; pero si realmente la mirabas, aunque sólo fuese unos segundos, ya descubrías la verdad sobre la prenda. Poco más o menos cómo con la mayoría de las personas.
Pegó una calada profunda al cigarrillo y observó el edificio que se encontraba delante suya.
Para ser el club de ajedrez mágico más importante de Londres se esperaba algo ligeramente más espectacular. O menos ruinoso.
Era un edificio que no se veía demasiado grande, mal pintado y con unas rejas de hierro oxidado en las ventanas. Le recordaba vagamente a unas oficinas de la depresión en desuso.
Pisó la colilla con la deportiva y agarró fuertemente la correa de la gran bolsa de cuero que llevaba siempre colgada del hombro mientras que con la mano derecha bajó levemente el paño de plástico y empujó la puerta de cristal translúcido. Travesó un pasillo lleno de percheros con los más variados abrigos y saludó al recepcionista antes de adentrarse en el Rock N' Mate. Definitivamente tenía que hablar con el dueño sobre el nombre.
Cuándo entró, Remus se sintió perdido. Cómo supo después, esta era la primera impresión de todas las personas que entraban por primera vez al local. Era una sala que parecía no tener fin, llena de mesas, silla y estanterías sin ningún orden aparente, envuelta en un silencio poblado de suaves murmullos.
Recorrió la estancia con la mirada, intentando decidir por dónde empezar. Agarró su bolsa todavía más fuerte y parpadeó dos veces intentando concentrarse en los olores de su alrededor y, cómo siempre hacía cuándo entraba en algún lugar nuevo, memorizando todos y cada uno de ellos.
.-¿Le puedo ayudar en algo?
.-Oh, buenos días ¿Sabe dónde juega normalmente Christian Essenhower?
El hombre bajito que se le había acercado le señaló algún punto hacia la derecha y al fondo, al que se dirigió con paso decidido. En su camino hacia allí se detuvo a observar una partida rodeaba por un poco más de espectadores que las otras.
La gente comentaba en murmullos que jugada creían que iba a hacer ahora el más mayor de los dos jugadores, un hombre de unos treinta y pocos que observaba el tablero concentrado pero con media sonrisa en la cara. Estaba claro que tenía las de ganar o que, al menos, eso era lo que pensaba cuándo movió su caballo y agrandó su sonrisa. El otro jugador sería un tres o cuatro años menor que Remus, pero parecía tener unos pocos más. Era un chico negro, alto y flaco, con el cabello rapado muy corto. En sus ojos, fijos en algún punto inconcreto de la partida, pero que miraban hacia su interior, se distinguía un punto de inteligencia fría, calculadora. Cómo si el gesto no le importase lo más mínimo, empujó uno de sus peones en diagonal, comiéndose uno de los blancos.
La sonrisa del mayor desapareció y Remus supo que lo había encontrado.
Ahora entendía el porqué a la gente que había estado mirando la partida Christian no les caía en demasiada gracia.
Volvió a tomar un sorbo del café escondiendo la sonrisa que luchaba por plasmarse en sus labios. Tampoco que fuese una lucha muy difícil, mentir y esconder sus emociones eran ahora un acto más reflejo que consciente.
Si fuese cualquier otra persona, pensó, ya haría tiempo que se hubiera ido a punto de tener un ataque nervioso a causa de la tensión y el sentimiento de incomodidad. Pero él era Remus Jhon Lupin, famoso por poner nervioso a todo el mundo simplemente mirándole a los ojos sin mover ni un solo músculo, o precisamente por eso.
Cuándo Remus se presentó, Christian se había convertido en otra persona. Había pasado de ser el chico con pintas de ser más maduro de lo que le correspondería a su edad, de ojos inteligentes, seguro de si mismo y con una actitud apática a ser un chico patoso y tímido de diecinueve años, de aspecto plano e incluso vulgar y una ppse más bien defensiva. Pero ahora, mientras lo observaba atentamente al otro lado de la mesa, analizando todos los detalles sobre él que creía necesarios, había vuelo a ser ese chico que había atraído su atención cómo un imán.
.-¿Dónde está el cuadro?- preguntó finalmente volviendo a ser el chico apagado que, como comprobó luego, era su aspecto siempre que no había una tablero o un problema de lógica por medio. Al parecer había descubierto más pros que contras en él. Remus no supo decidir si eso era bueno o malo.
.-Lo tengo en casa. Está a un cuarto de hora en coche, en el centro.
Christian se lo quedó mirando extrañado.
.-¿El centro?
Remus, por unos momentos, se quedó desconcertado con la pregunta, pero cuándo miró esos ojos dónde había vuelto a aparecer el brillo del principió comprendió. Bajando la voz en un murmullo para evitar que su conversa pudiese ser escuchada por accidente le preguntó cómo lo había averiguado con sólo una mirada.
.-Bueno, suelo buscar información sobre las personas que voy a conocer y, además, los signos están ahí. Tus ojos azules con motas ámbar, tus arrugas prematuras y las finas líneas que cubren tu rostro y tus manos, el no haberte quitado la bufanda junto con el abrigo, que no te levantes las mangas para comer a pesar que aquí no hace frío, tus manos llenas de callos, tan poco normales entre los magos de ciudad, que utilizan la varita para todo, que trabajes de restaurador por cuenta propia, cuándo con tus notas de Hogwarts podrías haber echo lo que quisieses...
Remus se levantó sonriendo y extendió una mano hacia el squib. James había acertado, tenía al mejor.
Nota de la Autora: Hola! Cómo estáis? En fin, espero que os haya gustado más o menos, ya sabéis, cualquier crítica o cosa... en un review!
En fin, esto está escrito en un estilo que no acostumbro a utilizar, ya que yo soy más de diálogos, o entre personajes o interiores, pero siempre estoy venga el diálogo y casi nunca describo NADA, así que me he dicho, venga Teresín (es que me hablo a mí misma con diminutivo, aunque odio que otros lo utilicen . ), hoy vamos a narrar! Y aquí está. No sé muy bien cómo habrá salido, en fin...
Ya sé que hay algunas cosas que quedan en el aire (porque necesita a un jugador de ajedrez para un cuadro, para que trabaja Remus...) que aunque no sean difíciles de suponer, pues no se dicen así claramente, pero en el próximo chap intentaré explicarlo.
Por cierto, si tardo mucho en publicar, es que me he muerto de lipotimia, ok? Que calor!
Y habéis visto lo fashion que está ahora esto de ir cambiando las cosas? (como coño se llame, si esto que estoy ahora con el Stats, Alerts y todo eso, dónde cuelgas vamos). Ahora está todo ordenadito y te sale eso de ir cambiando ahí todo guay... pero ahora que lo pienso, no sale la bio, creo, no sé, lo volveré a mirar, pero si no está al principio, como se cambia? No que yo la cambie muy amenudo (debería) pero bue...
En fin, adiós y ya sabéis, sed muy felices; los que estéis en invierno: disfrutadlo!; las pobres almas que, cómo yo, estén sufriendo el diabólico calor del verano, pues nada, intentad sobrevivir; y, sobretodo, no os olvidéis de dejar review! (Me repitooooooo :P)
