Prólogo.

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Todo comenzó con un volante que dieron en la escuela. Kanzaki Hana aún vivía en Berlín, Alemania.

Hana solo vivía con su madre. Donde estaba o quien era su padre, ella no lo sabía. Su madre solo le dijo detalles vagos sobre él. Lo que si tenía claro era que su padre la dejó a ella y a su madre cuando Hana ni siquiera había nacido.

Su madre trabajaba como modelo y Hana estaba siempre en la escuela, debido a que era un internado. No hace falta decir que la dos casi nunca se veían. Pero cada vez que lo hacían, siempre terminaban discutiendo.

La vida no era exactamente difícil, pero tampoco se podía decir que fuera fácil. Lo único que la hizo un poco más complicada, era ese estúpido volante.

En la escuela secundaria a la que Hana asistió, enseñaban dos clases de idiomas; inglés y japonés. Era opcional aprender alguno. Ella pensó que el japonés sería más fácil, por lo que tomó clases. Y estaba en lo cierto. Para Hana, no fue un problema aprender el idioma. Ella pensó que eso se derivaba de que sus bisabuelos eran japoneses.

Entonces sucedió en su tercer año en la escuela secundaria. Un programa para que los estudiantes que tomaban las clases de japonés experimentaran "una aventura iluminadora y emociónate en el extranjero" en Japón. Estos volantes fueron enviados a los padres de aquellos chicos que tomaron ese curso.

Ahora, la expresión de horror en la cara de Hana se manifestó cuando su madre sonrió pomposamente al leer el volante.

―¡Esto suena como una buena idea, Hana! ―exclamó la mujer. ―¡Deberías hacerlo!

―¡Pero mamá, Japón es la tierra de los desastres naturales! ―Hana se quejó.

―Eso no es cierto. Que un desastre natural haya pasado no significa que tenga que volver a repetirse.

Hana se mordió el labio inferior. ―Ehhh….no sé, no creo que debería ir, mamá.

―¡Tonterías! solo vas a estudiar tus tres años de preparatoria bajo la tutela de los mejores maestros. Además, es una gran oportunidad para que conozcas el mundo.

―Mamá, el único sitio que voy a conocer, es Japón. No es mucho. ―ella dijo con risa.

―Hana, esto es una gran oportunidad para que expandas tus conocimientos. Piénsalo. ¿Tú sabes con qué frecuencia a las chicas guapas como tú se les contrata como modelos en Japón? muchísimas.

Si, su madre deseaba que ella se convirtiera en una linda modelo como ella. No es que no le guste ser bonita, alta, rubia y de ojos azules. Es solo que por ese simple hecho, las personas pensaban que era una cabeza hueca.

Hana no estaba encantada con exactitud ante la idea de estudiar en el extranjero por una variable razón: Ella estaría lejos de casa y ¿Quién querría algo como eso?

Sin embargo, cuando su madre toma una decisión, no hay marcha atrás.

Se decidió entonces que Hana irá a Japón para estudiar tres años en la preparatoria Yosen, en Akita.