Sus ojos se habían cerrado, la mirada del joven no acreditaba aquello que estaba mirando ¿Acaso eso era algo posible? Frente a sus ojos la figura que lo había cautivado comenzaba a brillar de una manera que creía imposible, mientras sus manos se extendían calmadamente hacia el cielo, como si estuviese preparado para ello, como si supiera que eso debía pasar, con lentitud abrió sus parpados, mostrándole nuevamente esa mirada hacia la persona que pasmada veía aquella escena.
Con lentitud se había acercado al cuerpo ahora deslumbrante, de aquel ser que lo había acompañado, con suavidad rodeó el cuerpo brillante del joven, apresándolo contra su cuerpo en un intento de jamás soltarlo.
Sentía pánico de que después de concluir aquel abrazo no pudiese sentir más el cuerpo estrechándose contra el propio brindándole su calor.
Sentía pánico, pánico de extender su mano y de la del otro no estuviera para sujetar la suya y asegurarle que no caería.
Pánico de que al abrir sus orbes no pudiese vislumbrar la majestuosidad del ser que le había traído luz a su vida.
Pánico de haberse involucrado con aquella persona que en aquel momento no sabía si volvería a ver.
aquella persona que sujetaba entre sus brazos, dueño de esos orbes que le enviaban una triste despedida al tiempo que inevitables lagrimas escapaban de sus ojos, rodando con lentitud por sus mejillas hasta desaparecer a los lados de su sonrisa, una sonrisa con la que había planeado despedirse de su separación que el sabia era inevitable, sabía que el destino no existía, eso le había quedado claro desde siempre, lo único que existía era lo que siempre estuvo planeado, lo que debía ocurrir pasara lo que pasara, lo inevitable, el sabia que eso pasaría.
Esa persona había desaparecido frente a sus ojos y a pesar de su promesa, sabía que no lo volvería a ver…
Porque el destino no existía, solo existía lo inevitable.
Ellos lo tenían claro, pero no habían escuchado, a pesar de todo, a pesar de los peligros, a pesar de saber lo que ocurriría ninguno detuvo nada y ahora, en el momento en el que el debía desaparecer es que se daba cuenta de que habían demasiadas cosas por decir, demasiadas cosas por cumplir, demasiadas cosas por saber y ante todas las cosas, una frase que debió ser pronunciada por ambos labios antes de llegar a esa situación.
-Te amo.-
Y con esas palabras abandonadas al aire sin rumbo todo había acabado, todo había desaparecido, cualquier cambio, cualquier anomalía, cualquier recuerdo, cualquier sentimiento que hubiese existido en el lapso de tiempo que paso con la persona a la que iban dedicadas aquella palabras.
Todo terminó, todas las aventuras y los momentos y ante todas las cosas; Había acabado la existencia de la única persona a la que le podía dedicar esas palabras con sentimientos aflorándolas, se levantó y envió una sonrisa al aire, a sabiendas de que su persona amada podía verle, a sabiendas de que había podido sentir el sentimiento de amor que le había dejado.
A sabiendas de que aunque no fuese en esa vida, su reencuentro era algo…
Inevitable
