- K-Kage…
Podía sentir la respiración de su compañero muy cerca de su rostro. Sus ojos marrones parecían poder observar su alma. El rostro moreno de Yasai estaba de color rojo, y era a lo único que Haiboku podía prestarle atención, ya que lo tenía aprisionado contra la pared.
El chico no respondió, pero empezó a acercarse más al albino. Si hacia eso… Entonces… Sus labios iban a…
Haiboku cerró los ojos con miedo y… ¿Anticipación? ¿Por qué le iba el corazón tan rápido? ¿Por qué no apartaba al peliverde de un golpe? ¿Por qué… estaba tan ansioso?
Sólo un poco más, y sus labios se iban a encontrar.
- Aaaaa…
Un poco más…
- AAAAA….
Un poco…
- ¡AAAAAAAAH!
Lo que los labios de Haiboku se encontraron fue una suave mejilla blandita. Cuando abrió los ojos, el rostro de perfil de su mejor amigo Napoleón lucía rojo hasta el pico, mirándolo de reojo con algo de nerviosismo.
- ¿QUÉ TE CREES QUE HACES, PEDAZO DE MIERDA? –Gritó Kage agarrándose de la cabeza, con enfado.
- ¡Salvar a mi mejor amigo de tus sucias garras! ¿Querías succionarle el alma o algo?
Kage apartó la vista, avergonzado, y eso no pasó desapercibido para Haiboku.
- Si… Eso era… -Murmuró el peliverde antes de levantarse para irse.
- Hahaha. Mi héroe… -Sonrió Boku, dándole otro beso en la mejilla a su mejor amigo, el cual se empezó a poner aún más rojo.
Los ojos morados de Haiboku se posaron en la figura de espaldas de Kage, que se marchaba con paso decidido de ahí. Su mano involuntariamente acabó rozando sus propios labios.
- ¿Boku?
- ¿Mmm…? ¡Oh! ¿Sí?
- ¿Vamos a clases?
- ¡A-Ah! ¡Claro!
Su mente no pudo evitar comenzar a divagar…
¿Qué habría pasado si Napoleón no lo hubiese evitado?
