Este fic no es mio, es total y completamente de Lolagirl, pero me dio el permiso para traducirlo.
si lo que quieren es leerlo en ingles, ahi les va:
http / www. fanfiction. Net / s / 2573077 / 1 / AWorldApart
Nota de autora:
Okay,… yo empezé a escribir este fic a mitad del pasado. En ese tiempo, parecia una buena idea. Ahora, no sé. Pero igual lo subí, para ver si alguien estaba interesado. Pienso que puede llegar a ser un poco confuso y a veces raro, o talvez yo termine siendo muy perezosa para terminarlo – y es una lastima, por que tengo toda la historia planeada. Yo se que elsummary apesta, pero en este momento no encuentro nada mejor, para que no deje a saber mucho de la historia. Ojala me soportes.
Para que sepan, esto es unD/Hr o algo asi. Uds veran lo que digo. Y elDraco de la historia no sera muy "suavecito", por si a alguien le preocupara.
De todos modos, dejenme salber lo que piensan. ¿esta bueno? ¿Malo? ¿en el medio? ¿realmente estupido? ¿real y completamente estupido? Sean honestos :D
Disclaimer: Yo no soy dueña deHarry Potter y nuncalo sere
"Es gracioso,"dijo ella, sonriendo a nada en particular.
"¿Qué es gracioso?" pregunto él. Extendió lentamente su mano y colocó un mechón de cabello detrás de su oído. Él solo hizo eso para poder tener una excusa para poder tocar la suave y tersa piel de su cara, después retiró su mano. No importaba que el contacto fuera minúsculo; él podía sentir electricidad corriendo por sus venas cada vez que la tocaba.
Ella se acurrucó más cerca de él, recostando su cabeza en su hombro, tomó su mano; cuando lo hizo, la electricidad que él sentía hacía un momento se vio multiplicada por mil. Era, talvez, demasiado para él, pero de alguna manera logro mantener su compostura. De algún modo, logro no tomar a la chica que estaba a su lado y hacerle cosas que harían que él se sonrojara.
"La vida es graciosa," respondió ella finalmente.
Él arqueo una ceja "¿En serio? Y supuestamente ¿Cómo es graciosa?".
"Bueno," dijo ella, una torcida sonrisa bailaba en su cara. "Observa nuestras vidas, por ejemplo, tú y yo venimos de mundos totalmente diferentes. ¿Quién habría pensado que estaríamos así en este momento, teniendo esta conversación?"
Él rió suavemente. "Esto no es tan raro ¿Sabes? ¿Porqué no tener esta conversación? ¿O cualquier otra conversación? Talvez vengamos de diferentes mundos, pero los dos vivimos en este mundo. Eso es todo lo que importa."
"Supongo," dijo ella. Le sonrió cálidamente. Por un momento, los dos permanecieron mirándose a los ojos . Y entonces, como siempre, ella dijo tristemente, "Debo irme"
Su cara se descompuso ante sus palabras. "¡No!," dijo él, firmemente. "No debes irte, no esta vez."
Ella asintió tristemente. "Si, esta vez. Todas las veces."
"Pero apenas acabas de llegar," protesto él. "Pero nosotros apenas -"
"Shh," dijo ella, colocando un dedo en sus labios. "Debes dejarme ir."
"No, no debo," dijo él simplemente. "No puedo"
"Tú puedes, solo que eliges no hacerlo," dijo ella, cruzando sus brazos sobre su pecho. "Eres tan obstinado. Siempre lo fuiste."
"¿Yo soy obstinado?" gimoteó él. "Bueno, ¿Qué me dices de ti? ¡Tú eres la que se sigue marchando y se niega a quedarse! ¡No es justo!"
"Ese es otro aspecto gracioso de la vida," murmuró ella. "Que nunca es justa. Cuando piensas que debe ser así, te golpea en la frente y te recuerda que no tienes absolutamente ningún control sobre nada que te ocurre."
Él frunció el ceño. "Eso es deprimente"
"Verdaderamente lo es," ella accedió. Lentamente, una pequeña sonrisa empezó a cursar su rostro. Tomó su mano y la colocó al lado de su rostro. Él cerró sus ojos y suspiró profundamente. Su contacto tenía poderes mágicos – siempre había sido capaz de llevarlo a un estado de falsa seguridad.
Si el contacto de sus manos en su cara lo calmada, sentir los labios de ella contra los suyos le hacía perder el control. Ella sabia esto, por supuesto, por eso lo estaba besando en ese instante. Era por eso que siempre lo besaba en ese preciso instante – ella necesitaba quitarle de la mente que dentro de un momento, ella se iría. De nuevo.
Él la apretó fuertemente, con más fuerza de la necesaria. No podía soportar el hecho de perderla nuevamente. Y el la besó posesivamente, mientras la atraía cada vez más a su cuerpo, haciendo imposible la tarea de separarlos.
Cuando el beso acabó y ella se alejó, él mantuvo sus ojos cerrados. Simplemente no quería abrirlos. Él sabía lo que observaría al hacerlo.
Pero como siempre, existía algo en el interior de él que lo forzó a mirar. Como siempre, sus ojos se abrieron como platos al contemplar el horror ante si.
Él se quedo ahí impotente y observó como una larga y profunda herida se formaba en su cuello, y ahora la chica que él amaba, moría. Él no lloró ni trató de salvarla; no porque no podía ni porque no quisiera, simplemente él sabía que no tenía ningún sentido. Nada podía salvarla ahora.
Ella lo miró sorprendida. Él no estaba realmente seguro del porqué; ella debía saber lo que seguía. Siempre era lo que seguía. Como siempre, ella se tocó delicadamente la herida y acercó su mano lentamente al rostro de él. Miró indiferentemente al muchacho que ahora examinaba sus dedos. Sus miradas se cruzaron. "No sentí nada," le aseguró ella; su voz sonaba tan cargada de tristeza que rompió su corazón en miles de pedazos.
Y de repente, ella se había ido.
Draco Malfoy despertó sobresaltado. Soltó un suspiro y sus ojos examinaron su dormitorio, todavía adormecido. Estaba en su cama, y –parecía que- se acababa de despertar de un mal sueño – el mismo que seguía teniendo desde los últimos dos meses. Esperó hasta que su pulso volviera a la normalidad antes de levantarse; repentinamente ya no estaba tan cansado.
Prosiguió a seguir la vieja rutina de siempre: cada vez que tenía este sueño, él se despertaba, salía de su cama, buscaba a tientas su varita, murmuraba, "Lumus" y salía a la Sala Común. Desde ahí, caminaba al dormitorio de la Premio Anual y se quedaba en la puerta, escuchando. Por supuesto, nunca escuchaba nada. A veces, se detenía en la puerta y se marchaba después de un minuto de golpear -suavemente- su cabeza contra ella. Pero esta vez, su mano alcanzó la perilla y la volteó.
El cuarto de ella lucía exactamente igual que hace dos meses. Su cama estaba pulcramente tendida y tenía encima un par de almohadas y un osito de peluche. En la mesita de noche estaban unas cuantas fotografías enmarcadas de ella y los otros dos integrantes del Trío Dorado. En cada foto, ellos estaban sonriendo y riendo, y ocasionalmente, ella rodaba los ojos al ver a su pelirrojo amigo hacer muecas. Draco tomó la fotografía y se preguntó si ella alguna vez la habría examinado – como él estaba haciendo en ese instante- y habría notado que su otro amigo la estaba mirando a ella – como si fuera la chica más bella que él jamás hubiera visto.
Pues seré imbecil, pensó amargamente. Probablemente Potter si la amaba después de todo. Él gruñó y la colocó de nuevo en la mesita. Sujetó otra, similar a la que estaba observando anteriormente. Tantas fotografías que estaban dispersas por todo el dormitorio eran de ellos; solo una que otra era de ella con la Weasley, o de ella con algún otro extraño compañero de Gryffindor. Él supuso que la foto que estaba exactamente en el centro de todas eran sus padres. Lo supuso así, por que era la única que no se estaba moviendo. En otras palabras, había sido tomada por una cámara Muggle y revelada de manera Muggle. Draco suspiró. Ella tenía tantas fotos con tantas personas que quería y que eran cercanas a su corazón. No era ninguna sorpresa que no encontrara ninguna foto de él por ahí, pero igual dolía.
Se sentó en la cama de ella, tomó al entupido osito de peluche y lo miró burlón. Una chica grande con un osito. Él habría amado saber que ella tenía uno; la habría molestado tanto al respecto. Probablemente ella dormía cada noche con él entre sus brazos, pretendiendo que era El Chico Maravilla. Con ese pensamiento, Draco arrojó al peluche lejos de su vista –al otro lado de la habitación- tan fuerte como pudo. Chocó contra el armario con tanta fuerza que logró balancear algunas fotos y hacerlas caer al suelo, rompiendo el vidrio. Sintiéndose culpable por su arranque de ira, recogió el marco del suelo. A pesar de la caída, el Trío Dorado seguía sonriendo y actuando como si nada más les importara en el universo.
"Maldita seas, Granger," espetó él. Podía jurar que al haber dicho eso, la chica de la foto lo miraba directamente. La gran ventaja de las fotos reveladas con magia era que la escena capturada seguía repitiéndose para siempre. Así que, aunque la chica de la foto ya no estaba, podía recordar como ella sonreía, pestañea y miraba exasperadamente a alguien – lo de siempre. Él podía recordar siempre la manera que ella miraba cuando lo miraba a él.
"Estúpida sangre sucia," le dijo a la foto. "Estúpida-despeinada-come libros." Él dejó salir una mezcla de sollozo y una risa mientras devolvía cuidadosamente la foto a su lugar, murmurando un hechizo para limpiar el desastre de los afilados vidrios rotos. Recogió al oso, que era el causante de todo.
"Así que tú eras el desgraciado que pasaba las noches en la cama con ella," dijo él, riendo. Se sentó otra vez en la cama, devolviendo al osito a donde pertenecía. Él se avergonzaba de si mismo. Había entrado en el cuarto de ella, a la mitad de la noche y prácticamente lo había profanado. Ella realmente habría desaprobado su conducta. Ella, probablemente, le habría reclamado y después continuaría con un sermón del por que no era apropiado tomar los objetos de los demás.
Maldición, la extrañaba tanto.
La cosa más maravillosa de tener la Sala Común solo para él era que el podía sentarse ahí, como estaba en ese preciso momento, y sucumbir ante las deprimentes emociones que sacudían todo su cuerpo. A él le habían enseñado que el mostrar sus sentimientos era señal de debilidad. Pero ahí solo, en el cuarto de Hermione Granger, donde todo le recordaba a ella, esos sentimientos era demasiado fuertes para reprimirlos. Él sentía que si seguía ocultándolos, su corazón explotaría en su pecho.
Así que se sentó ahí por primera vez y lloró.
Horas después, despertó tendido en la cama, con el osito entre sus brazos. Si los Slytherins pudieran verlo ahora – probablemente le venderían la historia a El Profeta. Podía imaginarse el titular con su foto: ¡DRACO MALFOY DUERME CON PELUCHES! – Slytherins de todo el mundo gritan. El solo pensamiento lo hizo reír – algo que era realmente positivo, teniendo en cuenta la noche que pasó.
Observando los rayos de luz que se asomaban a través de las cortinas, Draco gruñó. Ya era de mañana – significando que era tiempo de empezar un nuevo día… aunque fuera a ser como cualquier otro día. Las cosas todavía no volvían a la normalidad, a pesar de que ya habían pasado dos meses completos. Potter y los dos Weasley cumplían con ir a las clases todos los días, pero raramente estaban ahí. Y hasta algunos de los Profesores la seguían pasando mal. Podían estar a mitad de una lección, cuando lanzaban una mirada a la silla vacía, tomaban una pausa- tratando inútilmente de no mostrar las expresiones de dolor en sus rostros, para que los estudiantes no adivinaran lo que pensaban, o en quien estaban pensando.
Pero Draco sabía. Y por una vez en la vida, sentía que los comprendía.
Mientras tanto, el propio Draco estaba pasando por tiempos duros. Raramente prestaba atención en clases, sus notas habían empezado a bajar alarmantemente – tanto así, que estaba sorprendido de que no le hubieran pedido que dejara su cargo de Premio Anual todavía. Aunque, no era tan sorprendente como debería haberlo sido. Después de todo, ya habían perdido a la Premio Anual (en dos meses, nadie había siquiera pensado en darle el puesto a alguien más). Tratar de otorgarle el titulo de Premio Anual a otro estudiante no era recomendable a esas alturas. Además, no existían muchos estudiantes calificados para ocupar esta importante posición – excepto por, obviamente, Harry Potter, quien probablemente habría rechazado el puesto por razones obvias.
Así que, Draco no tenía nada por que preocuparse. Probablemente podría quemar la escuela y no perdería su placa. ¡Que bien por él! Se podría quedar en su lujosa habitación. Solo. Sin nadie para acompañarlo.
Devolviendo al -estúpido- osito de peluche a su lugar, Draco trató de encontrar energía para empezar el día.
Salió de la habitación sin mirar atrás y procedió a prepararse para las clases. Todavía se sentía avergonzado por la manera en la que había actuado la noche pasada, y quería olvidarlo. ¡Quería hacerlo ahora mismo! Como hacia todos los días desde hacía dos meses, se dijo a si mismo que ese día iba a ver diferente. Ese día, él iba a dejar todo atrás y seguir adelante. Habían pasado exactamente dos meses desde que su mundo se había visto desgarrado y reducido a pedazos… exactamente hacía dos meses que la única cosa realmente importante en su vida había sido violentamente alejada de él.
Hacía exactamente dos meses que Hermione Granger había muerto.
N/A: No se preocupen, Hermione estará en la historia... mucho
