La historia me pertenece, escrito solamente con fin de entretenimiento, NO LUCRO.
Disclaimer: Frozen propiedad de Disney. Origen de los guardianes propiedad de Dreamworks.
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Nota: es mi primer one-shot de esta pareja tan bonita, Jelsa.
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One-shot
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Otra vez
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Los extraños sueños que había tenido desde que había regresado al castillo, eran incontables. La mayoría eran bizarros, de manchas oscuras, blancas y azules. O algunos tan visibles, que parecían reales. Que sólo al cerrar los ojos podía revivir esos extraños sueños.
Sentía su fría presencia cerca de ella.
El cariño de esos azulados ojos.
El frío y extremadamente cálido tacto de sus manos sobre su piel acariciando con suma dulzura.
O su voz que le profesaba protección con ese toque de cariño, como si ella fuera lo más hermoso y delicado que tenía que cuidar.
Y su joven y linda cara blanca, al grado de ser pálida, con ese alborotado cabello blanco haciendo contraste con los ojos azules, su pequeña nariz y sus delgados labios de un extraño color morado.
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- te veo...- sus palabras tan llenas de amor susurrando en medio de la noche. Acariciando con dulzura su rostro.-pero no me ves...- susurró con dolor.
- te siento...- apoyando su frente en la de ella. Sintiendo la fría pero agradable calidez que desprendía su cuerpo.- pero no me crees...
- te hablo...-recostandose de medio lado a su lado abrazándola protectoramente casi como si no quisiera dejarla ir.- y me escuchas pero no me entiendes...
Rozando delicadamente sus fríos labios con los de ella.- Te amo...- Y los besos tan suave y tan necesitados, como queriendo transmitir y llenar de aquellos sentimientos que él sentía.
Entonces, sólo entonces, Elsa, en esos segundos que le parecieron eternos, su cuerpo generaba agradables descargas que le producían una felicidad inmensa, casi sintiéndose viva, pero... - … aunque tu no.
Y la agradable sensación de sus labios cálidos sobre los de ella, desapareció, dejando un inmenso vacío en su pecho. Que le dificulta respirar.
- Tranquila... y sueña con los angelitos.- le dijo como si quisiera bromear, pero fallo, y una casi visible sonrisa apareció en su pálido y lindo rostro.
Elsa, desesperada por contestar, que lo que él decía era erróneo, pero su cuerpo no respondía. Como si estuviera condenada de solo soñarlo, de solo sentirlo, de solo oírlo.
Era injusto. Muy injusto.
El sufría por culpa de ella. Por no ser fuerte y no obligar a su cuerpo que actúe por ella. Que sus labios digan esas palabras que estaba segura que a ningún hombre le diria, porque no era él: El joven de cabello blanco y ojos tan azules como el mar.
Y se fue. Se fue, otra vez
Y ella no hizo nada. No dijo nada, otra vez.
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Fin.
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