Nota del Autor:


He estado ausente por meses, I know, pero lo importante es que he vuelto y con otra historia para ustedes, mis lectores.

Este fic es algo que he querido escribir desde hace tiempo, y luego de dar vueltas con varias ideas para adecuar un buen crossover entre Harry Potter y Naruto, se me ocurrió esta. Espero que sea de su agrado.


Bien, en cuanto a la historia, voy a centrarme principalmente en Naruto, pero también quiero hacerlo en Harry, así que ambos tendrán tiempo en la historia ya que se trata de dos personajes realmente significativos para la historia en sí. No tengo decididas las parejas todavía, por lo que cualquier sugerencia será tomada en cuenta.

Así mismo sé que hay fics de este tipo y aunque no los he leído, decidí aportar mi propia idea a ese apartado de "Naruto hace un trato con la muerte" la cual es una idea muy interesante y puede ser explorada de numerosas maneras.

Disclaimer: Ni Naruto ni Harry Potter me pertenecen, ambos son propiedad de sus respectivos creadores.


Prólogo


Un par de ojos azul oscuro, casi sin vida, contemplaban la nada misma que se extendía por doquier. Ocasionalmente éstos parpadeaban, mostrando un mínimo ápice de emoción que reflejaba perfectamente el último sentimiento que el chico al que pertenecían había experimentado antes de morir: odio. Un odio profundo y descontrolado, que aún perpetuaba en su espíritu.

Ese desprecio... estaba centrado en una sola persona. Alguien a quien recordaba vagamente cómo su mejor amigo en una vida pasada, un individuo cegado por la venganza que acabó por traicionarlo en el último momento, atacándolo por la espalda y asesinándolo ante la incrédula mirada de los demás presentes en aquella ocasión.

"S-Sasu... ke..."

La mera mención de aquel infame nombre sirvió para sumir su mente en un torrente de memorias turbulentas, provocando que su ser, el cual flotaba a la deriva en aquel páramo dónde sólo la oscuridad reinaba, se sacudiera casi imperceptiblemente producto de su ira.

"¿Hmmm...?"

Una sombra imperceptible debido a la negrura alrededor se aproximó rápidamente hacia la posición del chico de ojos azules, observándolo con evidente curiosidad y algo de sorpresa. "¿Qué hace un espíritu fuera del dominio de Kami o Yami?", preguntó una voz profunda y poderosa, una que emergió desde las profundidades de un espectro púrpura transparente, vestido con un kimono blanco.

Aquella sin duda alguna era una situación única. Ningún ser acudía jamás a sus dominios, puesto que aquello era literalmente imposible — nunca en toda su existencia como mediador entre la vida y el más allá hubo alguien (o algo) capaz de lograr semejante cosa.

Y, sin embargo, el Shinigami no pudo evitar sonreír maliciosamente ante esto. Sus dientes tan oscuros como su reino brillaron de forma tenue mientras se acercaba aún más al chico, colocando una mano flaca y de largas uñas sobre su figura.

Un torrente de imágenes pasaron ante sus ojos. Esa era la vida de Naruto Uzumaki, el hijo de Minato Namikaze (cuya alma ya no le pertenecía) héroe de las Naciones Elementales, otrora portador del Kyuubi; un chico que a pesar de haber sido despreciado por muchos durante gran parte de su existencia había ido más lejos que cualquier otro Shinobi de su mundo para salvar a todos...

...Sólo para conocer su final a manos de otro humano, Sasuke Uchiha.

"Patético", dijo la muerte eventualmente, apartándose. Tal forma de morir no le era algo nuevo al Shinigami, habiendo visto incontables casos a lo largo de la historia de la humanidad en las distintas dimensiones que existían. "¿Por qué sacrificarlo todo... por alguien que sólo albergaba maldad en su corazón?"

El Shinigami no comprendía las razones que había tenido tal joven en vida. Nada, excepto quizá la ventaja de ganar un poderoso aliado para la batalla contra Kaguya Otsutsuki y salvar al mundo del caos. Si hubiese sido más inteligente... Naruto Uzumaki sin duda hubiese estado preparado para la traición de su eterno rival.

Pero todo aquello no importaba en lo absoluto. Lo que llamó la atención de la deidad fue percatarse del extraordinario poder que el joven había reunido en vida y que cuyo espíritu aún albergaba, incluso si permanecía latente e inútil.

"Quizás..."

Una repentina idea cobró vida en la mente del ente, una que rápidamente derivó en el Shinigami presentándose frente al espíritu del chico. El mismo ni se inmutó ante la presencia de la Muerte, pero tras lo que pareció ser una eternidad sus ojos ascendieron muy lentamente hasta encontrarse con los del espectro que se alzaba sobre él imponentemente.

"¿Sasu... ke...?"

"Puedo darte lo que deseas."

Ante aquello, Naruto pestañeó. "Venganza...", hubo una pequeña pausa en la que el joven pareció recobrar un poco de la luz que en vida lo supo caracterizar. "Salvar... a todos..."

El shinigami esbozó una sonrisa perturbadora antes de asentir, ya más que al tanto del deseo más profundo del Uzumaki. En su mundo, Sasuke Uchiha había sumido a todos en un Tsukuyomi Infinito, un genjutsu tan poderoso que generaba una realidad perfecta. Sin dolor, sufrimiento, guerras o muertes. Una versión de la realidad que al fin y al cabo no era más que una mera fantasía.

"Tendrás la oportunidad de enmendar tus errores, mortal. Pero a cambio, hay algo que debes hacer por mí... en otro mundo. "

"Sakura-chan... Kakashi-sensei... Shikamaru..." Una infinidad de nombres fueron mencionados por Naruto, cada uno de ellos representando a aquellos quienes aún seguían atados a su espíritu, algo que denotaba su arrepentimiento y sentido de la responsabilidad para con sus amigos. Al terminar, hubo un momento de silencio, uno que el chico rompió con una simple palabra. "Hai."

"Bien."

De repente, y al alzar sus manos sobre la figura espectral del Uzumaki, el Shinigami hizo contacto con el joven, evocando parte de sus poderes de deidad para así infundirlos en el chico. La oscuridad lindante en los alrededores retrocedió ante la poderosa luz que de la unión se creó, y tanto la muerte como Naruto Uzumaki fueron tragados por una especie de vórtice, transportándolos a un sitio desconocido por el otrora shinobi.


Lo primero que Naruto vio al abrir sus ojos fue una amalgama de colores difusos y difíciles de distinguir. De un blanco brillante a un marrón tenue, los colores pronto comenzaron a tomar forma a medida que el Uzumaki pestañeaba, creando figuras más familiares e igualmente desconocidas para el muchacho.

Su cuerpo dolía y sentía hambre, y sus globos oculares parecían arder cuando trataba de mantenerlos abiertos por mucho tiempo. Así mismo, y a pesar de su condición, Naruto se sentía extrañamente tranquilo aún si tampoco le era posible mover sus extremidades más que meros centímetros — como si en el lugar dónde se encontrase nadie fuese a lastimarlo.

Casi como si...

"¡Papi mami! ¡Miren! ¡Acaba de abrir los ojos!", una voz chillona que sin duda pertenecía a una niña aturdió los oídos de Naruto por un momento, quien no pudo evitar gemir levemente en respuesta al inesperado estímulo de aquel sonido. De inmediato, lo que parecía ser un rostro con matices rosa en la parte superior se aproximó en su dirección, asomándose sobre su figura con genuina y evidente curiosidad. "Oh, es tan pequeño... ¡Y su cabello es raro!"

¿Pequeño?

'"Shh... Despacio Dora", murmuró otra voz a un costado, una más madura e inconfundiblemente adulta que el chico no tardó en atribuir a un hombre. "No queremos que tu hermano se asuste."

¿Hermano?

"Perdón", la pequeña hizo un puchero. "Pero papi, ¿él es como yo?"

"¿Un metamorfomago? Hmmm... eso explicaría el color de su cabello..."

La figura borrosa de la cara de la aparente niña se alejó con rapidez del campo de visión del chico, quien sintió como su débil e inútil cuerpo era elevado por un par de brazos firmes y suaves. Pronto, sus ojos captaron otro rostro borroso, uno que súbitamente cobró nitidez al parpadear sus ojos nuevamente.

Ante él se hizo visible la imagen bondadosa y maternal de una joven mujer de cabello castaño largo rizado y ojos de una tonalidad similar. Su rostro evocaba elegancia, así como también belleza con un par de pestañas delgadas, piel delicada y labios rojizos. Tal mujer no tardó en dedicarle una sonrisa afectuosa al chico, una que estaba llena de un sentimiento que en otra vida había escaseado para Naruto:

Amor.

"Míralo Ted, es precioso."

Una segunda cara se aproximó entonces a la de la mujer, revelando a un hombre de aspecto amable y facciones delgadas pero prominentes, de sonrisa complacida y cabello de una tonalidad algo más oscura que la de su contraparte. "¿Quién lo diría? Nuestro primer hijo varón, Drómeda."

¿Hijo?

De repente, lo que Naruto ya sospechaba desde hacía rato se hizo claro en su mente:

...Era un bebé. Un recién nacido en un mundo distinto al suyo, con padres diferentes y, por lo que pudo notar, una hermana mayor. Un mundo al que había acudido debido a su trato con el Shinigami para así poder volver a las Naciones Elementales y enmendar su error.

Pero al parecer la Muerte no planeaba hacerle las cosas fáciles, habiéndolo traído de una forma que el otrora shinobi no se esperaba en lo absoluto. Naruto podía sentir un extraño poder dentro suyo, uno de enormes proporciones que vagamente le recordaba a su antiguo chakra. Esa energía también parecía emanar de su nueva "familia", quienes seguramente poseían el vasto conocimiento que a él le era ajeno.

"¿Cómo lo llamaremos Drómeda?"

"¡Oh, yo sé yo sé!", exclamó la pequeña, saltando con la mano en alto para llamar la atención de sus padres. "¿Qué tal... Tommy?"

Ted alzó una ceja con ligero desdén. "¿Tommy?"

"¡Sip! Es un buen nombre. Penny tiene un gato que se llama así."

"...Nymphadora, no creo que—"

"Su nombre será Naruto", anunció de repente la mujer, quien no había apartado la mirada del recién nacido en ningún momento. Aquella declaración no sólo sorprendió a su esposo e hija, sino también al mismo Naruto.

"¿Naruto? ¿Qué clase de nombre es ese?"

La mueca de confusión en la cara de Nymphadora trajo una sonrisa al rostro de su madre, aunque no tanto así en la cara de Ted. "¿Estás segura cariño? ¿No sunea un poco... tonto?"

"Mi decisión es final, Edward."

Aquel tono decidido no dejaba lugar a ninguna discusión, especialmente por la forma en la que Drómeda se dirigió a su esposo por su nombre real. Y Ted, por su parte, no tuvo más opción que agachar la cabeza y aceptar aquello con algo de enfurruñamiento. "De acuerdo de acuerdo, Naruto Tonks será."

"Bien", la sonrisa amable volvió al rostro de la mujer, quien regresó su mirada hacia el pequeño Naruto, notando cómo la forma en que la observaba con tanta atención parecía ser la de alguien mayor, un niño a lo sumo, y no la de un bebé. Algo que sólo la llenó de un orgullo maternal. Su hijo sería brillante, sí señor. "Naruto Tonks... Me gusta."

La nueva vida de Naruto sólo acababa de comenzar, y aunque todo fuese difícil ahora, en su mente sólo cabía la posibilidad del éxito. No podía fracasar. Todo dependía de eso.


(Continuará...)

Aquí termina el prólogo. Un poco corto, sí, pero hey, así son los prólogos. De cualquier forma, el siguiente capítulo tratará de la vida de Naruto en su nuevo hogar con los Tonks y otras sorpresas, como más detalles sobre el pacto de Naruto con el Shinigami y la traición de Sasuke. Otra cosa, no pretendo que pase demasiado tiempo antes de llevarlo a Hogwarts pero ya veremos. ¿Quién sabe qué pueda pasar?

Cualquier duda o sugerencia duden en escribirme por PM o a través de un review. Sus comentarios me inspiran a continuar y dar lo mejor.