Esperanzas de una Luna Nueva:
Disclaimer: Todos los personajes de My Little Pony le pertenecen a Hasbro a excepción de mis OC´s.
Le agradezco a mi amiga Adriana por su ayuda en cuanto al título de este fic.
Capítulo 1: La promesa.
Castillo de Canterlot…
La Princesa Celestia había sido una monarca ejemplar. Luego del exilio de su hermana a la Luna, tomó muy seriamente sus responsabilidades con el reino de Ecuestria, siempre buscando el bienestar de todos por igual. Era una alicornio con mucho carácter, pero también de buen corazón, y todo el reino la admiraba y respetaba por eso. Bajo su liderazgo, Ecuestria prosperó y fue muy feliz.
Mil años después del regreso de su hermana Luna, ambas princesas gobernaban como debía ser. Celestia gobernaba en el día y se encargaba de alzar el sol, Luna por su parte gobernaba la noche y se encargaba de levantar la luna. Este ciclo mantuvo el orden, la paz y la armonía en toda Ecuestria.
Pero un día, la princesa del sol contrajo una extraña enfermedad terminal. A pesar de ser una poni fuerte, y que fue atendida por los mejores médicos en el reino, incluso de reinos lejanos, su salud fue consumiéndose día tras día. Eventualmente, se dio cuenta que su tiempo se estaba acabando, y era momento de que Luna tomara su lugar como la gobernante absoluta del día y la noche, como ella lo había hecho por mil años. Así que cuando ya estaba en su lecho de muerte, la hizo llamar.
- Princesa Luna, Su hermana desea verla enseguida. – dijo un unicornio blanco, su crin era de color azul oscura con un mechón de azul claro, llevaba una armadura purpura con adornos dorados y en centro una estrella rosa de seis picos sobre un escudo violeta, a una joven alicornio de piel azul oscura, de crin ondulante y brillante como el cielo nocturno, que se encontraba ocultando el sol en el horizonte y elevando la Luna, desde el balcón de su habitación.
- Enseguida voy, Capitán Shining Armor. – respondió la alicornio dando media vuelta y comenzando a caminar.
La princesa caminó por los corredores del castillo, sin prisa. Sus ojos no ocultaban para nada la tristeza y el dolor que estaba sintiendo al ser consciente de la condición de su hermana. Al llegar a la puerta de los aposentos de su hermana mayor pudo ver a Twilight Sparkle, su discípula número uno, salir de la habitación con ojos vidriosos llenos de lagrimas, ambas ponis se miraron un momento antes de compartir un fuerte y reconfortante abrazo, al separarse, Cadance, su sobrina, también estaba ahí miro a su tía Luna igualmente con ojos llorosos, ninguna dijo nada, su sobrina le indico que podía pasar pues Celestia le esperaba era la última de quien debía despedirse. Aspiró profundamente antes de abrir la puerta y entrar.
- ¿Celestia? – dijo al entrar.
- Luna… acércate, por favor. – dijo la monarca desde su cama con mucho esfuerzo.
Luna caminó y se sentó junto a la cama, tomando la pezuña de su hermana con las dos suyas, mirándose ambas fijamente a los ojos. A pesar de estar tan debilitada por su enfermedad, la monarca lucia tan hermosa como siempre, hizo un esfuerzo para hablarle a su hermana menor.
- Luna… ha llegado el día para el que he tratado de prepararte para este momento. – dijo con una voz débil, pero a la vez firme. – Pronto me marcharé, y tú deberás tomar mi lugar como la gobernante absoluta de Ecuestria. -
- Tia'… - Luna hacía un gran esfuerzo por reprimir sus lágrimas, por mucho que le doliera sabía que era cierto, y muy pronto tendría que afrontarlo, tenía que ser fuerte.
- Te he enseñado lo poco que sé de la vida… y he tratado de ser una mejor hermana, he intentado redimir lo que hice hace mil años, me siento culpable de eso, si no hubiese sido tan ciega y te hubiera escuchado, si hubiera elegido otra opción, si no hubiera hecho que te sintieras celosa por mí, nada de eso hubiera pasado pero ya no puedo hacer nada para repararlo, solo te pido que me perdones. -
- No tienes nada de que disculparte Tia', la culpa fue mía por dejarme llevar por mis celos y ambiciones, lo único que deseaba era un poco de reconocimiento, ser tan admirada como tú lo eras. – dijo Luna tratando de esbozar una sonrisa. – Sin embargo… no sé si esté preparada. Realmente,… no creo estar ni nunca podre estar a tu altura. -
- Querida hermana, sé que aún tienes mucho qué aprender… pero confío plenamente en ti. Sé que lo harás bien. Pero antes de irme… hay una cosa que,… quiero que tengas presente cuando yo me haya ido. -
- Te escucho querida hermana… – Luna se acerco a Celestia esperando escuchar mejor las palabras de su hermana.
-No cometas el mismo error que yo,… quiero que sigas el ejemplo de Cadance, quiero que me prometas que encontraras a alguien que te ame. Tú y yo nacimos del amor que floreció de nuestros padres. Nunca en mi vida pude sentir lo bello que se siente el amar a alguien, vivir a su lado, pues tenía miedo… miedo a separarme de mi ser amado debido a nuestra vida eterna. No quiero que tu vivas pensando en el hubiera, quiero que formes una familia. Quiero que me prometas que encontraras a ese alguien especial, alguien que te ame por lo que eres realmente, siempre y cuando sigas lo que te dice tu corazón.-
- Pero hermana de que sirve amar si al final la muerte nos separara y tendría que vivir con el dolor de no volver a verlo jamás –
- Luna… el amor es el sentimiento más hermoso que existe y experimentarlo lo es más aun, por favor prométeme que no te privaras de el y encontraras a alguien que te haga feliz-
- Yo... -
Luna no sabía que decir Luna jamás le intereso tener pareja o el formar una familia pero las palabras de su hermana habían sido demasiado profundas, todo sonaba como extraído de un cuento de hadas poni, pero lo que decía tenía mucho sentido. Aún en sus últimos momentos, la princesa Celestia deseaba con todo su corazón que su hermana fuera feliz. La joven princesa pudo comprenderlo con solo mirarla a los ojos, y estrechando la pesuña de su hermana, asintió.
- Lo prometo… - dijo finalmente. – Puede que no sea fácil… pero lo encontraré pase lo que pase.-
- Estoy muy orgullosa de ti, Luna. – dijo la princesa del sol esbozando una sonrisa.- Solo lamento mucho que no podré estar allí para ver cuando formes tu propia familia… pero siempre te estaré cuidando desde el cielo. Luna, no vayas a olvidar lo mucho que te quiero. -
- Yo también te quiero… hermana. – dijo Luna abrazando a su hermana, finalmente no pudo reprimir más sus lágrimas, y lloró hasta más no poder. La princesa Celestia hizo acopio de fuerzas para levantarse y corresponder el abrazo de su hermana menor. Celestia e Luna permanecieron en esa posición, después de todo, ese sería su último abrazo. Luna lloró hasta quedarse dormida, no quería separarse de Celestia hasta el último instante. Cuando Celestia se dio cuenta que su hermana se había dormido, la estrechó con la fuerza que le quedaba, y cerrando los ojos, sonrió por última vez mientras susurraba sus últimas palabras.
- Sé feliz… -
-o-
La muerte de Celestia fue anunciada por todo el reino y reinos vecinos, monarcas de todas partes asistieron al funeral mostrando sus más sinceras condolencias y su apoyo a la princesa Luna. Los elementos de la armonía también asistieron, a si como Spike y todo aquel que quisiera dar el último adiós a la princesa del sol era bienvenido…
-o-
Algún tiempo después…
Los meses siguientes fueron muy difíciles para Luna, la muerte de su hermana seguía causando dolor en todo el reino, no había lugar en toda Ecuestria donde la muerte de la noble monarca del sol no se sintiera o no hubiera afectado a alguien profundamente.
La presión de gobernar sola todo el reino le estaba costando mucho, no era Celestia y lo sabía bien, no podía dejar que los demás se dieran cuenta que no podía dirigir el reino, Celestia confiaba en ella y no podía defraudarla.
Afortunadamente para ella, no estaba sola contaba con la ayuda de su sobrina, Cadance. A pesar de que Cadance nunca conoció de forma muy intima a su tía Luna, ni eran tan unidas como lo era con su tía Celestia. Su sobrina se tomó muy en serio la labor de ayudar a aliviar su dolor y ayudarle en todo lo que necesitara. Gracias a su apoyo, Luna eventualmente logró hacerse fuerte y sobreponerse a la pérdida de su hermana. Cadance llevo una educación muy estricta, sabía mucho sobre política, debes en cuando ayudaba a su tía en asuntos reales, cualquier cosa que pudiera ser útil ella estaba ahí siempre dispuesta a ayudarle en lo que pudiera.
Pasado el tiempo de luto, llegó el momento de que Luna cumpliera con el último deseo de su hermana y seria en la siguiente Gran gala del galope en el que intentaría conseguir a ese alguien especial. Luna invito a ponis ricos y elegantes de toda Ecuestria, entre los cuales intentaría encontrar a ese alguien especial.
No obstante, la propia Luna fue la única que no disfrutó dicha celebración. Durante la gala noto que todos esos ponis ricos y elegantes eran iguales, todos hacían alarde de sus cualidades personales… pero ninguno le ofrecía lo que ella realmente buscaba: amor. Para ella, todos esos sementales eran solo unos idiotas arrogantes y superficiales (iguales a su sobrino Blueblood)
Pasaron los días y la princesa cada vez se volvía más y más distante, producto del agotamiento que le provocaba el tener que gobernar el reino y buscar alguien que la amara por quién era y no por su posición como princesa. Terminó por crear una barrera de hielo entre ella y los posibles pretendientes.
Una noche después de guardar el sol y levantar la Luna, se sentó en el borde de su cama. Estaba comenzando a preguntarse si había hecho lo correcto, pero no podía elegir a su verdadero amor con tantas presiones en su cabeza, el reino la necesitaba, comenzaba a comprender por qué Celestia nunca eligió a uno de sus tantos pretendientes, el gobernar ella sola no era sencillo y ahora lo sabía. Mientras pensaba en ello, tocaron a su puerta.
- Adelante. – dijo ella simplemente. La puerta se entreabrió, dejando ver a su sobrina Cadance.
- ¿Te encuentras bien tía Luna? – preguntó la joven alicornio
- Sí, no te preocupes sobrina, todo está bien. – Respondió la princesa esbozando una sonrisa – Cadance ¿puedo preguntarte algo?-
- Por su puesto tía lo que quieras–. La alicornio entró a la habitación, y se sentó en el borde de la cama junto a ella.
- Dime ¿Cómo fue que elegiste a Shining Armor como tu pareja?
- Bueno…- Cadance guardo silencio unos momentos- Es difícil de explicar pero cuando nos conocimos, yo no sentía nada por él, solo lo veía como el hermano de la potrilla a quien cuidaba, pero con el tiempo nos volvimos amigos, pasábamos el tiempo juntos, reíamos juntos, fue… algo maravilloso-
- Lo entiendo- dijo finalmente la princesa Luna- Lo que dices es que, seguiste a tu corazón-
- Se que suena extraño. Mis amigas me decían que debía estar con alguien de mi posición real pero no las escuche solo deje que mi corazón me llevara por el camino correcto- añadió- ¿Esto tiene que ver con la promesa a mi tía Celestia?-
- ¿Cómo lo sabes?- pregunto extrañada
- No te enfades pero escuche la conversación entre ustedes dos aquel día-
- Oh… ¿entonces lo sabes?-
- Si, pero no tienes que apurarte tía, existen muchos sementales muy diferentes a los que hay en Canterlot no tienes que sentirte mal por rechazar a unos cuantos. Si seguías lo que decía tu corazón, entonces no tienes de qué preocuparte. -
- Cadance… todo esto de buscar a ese alguien especial, gobernar el reino… la verdad es que es demasiado agotador… quisiera dejarlo, solo por un tiempo. –
- Estás muy tensa, ¿verdad? – dijo la joven alicornio, a lo que la princesa asintió. – Quizás lo que necesitas, sea salir de este castillo, y tomar un poco de aire fresco. -
- ¿Salir del castillo? – Preguntó Luna.- No podría, Ecuestria me necesita desde que falleció Celestia las cosas no han estado muy bien… no puedo hacer eso ahora.-
- Tia Luna, quizás ahora es un buen momento de que conozcas un poco más de la vida allá afuera. – Agrego Cadance colocando su pesuña en el hombro de su tía.- Mi tía Celestia, siempre me decía que para conocer lo que el pueblo necesita debes pasar tiempo entre ellos.-
- ¿Por eso decidiste ser niñera de medio tiempo?-
- Fue su idea. La verdad ella misma lo hacía.-
- ¿En serio?-
Cadance asintió.- Algunas veces se iba por algunos días.-
- Pero ¿Como lograba salir del castillo?-
- Bueno lo que hacía era cambiar su apariencia para que nadie la reconociera.- Cadance noto la mirada de su tía Luna, una mirada mezcla de sorpresa e incredulidad- No pongas esa cara tía, no es que no quisiera decírtelo, pero no quería llamar la atención.-
- Tienes razón, no puedo culparla por guardarme secretos. Hay tantas cosas que desconozco de este mundo moderno. Tu idea suena bien, pero… no puedo dejar el castillo así nada más, Celestia me encargo Ecuestria, si se llegaran a enterar que desaparecí...-
- Desde luego, tendremos que hacer algunos arreglos. No queremos que se arme un alboroto si llega a saberse que la princesa ha abandonado el castillo. – Interrumpió su sobrina- Y no te preocupes puedes dejarme todo a mi.-
- Cadance agradezco tus intensiones pero no podría dejarte semejante responsabilidad… yo… no puedo…-
Sin aviso Cadance abrazo a Luna contra su pecho, el suave sonido del corazón de su sobrina le hizo relajarse, Luna se dejo llevar correspondiendo al abrazo, una pequeña lagrima rodo por su mejilla.
- Yo también le hice una promesa, le prometí que nunca te dejaría sobrellevar esta carga tu sola, te quiero tía Luna, por eso déjalo todo en mis manos – Cadance se separo un poco - Esto te servirá para aclarar un poco tu mente. En verdad lo necesitas.-
- Gracias Cadance. – La princesa volvió a abrazar a su sobrina, quien a su vez correspondió el abrazo cariñosamente.
-o-
Durante días Luna y Cadance planearon cada detalle. En su plan, Cadance tomaría el lugar de la princesa Luna utilizando un hechizo para cambiar su apariencia, también durante varios días Luna le enseño como alzar y descender el sol y la luna así como hacer aparecer las estrellas, después de algunos meses de practica Cadance podía hacerlo sin ningún problema o la ayuda de su tía.
Tras una que otra discusión menor con el Capitán Shining Armor, Cadance logró que su esposo aceptara el plan. Shining Armor diría que la princesa Cadance se iría de vacaciones sin dar muchos detalles para evitar a los medios y las preguntas de su paradero.
Luna utilizo el hechizo de cambio de imagen para modificar su apariencia, después de varios intentos en los que ninguno le parecía el más adecuado, opto por dejar la apariencia que tenía cuando regreso de la luna después de librarse de la maldición de Nightmare Moon. Aclaro el color de su piel, su cabello lo dejo corto y de un azul claro, su cutie mark también cambio un poco ahora solo había una media luna con una estrella a un lado. Le pidió a los sastres reales que le confeccionar varios chalecos que le permitieran ocultar sus alas, optando por la apariencia de una simple unicornio.
Le otorgo una parte de su magia así como su corona y sus joyas a Cadance pues no las necesitaría a donde iba, tomo una pequeña alforja donde coloco algunos chalecos, un mapa de Ecuestria y un mapa estelar con todas las estrellas y constelaciones que ella misma había creado, algunos libros que podrían serle útiles, pergaminos así como plumas y tinta, además de una bolsa llena de bits, las suficientes para sobrevivir por algunos meses. Su sobrina le sugirió que intentara buscar un empleo pero habiendo vivido toda su vida en el castillo, quizás no supiera demasiado sobre los oficios de los ponis.
En la puerta del castillo, Cadance, ahora disfrazada de Luna le daba algunas indicaciones finales a su tía antes de partir así como un último abrazo. Dado que ya estaba anocheciendo, iría escoltada hasta la ciudadela por Shining Armor, pero una vez en la entrada de Canterlot seguiría por su cuenta para no llamar la atención. Pasaría la noche en una modesta posada, y en la mañana iniciaría su aventura.
- Bueno princesa le deseo mucha suerte en su viaje y que regrese sana y salva. – Dijo el capitán de la guardia real.
- Lo haré, Capitán, no se preocupe. – dijo Luna. – Mientras tanto, cuide de Cadance y Canterlot, si algo ocurriera que necesitara de mi presencia no duden en llamarme, usted sabe cómo. –
- No se preocupe su majestad, Cadance sabe lo que hace, después de todo tuvo muy buenas maestras en usted y en su hermana que en paz descanse, se que podrá llevar las riendas del reino. – contesto el unicornio. – Bueno, buen viaje Princesa Luna. Que regrese con bien. –
- Gracias y Shining por favor solo llámame Luna. –
El capitán de la guardia real sonrió y asintió.
Luna miro hacia el balcón de su habitación por última vez donde Cadance observaba a su tía partir. La princesa Mi Amore Cadenza solo pudo observar como su tía se alejaba lentamente. Por un momento deseó haberla acompañado, pero luego pensó que ella necesitaba algo de tiempo para sí misma, del cual se le había privado casi en su totalidad al morir su hermana. Lo que fuera que le deparara el camino, Luna sabría cómo afrontarlo.
Continuará…
