Hoooolaaaaa, les dejo esto por ser un dia tan especial, nos leemos abajo~
Ouran no me pertenece, le pertenece a Bisco Hatori, y hago esto sin fines lucrativos.
Risas y gritos de alegría de jóvenes doncellas llenaban el salón. Un agradable ambiente con música, rosas y apuestos host, todo envuelto en una bella y delicada aura rosa. Bailes con delicados movimientos, giros que hacían mover con gracia los costosos vestidos, irresistibles gestos de los jóvenes.
En esta gran fiesta no se permiten la tristeza, las penas, el dolor. Todo debe quedarse afuera, una vez dentro la obligación es dejarse absorber por el ambiente y bailar sin pensar en nada más.
Un paso, dos, un giro, el tiempo continuara avanzando, las doncellas seguirán intoxicándose con el dulce trato por parte de un rubio con aires de príncipe. Una reverencia, un alago y luego la invitación a bailar, ese es su hechizo para atraparlas.
En otras partes del salón hay más hechizos.
Con perfecta sincronía, como si de un espejo se tratase, dos jóvenes de cabellera naranja se mueven a la par, bailan juntos y ya pareciera que son una sola persona. Las doncellas no pueden dejar de observarlos, esperan, ansiosas para bailar con ellos, pero ninguna interrumpirá esa danza que llevan a cabo.
Más alejado, pareciera que el salón se llena de penumbra, e ignorando los instintos naturales de alejarse de la oscuridad, las señoritas se ven atraídas por unos fríos ojos negros. Ojos que normalmente podrían pertenecer a un demonio, aunque el poseedor de ellos es solo un apuesto chico pelinegro. Con la oscuridad rodeándole, da un saludo cordial y luego en silencio ofrece su mano, esperando que alguien acepte bailar con él, como bien sabe, una joven no tarda mucho en tomarla.
Para las que se han escapado de la oscuridad o de la danza de espejos, es seguro que no llegaran mucho más lejos. Ya ahogadas en la atmosfera rosa, es imposible que no caigan con un pequeño rubio que baila alegremente. Su ser que emana un olor dulce, su voz de ternura incomparable, imposible negarle algo, ellas se quedaran a su lado sin poder evitarlo.
En la gran entrada, parados observando todo, hay dos jóvenes mas.
Uno realmente alto, con oscuros cabellos, sin expresión en la cara, sin moverse para nada, solo esperando pacientemente.
El otro, mucho más bajo, constantemente mira para todos lados, su femenina mirada parece algo triste, es al único que no lo rodea nada extraño, es totalmente natural.
El tiempo seguirá avanzando, al igual que la música, hermosos sonidos que no se puede saber con exactitud quien los produce, tampoco es que a alguien le preocupe. Las jóvenes están demasiado ocupadas como para eso.
En medio de esa gran noche unas campanadas se dejan oír. Los jóvenes de la puerta se miran, la mirada del más bajo está llena de sentimientos encontrados, el otro solo dejando escapar un suspiro y con un movimiento negativo de su cabeza le hace entender que nada podrían hacer.
Al mismo tiempo dejaron las posiciones que habían mantenido en toda la velada, agarrando cada uno una de las grandes puertas, comenzaron a cerrarlas lentamente. No se quedarían allí, ya se sentían lo suficientemente culpables con lo que hacían, sin embargo tampoco podían dejar de hacer aquello que tanto les hacía sentir mal.
Segundos antes de que se cerraran las puertas, pudieron ver como el lugar se oscurecía, adquiría una apariencia tenebrosa, la música se había vuelto totalmente desafinada al punto de dar escalofríos, y lo único que brillaba para esos momentos eran los ojos de todos los apuestos host, que ahora eran de un bello color carmesí.
Bueno, es algo extremadamente corto, ya lo se. Pero la idea esta ahi, creo. Ya no se ni lo que digo, o escribo.
La cuestion es que espero que tengan un feliz dia, coman muchos dulces, ponganse un disfraz. Y recuerden: Halloween es de origen celta.
Bye bye.
