Disclaimer: Ningún personaje de "Card Carptor Sakura" me pertenece.

El Oráculo las Eras

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Hace veinte años jamás me hubiera imaginado que me encontraría en esta posición, solo en un bosque bastante tupido de pinos y sauces, en una noche nublada y fría, acampando junto a mi fiel yegua que fue una de las pocas cosas que pude rescatar de aquel espantoso ataque a lo que alguna vez pudo haber sido mi pueblo.

¿Quién soy? Es una pregunta que he encontrado reverbera bastante por mi cabeza, veinte años es suficiente para hacerte olvidar quien eres y más si tienes pocas cosas que te aten a aquello que alguna vez fuiste o tuviste.

Vivía en un castillo, estaba destinado a ser el rey del pueblo de Wuhan; un pueblo grande de unos dos mil habitantes, con altas murallas de piedra caliza y justo en el medio del pueblo estaba situado un gran castillo donde yo residí desde mi nacimiento hasta los ocho años de edad.

Mirando fijamente las llamas de la pequeña fogata que encendí y cubriéndome del frio con una capa que generalmente cargaba en mi espalda empecé a recordar aquel sombrío día…

¡Syaoran Li! — Escuché que me llamaba mi hermana Fanren desde una de las ventanas del castillo, yo estaba muy entretenido jugando con una espada de madera que acababa de terminar de hacer, su grito hizo que pegara un salto del susto y giré mi cabeza hacia donde provenía la voz de mi hermana — ¡Syao, en unos pocos minutos será el baile inaugural y mírate como estas todo sucio! ¡Sube de una vez para que te bañen!

Resignado me dirigí hacia donde algunas mucamas atenderían la orden de mi baño.

En Wuhan era costumbre que el próximo heredero sería presentado a nobles y duques luego del día en que cumpliera ocho años, es decir, yo era el invitado de honor puesto que sería el día en que por primera vez verían mi cara.

Yo no estaba muy interesado en ese absurdo tema de la presentación, yo solo quería jugar con mi espada nueva y algún día ser tan buen espadachín como mi padre.

Luego del baño y que fui vestido con el traje reglamentario para aquel día, me dirigí al despacho de mi padre, el cual había solicitado mi presencia.

Al abrir la gran puerta de madera, vi a mi padre de pie junto a la ventana de aquel rojo atardecer.

¿Quería verme padre? — Pregunté tímido, dio un salto de impresión ya que al parecer no había notado mi presencia, me sonrió.

Acércate.

Caminé hacia donde él estaba, viendo mi viva imagen unos años mayor. De su cuello colgaba el talismán de la familia.

El talismán siempre había pertenecido a mi familia y a medida que pasaban los años se hacía más valioso, puesto que representaba la magia que fluía en nuestro ser; era un aro de plata grande con detalles hechos a mano y en medio de él, mágicamente estaba un ópalo amarillo redondo finamente pulido, al invocar el talismán, se liberaba la magia de la gran espada del rey, que algún día seria mía.

Clow dijo que había notado un crecimiento en tu magia — Dijo mi padre sonriendo, lo cual me hizo sonreír a mi también, nada me hacía más feliz que imaginarme algún día como un rey y hechicero poderoso — También dijo que le pones mucho esfuerzo a todas tus clases mágicas y no mágicas.

Clow era el hechicero del castillo, un hombre joven pero sabio; además de un gran conocedor de matemáticas, alquímica y economía, eso lo hacia la mano derecha de mi padre y mi profesor.

Vi como mi padre se quitaba del cuello el talismán y me lo colocaba a mí. Ese gesto hizo que lo abrazara con todas mis fuerzas y él me recibió en sus brazos, apretando su abrazo.

Nos separamos y el mi miró a los ojos, con una mirada melancólica y triste.

¿Sucede algo, padre? — Cuestioné un poco asustado, su mirada no me gusto mucho.

El me mostró una sonrisa triste.

No, hijo — Contestó — Vete a tu habitación, en unos pocos minutos iré a buscarte para la presentación — Ordenó, dándome un beso en la frente.

Al llegar a mi habitación, con ese incomodo traje verde de etiqueta y lleno de medallas sin significado para mí, me encontré con la sorpresa de que un niño de mi edad que trabajaba en los establos del castillo se encontraba ahí.

¿Qué haces aquí? — Pregunté con un poco de rabia, mirándolo fijamente a los ojos.

Él, un poco tímido, hizo una reverencia en forma de saludo.

Disculpe príncipe, mi nombre es Xiao Fa y…

Su explicación se vio interrumpida por un grito femenino de terror.

Xiao Fa y yo nos acercamos a la ventana de mi habitación y lo que vimos como miles de soldados de armadura negra incendiaban la gran ciudad de Wuhan y se acercaban rápidamente al castillo, el ejercito era comandado por un hombre inmensamente grande en un corcel negro, el cual miró hacia arriba y me penetró con una mirada roja aterrorizadora que aunque estaba lejos, pude sentir sobre mí como una daga venenosa.

Me llené de miedo y pánico.

Mi familia… — Murmuré, me disponía a salir corriendo de ahí cuando Xiao Fa se interpuso entre la puerta y yo.

No, príncipe.

Golpes, millones de ellos, seguidos por gritos.

Los golpes eran tan solo los soldados negros penetrando a golpes el castillo.

Llamas, altísimas por toda la ciudad y jardines del castillo, podía escuchar los gritos de las mucamas a través de los pasillos.

¡¿Cómo que no? — Grité y empecé a forcejear a Xiao Fa para que se alejara de mi camino, debía hacer algo — ¡Mi familia está allá afuera!

Risas macabras de los soldados negros se hacían más audibles, disfrutando del terror que causaban, y de las vidas que tomaban cada vez que blandían sus espadas por el camino, eran como unos malditos animales.

Xiao Fa pasó la barra de hierro que aseguraba la puerta para que no entraran.

¡Tienes que dejarme salir! — Ordené abalanzándome sobre él, tumbándolo al piso mientras el caso afuera se hacía más grande.

¡No, príncipe! ¡Son órdenes de su padre!

Yo me congelé al instante.

¿Cómo que mi padre te lo ordenó? ¡Mi padre no ordenaría tal cosa! ¡Me haría ayudar! — Dije yo, tan ingenuo que pensaba que a mis ocho años podría hacer algo contra el ejercito que había acabado con una ciudad de miles de personas en segundos.

Empezaron a forcejear la puerta de mi habitación y Xiao Fa y yo nos aterrorizamos, nos matarían.

Él corrió hacia el closet donde estaba mi ropa y lo echó un poco hacia delante para dejarme ver un mínimo agujero en la pared, seguidamente empezó a desvestirse.

¡¿Qué haces? ¡Estás loco! — Acusé.

No príncipe, deme sus ropas y póngase las mías — Explicó con prisa mientras veíamos una gran hacha atravesar por completo la madera de la puerta y llamas empezaron a entrar también.

En ese momento entendí todo, Xiao Fa seria un señuelo.

¡No! ¡Ven conmigo!

¡No, príncipe! ¡Luego lo entenderá!

Y empezó a jalar mis ropas, si no lo hacía yo pues lo haría él. Quite rápidamente cualquier prenda que tuviera mientras él me lanzaba las que le pertenecían.

Las ropas de Xiao Fa eran unos harapos así que no tuve problema en ponérmelas, mientras el forcejeaba por ponerse las mías, así que lo ayude y me di cuenta de que mi cuerpo entero temblaba del terror.

Esconda el talismán bajo las ropas, príncipe — Dijo con pequeñas lagrimas en los ojos, lagrimas no me había dado cuenta yo también tenia.

Risas infernales y demoniacas se apoderaron del ambiente.

Xiao Fa me empujó hacia el pequeño agujero de la pared, en el cual sólo cabía una persona tan pequeña como yo y debía arrastrarse debido a lo angosto y estrecho.

No se detenga nunca, príncipe — Explicó — El camino lo conducirá hacia una compuerta que esta junto al rio, corra y nunca mire hacia atrás… Algún día Wuhan vera brillar el sol otra vez.

¡Espera! Xiao Fa ¡No! — Grité antes de que el empujara de nuevo el closet que cubría el agujero.

Me quedé unos segundos, paralizado, escuchando las risas y gritos guturales de esos soldados dentro de mi habitación.

¡Lo tenemos!

Fue todo lo que pude escuchar antes de empezar a arrastrarme por rapidez a través de ese agujero, podía sentir el calor del fuego que había entrado en mi habitación, así que me apresuré lo que pude.

Luego de unos cuantos metros en los que poco a poco los gritos, las risas y el calor de fuego eran apenas perceptibles, el camino se abrió en una especie de túnel en el cual pude correr.

Luego de ahí todo es borroso para mi…

A veces tengo flashbacks de la compuerta del rio, una persecución de esos jinetes a través del bosque estaba junto al rio los cuales pude lograr perder a duras penas, el camino era borroso por mis lágrimas y oscuro por la poca luz de luna.

Recuerdo que me desmayé y me levante debido a la pequeña potra que acercaba su hocico a mi cara, potra la cual identifiqué como miembro del establo del castillo.

Soy un príncipe que perdí todo, mi familia, mi hogar y mi pueblo. Ahora con el talismán escondido entre mis ropas, juré que recuperaría lo que alguna vez fue mío y de mi pueblo.

Creo que nunca sabré el por qué el ataque tan sorpresivo a mi reino, pero estaba dispuesto a pasar cualquier reto para salvarlo.

Todos creen al príncipe Syaoran Li como muerto, al igual que su reino y su familia. Yo sólo soy un forajido que ha estado de pueblo en pueblo con su fiel yegua, en esos pueblos soy conocido como Xiao Fa, en honor al niño que dio su vida por mí.

Leyendas que he escuchado en mis viajes hablan de un oráculo, de un objeto que al ser poseedor de su "confianza" liberara al gran "Ejercito de las Eras" que es lo que necesito para poder combatir contra el mal que atacó mi reino.

En esos pueblos se escucha el nombre de ese mal "Krodos" el cual busca apoderarse de todos los reinos de este mundo para hacerse poseedor de todo el mundo, Krodos es el desgraciado que vi desde mi ventana de ojos rojos.

Krodos es aquel al que juré asesinar luego de escapar del castillo y aunque a veces esta ardua búsqueda se me hace en vano o que me llegue a alienar de quien soy, mi única esperanza es encontrar ese oráculo.

Un oráculo que me tiene en su búsqueda desde mis catorce años, con sed de venganza.

Luego de años por fin encontré una pista de donde se podría hallar el oráculo, en La Torre de Oro Blanco.

Me encuentro viendo aun la fogata, con la esperanza de que mi búsqueda no sea en vano, con la esperanza de que en la Biblioteca de Dalian, en el reino del mismo nombre pueda encontrar algo.

No descansaré hasta que Krodos pague por la sangre de mi pueblo

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Hola, see que no debería escribir otra historia sin antes terminar la que tengo pero es que la idea ha estado por tanto tiempo en mi cabeza y cada vez iba tomando mas forma, por lo que no me aguanté y publique… El próximo capítulo de mi otra historia ya está casi listo, así que no se preocupen

Dejen Reviews por favor :D ya que estos son mi inspiración y motivación para seguir adelante con la historia.

Miles de besos.