Kingdom Hearts no me pertenece, ni ninguno de los personajes T.T Sniff . . .

RoxasxSora SoraxRoxas


-"Nunca te voy a olvidar"

-"Yo tampoco"

En los tiempos donde los dragones eran las más grandes amenazas de todo el reino, había dos aldeas que no se comunicaban hace tiempo por las mismas situaciones, los dragones habían destruido todas las rutas comerciales. Ya nadie más podía pasar desde hacía 12 años; antes iban y venían de esas dos aldeas. Sí existía la amenaza de los dragones, pero no tanto como ahora. Por alguna razón se han ido multiplicando y nadie sabe por qué.

En esos tiempos tranquilos, las aldeas se comunicaban mucho. Todos se conocían y no había tanta delincuencia como ahora.

En la primera aldea, Ousden, había mucha actividad para cultivar. Era un hermoso valle y las casas no estaban amontonadas entre sí. En esa pequeña aldea, vivía un niño muy feliz y siempre salía a jugar, tenía 4 años y era castaño. Su mamá era muy buena cociendo y siempre le hacían pedidos de la otra aldea. Ella prefería entregarlos por sí misma, para salir de la aldea y llenarse de energía, también aprovechaba para llevar a su hijo con ella.

Era la mañana y ya habían terminado de desayunar. El padre del niño castaño se fue a arrear la tierra, mientras la mamá se quedaba a terminar los últimos detalles del último pedido. El pequeño niño castaño no sabía qué hacer mientras su mamá terminaba, estaba ansioso por ir a la otra aldea. Ya que se aburrió al poco rato, salió a jugar.

-Está bien. Pero no te vayas a ir muy lejos, Sora. Ya casi acabo – dijo mientras el pequeño asentía con la cabeza y salía.

El niño castaño con el nombre de Sora estaba jugando con una vara que estaba tirada en el suelo. Siempre se divertía mucho jugando a eso, de grande él quería ser el espadachín más valiente y fuerte de todos.

-Sora! Ya nos vamos! Ven aquí!

Sora corrió hacia la casa y su madre le puso un chaleco. Ella agarró el pedido y salieron de la casa. Montó a su pequeño hijo a la carreta y le dio el pedido para que lo pusiera al lado suyo. Su madre agarró las riendas del caballo y le dio un leve tirón para que el caballo comenzara a caminar.

A mitad del camino Sora se sorprendió mucho al ver una carrosa blanca pasar.

-Qué es eso, mamá? – preguntó poniendo un dedo en su boca

-Es una carroza real, hijo. Ahí van los nobles – miraba la carroza algo intrigada

-Y por qué pasa por aquí? Nunca había visto una – sigue viendo la carroza alejarse

-No sé, pequeño. Pero espero que no pase nada malo – quita la mirada de la carroza y nuevamente le da un tirón a las riendas para que camine más rápido el caballo.

En la segunda aldea, Coombwell, más bien se enfocaba a la granja y criado de animales. Había un hermoso lago en medio de la aldea y muchas cercas dónde había toda clase de animales, ovejas, vacas, caballos, toros, chivos, cerdos, gallinas, etc.

En esta aldea habitada por muchos animales, vivía un niño que era muy feliz y siempre le gustaba jugar con los animales. Su padre era el que tenía gran cantidad de caballos y era afamado por eso. Siempre les enseñaba a sus dos queridos hijos el campo y las primeras lecciones del manejo de caballos.

Era de mañana y acababan de desayunar, el padre de los dos pequeños hermanos fue a trabajar y cuidar a los animales como de costumbre. La madre se quedo a limpiar la casa y los trastes sucios. Los pequeños hermanos salieron a jugar, avisándole a su mamá mientras se preparaban.

-Muy bien, niños. Pero tengan cuidado, si? – les decía mientras les ayudaba a ponerse los zapatos.

-Sí, está bien mamá. Al rato volvemos

Los dos niños rubios salieron corriendo de la casa, dirigiéndose al lago y al establo de su padre. Siempre jugaban ahí, les encantaba cuidar a los animales y jugar entre el heno.

-Eh? Mira! Una vara! – dijo el hermano pequeño

- Que con eso? Siempre puedes encontrar una vara en cualquier lugar! – le decía su hermano mayor viendo la vara

-Pues sí, eso ya lo sé! Pero es que, esta me gustó mucho

-Pues entonces deja yo encontrar una. Quieres jugar a espadas otra vez? – se agachó para agarrar una vara y empezar a jugar.

-Sí! No te voy a dejar ganar, Roxas! – Tidus también empezó a jugar. Se fueron acercando hacia el lago donde Roxas le ganó a Tidus, porque se rompió su vara.

-Gane! Suerte para la próxima! – le decía con una sonrisa burlona.

-Eso no es justo! Eso no es ganar! Se rompió! Mira! – le enseñaba su varita rota

-Aw, está bien, te daré otro chance. Pero te lo daré luego – volteó para ver que su padre los estaba llamando – Por ahorita tenemos que ir con papá, si?

-Está bien

Fueron al establo y empezaron a llevar el heno a los animales. Tidus se cansó al poco rato, y se sentó afuera a disfrutar del lago y del sol que yacía en lo alto. Roxas se acercó y se sentó al lado de su hermano menor. Empezaron a charlar acerca de los animales y haciendo chistes, hasta que Tidus se quedó dormido.

-Ja! Lo sabía. Típico de ti – se levantó y empezó a caminar hacia el establo, cuando vio una carreta aproximándose a su casa – Eh? Qué es eso?

Corrió hacia su casa dónde estaba la carreta. La miró asombrado, era tan grande y llevaba muchas cosas en ella, leche, una manta, unos jarrones, un niño, un poco de alfalfa. . . eh? Un niño? Era de la misma edad que Roxas, unos 3 o 4 años y era castaño.

-Hey! Hola! – Sora le gritó mientras saludaba con la mano

-Eh? Hola! – Roxas hizo el mismo gesto con la mano – No quieres bajar?

-Eh . . . pues sí – fue hacia dónde la carreta terminaba y bajó de un brinco – Listo. Hola soy Sora, y tú?

-Hola me llamo Roxas. Quieres venir a jugar?

-Seguro! Vamos! – Ambos corrieron hacia el lago, dónde Sora se quedó parado asombrado y con la boca abierta – WOW! Es como un charco gigante!

-El lago? Jaja, si algo así – le dijo Roxas a Sora, empezando a correr hacia el lago – Vamos, Sora! No quieres meterte?

-Claro! – iban corriendo, y llegando a la orilla se quitaron los zapatos y las camisetas, las pusieron junto a un árbol se echaron al agua.

-Oye Sora, que quieres ser de grande? – Roxas le decía mientras se sumergía en el agua para estar completamente mojado.

-Quiero ser el espadachín más fuerte de todos los tiempos! Y tú?

-Yo quiero ser un jinete de dragones! Imagínate montar una de esas cosas!

-WOW! Nunca había pensado en eso! – decía mientras se sumergía hasta el pecho

Pasaron varias horas, y se la pasaron muy bien, jugando a varias cosas, pero la mayoría de los juegos eran en el agua. Estaban jugando a atrapadas en el agua con Tidus, que se había despertado hace un par de horas.

-Vamos, Roxas! A que no me atrapas! – Sora estaba todo mojado y tratando de huir de Roxas mientras le gritaba a Tidus – EH! Tidus! Distráelo!

-Roxas! – Tidus lo picaba con su dedo hasta que Roxas volteaba y el corría – Vamos! No puedes atraparme!

-Claro que puedo! Atrapare a alguno de los dos! – Roxas se dio cuenta de los planes de Sora, que estaba tratando de rodearlo y caerle encima, y se dio vuelta para encontrase con Sora frente a frente – Ha!

-AH! Espera! – Sora gritó mientras Roxas le caía encima – AH! Tidus! Ayúdame!

Tidus iba a ayudarle a Sora haciéndole cosquillas a Roxas para que se quitara de encima. Mientras Roxas se volvía loco por las cosquillas, agitaba los pies haciendo que el agua salpicara a Tidus y a Sora. Roxas por fin se quitó, pero alguien llamó a Sora.

-Sora! Ya nos vamos! Diles adiós a tus amigos! – su mamá gritó, haciendo una despedida con la mano.

Ya era la tarde y ya casi se iba a poner el sol. Sora ni se había dado cuenta de esto, se había divertido tanto. Salió del agua y se secó con el chaleco que traía puesto en la mañana. Se puso la ropa y se despidió de Roxas y Tidus.

-Nos vemos hasta la próxima! – dijo y diciendo adiós con la mano – Prometo venir a visitarlos!

-Claro! Nos vemos, Sora! – dijeron los dos hermanos al unísono

Pero como siempre, nunca pudieron cumplir esa promesa.


Primera parte, si les gusta dejen Reviews porfa ^w^

Tambien necesito que me digan en que he fallado y en que voy bien porfavor, soy una escritora novata ^^u