Íntimos.

-Karin…- Toshiro tragó saliva audiblemente. -¿Puedo preguntar por qué exactamente estás encima de mí?-

-¿Mmm?- ella abrió los ojos apenas, mirándolo con cansancio. –Ah, eso.- se dio cuenta cuando los recuerdos volvieron a su mente. –Bueno…- bostezó, acurrucándose en el pecho del chico. –Vine a entregarte el papeleo que tienes que firmar y te encontré dormido en tu escritorio que se veía muy incómodo, por lo que decidí moverte al sofá y como pesas tanto me acabé cansando y pensé en recostarme a tu lado un momento. Parece que me quedé dormida.-

-No estás exactamente "a mi lado".- señaló él, muy consciente del peso de su cuerpo suave y cálido sobre el suyo.

-No tengo idea cómo acabamos así. Tú eres el que me tiene sujeta así que supongo que estabas soñando con tu osito de peluche.- se encogió de hombros, sin mostrarse ni un poco mortificada por su comprometedora situación.

Sí Matsumoto o Hinamori los atrapaban así, no dejarían de molestarlos por el resto de sus vidas. Y como eran almas sus vidas serían demasiado insoportablemente largas como para tolerar tanta humillación.

-Nunca tendría tal cosa.- rodó los ojos. –Karin, ¿podrías quitarte? Me estás poniendo de los nervios.- pidió entre dientes, intentando no estremecerse cuando la sintió removerse.

¿Qué no tenía ninguna consideración con él? ¿Siquiera imaginaba el calvario por el que lo estaba haciendo pasar?

-¿Podríamos quedarnos así un poco más? Eres muy cómodo.- rodeó su nuca con sus brazos, volviendo a moverse de modo que lo hizo contener un gruñido.

¿Lo estaría haciendo apropósito?

-Karin…- masculló en voz baja. -¿Sí te das cuenta de la situación en la que estamos verdad?- preguntó seriamente.

-Solo quiero dormir un poco más…-

-¿No podrías hacerlo en otro lugar? ¿O incluso en el otro sofá? ¿O en cualquier lugar que no sea encima de mí?-

-Ya te lo dije, eres muy cómodo. Además ¿por qué estás haciendo tanto escándalo? Somos amigos desde hace mucho tiempo. Me he dormido encima de ti antes.-

-Cierto.- asintió. –Pero sobre mi hombro. Ahora literalmente estás sobre mí. Y… maldición, ¿qué acaso no puedes ver lo íntimo que se ve esto para dos amigos?- ¿por qué demonios no podía entenderlo?

Ella finalmente alzó la cabeza, mirándolo con el ceño fruncido.

-Por favor, exageras.- rodó los ojos. –Es por este tipo de reacciones que todos siguen insistiendo en que nos casaremos y tendremos diez hijos, tienes que relajarte un poco.- presionó su dedo índice en su pecho. –Quiero decir, sí estaba enamorada de ti cuando era una niña, pero me rechazaste y te superé, luego morí y vine a la Sociedad de Almas e hicimos las pases y hasta trabajó para ti, ambos somos adultos así que si de verdad quieres que la gente deje de decir que somos almas gemelas destinadas a amarse de aquí a Saturno tienes que dejar de actuar como niña de secundaria.- lo regañó.

Él frunció el ceño. Habían pasado diez años desde que murió y casi veinte desde que la rechazó obligado por la Central 46 y ¿ahora ella decidía sacar el tema? ¿Ahora, en serio?

-Tal vez no quiero que la gente dejé de decir eso.- murmuró secamente. Karin lo miró con la boca abierta. –Tal vez nunca quise rechazarte y sí en serio eres tan adulta como dices entonces deberías darte cuenta de la maldita razón por la cual debes quitarte de encima ya.- cuando ella solo lo miró confundida, él rodó los ojos y juntó sus pelvis, haciéndola jadear cuando finalmente notó la razón.

-Oh.- su rostro enrojeció, pero no hizo ningún intento por apartarse. –Bueno, pues… Tal vez en realidad nunca te supere.- sacudió sus caderas levemente y ahora él jadeó. –Y tal vez, solo tal vez deberíamos ponernos un poco más íntimos…- susurró moviéndose para estar a la altura de su rostro y así poder besarlo y tal vez mucho más que eso.

Fin.