Capítulo 1 - Una propuesta inesperada
*0*0*
Cuando Haruhi Fujioka le había llamado por teléfono esa misma mañana para solicitar un poco de su tiempo, a Kyouya le pareció sumamente extraño. No era que no se frecuentaran, todo lo contrario. Siendo ella una abogada tan reconocida, se desenvolvía en los círculos sociales de la gente opulenta. Solían coincidir en cenas de caridad o algunos otros eventos, de igual forma, en las reuniones que los antiguos miembros del club de anfitriones organizaban.
Sostenían amenas conversaciones. Kyouya debía admitir que le resultaban agradables aquellos intercambios de ideas con esa mujer. Una joven sumamente inteligente y con una afable personalidad. Con Haruhi nunca había tenido que guardar las apariencias. Podía mostrarse tal cual era y ella no le recriminaba nada. No lo juzgaba. Mantenían una especie de amistad. Una muy peculiar amistad.
¿Por qué entonces le tomaba tanto por sorpresa? Simple: jamás se daba un encuentro en el que solo fueran ellos dos. No era como si compartieran la tarde una vez a la semana o como si él la invitara a tener una cita de vez en cuando. Aún cuando ella se había divorciado hacía ya más de cinco años, Kyouya no se había decidido a dar un paso al frente. Prefería mantenerla cerca siendo solo su amigo a la idea de arruinarlo todo, como Tamaki lo había hecho. Precisamente porque se reconocía a sí mismo como alguien no muy hábil en lo que respecta a emociones y sentimientos.
Durante sus años de instituto y aún en la universidad, Kyouya había tenido que mantenerse a raya. Manejaba con absoluta discreción el creciente interes que sentía hacia ella. Un interes que dio paso a una intensa atracción. Una atracción...que terminó por convertirse en amor. Y un amor que tuvo que volverse anónimo debido a que esa mujer y su mejor amigo habían decidido llegar al altar. Haruhi parecía feliz ante la idea de aquel matrimonio, y si ella era feliz, el joven Ootori lo respetaba.
Sin embargo, apenas dos años fueron suficientes para desmoronar aquel sueño. Tamaki y Haruhi les dieron la noticia a sus amigos durante una de sus íntimas reuniones. Se divorciaron. Y aunque ambos aceptaban haber quedado en buenos términos, procuraban no encontrarse demasiado.
A pesar de que el fallido matrimonio no concluyó entre recores ni dramatismos, era evidente que había provocado sus estragos en ella. Durante aquellos cinco años, Haruhi había evitado cualquier posible romance. No salía absolutamente con nadie. Más de algún osado le había hablado de amor y ella los rechazaba sin consideraciones. ¿Y quien podía culpar a esos pobres diablos? La joven era hermosa y tenía valiosas cualidades que podían conquistar a cualquier hombre. Tampoco podía juzgarla a ella. Solo Haruhi conocía el tamaño de sus decepciones y Kyouya no estaba dispuesto a ser una más.
Aunque no todo había sido tan malo para ella. Luego de su separación, la carrera de Haruhi había ido en ascenso y ahora era dueña de su propio bufete jurídico. Gozaba de prestigio. Las personas acudían a ella, aún cuando no eran capaces de pagar por su servicio. La chica disfrutaba mucho de lo que hacía.
-¿Desea ordenar ahora, señor?- preguntó una joven mesera.
-Esperaré a que mi acompañante llegue. Gracias.
-De acuerdo. No dude en llamarme si necesita algo.
Kyouya dio un sorbo más a su té antes de mirar su reloj. Haruhi llevaba un retraso de veinte minutos. Él sacó su móvil para llamarla y averiguar el motivo, lo cual no fue necesario, ya que ella se aproximaba a la mesa. Algo parecía no andar bien pues la joven lucía un tanto consternada.
-Buen día, Kyouya. Lamento mucho el retraso.
-Buen día. ¿Te encuentras bien?
-Sí...yo...no es nada. Descuida. Te agradezco que hayas aceptado venir.
-No tienes nada que agradecer. Aunque debo admitir que fue algo inesperado.
-Lo sé. Trataré de no quitarte mucho tiempo.
-Pierde cuidado. Reservé un espacio considerable para este asunto.
-Bueno, verás...el motivo de mi llamada...es porque necesito tu ayuda.
-Por supuesto.- Kyouya sonrió con tranquilidad. -Estoy a tu entera disposición.
El joven Ootori dio un trago más a su bebida, esperando que ella hablara.
¿Qué podría necesitar de él? ¿Influencias, un préstamo, alguna cuestión de logística?
-Necesito...que me ayudes...a tener un hijo.
La sorpresa fue tal, que Kyouya comenzó a atragantarse con el líquido que acababa de beber. Provocándole un severo ataque de tos. Haruhi se puso de pie para acercarse pero él hizo un ademán para detenerla. En cuestión de segundos pudo controlarlo.
-Lo siento.- carraspeó el joven, intentando recuperar su dignidad. -Creo que necesito escuchar nuevamente lo que acabas de decir.
Haruhi suspiró, resignada.
-Te acabo de pedir que me ayudes a tener un hijo.
-Ahora, voy a solicitarte que seas específica en cuanto a esa "ayuda"
-¡Vamos, Kyouya!- respondió ella, completamente ruborizada. -Tú sabes...la ayuda necesaria para hacer un bebé.
¡Mierda! ¡Tenía que estar soñando!
-En pocas palabras, me estás pidiendo dejarte embarazada. ¿Es eso?
-Sí, es una manera de decirlo.
-¿Puedo conocer el motivo de esta propuesta tan...inusual? Hasta donde soy capaz de recordar, tu negativa a tener un bebé fue uno de los motivos de tu divorcio con Tamaki.
Aquello era hasta cierto punto verdad. Haruhi y Tamaki se casaron bastante jovenes, sin embargo, el rubio había comenzado a insistir con el asunto de los bebés muy pronto. Le dio tregua durante un tiempo porque ella aún no concluía sus estudios. Una vez que se recibió como abogada, el heredero Suou retomó su deseo de formar una familia. Haruhi se rehusaba. No tenía aversión alguna por los niños, le simpatizaban, de hecho, pero su prometedor futuro apenas estaba comenzando y ella no estaba en condiciones de adquirir la responsabilidad de criar un hijo.
Las constantes desavenencias comenzaron a hacer mella en la relación. Cada discusión dejaba una herida y un sinsabor difícil de sobrellevar, los dañaba a ambos. Pero eso no había sido la peor parte. Cuando Haruhi descubrió a Tamaki tratando de sabotear sus píldoras anticonceptivas...fue el punto final.
-Bueno, supongo que puedo comenzar diciendo que el aquel momento, tener un bebé no era lo más adecuado.
-¿Qué ha cambiado?
-Considero que estoy en un momento de mi vida en el que deseo tener un hijo. Estoy cerca de cumplir treinta años, he logrado grandes cosas como abogada, soy económicamente estable...-
-¿Y por qué, de entre todos los hombres, pensaste precisamente en mí?
-Lo he estado considerando desde hace meses. Sabes que llevo años sin tener una pareja y por ahora no estoy buscando una relación. Como sabes también, mi círculo de amigos no es demasiado amplio y se reduce a tí y a los chicos. Por obvias razones Tamaki queda descartado en automático. Si hubiese decidido proponerle esto a él, querría pedirme matrimonio de nuevo y yo ya no profeso ese tipo de sentimientos por su persona. Takashi y Mitsukuni son hombres casados y mi moral no me lo permitiría. Además de sentir un profundo aprecio por sus esposas. Hikaru y Kaoru son...lo más parecido que tengo a unos hermanos. Y tú...bueno, eres un amigo sumamente confiable y maduro. Considero que eres capaz de llevar una sexualidad responsable y por lo tanto eres un hombre saludable en ese aspecto. A ti y a mi nos une una relación cimentada en el respeto y la admiración. Eres apuesto y...en fin, creo que eres la mejor de mis opciones.
-¿Llegaste a considerar la idea de una inseminación?
-Lo hice...pero me gustaría conocer la identidad del padre de mi hijo por si llegara a preguntarme en el futuro. Quisiera al menos poder decirle que es un hombre al que le tengo aprecio y cariño. Además, no quiero exponerme a toda esa serie de análisis y requisitos que anteceden a dicho procedimiento.
-¿Qué hay de la adopción?
Haruhi sonrió con tristeza y desvió la mirada.
-Comprendo que es muy egoísta...pero quiero tener la dicha de tener una vida creciendo dentro de mi cuerpo.
-Lo que me pides es...-
-Lo sé. No ha sido una decisión fácil tener que pedírtelo. Pero te aseguro que no espero obtener nada más. No es como si quisiera que asumas una responsabilidad. Esto se reduce únicamente a la concepción. Nadie te vinculará jamás con ese niño, nadie sabría siquiera que eres el padre. Tampoco aceptaría tu dinero. No te traería ningún tipo de dificultad.
Un semental. Ella acababa de rebajarlo al nivel de un simple donador de esperma...igual que a una bestia.
-Verás, Haruhi.- comenzó Kyouya con el semblante endurecido. -He de agradecer que me hayas considerado para una cuestión tan delicada como esta pero me temo que tendrás que prescindir de mi colaboración, dado que tu propuesta no beneficia a mis intereses. Espero que lo comprendas.
-¿Podrías pensarlo?
-¿Tendría algún motivo para hacerlo?- replicó el heredero Ootori, frunciendo el ceño.
-No tienes ninguna obligación de ayudarme...pero no tienes idea de lo importante que sería para mí. Yo...anhelo tanto un hijo.
-Ruego me disculpes pero eso no cambia en nada mi parecer. Si eso es todo lo que tienes que decir, entonces creo que es momento de retirarme.
-De acuerdo...te lo agradezco, de cualquier forma.
Kyouya se puso de pie y pagó la cuenta. Luego salió del establecimiento para subir a su auto.
Un hijo. Ella quiere llevar un hijo suyo en el vientre. ¡Tenía que ser una broma sin gracia! ¡Maldita suerte la suya!
*0*0*
¿Qué tal? Apenas me he retirado de un fanfiction y ya estoy iniciando uno nuevo. De verdad no tengo perdón. Tengo muy presente a esta pareja por ahora (de algún modo tengo que sacar a Kyouya de la friendzone XD).
En fin, ojalá les agrade este breve inicio. No contemplo que esta historia contenga muchos capítulos y dada la naturaleza de la trama, quizá deba cambiarlo de rated más adelante.
Saben que espero con gusto sus opiniones. Y agradezco de antemano el tiempo que se tomen en leerme.
Hasta pronto...
