Parte 1: Lily Evans.
Toda la culpa la tienen los merodeadores.
Noviembre de 1975.
Lily era una chica de 15 años que estudiaba en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Era muy buena estudiante, se pasaba horas y horas en la Biblioteca y físicamente era alta y delgada, con el pelo largo y rojizo.
—¿Tre vaj a cumeg ejo, Riry? –preguntó una chica de pelo rubio y ojos marrones
—¡Nu habrej cun ra buka yena, Rena! –exclamé con la boca llena-. Jí ke me vog a cumeg ejo
Estábamos cenando en el Gran Comedor, mis tres amigas y yo; Lena, una cazadora del equipo de Quidditch de Ravenclaw, Azalea, una chica de Gryffindor muy cabra loca pero responsable y valiente, mi mejor amiga, y Mary, de Ravenclaw, íntima amiga de Lena. Mary se enfada muchas veces, pero se le pasa en seguida, también es cabezota, tanto como yo, y muy estudiosa.
Nos levantamos de la mesa nada más acabar de cenar, pero por la Gran Escalera fuimos interrumpidas por el Grupo de los Merodeadores, formado por tres... ehm... cuatro chicos llamados James Potter, el chulo, Sirius Black, el guapito, Remus Lupin, el amable y Peter Pettigrew, el acoplado.
Tanta gente que hay en Hogwarts y teníamos que encontrarnos con ellos precisamente...
—¿Ya has venido a incordiar, Potter? –dije yo.
—No, solamente venía a por mi novia Mary —contestó él diciéndomelo claramente para que me enterase ¿Damos una vuelta, Mary?
—Sí —contestó Mary, al mismo tiempo que cogía a James del brazo—. ¡Adiós chicas!
—Espera un momento, Mary –dije mientras la arrastraba de las garras de ese Potter-. ¿Cómo puedes salir, o mejor dicho, soportar a un tío como ese?
—¿Te refieres a James?
—No¿a quién va a ser? –respondí-. Creo que soy demasiado tajante
—No sé a lo que te refieres, a mí me gusta —no me miraba a los ojos. Lo único que tenía en la mente era a su novio.
James se acercó y preguntó:
—¿Estás celosa, Lily?
—En absoluto—contesté mientras le dedicaba una mirada asesina.
James... ¿Por qué tenía que haber aparecido ahí y en ese momento? Le odio desde el primer momento en que le vi. Todo empezó una tranquila mañana, Lena se había caído de la escoba porque le había dado una Bludger y había hecho el ridículo. Me estaba esperando en el baño. Azalea y Mary estaban dando una vuelta por el Colegio, y cuando salí me la vi con ellos...
FLASHBACK
—Hola Lena¿qué tal está tu culo? –preguntó Sirius mientras se reía-. Te has caído de la escoba¿no?
—Está perfectamente Sirius¿quieres verlo? —contestó Lena con una sonrisa.
A Lena siempre le había gustado Sirius. No sé por qué pero le gusta a todo el mundo menos a mí. ¿Nadie se ha dado cuenta de que es un auténtico gamberro? Igual que James... Ambos tienen su propio club de fans, el único que me cae bien de su grupo es Remus Lupin, es muy amable y encantador, podrían aprender de él James y Sirius...
—No, gracias. No me van los culos de ballena.
Yo, que lo estaba oyendo todo tras la puerta, salí afuera a ver que pasaba, nunca pensé que ese encuentro con James haría de mi vida un caos...
—¿Qué pasa, Lena? –pregunté yo
—Nada, que el Grupo de los Merodeadores ha venido a humillarme por lo del partido.
—¿Merodeadores¿De qué me suena ese nombre? –cuestioné
—Es ese grupo que tiene su propio club de fans, los que se dedican a hacer bromas a diestro y siniestro sin parar. Formado por...
—Basta Lena, no me importa. Dejad a mi amiga, ya.
—¿Y qué pasa si no lo hacemos? —preguntó Sirius acercándose a mí.
—Pues que Lily Evans, es decir yo, os echará un hechizo que hará que os arrepintáis de haberos metido con nosotras.
—Que miedo –comentó Sirius—. ¿Evans Lily? Ah, ya sé quien eres, esa chica obsesa de los estudios, come libros y además, saca buenas notas, o lo que es lo mismo, el ojo derecho de los profesores. La típica hija de clase buena, que sus padres le han estado enseñando la Historia de la Magia desde el principio de los tiempos.
—¿Enchufada, yo? Que equivocadas son tus palabras. Que sepas, que mis padres son muggles, por lo tanto, no me han podido ayudar en nada.
—... —Sirius se quedó sin habla—. James, ayuda...
James estaba paralizado observando mi "belleza", según me dijo él, hasta que Lupin le pegó un codazo y éste se acercó con paso seguro y firme hacia mí, con aire de superior. Elevó su mano hacia mi cuello y levantó mi mentón hacia él.
—Eres muy guapa, dime¿quieres salir conmigo? Serás la chica más popular de Hogwarts.
Yo me deshice de su mano, por supuesto.
—Nunca saldría con alguien como tú.
—¿Es que acaso no sabes quién soy¡Soy el grandioso e incomparable James Potter!
—Ese es, precisamente, tu problema. Además, sí, sí sé quien eres Potter. Eres ese chico creído, arrogante, chulo, impresentable, orgulloso, que se pavonea de todo, que se cree que es superior a los demás y que quiere ser el mejor en todo. Si quieres te hago una redacción sobre ti.
Potter no pudo decir ni hacer nada después de lo que le dije. Me fui junto con Lena, dejando a Sirius y a James como unos tontos.
Ahí empezó la dichosa fijación que tiene en mí...
—¡Que sepas, Lily, que no voy a parar hasta conseguir que salgas conmigo! –chilló James
Creo que le oyó todo Hogwarts. A partir de ese entonces, todo cambió.
Yo, que hasta ese momento había pasado desapercibida salvo por mis buenas notas, no paraba de ser acosada por gente, preguntándome cosas sobre mí, sobre James... Y para colmo, los Merodeadores ahora nos seguían a todas partes. James y Sirius mandaban, Lupin los frenaba y Peter huía de todo, el muy cobarde...
Claro, mis tres amigas no desaprovecharon esa tentadora ocasión y aprovecharon para pedirle salir a James y a Sirius... Mary consiguió salir con James, pero creo que todo eso será una treta de él para sonsacarle cosas de mí... Seguro... Cuando Azalea le iba a pedir salir a Sirius, apareció Lena de repente y lo estropeó todo. Azalea me contó que mañana lo intentaría otra vez porque vamos a Hogsmeade... ha conseguido ir con él allí, espero que le vaya bien aunque Sirius no me caiga nada bien...
Azalea y Lena casi siempre están peleando, más que nada porque les gusta el mismo chico, y yo discuto con Mary porque somos igual de cabezotas y siempre queremos tener razón... Yo voy a Hogsmeade con Lena ya que Mary también nos abandona, va con James...
—¿En qué piensas, Lily? –me preguntó Azalea ya en la habitación.
—En nada –contesté yo volviendo de las nubes.
—¿Y por qué estabas como en otro mundo?
—... Pensaba en la visita de mañana a Hogsmeade... Me dejáis sola, chicas.
"Lily la sentimental parte uno" — dijo Azalea riéndose.
Cuidado que te la ganas.
—Uuuuuuy, que miedo...
¡PLAF!
—¡Hey¡Me has tirado la almohada! —dijo Azalea mientras se quitaba la almohada de la cara.
—Ya –dije yo con una risita.
—¿Por qué siempre tienes que dejar mal a la gente?
—Mira, se me da bien.
—Desde luego eres de una simpatía que no te gana nadie —dijo con ironía.
—Lo sé.
—Aunque con Mary siempre acabáis empates —me recordó ella.
—Porque nos interrumpe alguien, si no, ganaría yo.
—Te lo tienes muy creído... ¿Y porque dices eso de que te dejamos? No vas a ir con Lena a Hogsmeade? —preguntó ella para cambiar de tema.
—Ya no, me acaba de decir que... ¿Me prometes que no se lo dirás a nadie?
—Claro, ya sabes que yo puedo guardar secretos —dijo mientras se subía en mi cama.
—Pues... piensa seguirte a ti y a Sirius.
—¿LO QUÉ? — exclamó ella.
—¡Shhhhhh¡Baja la voz! —le hice un gesto para que se callara. A este paso despertaría a todo el colegio.
—¿Pero cómo se atreve? —se estaba cabreando.
—Ya sabes que le encanta Sirius...
—Eso lo entiendo porque lo tiene todo... —se olvidó por un momento de su enfado para ir directa a las nubes —es simpático, guapo, encantador, una sonrisa irresistible, inteligente, gracioso...
—Rrrrrrrrr... Jjjjjjjjjjj... Rrrrrrrrrrr –dije yo imitando ronquidos
—Vale de acuerdo, me rayo mucho...
—¿Ahora te das cuenta? —le dije con una mueca.
—¡Claro que no!
—¿De verdad?
—Sí.
—¿De verdad de la buena?
—Es una batalla perdida... –suspiró Azalea
—Síp.
—Oye¿y por qué no vas con Snivellus? Parece que le gustas... —comenzó a decir Azalea.
—¿Con él¿Estás loca o qué? — exclamé yo.
¿Cómo se le ocurría que yo fuese con Snape?
—¿Qué pasa? Si no quieres ir sola... A falta de pan, buenas son tortas...
—Pero... es que... aún no he hecho las paces con él...
—Es una buena oportunidad para hacerlo...
—Ya, pero...
Azalea era la única que sabía que yo era "amiga" de Severus Snape, la verdad es que sólo hemos hablado unas veces, cuando coincidíamos en la biblioteca pero en fin. No lo sabía nadie, ni Lena ni Mary. Ella me decía que yo le gustaba a Snape, puesto que era con la única chica con la que le había visto hablar y encima "sangre sucia". Pero yo no estaba tan segura, ya que nuestro último encuentro...
FLASHBACK
© J.K ROWLING: Del libro 5 de Harry Potter. Nosotras sólo hemos cambiado algún matiz de esta escena en concreto. (Sólo esto, eh! Que lo otro es original. Sin ningún tipo de ánimo de lucro, sólo por mera diversión y para seguir la historia desde aquí).
Esto te animará, Canuto –comentó James en voz baja-. Mira quién está allí…
Sirius giró la cabeza y se quedó muy quieto, como un perro que ha olfateado a un conejo.
Fantástico –dijo con voz queda-. Quejicus.
Snape se había levantado y estaba guardando la hoja del TIMO de prueba en su mochila. Cuando salió de la sombra de los matorrales y echó a andar por la extensión del césped, Sirius y James se pusieron de pie.
Lupin y Colagusano permanecieron sentados: Lupin seguía con la vista fija en el libro, aunque no movía los ojos y entre sus cejas había aparecido una pequeña arruga; Colagusano miraba a Sirius y a James y luego a Snape con avidez y expectación.
¿Todo bien, Quejicus? –preguntó James en voz alta.
Snape reaccionó tan deprisa que dio la impresión de que estaba esperando un ataque: soltó su mochila, metió la mano dentro de su túnica y cuando empezó a levantar la varita, James gritó:
¡Expelliarmus!
La varita de Snape saltó por los aires y cayó con un ruido sordo en la hierba, detrás de él. Sirius soltó una carcajada.
¡Impedimenta! –exclamó éste señalando con su varita a Snape, que tropezó y cayó al suelo cuando se lanzaba a recoger su varita.
Muchos estudiantes se habían vuelto para mirar.
Algunos se habían levantado y se acercaban poco a poco.
Unos parecían preocupados; otros, divertidos.
Snape estaba tirado en el suelo, jadeante. James y Sirius avanzaron hacia él con las varitas levantadas: James giraba de vez en cuando la cabeza para mirar a las chicas que había sentadas al borde del lago (entre ellas, yo). Colagusano también se había puesto en pie y había pasado junto a Lupin para ver mejor.
¿Cómo te ha ido el examen, Quejicus? –preguntó James.
Me he fijado en él, tenía la nariz pegada al pergamino –aseguró Sirius con maldad-. Su hoja debe de estar llena de manchas de grasa; no van a poder leer ni una palabra.
Varios estudiantes que estaban mirando rieron: era evidente que Snape no tenía muchos amigos. Colagusano rió con estridencia. Snape, por su parte, intentaba levantarse, pero el embrujo todavía duraba, de modo que forcejeaba como si estuviera atado con cuerdas invisibles.
Esperad… y veréis –dijo entrecortadamente contemplando con profundo odio a James-. ¡Esperad… y veréis!
¿Qué veremos? –preguntó Sirius impávido-. ¿Qué vas a hacer, Quejiquis, limpiarte los mocos en nuestra ropa?
Snape soltó un torrente de palabrotas mezcladas con maleficios, pero como su varita había ido a parar tres metros de él, no pasó nada.
Vete a lavar esa boca –le espetó James-. ¡Fregotego!
Inmediatamente empezaron a salir rosadas pompas de jabón de la boca de Snape: la espuma le cubría los labios, le provocaba arcadas y hacía que se atragantara.
Yo, que había estado observándolo todo, me acerqué a ellos. No podía soportarlo más.
¡DEJADLO EN PAZ!
James y Sirius giraron la cabeza. Inmediatamente, James se llevó la mano que tenía libre a la cabeza y se revolvió el cabello.
¿Qué tal, Evans? –me saludó James con un tono de voz mucho más agradable, grave y maduro.
Dejadlo en paz –repetí. Miraba a James sin disimular una profunda antipatía-. ¿Qué os ha hecho?
Bueno –respondió James, e hizo como si reflexionara acerca de la pregunta-, es simplemente que existe, no sé si me explico…
Muchos estudiantes que se habían acercado rieron, incluidos Sirius y Colagusano, pero Lupin, que seguía en apariencia concentrado en su libro, no se rió, y tampoco lo hice yo.
Te crees muy gracioso –afirmé con frialdad-. Pero no eres más que un sinvergüenza arrogante y bravucón, Potter. Déjalo en paz.
Lo dejaré en paz si sales conmigo, Evans –replicó rápidamente James-. Vamos, sal conmigo y no volveré a apuntar a Quejiquis con mi varita.
A sus espaldas, el efecto del embrujo paralizante estaba remitiendo y Snape se arrastraba con lentitud hacia su varita, escupiendo espuma de jabón.
No saldría contigo ni aunque tuviera que elegir entre tú y el calamar gigante –le aseguré yo.
Mala suerte, Cornamenta –exclamó Sirius con viveza, y se volvió hacia Snape-. ¡Eh!
Demasiado tarde: Snape apuntaba con su varita a James; se produjo un destello de luz, un tajo apareció en la cara de James y la túnica se le manchó de sangre. James giró rápidamente sobre sí mismo: hubo otro destello, y Snape quedó colgado por los pies en el aire: la túnica le tapó la cabeza y dejó al descubierto unas delgadas y pálidas piernas y unos calzoncillos grisáceos.
Muchos de los curiosos vitorearon a James y a Sirius; Sirius, James y Colagusano rieron a carcajadas.
Yo, cuya expresión de rabia había vacilado un instante, como si fuera a sonreír, grité:
¡Bajadlo!
Como quieras –convino James y apuntó hacia arriba con su varita.
Snape cayó al suelo como un montón de ropa arrugada. Se desenredó de la túnica y se puso rápidamente en pie, con la varita en la mano, pero Sirius exclamó "Petrificus totalus" y Snape volvió a caer de bruces, rígido como una tabla.
¡DEJADLO EN PAZ! –grité y ahora también enarbolaba mi varita. James y Sirius me miraron con cautela.
Venga, Evans, no me obligues a echarte un maleficio –protestó James con seriedad.
Hazlo, y será lo último que hagas en tu vida.
¿Es eso una amenaza?
No, es una afirmación. Ahora, bájale. ¡Retírale la maldición!
James exhaló un hondo suspiro, se volvió hacia Snape y pronunció la contramaldición.
Ya está –dijo mientras Snape se ponía trabajosamente en pie-. Has tenido suerte de que Evans estuviera aquí, Quejicus…
No necesito la ayuda de una asquerosa sangre sucia como ella.
Yo parpadeé y, fríamente dije:
Vale, la próxima vez no me meteré donde no me llaman. Y por cierto –añadí-, yo que tú me lavaría los calzoncillos, Quejicus.
¡Pídele disculpas a Evans! –le gritó James a Snape, apuntándolo amenazadoramente con la varita.
No quiero que le obligues a pedirme disculpas –le grité a James-. Tú eres tan detestable como él.
¿Qué? –gritó James-. ¡Yo jamás te llamaría… eso que tú sabes!
Siempre estás desordenándote el pelo porque crees que queda bien que parezca que acabas de bajarte de la escoba, vas presumiendo por ahí con esa estúpida snitch, te pavoneas y echas maleficios a la gente por cualquier tontería… Me sorprende que tu escoba pueda levantarse del suelo, con lo que debe de pesar tu enorme cabeza. ¡Me das ASCO! –exclamé, y di media vuelta y me marché de allí a buen paso.
¡Evans! –me gritó James-. ¡Eh, EVANS!
Era lamentable como se veía James en ese momento, arrodillado en el suelo, como si me hiciera súplicas para que volviese, pero no miré hacia atrás.
¿Qué mosca le ha picado? –dijo James intentando en vano fingir que era una pregunta hecha al azar, y que en realidad no le importaba.
Leyendo entre líneas, yo diría que te encuentra un poco creído, amigo mío –apuntó Sirius.
Vale –aceptó James con gesto de fastidio-. Vale… -Entonces se produjo otro destello y Snape volvió a colgar por los pies en el aire-. ¿Quién quiere ver cómo le quito los calzoncillos a Snape?
© Fin del trozo original de la historia de J.K Rowling del libro 5.
Maldito Potter, ya empezaba otra vez a meterse con Snape. No aprende nunca. Es un maldito inmaduro.
Al final no pudo cumplir su amenaza porque apareció McGonagall, la cual le castigó muy severamente por faltarle el respeto a un compañero de esa forma tan aberrante. Se lo tiene bien merecido ese Potter.
Y cambiando a Snape… ¿Cómo es que cuando estamos solos me habla normal, bueno, todo lo normal que puede, y cuando estamos con gente me desprecia y me llama sangre sucia? Al final resultará ser un marginado total... Creo que Azalea lo exagera, pero yo también lo estoy exagerando...
Fin FLASHBACK
—Tierra llamando a Lily, tierra llamando a Lily.
—¿Sí? —hoy parecía pasar más tiempo en las nubes que aquí.
—Bienvenida al mundo real otra vez.
—No te pases—dije riendo. En el fondo parecía algo estúpida.
—No me paso.
—No voy a ir con Snape.
—Bueno, tú misma... Estarás sola pues...
—Mejor sola, que mal acompañada. Snape me cae mal y yo le caigo mal a él también. Hablamos porque no teníamos más remedio.
—¿Entonces por qué le defiendes siempre?
—¡Porque no soporto a James y a Sirius!
—Si tú lo dices… -eso no me acababa de gustar-. Muy bien...Pues si quieres me quedaré un rato contigo.
—No, tú estás con Si... —comencé a decir yo...
—¿QUERÉIS APAGAR LA LUZ DE UNA VEZ, QUE SON MÁS DE LAS DOCE Y MAÑANA NOS LEVANTAMOS A LAS 7 PARA IR A HOGSMEADE! –chilló una chica de nuestra misma habitación llamada Hillary
—Sí, podemos, pero intenta decir las cosas con más educación –empezó Azalea—. ¡ASQUEROSA GUARRA MALEDUCADA, DUÉRMETE YA DE UNA PU...!
Menos mal que yo tapé la boca de Azalea y dejé K.O a Hillary arrojándole un cojín, porque si no, se monta un escándalo... No sé por qué vino la profesora McGonagall a soltarnos el discursito de "No chilléis por la noche, que la gente quiere dormir" y todo ese rollo para luego irse, total, si ya lo sabemos¿para qué lo repite? No hay quién entienda a estos profesores...
—Venga, Azalea, deja de leer que mañana hemos de madrugar –dije yo a la 1 de la madrugada
—¿Por qué? Siempre trasnochamos...
—Ese "siempre" es de cuando esta petarda de Hillary no estaba aquí...
—¿Qué más da? Ahora esta inconsciente.
—Ya bueno, pero yo quiero dormir...
—¿Quieres soñar con James?
—No seas idiota.
—Era una broma, yo soñaré con mi Sirius, bona nit.
—Nanit. (N/A: Nanit Buenas noches xD)
RINGGGG! RINGGG! RINGG!
CRASH!
—¿Tenías que cargarte el despertador otra vez, Lily? –me preguntó Azalea
—No ha sido a propósito... Tengo sueeeeñooooo.
—Eso no te pasaría si ayer no hubieras... —comenzó a decir Hillary.
—¡CÁLLATE PAVA! –exclamó Azalea, Hillary se cayó-. ¿No la podemos cambiar por nadie?
—Me temo que no –dije yo
—Mirad tías, no sé quién es esa tal "Nadie", pero seguro que es mucho menos simpática que yo.
—¿Eres así de corta o te entrenas? –preguntamos las dos a la vez
—Dejad de molestarme.
—Has sido tú la que nos ha molestado –dije yo
Hillary se fue a la ducha. Momento en que Azalea aprovechó para sacarme de la cama, siempre se acostaba tarde pero porque no podía dormir, yo, al igual que Mary, me dormía en cualquier sitio y a cualquier hora, dormimos mucho Mary y yo.
Cuando por fin pudo sacarme de la cama, nos arreglamos y bajamos para reunirnos con Lena y Mary, una pegada a Sirius y la otra a James. Azalea se despidió de mí y fue a quitar a Lena de encima de Sirius.
Me quedé yo, sola... Sola... Así es como me siento ahora...
Y todo, por culpa de los Merodeadores.
Copyright: Ninguno de estos personajes nos pertenecen (ya quisiéramos nosotras), quitando a Azalea, Mary y Lena. Que nadie se atreva a plagiarlos porque los denunciaremos (no es nada personal, es la ley...). Por cierto, pensamientos son en cursiva.
