Estrella Fugaz.

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De espaldas sobre un lecho de césped, envuelto en el fragante aroma de las flores multicolores de su cuidado jardín, Asgore Dreemurr miraba con anhelo las luces titilantes en el firmamento. Observar el cielo nocturno era todo un espectáculo que dejaba muy atrás a la Cueva de los Deseos.

Entre las muchas cosas que llamaron su atención acerca de los humanos, destacó el conocer que existían algunos dedicados a intentar alcanzar las estrellas; astronautas, les decían. Acostumbrado a la inmutabilidad del firmamento del Underground, no dejaba de sorprenderse cuando una de aquellas luces titilantes en el cielo se desplazaba de un lugar a otro.

— Se llaman estrellas fugaces, y cada vez que ves alguna debes pedir un deseo; pero si le cuentas tu deseo a alguien, éste nunca se hará realidad—. Recordaba claramente las palabras de Frisk durante una de sus primeras noches en la superficie.

Hasta entonces, siempre había fallado en pedir sus deseos. Unas veces se quedaba mirando ensimismado el punto en el cual desaparecía la brillante luz; otras tantas no podía decidirse por uno solo, por lo que el momento pasaba y Asgore no se encontraba muy seguro de por cuánto tiempo era válido formular su petición. Pero esa noche, el Rey Dreemurr yacía en el suelo de su jardín por una buena razón. Tenía claro su deseo, y sabía que necesitaría toda la ayuda posible para volverlo realidad.

Sin cambiar su posición y pestañeando lo menos posible no sea que se fuera a perder el momento, esperó la aparición del cuerpo celeste. Cuando se cuestionaba la posibilidad de estar observando en la dirección equivocada (porque las estrellas fugaces sin duda provienen todas de una misma dirección), hizo su aparición en el firmamento una pequeña pero brillante luz que cruzaba hacia el oeste.

El rey fijó su mirada en la misma, y haciendo acopio de toda su determinación susurró su deseo a la estrella.

— Concédeme nuevamente un lugar en su corazón—. Pronunció, siguiendo el breve desplazamiento del bólido. Al extinguirse su luz, Asgore se permitió cerrar los ojos y derramar una lágrima solitaria.

Había escuchado decir a algunos humanos que el destino estaba escrito en las estrellas. Y si eso era cierto, esperaba que aquella estrella resultara una buena mensajera y pusiera toda su determinación para llevar el mensaje hasta el escritor; tal vez así, su amada reina lo miraría nuevamente sin odio.


N.A: Y es así como vuelvo a publicar, y para mi propia sorpresa, en otro fandom! Todo es culpa de Polatrixu por obligarme a jugar Undertale, y seguir obligándome para obtener el final pacifista. Ahora tengo un crush con una cabra humanoide (una sexy cabra humanoide).

Espero que este drabble les agrade. Aunque no tengo problemas con Sans y Toriel, no puedo dejar de pensar que la pareja real necesita una segunda oportunidad, y es Asgore quien debe propiciarla.

Muchas gracias por leer! :)