¡Holi! C:
Bueno, este es mi primer fanfic LuNa, ¡qué emoción! Pero también, ¡qué nervios! No lo sé, simplemente espero, de verdad, que os guste :)
Os leo abajín.
Disclaimer: One Piece ni sus hermosos y geniales personajes me pertenecen, sino al increíblemente creativo Eiichiro Oda.
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Capítulo 1: ¿Waramiri?
Habían llegado a una isla y decidieron bajar a comprar todo lo que necesitaban. Con el dinero bien dividido y repartido por cabeza gracias a la navegante, cada quien bajó a comprar lo que pudiese, excepto Usopp, quien fue arrastrado por Nami de tienda en tienda cargando las bolsas que la joven que contenían lo que compraba. Eran ridículamente demasiadas y Usopp no se cansaba de ver como la pelirroja estafaba una persona tras otra.
De pronto, la atención de la navegante se vio dirigida a una tienda con pinta de antigua, no era muy llamativa, pero tenía un toque enigmático que llamaba la atención de todos los transeúntes. Y nuevamente arrastró al tirador estrella adentro de la misma.
—Hola —escucharon apenas terminaron de entrar.
—Hola —Nami miró a la joven detrás de un mostrador hecho de vidrio, uno reluciente y limpio que mostraba cachivaches de cualquier tamaño y forma.
— ¿Qué buscabais? —Preguntó la joven con encantadora y tranquila sonrisa. Su larga cabellera negra recogida en una simple pero elegante coleta se contoneaba con cada pequeño movimiento que hacía, la joven poseía, también, unos ojos zafiro que atrapaban a cualquiera en ellos.
—N-Nada… sólo, estamos mirando… —dijo la pelirroja, sintiéndose un poco abrumada por la mirada de la vendedora.
— ¿Ah sí? —Sonrió divertida la joven —, pues creo tener algo que a una chica como tú le encantaría.
—No te preocupes, muchas gracias —se apuró a decir Nami, que, por alguna razón sintió una urgente necesidad de irse y sin darse cuenta, comenzó a empujar a Usopp fuera de la tienda.
—Es una bonita fruta —la joven, que por un momento salió del rango de visión de Nami apareció nuevamente frente a los dos.
— ¡¿Cu-Cu-Cuándo…?! —Usopp no pudo terminar la frase porque una fruta color azul pálido, casi como si pudiera llegar a ser transparente con forma de una mora pero del tamaño de una naranja o una toronja, su tallo amarillo y rodeada de una especie de venas color amarillo... estaba siendo empujada hacia la cara de ambos. Ninguno de los dos se movía.
—Vamos —dijo la chica —, será gratis —y a pesar de ser esas unas palabras mágicas para la navegante, dudó en tomar la fruta. Normalmente su sexto sentido tenía el noventa por ciento de razón y en este momento, este le decía que era una pésima idea tomar el fruto —, dicen que es un olor como el que poseen los dioses, peculiarmente dulce —siguió la joven —, su sabor es una mezcla de dulce, ácido y picante. No te arrepentirás.
Nami sintió un escalofrío recorrer por su espalda y al darse cuenta de que la joven simplemente no la dejaría en paz hasta que aceptase el regalo, mandó a la mierda su sexto sentido. Tomaría la fruta y saldría de ahí, la situación simplemente comenzaba a aterrarla.
—Gra… Gracias —tomó la fruta y apresuradamente sacó a Usopp de ahí, siguiéndolo muy de cerca. La puerta se cerró detrás de ellos y al instante el alivio recorrió sus cuerpos. Soltó un suspiro —, qué miedo —le dijo a su acompañante enfatizando cada palabra con gestos.
—Ni que lo digas —concordó Usopp —. ¿Y bien? ¿Qué harás con la fruta? —miró la fruta en las manos de Nami y ésta encogió los hombros.
—Bueno, me la han dado —seguía examinando la fruta, no mostraba signos de ser peligrosa y tampoco parecía una akuma no mi —, la comeré, supongo.
Después de detenerse a comer en un bonito y nada lúgubre restaurante, Nami comió la fruta como postré y realmente, sabía deliciosa. Siguieron recorriendo la isla hasta que los colores amarillo, rojo y naranja comenzaron a inundar el cielo, anunciando que el anochecer se acercaba y como anteriormente lo habían acordado, debían regresar al barco, para zarpar al siguiente día.
— ¡Hey! ¿Qué tal las compras? —Le preguntó Franky a Usopp quién se encontraba en la cubierta jugando y cantando con Brook, Chopper y Luffy.
— ¡Agotador! —le gritó aturdido dejando caer todas las bolsas que cargaba, pero en cuanto sintió la asesina mirada de Nami detrás, las recogió nuevamente, una a una sabiendo que debía llevarlas a la recámara de la misma.
Todo transcurría con normalidad. Cenaron, cantaron, se divertían, era una de las noches más normales para los mugiwaras como siempre.
Cuando fue hora de dormir, todo se volvió silencio, dejando a Luffy en el puesto de vigía.
Y casi al término de la noche, cuando el sol comenzaba a hacer su aparición, gimoteos y llantos comenzaban a escucharse, provenían del cuarto que las chicas compartían. Todos los integrantes de la banda salieron a cubierta.
— ¿Qué pasa? —inquirió Zoro, buscando a los alrededores alguna pista del enemigo, pues su haki no detectaba nada.
— ¡Viene del cuarto de Nami y Robin! —apuntó el reno. Y todos se dirigieron ahí.
Sin siquiera tocar, el rubio abrió la puerta de una patada casi derribándola — ¡Oye, cuidado con la puerta! —Le gritó el carpintero, reclamo que todos ignoraron.
Al abrirse la puerta, todos visualizaron al par de jóvenes, Robin de encontraba en la cama de Nami, abrasándola tan fuerte como le era posible, acariciaba su cabellera y se mecía de atrás hacia delante en un intento en vano de tranquilizar a la pelirroja.
— ¿Qué le pasa Robin? —Luffy le preguntó con cierto deje de preocupación y ansiedad en su tono de voz.
—No lo sé —admitió la pelinegra —, comenzó a llorar de la nada, no me habla, no sé qué es lo que le pasa.
Los llantos de Nami se escuchaban más y más conforme el silencio reinaba en el cuarto.
—Quizá… —susurró Usopp, ganando la mirada de todos —, quizá, sea la fruta que comió en la tarde… —les explicó su extraña experiencia, todos asintieron atentos ante la extraña y corta historia.
—Entonces, deberíamos ir a ver a esa hermosa joven —sugirió Brook, ganando una vez más, un asentir de cabezas por parte del grupo —, el tiempo que haremos a la tienda será suficiente para que la tienda esté abierta.
Se dividieron en dos grupos; Robin, Chopper, Usopp, Luffy y porque berreó, rogó y suplicó, Sanji también, llevarían a Nami de vuelta a la tienda. El segundo grupo se quedaría en el Sunny en la espera de noticias: Zoro, Franky y Brook.
Nami, no iba precisamente a voluntad propia, aún con lágrimas brotando de sus ojos color chocolate, era guiada por las calles por el firme agarre de Robin, que en ningún momento la soltaba. Todos seguían las indicaciones de Usopp que buscaban la tienda y cuando la encontraron, tal como había predicho Brook, la tienda estaba abierta ya.
— ¿Buenas tardes? —preguntó Usopp al entrar al local, lleno de cosas extravagantes, raras, bonitas y llamativas que fue reconociendo.
—Buena tarde, joven —pero, a diferencia de la última vez, detrás del mostrador de cristal no se encontraba la joven que los atendió, sino, una simple anciana —, ¿qué desean?
—Eh, bueno, estamos buscando a una joven que nos atendió —Usopp comenzó a entablar plática con la anciana, sintiéndose extrañamente ansioso —, una joven de cabello negro…
— ¿Una joven de cabello negro? —La anciana puso gesto de estar hurgando en sus muchos y pocos claros recuerdos —, discúlpenme, pero aquí no trabaja nadie más que yo —aseguró.
Los chicos se miraron entre sí llenos de confusión, la anciana debería estar mintiendo… ¿o eran Nami y Usopp? Aunque eso les sonaba muy poco probable a pesar de la manía de mentir tanto de la navegante como del tirador, en esta ocasión, no les parecía que hubiese necesidad de que ninguno de los dos mintiese.
—Bueno, eso no importa —retomó la conversación el rubio con tono de preocupación —, ¡ayúdenos a sanarla! —gritó con desesperación señalando a Nami, quien aún era llevada a rastras.
La anciana enseguida identificó lo que la joven tenía, pues todos los síntomas eran visibles. Sus ojos faltos de vida y brillo, su semblante triste y la mueca de dolor que aparentaba no tener intención de abandonar el bonito rostro de la muchacha.
—Debió de haber comido la fruta Waramiri —rascaba su barbilla con su mano delgada y larga, maltratada ya con los años.
— ¡¿Fruta Waramiri?! ¡¿Qué es?! ¡¿Hace daño?! —el pequeño reno no pudo evitar hacer tantas preguntas, como doctor, su curiosidad era aún grande.
—No es dañina, al menos no si se le da el seguimiento adecuado a quién se la comió. Crece en las islas Suri. El árbol que lo produce es casi como un esqueleto de color de las cenizas... es casi como si el árbol sólo fueran los restos de la vida y contrasta con los frutos que cuelgan de las ramas más altas —explicó —, es una fruta que deprime a la persona que la ingiere. Una terrible y gran depresión, que puede llevar al suicidio.
Los presentes hicieron mueca de susto, eso no sonaba para nada bien.
— ¡¿Tiene cura?! ¡Tiene que haber una cura! ¡Véndanos una cura! —saltó Luffy saliendo de su tranquila postura. Golpeó insistente en el cristal del mostrador.
—Lu-Luffy… —Usopp lo alejó del cristal, temiendo a que este se rompiese con la fuerza bruta de su capitán.
La vieja decrépita recorrió con la mirada a todos y cada uno de los jóvenes que se encontraban justo en frente de ella, con mirada indiferente pero tono serio, soltó;
—Para esto no hay cura —los semblantes de los jóvenes cambiaron drásticamente, dispuestos a argumentar varios abrieron la boca, pero antes de que pudiesen decir una sola palabra, la señora se les adelantó —, ciertamente no hay cura —repitió —, pero no es algo permanente. Con el paso de los días y buen cuidado, el efecto irá desapareciendo, y vuestra compañera será la misma de siempre —aseguró. Aquel tono de voz usado, por alguna razón, calmó a los mugiwara.
— ¿Buen cuidado? —Se aventuró a preguntar la arqueóloga.
—Buen cuidado, sí —se limitó a decir la anciana, asintiendo a sus palabras —, no os puedo decir mucho, los cuidados varían de acuerdo a la persona. Pero algo es seguro, lo mejor para la muchacha será estar el mayor tiempo posible con la persona a la que más confianza le tenga —y, aunque aquello sonaba a comercial de advertencias y sugerencias, hizo pensar a los piratas presentes. ¿En quién confía más Nami?
— ¡Yo lo haré! —Por supuesto, se ofreció el rubio — ¡Yo cuidaré de Nami-swan! —Comenzó a sacudir sus manos en el aire encaminándose hacia la pelirroja, quien para sorpresa de todos se limitó a ocultarse detrás de su capitán.
Era como si el tiempo se hubiese congelado. Justo en esa escena. Todos miraban con atención a la pareja, incluso Sanji, quien paró al ver la reacción de la navegante. Luffy miró sobre su hombro con su gesto serio, sintiendo como la mano de la pelirroja mantenía un ligero, pero firme agarre en la roja manga de su camisa. No hizo falta más para que el joven de goma entendiese. Giró sobre su posición, encarando a la joven cuya mirada se posaba en el suelo, sin ánimos de verle a la cara.
—Shishishishi, de acuerdo Nami —su característica sonrisa se dibujó en su rostro y colocó su sombrero de paja con cuidado sobre la larga cabellera de la pelirroja —, cuidaré muy bien de ti. Lo prometo. —Nami se limitó a asentir, aferrándose ahora, al sombrero sobre su cabeza. Se sentía bien.
Robin sonrió mirando a sus compañeros y notando cómo la navegante parecía mucho más tranquila, los demás se limitaron a ver asombrados ante la actitud de ambos. El rubio miró a Luffy con cierto recelo, pero, ¿qué se le iba a hacer? Luffy ha sido siempre, la figura de respeto para todos y como tal, no había alguien que no confiase en él.
Se encaminaron de regreso al barco, en un silencio poco usual. Nami iba del brazo con su capitán, era algo extraño, mirarlos tan juntos… pero era aún más extraño ver a la navegante tan callada, tan tranquila.
—Entonces, ¿quién pudo haberle dado esa fruta a Nami? —Se preguntó apenas audible el pequeño reno.
—Quizás fue una de sus empleadas que despidió hace poco, y simplemente no quiso hablar de ello… —opinó Usopp, intentando ayudar a su pequeño compañero.
—Quizás no haya explicación y punto —gruñó el rubio —, sucedió y ya.
¿Cómo podía decir eso? Se preguntaban Usopp y Chopper, ciertamente ya pasó y más no se podía hacer, ahora habría que esperar a que la joven se recuperase.
Una vez en el barco, se les explicó la situación a quienes se quedaron en el Sunny, todos comprendieron perfectamente y sin sorpresa alguna aceptaron el hecho de que Luffy es, quien ahora se haría cargo de la navegante. Sería algo que les gustaría ver.
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¡Bien! Tengo que darle un increíble agradecimiento a mi mejor amigo Gilberto, léase "Someone", a quien llamo Gil :) te adoro Gil :3. Ya que me ayudó muchísimo, demasiado, en el diseño de la fruta "Waramiri", le puso nombre, apariencia y hasta el lugar en donde crece x3 espero la hayan imaginado tan bien como él me hizo imaginarla.
Bueno, además de eso, realmente no sé manejar tantos personajes en escena, realmente no sé cómo lo hacen, de verdad, me es increíble. También espero poder manejar los personajes con sus respectivas personalidades... prometo que el siguiente capítulo tendrá más LuNa :3
Vale, si queréis podéis dejarme comentarios, sugerencias y/o críticas constructivas :3 se apreciarán bastante.
¡Muchísimas gracias por leer, de verdad os agradezco!
