-¿Esto está bien?
Unos labios sellaron su pregunta.
-¿Tú que crees?
-No lo sé...Eres Quinn Fabray...
-Y tú Rachel Berry, ¿qué más da?
-¿Quiero decir, y si alguien se entera?
-Nadie lo hará, será nuestro secreto.
Quinn desvió la mirada de su cuaderno mientras el vívido recuerdo de lo acontecido la noche anterior se iba desvaneciendo poco a poco. Miró alrededor y sus ojos se cruzaron con otros que la miraban de una manera extraña, con una mezcla entre dulzura, curiosidad y ternura. Quinn esbozó una sonrisa y bajó la vista de nuevo al papel. Por otra parte, la dueña de la otra mirada se levantó de su asiento y con mucho disimulo se colocó detrás de ella. Le tocó el hombro casi con vergüenza y la rubia giró su cabeza. De nuevo el intercambio de miradas entre ambas.
Rachel: Hola.
Quinn: Hola.
Rachel: ¿Qué haces en la sala de ensayo tan temprano?
Quinn: Bueno, quería estar a solas contigo un rato.
Rachel: ¿De veras?
Quinn: Sí...pero ya ves, no sabía que Matt era tan puntual.
Rachel: Está ensayando su coreo, ya sabes para este jueves y eso...
Quinn: Lo imaginé.
El silencio se instauró otra vez. Matt estaba tan absorto en su tarea que no se dio cuenta de que las dos chicas estaban conversando. Rachel apoyó la cabeza en el hombro de Quinn y ésta se echó hacia atrás. Ambas estaban en su propia burbuja, pero esa situación no duraría mucho tiempo, el resto del coro llegó a los pocos minutos y tanto una como la otra se separaron de forma automática.
La morena se sentó al otro lado de la sala y se propuso escuchar a Schue, sin embargo tampoco ella era capaz de olvidar...
Quinn entraba en la sala de ensayo para evadirse un poco de todo,siempre que podía se colaba en la tarde noche, con la excusa de querer ensayar con el piano, aprovechaba que era la hora de ensayo de las "cheerios". Acababa de discutir con Puck y Sue le había vuelto a denegar la entrada a las animadoras. Entró dispuesta a escribir alguna cosa, era algo que la reconfortaba y ayudaba a enfrentarse a sus sentimientos. Estaba harta de su vida, Puck no la dejaba en paz, menos aún después de haberse quedado embarazada. Se arrepentiría toda la vida de esa noche, solo por el hecho de haber pasado la noche con él. Con el silencio de la habitación Quinn comenzó a llorar y para sí misma deseaba que alguien la abrazase y le escuchase, e.. y como si un genio la hubiese escuchado, Rachel entró por la puerta. Quinn paró de llorar y miró a Rachel. Ésta se quedó parada sin saber qué hacer o qué un lado y por mucho que le pesase quería ayudar a su compañera de equipo, por otro tenía la sensación de que al acercarse la incomodaría.
Rachel: Esto...me...me marcho.
Quinn tan solo asintió con la cabeza. Rachel ya estaba en la puerta dispuesta a marcharse cuando de nuevo una vocecilla interior le decía que quizá la ex-animadora necesitaba ayuda.
Rachel: Quinn. ¿Te ocurre algo?
Quinn: ¿Qué quieres, Berry?
La rubia odiaba ser hostil con su compañera, pero en cierto modo era su "deber" , desde hacía mucho tiempo había vivido de cara a los demás, a su estatus. Le salía solo incluso cuando necesitaba a alguien como en ese momento.
Rachel: Yo...yo venía a ensayar, para mañana. No consigo dar Fa alto, tengo que practicar y en casa mis padres tienen hoy reunión de yoga y...
Quinn: Lo pillo Berry, yo me marchaba ya.
La chica hacía un verdadero esfuerzo por no llorar. Fue en vano, las hormonas le estaban jugando una mala pasada y estaban permitiendo que alguien viese la debilidad que sentía en ese momento. Rachel volvió a quedarse sin saber qué hacer, Quinn estaba de pie apoyada en el piano y llorando a lágrima viva. Sin ni siquiera percatarse de lo que hacía, avanó hacia ella y le acarició el hombro. Creyó que le quitaría la mano de un manotazo, pero no fue así.
Rachel: Quinn, ¿estás bien? Vamos siéntate.
La sentó en uno de los taburetes de la sala, mientras cerraba la puerta con discrección. Se acercó de nuevo casi con vergüenza y se sentó a su lado.
Quinn: No sé, no sé lo que me pasa ¿vale?
Rachel: Pues si no lo sabes tú.
Quinn: Son las hormonas, es todo.
Rachel la miraba con estupefacción, ¿Quinn Fabray dando las razones de sus actos? Algo insólito. Quinn paraba de llorar y cada vez sentía la sensación de querer confesarlo todo a alguien, incluso si ese alguien era Rachel Berry. La morena volvió a posarle la mano en el hombro, y de forma casi automática le dijo unas palabras de á vez, la sorprendida fue la rubia.
Quinn: ¿Qué...qué has dicho?
Rachel: Que no pasa nada, que todo saldrá bien.
Quinn: ¿Cómo lo sabes?
Rachel: Hay que ser positivos en esta vida.
Quinn: Qué fácil lo ves tú,Berry.
Rachel: No es la situación, es como la veas.
Quinn sonrió de forma irónica. Ella no estaba pasando por lo mismo en ese momento. Aun así, quiso con todas sus fuerzas poder creerle. Volvió a sollozar de nuevo, para Rachel la situación era una mezcla de incomodidad y ganas de ayudar. Se impuso la segunda. Sin saber por qué lo hizo, la abrazó. Al principio Quinn fue a apartarla, pero le resultó tan reconfortante y tan sincero que se dejó llevar. Al separarse la rubia seguía teniendo los ojos vidriosos.
Quinn: Gracias.
Rachel: No hay de qué, a veces solo se necesita un abrazo.
La sonrisa de Rachel hizo que se contagiara de ese gesto y sonriera ella también.
Quinn: ¿ Por qué lo has hecho?
Rachel: Porque somos compañeras, ya lo sabes. Además yo no te odio, y como equipo tenemos que ayudarnos unos con otros.
Quinn: Supongo que tienes razón.
Schue paró su discurso cuando, al pasar más de un minuto de su charla, Rachel no había dado ninguna idea u objección. Fijó su mirada en la chica y ésta parecía estar en otro mundo, con la vista puesta en el horizonte.
Schue: Rachel, ¿qué te parece la idea?
La aludida asintió con la cabeza sin ni siquiera saber a qué su cabeza solo tenía a su secreto. En la otra parte de la habitación, su "secreto" sonreía para sí al verla tan en su mundo. Por primera vez en mucho tiempo, Quinn estaba feliz. No sabía si se había enamorado, si sólo fue un momento de confusión o qué es lo que tenían. A ella le bastaba saber que sonreía si la miraba, y se dio cuenta de que por mucho que hubiese intentando engañarse Rachel siempre había sido la persona que estaba esperando, sólo que jamás se paró a hablar con ella o a ofrecerle su amistad. De algo sí estaba segura, ella estaría ahí pasase lo que pasase...
Quinn se fue tranquilizando por momentos y a su vez, Rachel se fue relajando. La chica sabía por experiencia que cuando estás mal, lo que más necesitas es que te distraigan, que te hablen. Así que haciendo gala de su magnífica oratoria (según ella su segunda mejor habilidad después de cantar) estuvo contándole a Quinn el por qué de su nombre y demás tonterías. Quinn se sentía cada vez más cómoda.
Rachel:...y ése es el por qué de mi nombre.
Quinn: Jajaja, ¿en serio?
Rachel: Sí.
Quinn: Qué originales tus padres.
Rachel: Ya te digo...me alegro de que estés mejor.
Quinn: Gracias. ¿Sabes qué? Hacía mucho que no me reía con alguien así, no sé. Creo que en el fondo tampoco te odio.
Rachel: vaya, eso sí que es una sorpresa.
Quinn: No sé por qué lo haces.
Rachel: Ya te lo he dicho, somos un equipo.
Quinn: Yo no lo hubiese hecho por ti, llevo toda la vida fastidiándote.
Rachel: Es "la ley del instituto" ¿no?
Quinn: Sí, pero no sé, estar aquí en el Glee club me ha hecho ver las cosas diferentes...
Rachel: Desde abajo. Te lo dije antes, no importa la situación, sino cómo la veas.
Quinn sonrió de nuevo.
Quinn: Berry.
Rachel: ¿Qué?
Quinn: Esto no saldrá de aquí, ¿de acuerdo?
Rachel: Vale.
En la cara de Rachel se reflejaba la decepción, pensaba que podrían ser amigas, o por lo menos que la situación cambiase. Un silencio algo incómodo se instaló en la habitación.
Quinn: Ra..Rachel.
La chica abrió mucho los ojos ¿la llamaba por su nombre de pila?
Quinn: Da igual si sale de aquí.
Rachel: ¿Eso quiere decir, que somos amigas?
Quinn: Eso quiere decir que somos compañeras.
Rachel: ¿Puedo preguntarte una cosa?
Quinn: Di
Rachel: ¿ Por qué llorabas?
Quinn tragó saliva y el nudo en la garganta volvió a formarse.
Quinn: Porque mi vida es un asco. Estoy embarazada de 3 meses de un tipo que ni siquiera me interesa. No he acabado el instituto, he perdido la presidencia del club del celibato y las animadoras. Mis padres me han echado de casa, Finn no me habla, me he quedado sin amigos...soy una paria...
Rachel: ¿Una perdedora?
Quinn: Sí, supongo que sí.
Rachel: Pues estás hablando con la primera de todas.
Quinn: ¿Qué quieres decir? Tienes una vida fenomenal, tus padres te quieren, líderas el coro...
Rachel: No es del todo así. Aunque no lo creas soy realista. Sé que no llegaré a Broadway, que no saldré de aquí, que me aferro a un sueño inútil. Tú al menos no tenías muchas metas.
Ambas se miraron y soltaron una carcajada. Estaban de confidencias, como si de amigas de siempre se arrancó a hablar y parecía que el mundo para ambas no existía.
Rachel volvió de nuevo a la realidad. El profesor Schue, estaba sacando nombres de una urna y los demás se hallaban de pie casi en fila entregando sus poseía un papelito en blanco, en el presumiblemente había que escribir un nombre. Al pisar de nuevo los pies en la tierra quiso preguntar qué demonios estaban haciendo, de repente, una mano golpeó con suavidad su hombro al tiempo que escuchaba caer un bolígrafo al suelo. Se agachó a recogerlo y en la pinza llevaba una nota. "Hey, baja de las nubes, estrella. Pon tu nombre en la urna que hay que hacer un ejercicio de canto por parejas y es al azar. PD: me encantaría cantar de nuevo contigo. Q" Rachel se sonrojó y buscó la mirada de quién había escrito la nota, que ya tenía puestos sus ojos en ellas y una sonrisa en los labios.
Entre risas y charlas había pasado casi una hora y media. Rachel hablaba sin parar sobre música mientras Quinn la escuchaba entre divertida y un momento dado, Quinn se dio cuenta de que Rachel tendría que estar ensayando.
Quinn: Una cosa, ¿tú no habías venido aquí a ensayar?
Rachel: Uy, es verdad, me he entretenido. ¿Me ayudas?
Quinn: ¿Qué tengo que hacer?
Rachel: Ve pulsando las teclas del piano.
Quinn: No sé tocarlo.
Rachel: Es muy sencillo lo que has de hacer, ven, vamos a sentarnos en el piano.
La morena comenzó a tocar varias teclas hasta dar con la que buscaba. Dando un registro menor, le fue explicando a Quinn cuáles debía de pulsar hasta el punto de dar la nota que buscaba.
Do.
Rachel comenzaba su registro vocal.
Re.
Mi.
Fa.
Intento fallido.
Do
Re
Mi
Fa.
Nada.
Do.
Re.
Mi.
Fa...
Quinn le dió un manotazo al piano al esucharla entonar la nota. Le había llevado menos esuferzo del que en un principio pensaba.
Quinn: ¡Increíble!
Rachel:¡Me ha salido!
Quinn: ¡Ni si quiera has calentado la voz!
En un momento de efusividad, ambas se abrazaron. Al separarse Rachel le apartó un mechón de pelo a la rubia. Se sonrieron. Se sentían cómodas, a gusto, felices. Después de días entrenando, Rachel había alcanzado el registro imposible para ella apenas sin esfuerzo. Quinn miró a los ojos de su ahora sí,amiga y una corriente eléctrica le subió por la espalda. Rachel quitó el contacto visual y decidió centrarse en el piano.
Rachel: ¿Te apetece cantar?
Quinn: ¿Contigo?
-Rachel y...Quinn.
Una mirada rápida y cómplice cruzó la habitación. Fueron a por las partituras y la letra de la canción.
Quinn: Así que contigo Berry.
Rachel: No me hace mayor ilusión que a ti, Fabray.
Lejos del grupo, comenzaron a leer la letra y se sonrieron, tuvieron la misma idea a la par. Empezaron a hablar en voz baja.
Quinn: Mira tú por dónde...
Rachel: Qué curioso ¿no?
Quinn: Pues sí.
Rachel: Me alegro de cantar contigo
Quinn: Muero por empezar ya.
Rachel sentía una mezcla de miedo e ilusión. Tal vez su historia no fuese más que una locura, no durase nada. Pero por ahora quería disfrutar de esa complicidad. Había descubierton en Quinn lo que nunca encontró en nadie.
Volvieron a dedicarse una sonrisa.
Rachel: ¿Ves a alguien más en la habitación?
Quinn: No.
Rachel: Entonces...dime qué te apetece cantar.
Quinn: No lo sé.
Rachel: A ver me sé miles de canciones, di una.
Quinn fue a por su cuaderno y lo puso junto a ella en el piano.
Rachel: ¿Qué es?
Quinn: ¿Sabes tocar el piano?
Rachel: Sí aunque muy poco, pero ¿qué es?
Quinn: Son canciones escritas por mí.
Rachel: ¿En serio?
Quinn: Me ayudan a relajarme.
Rachel: Espera.
Comenó a tocar el piano y un poco torpemente sacaba una melodía que iba adquiriendo cierta armonía. Parecía estar en trance y Quinn no apartaba sus ojos de ella. Al cabo de unos minutos, tenía algo parecido a una composición.
Quinn: Increíble.
Rachel: No es nada, son nociones básica de cuando daba piano de pequeña.
Quinn: ¿Dabas piano?
Rachel: Sí, pero empecé a dar ballet y dejé de hacerlo. Mis papis siempre me cuidaron en cuanto a las artes.
Quinn soltó una pequeña carcajada ante el comentario. Abrió el cuaderno y se lo enseñó.
Quinn: Me gustaría cantar ésta.
Rachel: "She is my sin"
Quinn: Está inspirada en...mi situación.
Se agarró el vientre con ambas manos.
Rachel: De acuerdo.
Quinn: Señor Schue.
Schue: Dime Quinn.
Quinn: Quisiera cambiar la canción.
Schue: ¿Por qué? ¿No os gusta?
Quinn: No es eso es que...
Schue: ¿Es idea de Rachel?
Quinn: No, es idea mía. Es una canción compuesta por mí, Rachel le dará a Brad la partitura.
Schue: De acuerdo. ¡Es asombroso! No sabía que supieses solfeo, ni que compusieras a piano.
Quinn : Bueno, algo así.
Volvió de nuevo junto a Rachel y asintió. Ambas se guiñaron un ojo.
Rachel: Quinn, ¿te importa si escribo la partitura?
Quinn: Adelante.
Rachel dibujó un torpe pentagrama y colocó las notas. De repente sus manos comenzaron a acariciar las teclas y la música...
La música fluía por la habitación llevada ahora por manos expertas. Ambas chicas estaban sentadas en un taburete.
R:Oh...I don't know what to do,
I don't lnow what to say,
when she looks in my eyes
and without speak says everything.
Q:In her eyes I can see that I've been waiting
a long time for she...
I never knew that I could feel something
like this.
Rachel siguió tocando improvisando un estribillo.
R:I sometimes wonder if I am dreaming
'cause she so nice
Q:but I'm not sleeping
she is so real...
Ambas alzaron sus voces...
mientras las manos de Rachel se movían con agilidad en el piano.
R/Q:She is my sin
She is all I have
She is a mistake
but she solves my life
She is my sin
Oh, I'm a sinner
but I dont' care...
I dont' care...
Un solo de piano, muy breve rompía el esquema de estribillo y de nuevo
otra estrofa.
R:If someone aks to me if I want to change
my past and do it again
I'm sure that she would be in my life
'cause she belongs to me
and I belong to her...
Q:I've never wonder if I'm doing the correct
for love her...
I say thank you to the destiny
for put her in my way...
R/Q:She is my sin
She is all I have
She is a mistake
but she solves my life
She is my sin
Oh, I'm a sinner
but I dont' care...
Sus miradas se encontraron mientras iban suavizando el ritmo de sus voces.
R/Q:She is my sin
She is all I have
She is a mistake
but she solves my life
She is my sin
Oh, I'm a sinner
but I dont' care...
Las últimas notas se perdían en la habitación para el final.
R:She is...
Todo la sala se quedó en silencio mientras Rachel marcaba la última nota en Fa.
Q: ...My sin.
Al terminar, volvieron a coger aire. Quinn miró a Rachel y Rachel miró a Quinn. Como si algo la empujase a hacerlo, Quinn la besó. Dejó el alma en aquel beso. Al separarse, Rachel estaba sonrojada y Quinn miró hacia el suelo. No sabía por qué lo había, pero la visión de Rachel dejándose la piel tocando y cantando, lo hipnótico de su voz, la magia que compartían...
Rachel le devolvió el beso y como si de un muro se tratase, todo se derrumbó. Aquellas discusiones todos esos años no había sido nada más que una atracción mutua que ninguna quiso admitir nunca y que la música con su música, lo había echado todo a separarse. Esta vez, Rachel temblaba, no sabía si de emoción o de nervios.
Rachel:¿Esto está bien?
Unos labios sellaron su pregunta.
Quinn:Tú que crees?
Rachel:No lo sé...Eres Quinn Fabray..
Quinn:Y tú Rachel Berry, ¿qué más da?
Rachel:¿Quiero decir, y si alguien se entera?
Quinn:Nadie lo hará, será nuestro secreto.
Rachel volvió a sonreír antes de volverse a besar. Aquel era su secreto...un secreto que solamente ellas compartían.
Los aplausos inundaron la sala. La ejecucción había sido perfecta, nadie hubiese imaginado que sus voces calzasen tan bien. Se sonrieron y se miraron de soslayo, compartiendo un secreto que nadie más sabe. El que tan sólo la magia de la música puede ser partícipe.
