Sabía que ella seguramente estaba molesta, aunque dijera que no, aunque intentara mostrar esa fachada de novia comprensiva, él la conocía lo suficiente como para saber que la había herido, le había herido el orgullo al irse a Paris sin ella, sin darle explicaciones, sin darle la oportunidad de ir con él y ayudarlo. Pero no podía hacer eso, no podía pedirle que dejara todo tirada en Nueva York para embarcarse en una aventura incierta y peligrosa junto a él, una aventura que realmente no le pertenecía a ella, porque si bien Kate era ahora su novia, ella no era la madre de Alexis, en cambio él, el era su padre, y desde el primer momento en el que la había tenido en sus brazos había jurado protegerla y no dejar que nada le sucediera nunca.

Levanto la vista y la vio pensativa mientras lavaba los platos. Acaban de cenar en el piso de Kate mientras Castle intentaba resumir las cosas que había vivido en Francia. Kate era la única persona que había escuchado entera la historia de cómo conoció a su padre y como se sintió. Lo había mirado con cariño y lo había escuchado cuidadosamente, sin interrumpirlo una sola vez. Pero él seguía viendo la tensión en su rostro, como si quisiera decir algo, pero no se atreviera a hacerlo.

-Kate…-Dijo por fin sin dejar de mirarla. Ella esta tan sumida en sus pensamientos que ni siquiera lo miro.-Beckett.-Dijo en un tono de voz más alto. Ella giro la cabeza mirándolo, desconcertada. Castle nunca la llamaba Beckett cuando estaban a solas.-¿Estás bien?.

Ella sonrió débilmente.

-¿Por qué no iba a estarlo?.

-Desde que llegue estas muy callada.

Ella se giro de nuevo para continuar con la labor de lavar los platos. Pero Castle se dio cuenta de que ya no había platos y que simplemente estaba pasando la esponja nerviosamente sobre el lavabo.

-Estaba escuchándote a ti, Castle.

El suspiro y se puso de pie acercándose. Coloco suavemente las manos sobre los hombros de ella y la hizo girarse.

-Estás molesta.-Le dijo mirándola a los ojos.

Ella no respondió, simplemente desvió la vista, pero él podía ver la pequeña venita que se formaba en su sien, cada vez que estaba conteniéndose.

-Y está bien que estés molesta, no debí irme sin avisarte.

Ella volvió a mirarlo y Castle noto como sus ojos se endurecían. Bien, eso, déjalo salir Kate, ábrete para mi, somos una pareja ahora.

-Déjalo salir.-Le dijo apretando suavemente sus hombros.

Ella finalmente lo miro intensamente.

-¿Sabes lo jodidamente preocupada que estaba por ti? ¿Tienes una idea de lo impotente que me sentí cuando descubrí que estabas allí, solo, sin mi…?.-El intento acariciarle la mejilla pero ella lo aparto y comenzó a caminar de un lado a otro.- Se que suena egoísta, se que lo hiciste por Alexis…y no tengo derecho a reclamarte nada…

El la tomo del brazo para que se detuviera.

-Tienes todo el derecho porque eres mi mujer, Kate.-Kate simplemente lo miro y sintió algo dentro con esas palabras, algo sumamente posesivo y primitivo, como si quisiera coger a Castle entre sus brazos y tenerlo allí para siempre.

Castle era suyo, y ella era de él. Cualquier cosa que le sucediera a él, le afectaría a ella para siempre.

-Te odio a veces ¿sabes?.-Dijo ella de repente. Y Castle supo que no lo decía de verdad, así que simplemente sonrió.-No, no te atrevas a reírte, te odio porque me haces sentir de esta maldita manera que no puedo comenzar…-Se detuvo repentinamente.-No puedo ni siquiera explicarlo.

El simplemente la miraba divertido.

-No tienes que hacerlo…

-No te hagas ahora el listo conmigo, Castle.-Dijo con fastidio.-Y quita esa cara de tonto que tienes, que estoy hablando enserio…

El estaba conteniendo la risa, porque muy a su manera, ella estaba diciéndole que lo amaba y que se habría muerto si algo le pasaba en Paris.

-Lo siento.- Dijo el abrazándola sin más.-Lo siento mucho pero yo mismo habría sido un egoísta si te hubiese arrastrado a toda esa locura.

-Pero ya estaba involucrada…

-Pero no podías dejar tu trabajo,
¿Qué ibas a decirle a Gates?.-Sintió como ella se relajaba en sus brazos y suspiraba.-Te quiero, Kate, te quiero como no he querido a nadie, pero esto tenía que hacerlo yo.

Ella lo rodeo apretándose fuertemente al cuerpo de Castle. Lo había extrañado, había extrañado esa sensación de sentirse ridículamente protegida en sus brazos. Si, ella era la que llevaba el arma, pero Castle la hacía sentirse segura y protegida…pero también la hacía sentirse como se sentía ahora, con una extraña sensación de casi haberlo perdido. Y eso la asustaba, no podría soportar perderlo nunca, no podría soportar una perdida como esa otra vez. Cerró los ojos con fuerzas y las imágenes que a veces se agolpaban en su cabeza volvieron haciendo que sintiera ganas de llorar.

Una joven Kate llegando al callejón en el que habían asesinado a su madre, una de las personas que más había querido en su vida, y se la habían quitado, le había arrebato todos los años que les quedaban juntas. Y eso era lo que últimamente estaba trabajando con el Dr Boorke. El miedo irracional a perder a Castle. Porque desde la muerte de su madre ella no se había permitido querer a nadie, no había dejado que nadie tumbase esa pared que ella había construido. Hasta que había llegado Castle con su sentido del humor y sus ojos azules y entonces ella había comenzado a sentir. Y estaba completamente segura de que lo amaba, aun no se lo había dicho, pero él lo sabía. Y estaba segura de que también sabía que ella había estado muerta de miedo, temiendo que le pasara algo y ella no estuviera allí para evitarlo.

-Hey…-El se separo cuando sintió la camiseta mojada por las lágrimas que ella había dejado escapar silenciosamente. Tomo dulcemente el rostro de su novia entre sus manos y la miro con cariño.-Ahora estoy aquí, y estoy bien. Alexis está bien.- Ella también acaricio su rostro y se puso de puntillas para besarlo.

No llevaba sus botas, solo unas bailarinas negras que usaba cuando estaba en casa, así que era unos cuantos centímetros más baja.

-Solo prométeme que no harás algo así otra vez, ¿sí?.

-Ya te lo dije, no lo hare.- Sonrió esta vez besándola él.

Hacía días que no hacían el amor, primero porque Beckett había recibido la visita de su padre quien estuvo en su casa el fin de semana, así que ella no podía dejarlo solo, y claro tampoco podían hacer nada con el allí; y luego ocurrió todo lo de Alexis.

Castle sintió la necesidad creciendo en su cuerpo y tomo la nunca de Kate con una mano para introducir su lengua en la boca de ella y hacer el beso más profundo. Ella no protesto y el la escucho gemir mientras su lengua bailaba sensualmente junto a la suya; sintió que eso era más de lo que un hombre enamorado y excitado puede resistir.

Su boca beso sensualmente la mandíbula y el cuello de Kate que como siempre olía a cerezas y sus manos se colocaron en su trasero apretándolo y haciéndola gemir otra vez.

Castle olía a aftershave y a ese perfume que ella le había regalado en navidad. Ella había estado soñando con este olor las últimas dos noches, y ahora lo tenía allí, beso el cuello de él aspirándolo y sintió como las manos de él iban desde sus glúteos hasta su espalda, levantando la camiseta en el proceso.

Sus manos estaban calientes, o quizás era ella quien estaba hirviendo por la excitación, que mas daba. Lo beso sensualmente mordiéndole el labio inferior y sonriendo en el proceso.

-Oh Kate…-Susurro el sobre sus labios.-No sabes cuánto te necesito.

-Vamos a la habitación.-Pudo decir ella entre susurros y gemidos cogiéndolo de la mano.

Ambos caminaron hasta la habitación de ella sin dejar de mirarse. Castle sabía que Kate quería esto tanto como él, podía verlo en el brillo de sus ojos, podía verlo en su media sonrisa, podía sentirlo en el vello de su piel erizándose cada vez que el la tocaba. Y saber que ella lo deseaba tanto como él la deseaba a ella lo excitaba aun mas.

Kate le quito rápidamente la camiseta negra acariciando su pecho, lo miro a los ojos sonriendo y luego beso su pecho empujándolo en la cama. Castle la vio colocarse enseguida sobre él y la vio quitándose la coleta para dejar suelto su hermoso cabello, a eso le siguió la camiseta y Castle no pudo evitar mirar fijamente sus pechos cubiertos por un precioso encaje negro, para luego acariciar su vientre.

-Yo también te necesito, Rick.-Ella acerco sus labios a los de él besándolo una vez más y Castle se sintió morir cuando todo su sedoso cabello se esparció en su pecho.

Amaba hacerle el amor a Kate, amaba los pequeños gemidos que ella hacia a veces, amaba aun mas los enormes gemidos que hacia cuando estaba a punto de acabar y amaba la forma en la que a veces murmura "Si, si, si…", unos segundos antes de estallar en un orgasmo. Pero cosas como su cuerpo sobre el suyo, simplemente allí, con su pelo esparcido en su pecho, eran cosas que no cambiaría por nada, podría quedarse así, abrazándola, oliendo ese delicioso champú que Kate usaba.

Ella comenzó a esparcir besos por su pecho y su abdomen, llegando hasta el botón de sus pantalones. Levanto la vista para mirarlo y sonrió de una forma tan sensual que Castle sintió que si no se quitaba los pantalones su amigo allí abajo estallaría de tanta presión, podía sentir toda la sangre de su cuerpo acumulándose allí.

Ella quito el botón y la cremallera con dedos hábiles, acariciando luego el miembro de Castle suavemente sobre los bóxers. El rio entre dientes y tomo el control de la situación tomándola entre sus brazos y colocándose sobre ella. Kate gimió cuando el peso de Castle la atrapo. Su cuerpo estaba tan grande y duro como lo recordaba. Realmente Castle estaba duro en todos los sentidos. Sonrió ante ese pensamiento y su corazón se aceleró aun mas cuando el acercó sus labios a los de ella, haciendo el amago de besarla, pero realmente no lo hizo, se mantuvo allí, muy cerca, aspirando el aire de su boca. Kate pudo identificar el vino que acababan de tomar. El volvió a hacer como si fuera a besarla pero tampoco lo hizo esta vez.

-Oh Rick, no juegues conmigo…-Pudo susurrar ella.

-Nunca.-Le respondió el con voz oscura y sensual besando su cuello y quitando hábilmente el sujetador. Sus labios bajaron lentamente hasta sus pechos besándolos suavemente, tomándose su tiempo con cada uno, chupando y lamiéndolos a placer, haciendo que Kate hiciera esos pequeños gemidos que el tanto adoraba. Podía sentir los dedos de ella enredados en su pelo, incitándolo a más, pidiendo que no parase nunca.

Y él quería más, mucho más.

-¿Tienes alguna idea de cuánto te deseo?, ¿de cuánto te he deseado desde el primer día que nos conocimos?.-Dijo el de repente, aun sobre sus pechos, aun torturando a una muy excitada Kate.

Quito bruscamente los leggins de ella y admiro una vez más su cuerpo.

-Voy a tenerte hoy tantas veces que vas a pedirme que pare.

Ella rio ayudándolo a quitarse los bóxers.

-Eso no va a pasar.

-¿Es un reto?.-Pregunto quitándole con manos torpes las bragas a Kate, unas bragas muy muy sensuales, tenía que añadir, pero que estaban entorpeciendo su camino.

-Quizás…-Dijo con una sonrisa sensual cuando él se ponía de nuevo sobre ella.

-Reto aceptado, detective Beckett.

Castle volvió a besarla, excitándola con su lengua, mientras sus dedos comenzaban a investigar hacia el sur, en la zona más sensible y necesitada de ella.

Kate gimió audiblemente cuando Castle introdujo un dedo en su interior.

-Veo que no necesitas mucho incentivo de todas formas…-Movió el dedo de forma circular y ella se arqueo contra su cuerpo.

Castle la beso nuevamente e introdujo un segundo dedo. Kate estaba tan húmeda que él estaba haciendo un gran esfuerzo por no abrirle las piernas y hacérselo a lo bestia. Las ganas que tenia de poseerla eran sobrehumanas.

Sintió las manos de ella acariciando su espalda, su cintura y luego coger su miembro haciendo que el mismo gimiera.

-Rick…-Ella gimió su nombre y el estuvo a punto de acabar solo con eso. Contuvo el aire y la miro a los ojos.

-Quiero que me digas exactamente lo que quieres.

-Te quiero a ti.- Respondió enseguida.-Ahora.-Los ojos de él se oscurecieron y cuando estuvo a punto de entrar en ella Kate lo detuvo.

Ella le sonrió y la vio ponerse de lado en la cama, de espaldas a él.

-Así, házmelo así. -Castle se acomodo a su espalda besándole el hombro y el cuello, tomo la pierna de ella alzándola y la penetro profundamente. Ambos gimieron por la sensación.

Kate se mordió el labio sintiendo el cuerpo caliente de Castle pegado al suyo y como sus dedos frotaban rápidamente su zona más sensible mientras se movía violentamente, entrando y saliendo de ella.

Podía sentir su aliento caliente junto a su oreja, su respiración acelerada, sus gemidos, su miembro llenándola por completo.

Oh dios mío. Si esto no era el cielo, se le acercaba bastante.

Gimió una y otra vez mientras Castle masajeaba y penetraba, un remolino caliente comenzó a formarse en su vientre y cuando el lamió sensualmente el lóbulo de su oreja, Kate explotó en uno de los orgasmos mas placenteros y deliciosos que podía recordar. Grito y sintió como Castle disminuía sus embestidas para dejar que se recuperara, pero luego continuó torturándola con su cadente y sensual ritmo.

Kate giró un poco la cabeza para capturar sus labios y el la complació, sus lenguas danzaron al mismo compas que sus cuerpos. Kate se quedo un rato en esa posición, mientras ambos se miraban a los ojos. Le encantaba verlo cuando hacían el amor, su rostro reflejaba admiración, placer, amor, felicidad. Todo al mismo tiempo.

Castle llevo sus manos hasta los pechos de ella apretándolos, pellizcándolos, excitándola aun más. Porque cuando Kate estaba excitada él se sentía a mil por hora, como en esos momentos. No podía comparar nada a la sensación de estar dentro de la mujer que amaba, de la mujer que lo volvía loco. La humedad de Kate era una mezcla entre el cielo y el infierno. La sintió estallar en otro orgasmo y sentir el sexo de ella contrayéndose alrededor de su miembro fue más de lo que su corazón y su humanidad pudieron soportar.

Aceleró sus embestidas, acelerando también los gemidos y los gritos de ambos y acabó con un gemido gutural junto al cabello de ella, Kate gimió aferrándose a la almohada al sentirlo aun más dentro y ambos se dejaron caer agotados en las sabanas.

Pasaron varios minutos antes de que Castle saliera de su interior y ella se girara para besarlo, esta vez dulcemente, con amor, el amor que sentía y que aun no era capaz de decir. Pero Castle lo sabía, de eso estaba segura.

La mano de él acarició dulcemente el costado del cuerpo de ella, con caricias suaves y casi involuntarias mientras ambos aun se besaban dulcemente.

-Eso ha estado muy bien.-Dijo ella finalmente con una sonrisa. En realidad había estado impresionante, pero le gusta picarlo.

-¿Solo bien?, ha sido de los mejores.

-Mmm…bueno…

-¿No te ha gustado?.-Pregunto asombrado.

-No, si si, me ha encantado…pero esta por ejemplo esa vez en tu bañera…

-Es verdad… oh y esa vez en los Hamptons…en la piscina…-Ella sonrió ampliamente.

-Supongo que ya que has aceptado un reto, aun hay tiempo para mejorarlo.

-Oh si.- Sonrió y volvió a besarla haciéndola reir.

Ok esta es mi primera histo aquí, aun no se si continuarla o dejarla hasta aquí, vosotros que decis?