Bien, esta idea está basada la mayor parte en una película que vi y me inspiro al instante…pero claro que con toques deschavetados de mi mente. Inazuma eleven no está en mis dominios y espero que disfruten la historia…eso es todo. :D
La ciudad Inazuma…un lugar normal y corriente con habitantes tranquilos y predecibles. Entre toda esa gente sin preocupaciones aparentes, caminaba un joven de bellos y largos cabellos azules, con su móvil en mano esquivaba ágilmente a los transeúntes que venían en dirección contraria. Cualquiera que lo mirara, pensaría que era un importante hombre de negocios, o un asalariado empresario, pero este no era el caso. Kazemaru Ichirouta, el joven en cuestión, no era ni un empresario ni un economista famoso, este guapo y delicado chico era conocido por el apodo del "detective más rápido de Japón" sin embargo, su nombre no se basaba en crímenes que haya resuelto o que específicamente se dedicara a esa profesión. Era por su puesto en el diario más famoso de Inazuma, "la agila dorada" en este diario, no solo se informaba de los acontecimientos semanales de la modesta ciudad, sí no que además historias, poesía, informes, múltiples escrituras, que convertían al diario agila dorada en el informante más confiado de cada ciudadano que habitara los alrededores, ya sea para leer las noticias, o para tomar consejos y entretenerse perdiéndose en mundos de fantasías que creaban los escritores más renombrados que la editorial pudiera contratar. ¿Acaso el joven Kazemaru era uno de esos famosos escritores?, para su mala suerte no era así. Su puesto, era el de investigar y confirmar cada historia e informe que pudieran crear y serian añadidos semanalmente a cada nueva edición. Aunque muchos admiraban la importancia de su trabajo, nadie savia los verdaderos deseos del peli azul, en lo profundo de su corazón siempre había añorado escribir un artículo que sería publicado y leído por los millones de lectores, pero su timidez y cobardía le impedían tirarse por la borda y dar sus ideas a entender. Y como otro normal día en la vida de Kazemaru, se encontraba dirigiéndose a la oficina del jefe de la editorial Afuro Terumi. Este último era el trabajador más importante de toda la editorial, lo que decía se hacía y lo que le disgustara, desaparecía en un breve serrar de ojos. Como cualquier otro encuentro entre ellos, Kazemaru le daba sus notas y frutos de su arduo trabajo y como otra predecible actitud de su jefe, daba vueltas en su cómoda silla de cuero, leyendo el interesante archivo y finalmente reclinarse sobre uno de sus codos mirándolo fijamente y diciéndole su más sincera impresión
-como siempre, tu trabajo da razones de alabanza…
-gracias jefe…-como a menudo, y bien savia el oji ámbar, un alago siempre venia primero que las dudas y observaciones que recurrentemente dictaba su perfeccionista superior
-¿estás completamente seguro que estos datos fueron confirmados?-si, allí esta, pero Kazemaru no era llamado el detective más rápido de Japón en vano. Cada investigación que se le otorgaba, volvía con la confirmación perfectamente detallada de testigos y hechos, por lo que la fama de que cada historia escrita por ellos era nada más que la pura y santa verdad, era gracias a su siempre perfecto e intachable trabajo.
-si, jefe, 100% seguro, llame a los testigos y recaude un par de pruebas lo suficientemente convincentes para cualquier historiador.
-pues será la primera plana de la próxima edición…buen trabajo-y así terminaba la rutina, él entregaba su trabajo y Terumi lo recibía, criticaba un poco y finalmente terminaba por aceptarlo con una sonrisa. No es que detestara su trabajo, por que en verdad era lo mejor que le pudiera pasar en su vida, le encantaba meterse en la historia, ver los hechos y creer en los mil y un cuentos que eran creados y el leía antes que nadie. Pero esto no era lo que le apasionaba, esto solo era un escalón, solo que todavía no tenía la voluntad de recorrer el resto de los escalones.
-¿y cómo te fue Kazemaru?...-escucho la voz conocida de uno de sus más leales amigos Midorikawa Ryuuji, un chico de cabellera verde y ojos negros que actualmente era el secretario de la compañía y con quien mejor se llevaba. Midorikawa se encontraba en la recepción, por lo que si no fuera por su voz, no se hubiera percatado de que ya había llegado hasta allí
-bien, solo que se me olvido decirle…
-¿y se puede saber, hasta cuando vas a estar esperando que el hada mágica de los helados venga y te deje escribir una sección?-decía irónicamente, el peli verde siempre lo hacia reír, era una persona amigable y digna de confianza aunque en muchas ocasiones, algo infantil.
-¿existe realmente esa tal hada de los helado?
-no, por eso mismo debes tener un poco de coraje Kazemaru…-era nada más que la verdad, pero… ¿realmente estaba listo para escribir en una editorial tan renombrada?, ¿alcanzaría los estándar?, estas preocupaciones le llenaban la cabeza haciendo que sus sueños se escondieran en los más recóndito de esta.
-lo, se…bueno, debo irme, nos vemos mañana…
-bien, pero por ser un cobarde me debes invitar a comer
-ten piedad, la ultima vez casi me dejas en la ruina
-por eso somos amigos, y este es tu castigo por ser una gallina azul
-¿gallina azul?
-solo asegúrate de traer bastante efectivo en tu billetera…
Este, era su semanalmente cruel castigo que tenía que sufrir cada vez que se metía su rabo entre las piernas y no se atrevía a escribir algo para su jefe. Y nada motivaba mejor a Kazemaru, que evitar que su casa fuera embargada por invitar a comer a su amigo de piel trigueña y estomago sin fondo.
La ciudad Inazuma, su siempre y pacifico hogar era su fuente de inspiración y de motivación, aunque la mayor parte del tiempo se encontrara alejado de ella por su trabajo recopilando datos de distintas partes del mundo, ya que, a pesar de la editorial se encontrara en Inazuma, sus ediciones se extendían a distintas partes de Japón e inclusive del mundo. Esto solo aumentaba los nervios e indecisiones del peli azul, pero aun así cada día era maravilloso para él, jamás perdía las esperanzas y siempre permaneciendo cauteloso y dedicado en cada una de lo que él llamaba sus "misiones".
Los rayos del sol se filtraban delicadamente por las cortinas de su habitación, su habitación era simple y sencilla. No era que su trabajo le proporcionara poco dinero, pero desde pequeño siempre estuvo acostumbrado a lo justo y necesario, por lo que tenía la idea de que mientras tuviera un techo donde vivir y comida en su plato, no necesitaba más. Aunque no creo que sea necesario añadir que la mayor parte de su dinero se iba en los almuerzos de Midorikawa
El teléfono sonó, y esto logro desconectarlo del mundo de los sueños dejando una de sus delicadas manos salir de la comodidad de las colchas y estirarse hasta alcanzar el aparato y contestarlo
-¿hola?
-¡KAZEMARU!, ¡GRANDES NOTICIAS!- no tan grandes como la intensidad de su voz-tengo un nuevo trabajo para ti, de seguro te encantara
-si jefe, pero son las seis de la madrugada ¿puede contarme los detalles en la oficina?
-claro, claro, lo lamento, pero de seguro te emocionaras con lo que tengo que decirte…-el tono de marcado fue el sonido más relajado que escucho de esa conversación, ¿un nuevo trabajo que lo emocionaría?, ¿acaso seria el tan preciado puesto de escritor? Sin pensarlo dos veces, salto rápidamente de la cama y con la misma velocidad, se vistió, comió lo que se pudiera llamar desayuno de un minuto y bajo las escaleras, después de todo no se quedaría media hora esperando el ascensor con la prisa que tenia.
En menos de 30 minutos había llegado a la editorial con una apariencia más o menos deplorable, pero en tiempo record.
-¿Kazemaru? ¿Qué haces aquí tan temprano?
-Terumi me llamo por un nuevo trabajo
-¿y viniste más rápido que superman?
-¿he?
-traes la ropa interior por fuera-en ese instante, se dio cuenta de la gran tontería que había hecho, por el comentario de su segundo mejor amigo en el trabajo, Suzuno Fuusuke. En uno de los últimos pisos cerca de la oficina del presidente Terumi, estaba la oficina de Suzuno, por lo que se le vino de golpe la idea de que había atravesado la mitad de la ciudad con bóxer de corazoncitos por fuera, mas 10 pisos del rascacielos donde trabajaba.
Definitivamente este día no empezaría tan bien para el pobre de Kazemaru, aun así, después de una parada al baño donde se puso lo más presentable posible para no pasar más vergüenzas de las que ya había cometido.
Abrió lentamente la puerta y entro en la oficina perfectamente conocida por él. Como siempre el rubio se encontraba felizmente dando vueltas en su silla de cuero mirando hacia las enormes ventanas detrás de su escritorio que daban una maravillosa vista a Inazuma.
-¿quería verme?
-¡súper Kazemaru!
-¿súper Kazemaru?
-en esta editorial las noticias vuelan mi querido detective con bóxer de corazones-si, quería atravesar las ventanas de fino cristal y caer de los 10 pisos hasta el pavimento, pero la noticia que le tenían, era la única razón de porque todavía estuviera parado frente el escritorio de su superior
-bien, dejando el tema de lado, me han llamado para una nueva investigación…-parecía que Kazemaru por un momento dejo de respirar al oír esas palabras, si, definitivamente se lanzaría por la ventana.
-pero aun no has escuchado lo mejor, esta historia necesita ser confirmada en un lugar particular, prepara tu muda de bóxer que te daré un pasaje directo a Italia- ¿Italia?, ¿había escuchado bien? Pues si él no había escuchado bien, tanto Suzuno como Midorikawa si lo habían hecho a través de la puerta
-¡felicitaciones!-grito Midorikawa abriendo una botella de la más costosa y refinada champaña, en uno de los mas prestigiosos restaurantes ¿y quién pagaba esto? Nadie más ni nadie menos que el peli azul
-sigo diciendo que debimos pagar un aparte…-replicaba Suzuno al sentirse algo culpable por los gastos que bien sabia iban a costa una fortuna
-Esta bien Kazemaru invita
-¿Estás bien con eso Kazemaru?
-no me queda de otra, además sin mi aquí tu tendrás que pagar las cenas de mido- al escuchar esto, el albino casi se atraganta con su propia champaña y disimuladamente empezaba a escapar, si no fuera porque uno de los camarero tenía su mirada plantada en él y no precisamente porque se escapaba sin pagar, si no por su muy fina apariencia. Suzuno tenía una melena blanca, piel ligeramente bronceada y unos ojos azules con cierta opaques que le daban una apariencia misteriosa atrayente y sensual. Con mido y el sentados en la misma mesa, sí que llamaban la atención en el resto del establecimiento, incluso lograron un descuento por la cena. Todo hubiera terminado bien, si no fuera porque el mesero había tratado de ligar con el peli verde, convirtiendo la velada en una revuelta de golpes y patadas tan estrepitosa que fue necesario la aparición de la policía.
A la mañana siguiente, con sus maletas hechas y su moral hasta las nubes, Kazemaru estaba en el aeropuerto más que dispuesto a viajar y encontrar fascinantes historias que lo convertirían en un escritor famoso. Midorikawa y Suzuno lo despedían desde afuera, aunque el que estaba de rodillas rogando que no se fuera, era el peli blanco al no querer gastar la mitad de su sueldo por semana
A pesar de los intentos de Suzuno por detener el avión, el vuelo partió satisfactoriamente con el oji ámbar a bordo, sentado cómodamente en su asiento y dando su última mirada por la ventana se despidió de sus amigos, de su ciudad y de todas las personas que lo vieron con la ropa interior por fuera.
Bien, este es el fin del primer capítulo…subiré la continuación tan pronto como pueda…ojala les haya gustado y me gustaría que me dijeran como me quedo la redacción. Seria de mucha ayuda…se cuidan y nos veremos pronto :D
