"Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a creerlas". –Galileo Galilei
Ya eran casi las tres, ella preocupada, empezó a caminar de un lado para el otro, ¿Por qué se demorarían tanto?
–Ms. Benhard, ¿desea un poco de té? –pregunto la mujer, que hacía tres meses trabajaba con ellos.
–No –contesto Lucy. Ella sabía bien que el doctor se lo había prohibido. Decidió sentarse, su caso era delicado y tenía que cuidarse. Desde lejos se escuchó el sonido de una puerta y voces. Paul entró a la biblioteca seguido de dos personas, un hombre y una mujer, a los cuales, Lucy conocía bastante bien.
–Hola querida, ¿Cómo estuvo tu día en la escuela? –pregunto Lucy.
–Igual de aburrido como siempre, creo que aún más desde la "misteriosa" partida de Mr. Whitman –Lucy sabía bien cuando ella se refería "misteriosa", pero no dijo nada, sabía que aún le era doloroso hablar de ello a su hija. Que bien se sentía ella al oír esa palabra, ella había pensado que nunca más la oiría.
–Lucy –Paul dijo –esperaba ver si quisieras decir algo a Gwendolyn –él la miro a los ojos diciendo que ya era tiempo de decirle, pues ella ya estaba entrando al segundo trimestre.
– ¿Decirme qué? –pregunto Gwendolyn. Inconscientemente tomó la mano de Gideon que estaba a su lado.
Lucy suspiro –yo sé que con nuestro pasado esto es un poco difícil, pero antes de decirlo te quiero decir que te amamos muchísimo, cada día más. Y que me encantaría que tu pudieras estar tan felices como nosotros estamos –miro a ver a Paul, para saber si estaban en lo correcto, él asintió –vas a ser hermana –dijo con una sonrisa que decía que realmente estaba feliz por eso. Gwendolyn quedo callada por un momento, asimilando y pensando que decir. Peor al final miro a sus padres.
-¡Estoy tan feliz! Que emoción me da ser una hermana –y sin más abrazo a sus padres sintiendo una extraña sensación en el cuerpo que en ese momento no supo determinar.
