Hola!Esta es la primera historia que publico,y espero que les guste.La subí hace muy poco,en realidad,pero tenía unos cuantoa errlres de los que recién me di cuenta.Gracias a quienes me dejaron un review la primera vez(fueron solo dos pero es algo).Y sin más,a leer.

Cuando Ginny y Hermione les propusieron ir a ver una película nueva, ni Harry ni Ron pensaron en lo malo que fue aceptar...

A la hora acordada, Harry y Ron se dirigieron al apartamento que sus respectivas novias compartían. Si bien ya no había magos tenebrosos, ambos llevaban sus varitas, solo por si acaso.

Estaban subiendo al piso donde Ginny y Hermione vivían cuando al pelirrojo se le ocurrió algo.

-¿Harry?

-¿Sí?

-¿Sabes que película veremos?

Su amigo abrió la boca para contestar, cuando se dio cuenta que no lo sabía.

-¿En qué nos metimos?-su rostro denotaba pánico.

Para este punto, ya habían llegado a su destino. Tocaron, e instantes después salió Ginny.

-¡Harry!

-¡Ginny!

Estaban por abrazarse cuando escucharon a Ron carraspear. Su hermana rodó los ojos, para luego darle un fraternal abrazo.

-Pasen, Mione' ya viene.

-De acuer...¡Ahh!-Ronald no pudo terminar, ya que una cosa peluda de color canela le saltó encima.

-¡Crookshanks!¡Ven!-gritó Hermione entrando al cuarto.

-Hermione, te quiero, pero tu gato del demonio acabará matándome.

-No seas así, Ronald, Crookshanks te ama.

El aludido prefirió mantenerse callado, pero aún así miró al animal con odio.

-También te odio, humano cabeza de zanahoria. Mejor vete, Hermione es mía-dijo el gato, aunque obviamente los humanos solo escucharon un maullido.

-¿Nos vamos?-cuestionó la pelirroja.

Decidieron ir caminando, hacía buen tiempo y el cine estaba relativamente cerca. Una vez allí, las chicas fueron por las entradas, "para mantener la sorpresa", dejándo a sus novios buscar las palomitas y refrescos.

Cuando Ron estaba por pedirlos, Harry le interrumpió, con una mirada de reproche.

-No me mires así-reclamó el azabache, yendo al encuentro de las chicas-, la última vez que vinimos y tú pediste, le preguntaste si tenía grageas de Bertie Boots o jugo de calabaza.

Su amigo iba a replicar, pero se dio cuenta de que tenía razón.

Hermione y Ginny estaban ya frente a la puerta de la sala, con cuatro boletos en las manos. Entraron, y se dirigieron a unos asientos en el centro.

-¿Qué veremos?-preguntó el pelirrojo.

Las aludidas se miraron y sonrieron de oreja a oreja.

-¡Crepúsculo!-exclamaron al unísono.

Antes de que ninguno pudiera preguntar nada sobre la película, las luces se apagaron, se oyeron risitas apagadas por todo el lugar, varios suspiros por parte de quienes acompañaban a sus novias y la pantalla se prendió.

Durante el tiempo que duró aquella tortura, solo se escucharon más chillidos y suspiros(aunque algunos eran por Edward). Ninguno de los jovenes magos comprendió nada de la película, y durmieron una parte de ella; la otra, jugaban con las palomitas.

Al salir, pudieron notar que, mínimo, la mitad del púbico eran chicas de entre 15 y 27 años, algunas junto a sus desdichados novios. También vieron a dos amigas de unos 16, una de ellas quejándose de que el libro era mejor y la otra bostezando.

-Esa fue sin duda...-Ron no pudo continuar, ya que su hermana y su novia le interrumpieron.

-¡La mejor película de todas!

Los chicos se miraron, pensando en que ese seria, sin duda alguna, un largo día...

Pero se equivocaron, no fue solo ese día. No, fue toda la semana: Ginny y Hermione no paraban de suspirar por Edward Cullen, uno de los protagonistas, provocando los celos de Ron y Harry.

Sí, esa había sido una mala idea.