Holiw.
Me hice un tiempo, la musa estuvo de mi lado -¡Gracias a Dios! y surgió esta pequeña historia.
Estoy realmente feliz de escribir Dramione, lo extrañaba.
Espero les guste.
Este es el primero, espero poder escribir todos, haré lo posible.
Y el primer prompt es "Cumpleaños" y es un AU.
Bye.
Disclaimer; los personajes de esta historia pertenecen a J. K. Rowling, excepto los que han sido creados por mí.
Este fic participa en el "Dramione Week 2016" del Foro El Mapa Del Mortífago.
.
.
.
No tenía que haber sucedido
Las cosas no tenían que haber sido así.
Tendría que haber estado en casa, celebrando y riendo junto a sus amigos, junto a su esposo.
Pero no, todo se había derrumbado en menos de un segundo.
La sorpresa para el cumpleaños número treinta de su esposo, Draco, no se había podido concretar.
Todos habían estado en casa, esperándolo, se suponía que Theo, mejor amigo de ambos, lo llevaría hasta allí después de recogerlo del trabajo. Draco había heredado uno de los bancos más importantes de Londres, su padre se había jubilado hace años dejándolo a él a cargo. Hermione sabía, de una forma u otra, que aquello era peligroso. Los asaltos eran cada día más frecuentes y peligrosos, el banco se había salvado hasta esa tarde.
La mujer suspiró mirando el insípido pasillo del hospital, algunos de sus amigos se habían ido, pero Ginny, Harry y Theo se movían impacientes esperando noticias.
Su pelirroja amiga se sentó a su lado dándole el apoyo que necesitaba en ese momento.
—Todo saldrá bien —su voz sonó hueca y afectada.
Todos estaban conmocionados aún. Theo no había llegado, había llamado irrumpiendo el silencio que se había provocado ante la espera de los hombres. El castaño estaba histérico y prácticamente le había gritado lo que había sucedido: habían entrado al banco a robar.
En menos de unos pocos minutos habían llegado al hospital, Hermione se horrorizó al ver el estado de Theo, ensangrentado y despeinado, y le exigió respuestas, respuestas que todavía él no era capaz de dar al cien por cien.
Desde esa hora había insistido en ver a Draco, pero las enfermeras le habían informado que estaban aún operándolo. Le habían disparado, dos veces, y había perdido mucha sangre.
—No se suponía que las cosas saldrían así —murmuró la castaña. Observó con impaciencia la puerta de vidrio corrugado que no le permitía ver nada.
—Lo sé, pero... Draco es fuerte.
Él es fuerte, se repitió. Tiene que serlo, por sus amigos, por mí y… por el bebé.
—Necesito verlo. Necesito decírselo... él... lo deseaba tanto que no... —sus hombros temblaron. No tenía que haber sido así. El cumpleaños de Draco debería de haber sido una fiesta, risas, anécdotas, fotos y sorpresas. Hermione le tenía una muy especial, estaba embarazada.
Ginny abrió la boca para decir algo, pero un médico salió junto a una enfermera.
Hermione se levantó de un salto, sin importar las protestas de su cuerpo por el aletargamiento del momento y el tiempo, y se movió rápido.
—¿Como esta?
El hombre moreno, no mucho más mayor que todos ellos, miró a la enfermera y luego a cada uno de ellos —Perdió mucha sangre, señora Malfoy. Su esposo esta coma.
La mujer se tambaleó hacia atrás, Harry la estabilizó sosteniéndola.
—¿Cuándo despertará? —escuchó a alguien preguntar.
—Es difícil saberlo. Puede ser mañana, semanas, meses o años.
O nunca, pensó Hermione. Quería vomitar. No tendría que haber sido así. No. No. No. Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y se hundió hasta el punto de ver todo negro.
...
Hermione empujó la puerta y observó lo pulcra que estaba cada día la habitación. A Draco no le gustaba el desorden, él era muy organizado. Esa fue una de las cosas que más amó de él y, por supuesto, su capacidad de salir adelante ante cualquier adversidad.
Sus pisadas resonaron en la madera y se sentó en la cama, sus ojos recorrieron el cuerpo dormido de su marido. Dormido, en coma o muerto, él estaba ahí. Ocho años después, él aún era incapaz de despertar de su sueño eterno, el medico había tenido razón, al principio, pero Hermione cada día agotaba sus esperanzas. Muchas veces habían conversado desconectarlo, algo a lo que se negaba porque sabía que Draco despertaría. Solo una vez bastó para que nadie más volviera a mencionarlo, pero... de un tiempo a esta parte lo estaba pensando más que seriamente.
No era vida, ni para ella ni para Thomas. Thomas visitaba todos los días a su padre y le besaba la frente, le decía: "Papá despierta, por favor" y esta mañana no había sido diferente, solo que había agregado: "Feliz cumpleaños, papá, despierta es mi único deseo". Eso había roto su corazón.
—Por favor, Draco, sé que puedes hacerlo. Despierta —la mujer apretó una de sus manos, heladas e inertes, dándole el calor que necesitaba.
Las cosas no tendrían que haber sido así, pensó una vez más.
Sin embargo, no se rendiría. Él despertaría. Tenía tanta fe en que ocurriría. Él despertaría y todo volvería a ser como antes.
Se estaba engañando, lo sabía, pero, por un momento, necesitaba pensar las cosas de esa manera. Especialmente ese día.
