He aquí mi primer fic. Soy muy primeriza en esto, de hecho es mi primer fic, y lo que escribo suele ser más como terapia y hobbie que por verdadera ansia de aplauso, pero igualmente me gustaría que le dieseis una oportunidad y le echaseis un vistacillo.

Disclaimer: Algunos personajes son míos, pero otros son propiedad de Stephenie Meyer.

ADVERTENCIAS:

-Para opiniones y críticas CONSTRUCTIVAS, dejadme un review, intentaré contestarlos (:

-Los Cullen tardarán en aparecer, y dudo mucho si añadir a Jake y el resto de la manada, ya se verá

-El fic es Edward x Bella


Prólogo

Dolor.

Una palabra de tan sólo cinco letras y dos sílabas. Cualquiera puede decir esta palabra. Incluso alguien que no sabe mucho de un idioma, es capaz de decirla. Y sin embargo, para poder hacer frente al dolor hace falta muchos años de práctica. Es más fácil hablar fluidamente un idioma extranjero que poder hacer frente a este sentimiento. Aunque, para ser justa, hay que decir que muchas personas tienen la clara ventaja de que no conocen el auténtico dolor en su propia piel.

Y esa era la ventaja que yo no tenía en esos momentos. Este sentimiento de cuatro letras y miles de sensaciones se expandía lentamente por mi cuerpo.

Mi mente estaba nublada, y cada célula de mi cuerpo se estremecía ante aquella sensación, tan invisible y tan tangible a la vez. Mis músculos no respondían, mis funciones vitales iban dejando paso a ese ardor indescriptible que me cubría como un manto, asfixiándome e impidiéndome disfrutar de las últimas bocanadas de aire que mis pulmones aceptarían.

Bum, bum-bum, bum. Los latidos de mi corazón comenzaban a ser cada vez más lentos y perezosos.

Ese dolor lacerante que iba arrastrándose por mis venas, cada vez más vacías, iban sumiendo mi mente en un estado de inconsciencia que me aturdía y aterraba a la vez.

Entonces, una imagen apareció a través de mis párpados cerrados. Un joven de rasgos perfectos me miraba con cariño a través de sus hermosos y deslumbrantes ojos dorados, mientras una brisa inexistente alborotaba su ya desordenado cabello cobrizo, dándole aún más un aire de divinidad griega.

Por un momento, el dolor pareció menos real, más distante, como si de una pesadilla se tratara.

Entonces, una suave voz me llamó más allá de ese océano de oscuridad y fuego que iba apoderándose de mi cuerpo.

"Bella, Bella"

Giré la cabeza hacia donde mis ya muy debilitados sentidos me indicaban que provenía la voz. La imagen a través de mis párpados comenzó a desaparecer. Unos dedos gélidos, suaves, acariciaron mi mejilla.

"Tranquila Bella. Yo estaré aquí, contigo. No te dejaré sola"

Intenté dedicarle una sonrisa, pero recordé que ya no podía. Hacía mucho tiempo que me costaba sonreír, pero ahora estaba físicamente imposibilitada. Aquellos dedos siguieron acariciando mi rostro. Se deslizaron por mis mejillas, mis pómulos, mis párpados cerrados, mis labios.

"Espero que algún día puedas perdonarme..."

El dolor comenzó a crecer aún más. Un grito inhumano resonó en el aire. Tardé un segundo en comprender que ese alarido había brotado de mis labios, que ya no sentía.

Mi mente comenzó a dejar de reaccionar y la oscuridad se hizo más y más impenetrable. Los pocos manchones de colores que había tatuados en mis párpados, que me indicaban que una luz incidía sobre mí, fueron desapareciendo.

"Bella..."

La inconsciencia se apoderó de mí.