Disclaimer: Los personajes mencionados de Avatar: The Last airbender no me pertenecen, son propiedad de Nickelodeon, Viacom, Bryan Konietzko y Michael Dante Di Martino .

Así que no me demanden, porque solo escribí este fanfic por diversión, espero que lo disfruten.

Dedicado a Flor de Papel que resolvió la pregunta del capítulo 11 de El castigo. Perdón por tardar tanto, quería terminarlo antes pero no me gustaba como quedaba. -.-u


-o-

La noche era el momento favorito del día para Katara, se acababan los trabajos domésticos, no mas hacer comida, coser ropa...nada y si era luna llena era lo mejor que podía pasar. Los chicos descansaban y ella podía practicar agua control en silencio, perfeccionar los movimientos y tratar de imaginar algunos que podrían ayudarlos en el campo de batalla. Quizá a los chicos les gustaría pensar que sus habilidades habían mejorado por las peleas que habían tenido en los últimos tiempos, pero ella también requería momentos de práctica y los pocos que tenía para ella los aprovechaba al máximo. Katara disfrutaba de esa sensación de tranquilidad, en medio de sus elementos protectores, la luz de la luna, el agua, el frío de la noche, la tranquilidad del lugar.

No muy lejos de ahí alguien más aprovechaba la noche para practicar, un par de sables de hoja brillante cortaban el viento mientras una rana croaba, debía mejorar sus estocadas, no era suficiente ser bueno, sus movimientos debían de ser precisos y letales, porque el mas pequeño error le podía costar la vida y no había legado tan lejos para morir por culpa de un error.

La luna iluminaba con sus rayos el camino al templo del aire, las hojas se movían suavemente, cuando el maestro fuego terminó de practicar con sus sables tuvo sed, buscó su cantimplora, ni una gota de agua, se la había acabado, ahogó un suspiro y se dirigió al río.

En el río se le cortó el aliento. En medio del agua estaba de espaldas una joven de cabellos largos y oscuros que practicaba movimientos básicos de agua control y se divertía como nunca, se movía y hacía remolinos de agua, lo que era un látigo de agua cambiaba de forma al dar una vuelta y se convertía en cientos de pequeños fragmentos de granizo que se perdían en el agua del río.

El príncipe de la nación del fuego estaba sin palabras, la maestra agua había dejado de ser la niñita temerosa de la tribu agua del sur para convertirse en una hermosa y aterradora maestra agua, fue entonces que la joven se llevó sus manos al cabello empapado y volteó a la dirección donde el se había quedado. La mirada de Katara pasó de una mirada alegre y traviesa a una expresión de ira.

- ¡que haces aquí! – dijo con un tono helado al momento en que extendía sus manos y le lanzaba cientos de dagas de hielo, el chico apenas si acertó a reaccionar haciendo un movimiento de fuego control

- solo venía por un poco de agua – acertó a decir desviando la mirada

- mientes

- practicaba con mis sables...y me quedé sin...

Katara observó con recelo

- no era mi intención... – dijo tragando saliva

- ¿cuánto tiempo llevas ahí?

- yo...no mucho... bueno...yo no...yo...

- ¡de todas las cosas horribles que he pensado de ti jamás cruzó por mi cabeza la idea de que fueras un pervertido!

- ¡qué! – dijo furioso - ¡Yo no te estaba espiando!

- ¿entonces como explicas que?

- ¡no puedo venir por un poco de agua! , ¡acaso crees que soy de los que va por ahí acechando a la gente!

- ¿no era lo que hacías antes? – dijo acercándose a él

- estas haciendo que suene pero de lo que era

- pues deberías de saber que...

No alcanzó a terminar la frase cuando salió de los matorrales un oso ornitorrinco que había bajado al río atraído por los ruidos del lugar, emitió un par de gruñidos, seguramente lo habían sacado de su sueño y estaba realmente molesto. Katara pensó correr al río, pero no era una buena idea, la otra era correr en dirección de Zuko, que fue lo que hizo.

- ¡lo que nos faltaba! - dijo el maestro fuego sacando sus sables

- parece que lo despertamos

El animal volvió a gruñir, Katara trató de recordar como habían calmado al animal cuando habían encontrado uno hace mucho tiempo, porque tenía que hacer...correr en zigzag, gritarle, hacer ruido, hacerse el muerto...eso no servía en estos momentos

En la mente de Zuko las cosas no iban mejor: se decía tengo dos sables, alguien en crisis y hay animal grande que nos lleva varios metros de diferencia, uñas filosas, enojado como Azula cuando hace berrinche, puedo hacer algo de fuego control pero hay alguien más cerca y no puedo moverme a mi antojo, no es el momento de enfrentarlo, la elección es simple... El maestro fuego lanzó un par de ataques de fuego control para distraerlo, tomó la mano de Katara y pusieron pies en polvorosa.

Momentos mas tarde...

- ¡esto es tú culpa!

- Yo no le dije al oso ornitorrinco "Hola, bienvenido a la fiesta, ya sabes, hay una maestra agua control, ¡por mi puedes comértela!"

- ¡que te coma a ti!

- ¡a mi por qué!

- porque si no hubieras estado espiándome como un pervertido, nada de esto habría pasado

- tenía sed, entrené toda la noche

- hay una fuente en el templo

- ¡Qué parte no entiendes de tengo sed y estamos muy lejos del templo!

- pudiste esperar

- ¡no podía!, ¡tengo sed!

- ¡ve con ese cuento a otro!

- ¡pues no es cuestión de fe niñita engreída!

- príncipe sin trono

- campesina engreída

- ¡amargado!

Estaban tan ocupados en su pelea que no se dieron cuenta que el oso ornitorrinco les había seguido el rastro hasta que apareció gruñendo y blandiendo sus garras frente a ellos. La reacción de ambos fue instintiva, luna llena, un par de movimientos de Katara, un potente destello azul en una noche despejada, finalmente el un oso ornitorrinco pareció reconsiderar su mal humor y se alejó lo mas rápido que pudo del lugar dejando un huevo con en el sitio donde había estado.

- se fue... – dijo Katara

- si...

- creo que deberías abrigarte – le dijo Zuko a Katara

- mi ropa se quedó en el río – dijo cubriéndose con sus brazos al sentir la mirada del maestro fuego

- si quieres te doy mi camisa – dijo extendiéndole la prenda

- eh... – alcanzó a decir Katara mientras observaba a Zuko de reojo, demonios, por que tenía que estar pasando esto, se dijo, lo bueno es que no hay nadie... – no era necesario

- hace frío

- ¿todavía tienes sed?

- un poco

Katar hizo un par de movimientos y extrajo agua del rocío de la noche, formó una burbuja de agua que le extendió al maestro fuego, que la tomó con cuidado de sus manos y bebió con avidez. Katara lo observaba fascinada,ese chico tenía algo, esa clase de algo que le gustaba y le irritaba.

- gracias

- no , gracias a ti

- a mano

- por el momento

Avanzaron en silencio por el sendero del templo. Había alguien afuera del sitio, claro, alguien tenía que vigilar todas las noches.

- ¿Quién anda ahí?, ¿Katara?, ¿Zuko?

- ah... es tu hermano... bien...yo ya me voy

- ¡ni quien te quiera!

- ¿Qué hacen despiertos tan tarde?

Sokka evaluó a los recién llegados, Katara en ropa interior, el cabello revuelto y con la camisa de Zuko encima, Zuko con dos sables en la espalda, parecía acalorado y desviaba la mirada.

- ¡que diablos le has hecho a mi hermanita! – dijo saltando

- ¿qué? – dijo Katara

- ¡Yo no le he hecho nada!

- ¡como vienen aquí en esas fachas!

Zuko observó aterrado al hermano de Katara, definitivamente no era uno de los hijos favoritos de Agni.

- Sokka esto no es lo que parece – dijo adivinando la expresión de su hermano

- en serio, tu hermana no es tan bonita como para tentarme

¡qué! - dijeron los dos chicos de la tribu agua

- qui...quiero decir, no es que no seas muy guapa... - dijo callando y enrojeciendo súbitamente

- ¿eh? – acertó a decir Katara

- ¡mi espada!, ¡dónde esta mi espada cuando la necesito!

- ¡por Agni! , no creerás que nosotros...

- ¡mi espada!, ¡que alguien me de mi espada!

- mejor me voy...

- ¡vuelve aquí engendro del mal!

- ¡estás loco! . dijo desapareciendo ya sabes Zuko, tu y tu gran bocota

- ¡Ya verás!

Al fondo se escuchó como una puerta se cerraba y a Sokka gritando por un rato hasta que se escucharon unos ruidos característicos de la tierra control y la voz de Toph habló por el resto de los habitantes.

- chico del boomerang, no se que sucede pero me despertaste de un hermoso sueño, ¡ya duérmete!

- pero...

- estas advertido, si no quieres terminar emparedado

- por favor Sokka – se escuchó a lo lejos la voz de Aang – mañana tengo entrenamiento

Afuera, junto a al fogata Katara se llevó una mano a la cabeza, tocó la camisa de Zuko y por algún extraño motivo se sonrojó. Será mejor que regrese por mi ropa, se dijo, será mejor que lleva una antorcha...mas vale prevenir que lamentar.


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