Más que una historia, era una batalla que simplemente no podía escapar de mi mente. El sólo pensar a Sabo vengando a Ace era algo realmente tentador. En vista de que a todos los que vemos Shonen nos fascinan las batallas, les presento esta. Tal como mencione es un LuffyxSabo, por lo que hay capitulos dedicados a cada uno de los hermanos. Espero que les guste, por que realmente me esforce en que quedara decente xD
Disfrutad. No olviden comentar.
In The End: Hermano Mayor vs Almirante de la Flota.
Como si fuera un torpedo, Akainu casi voló sobre la cabeza de sus marines. Había deseado con la más firme intensión hacerse de la cabeza de Monkey D. Luffy una vez que escuchó la noticia: El pirata del Sombrero de Paja le había declarado la guerra a Marshall D. Teach, el temible Kurohige, el cual, en estos momentos era poseedor de un ejercido formidable, lleno de alimañas y guerreros mercenarios, dispuestos a trabajar para el aberrante pirata, quien en estos momentos, con ayuda de su akuma no mi original se había apoderado de dos poderosas frutas, había obtenido la Gura Gura en la guerra de MarineFord y ahora poseía la aterradora Zoan Mitológica del Can Cerbero. Un cuerpo con tres cabezas, un hombre con tres Akuma no Mi, la perfecta combinación.
Pero lo peor de todo fue que aunque poseyera ese poder tremendo sólo uno se levantó en su contra. Mugiwara no Luffy, presa de la ira de ver cómo aquel hombre intentaba arrebatarle su mayor sueño: Barbanegra había declarado que era el nuevo Rey de los Piratas y eso, señoras y señores, era algo que Luffy no toleraría. Bien, sumándole al caso de que por culpa de Teach su hermano Ace había sido condenado y muerto en la guerra contra Shirohige, además de su bizarra y escalofriante forma de hacer las cosas, él era el enemigo perfecto para los Mugiwaras, quienes odiaban con vehemencia a sujetos como él.
Ahora toda la Marina se preparaba para una guerra inevitable para detener a aquellos piratas de destruir el mundo con su gran batalla. Aunque no dudaban que los piratas del Sombrero de Paja no dudaría mucho contra el tremendo ejercito de Kurohige, tenían órdenes de capturarlos al igual que al abominable usuario de las tres frutas.
Ahora lo podía ver, la espalda del pirata de la Gomu Gomu no Mi, quien se desplazaba por el terreno, esquivando marines y mercenarios, intentando alcanzar a Teach. Pero Sakazuki no le daría tal honor, Mugiwara y Kurohige debían ser atrapados por la justicia absoluta, definitivamente no les dejaría hacer las cosas a su manera.
Se abalanzó contra Luffy, quien estaba concentrado en avanzar hasta el enemigo principal.
—¡Eres mío, Mugiwara! – no le importó atacar por la espalda, pues se trataba de un pirata. Pero Luffy no se inmutó por su presencia, siguió corriendo a pesar del brazo de magma que lo amenazaba.
—¡Luffy-kun! – Jinbe había llegado de pronto y tomó su cuerpo para ponerlo a salvo. El muchacho de pelo negro lo miró sin entender.
—¡Jinbe! – regañó.
—¡Cuidado, es Akainu! – advirtió el gyojin, esquivando al mismo tiempo otro ataque.
—¡Akainu! – lo reconoció enseguida. —Ahora no tengo tiempo para enfrentarme a él. – chistó, intentando seguir.
—¡No escaparás! – advirtió el Almirante de la flota, convirtiendo sus brazos en lava ardiente y atacando, sin importarle los resultados colaterales.
—¡¿Estás loco?! – gritó Luffy, dándose cuenta de que no le importaba dañar a sus hombres con tal de atraparlo. —¡Estás matando a tus nakamas!
—¡Ellos se sacrificarán por el bien de la justicia! – respondió con devoción el almirante, atacando de nuevo.
—¡Luffy-kun! – el longevo gyojin atacó a Akainu con éxito, deteniéndolo un momento. —¡Avanza, yo me haré cargo de él!
—¡Gracias, Jinbe! – comenzó a alejarse. —¡Ten cuidado!
—Sí. – asintió. —Sé de lo que es capaz.
—¡Aun sigues interponiéndote, Jinbe! – se levantó en una hoguera, gruñendo como un auténtico perro. Mas el tritón también gruñó, mostrándole su lado animal.
—¡Y lo haré mil veces si es necesario!
—Veo que ahora le eres fiel a Mugiwara. – sonrió con desdén.
—Él es mi amigo y le guardo mucho respeto. Tal como lo dije en Marineford, estaré dispuesto a entregar mi vida gustoso a cambio de darle tiempo.
—Sigues igual de hablador. – no esperó tiempo para atacarle con sus puños.
—¡Ven! – se puso en guardia. —¡Gyojin Karate! – un golpe capaz de detener un buque de guerra arremetió contra un enfurecido marino. No espero aquello, la última vez que se había enfrentado a Jinbe lo había derrotado con facilidad. Pero ahora, el impulso de su golpe le fue lo suficiente potente como para parar su magma y hacerlo retroceder.
—¡Almirante en jefe! – sus hombres se agolparon temerosos detrás de él.
—No se metan, este desgraciado es más fuerte que antes. – comprobó con desagrado. —Pero… yo también lo soy. – convirtió una gran cantidad de magma de una silueta parecida a la de un perro gigante. El animal ardiente se abalanzó contra el veterano. Sin intimidarse en lo más mínimo, el tritón esquivó el ataque con prisa, pues sabía que cualquier oportunidad sería provechosa para Akainu.
De un golpe, Jinbe destrozó la tierra e hizo que Akainu saltara para evitar hundirse. Se apresuró en el aire y le dio una muestra más cercana de su estilo de lucha. Le propinó un golpe con la fuerza suficiente como para destruir un glaciar. El almirante voló y fue sepultado en la grita. Pero en sólo unos segundos se levantó y atacó bombardeando el terreno con sus puños de piedra fundida.
Apresuradamente esquivó todos, incluso se dedicó a parar algunos con la fuerza de sus puños.
—¡Estás acabado! – Jinbe abrió los ojos con sorpresa cuando se dio cuenta que todo había sido una jugarreta de Akauni. El Almirante se había deslizado por el suelo y aparecía debajo de él. Le lanzó un puñetazo y Jinbe logró evitar la muerte pero no la herida.
Ciertamente sólo lo rozó, alcanzó a quemarle el estómago pero no totalmente. Así que al moverse con fluidez aprovechó para darle una patada en la cara a Akainu, lo cual lo mandó lejos de él.
Respiró agitado y asustado. Un poco más y le hubiera atravesado como en aquella ocasión. Observó al almirante que se levantaba, sacudiéndose el polvo. Gruñó molesto, ese hombre era demasiado terco y estaba seguro que su demencia lo arrastraría a enfrentar presas que simplemente no podría cazar, pero por ahora, se daba cuenta que quizá y no le podría hacer frente en condiciones similares por mucho tiempo. Tenía que ser más cuidadoso.
—Buenos reflejos. – felicitó el marino. —¡A ver si puedes contra esto! – como si fueran látigos, sus brazos se convirtieron en magma y se hicieron las armas perfectas. Atacó a Jinbe cuan domador a una fiera. El gyojin esquivaba los ataques, pero estaba consiente que eso no sería suficiente.
—¡Maldito seas! – arrancó desde el suelo una enorme piedra y se la lanzó. El oficial la partió a la mitad con uno de sus brazos, pero una vez que lo hizo el ex –Shichibukai le dio de lleno en la cara con su puño.
—¡Gyojin Kara-! – pero no alcanzó a ejecutar el movimiento, pues Akainu había atrapado su mano entre su cuerpo.
—¡Te confiaste! – se preparó para arremeter contra él.
—¡No, tú lo hiciste! – como si pudiera expedir una onda sónica, la habilidad de manipular las moléculas de agua (aunque en este momento eran sin duda casi exiguas) le permitió liberar su mano del cuerpo de Akainu y acertarle otro golpe limpió en la cara, al momento que el almirante le atacaba.
El choque entre sus fuerzas los mandó a volar a ambos. Jinbe se levantó rápido, pero estaba jadeando y se sentía herido. Su mano estaba quemada y le había alcanzado a quemar por encima de una de sus agallas. El usuario logia por otra parte, se levantaba orgulloso, sin demostrar que le había dolido dicho arremete.
—Maldición, no podré usar por mucho tiempo esta mano. – jadeó el amigo de Luffy.
—No más juegos, Jinbe. – se tronó los dedos y el cuello. —Esto acaba aquí, tengo que atrapar a Mugiwara.
—¡Dije que no te dejaría pasar y eso haré! – se mostró tan intimidante que los marines que estaban contemplando la pelea retrocedieron sumamente intimidados. No era como si Jinbe pudiera usar el haki del conquistador, pero ciertamente parecía como si lo hiciera.
—Entonces muere. – nadie se había dado cuenta, pero Akainu desplazó su lava por debajo del piso. Atacó por sorpresa a Jinbe con una enorme columna de magma, lo cual alzó al gyojin de repente. Le quemó los pies y lo obligó a alejarse a un terreno más húmedo para parar su dolor.
Se alzó iracundo sobre su propio cuerpo de logia y se preparó para atinarle un golpe mortal a su enemigo, justamente como lo hizo con Hiken.
—¡Muere! – gritó y el tritón, aunque intentó moverse se dio cuenta que sus pies no le respondían, aguantó la respiración, esperando la estocada. Pero en el último instante vio como una fuerza desconocida y bruta apaleaba a Akainu directamente en el rostro, mandándolo a volar en otro sentido.
Se apresuró para ver a su salvador y se encontró con un joven, alto, rubio, con sombrero de copa negro, pantalones negros y chaqueta azul. Se dio cuenta que había golpeado a Akainu con un bastón de metal, probablemente recubierto en Haki. Exhaló con alivio, era un aliado, aparentemente.
—Gracias. – jadeó.
—De nada. – el muchacho lo observó con atención. —El hijo del mar, Jinbe. – sonrió levemente. —Es un placer conocerlo.
—Igualmente, ¿Quién eres tú? – se sentó en la tierra, ignorando por un momento los hechos.
—Me llamo Sabo. – sonrió por completo, dejándole ver una sonrisa con ausencia de una pieza dentaria. —Me alegra conocer a uno de los amigos de Luffy. – le dio la mano y el gyoijin, aturdido le respondió.
—¿Sabo? – no lo reconocía.
—Oh, creo que Luffy no lo mencionó. Soy su hermano mayor.
—¡¿Hermano mayor?! – se descolocó. —Pero… ¿Ace-san no era…?
—Sí, él también. – se llevó una mano a la nuca y se rascó mientras sonreía. —Es una larga historia, pero tanto Ace como yo somos hermanos de Luffy.
—Increíble… - desvió su vista hacia donde hacía lanzado a Akainu. —¿Lo mataste?
—No. – dijo el muchacho colocándose en guardia. —Aquí viene.
—¡Mocoso! – se levantó entonces en un pilar de fuego y magma el furioso líder de los marines. —¡¿Quién te crees que eres tú?!
—Me llamo Sabo. – se presentó de nuevo. —Encantado de conocerle, Almirante de la Flota, Akainu. – se llevó el bastó a su hombro y sonrió con algo muy parecido a la malicia. —Así que… este es el desgraciado… que mató a Ace. – pero al terminar la frase sus ojos se tornaron completamente iracundos.
—¿Acaso escuché bien? Dijiste que eres hermano de Mugiwara y de Portgas D. Ace, ¿Cierto?
—¿Y qué si fuera así? – desafió despreocupadamente.
—Tal parece que tendré que acabar con esta plaga. – el almirante guardó la compostura. —Tu hermano me ha causado muchos problemas.
—Así es Luffy. – finalmente se puso en guardia. —No te atrevas a corregirlo.
—¿Quieres pelear contra mí, mocoso? – se rio levemente. —No creas que porque puedes usar Haki tienes ventaja sobre mí.
—¿Ah sí?
—Los jóvenes que se creen fuertes piensan que pueden con lo que sea. Jóvenes como Hiken no Ace. –dijo con malicia, claramente intentaba provocarle. Quizá y pasara lo mismo, lo enfurecería y cegaría su razón para después aprovecharse de una oportunidad.
—Ciertamente. – pero para su sorpresa, el muchacho era sumamente prudente. —Ace tenía un hábito peligroso, nunca dejaba que personas tan pusilánimes como tú hirieran su orgullo. Pero yo soy diferente, Akainu.
—¿Crees tener posibilidades de ganarme? Tan sólo eres un niño, vuelve cuando crezcas más. – se burló deliberadamente, todavía intentando su estrategia.
—Ten cuidado, vejestorio. Los mayores como tú a menudo creen que son más fuertes por tener muchas victorias en su haber… pero yo te lo digo, te puedes llevar una sorpresa.
Todos los marines y también Jinbe se quedaron con la boca abierta. Ese chico había retado sin precaución alguna a Akainu. Lo había desafiado sin miedo, incluso como si tuviera la seguridad de ganar.
—Tú… - arrastró la palabra con odio. Sabo le había llegado a su orgullo. Se río entonces con gracia. —Muy bien. – convirtió sus brazos en magma. —Muéstrame de lo que estás hecho.
—Jinbe-san. A partir de ahora esta será mi batalla, ¿Si? – musitó el joven. —Este es el hombre que mató Ace, por lo tanto… Si algo llegase a pasarme, ¿Podrías cuidar de Luffy, por favor?
—¡¿Pero qué dices?!
—Se lo encargo. – y se lanzó a una velocidad sorprendente contra Akainu.
—¡Sabo-san! – no alcanzó a detenerlo. Él le había dicho la mismas palabras que Ace le dijo hace tiempo.
Akainu se preparó para el embate y atacó predeciblemente, deseando ver la fuerza del muchacho. Dejó ir dos poderosas cascadas de magma contra Sabo, pero el muchacho las esquivó sin ningún esfuerzo. Cuando se dio cuenta que estaba más cerca de lo debido lanzó un puñetazo de lava roja contra él, esperaba que Sabo la esquivara y así poder arremeter con un golpe más potente pero…
El muchacho destruyó el puño del logia con su bastón y de la misma manera que lo había hecho antes le propinó un golpe en la cara a Akainu, quien no reaccionó debido a la sorpresa, después de esto sintió otro golpe en el abdomen, Sabo le dio con su bastón alzándolo del suelo y mandándolo lejos. El muchacho se percató entonces de que el almirante estaba subestimándolo.
No perdió tiempo, corrió contra él y se afianzó en la punta de su arma. Saltó con habilidad y le encajó la punta de su vara en el estómago, el Logia exclamó sorprendido, más que nada por la velocidad y la precisión del muchacho. Una vez hecho el daño, Sabo retrocedió, esperando a que se levantara.
Así lo hizo, pero definitivamente ya no tenía la misma confianza de antes.
—¡Tú, mocoso engreído! – fundió la tierra que estaba alrededor, haciendo un mar de magma y provocando que Sabo se alejara de él. Una vez que lo hizo miró irritado al joven, quien no parecía intimidarse.
—¿Eso es todo?
—¡Meigo! – creó una tormenta de puños de magma, mas parecía un juego de percepción. Sabo esquivó todos y cada uno de los ataques, cuando Sakazuki se dio cuenta que no le acertaba cayó en una conclusión: Ese sujeto usaba el Haki de la percepción. Golpeó la tierra y automáticamente múltiples columnas de piedra fundida se elevaron, Sabo continuó alejándose de los ataques.
Una sonrisa adornó el rostro de Akainu, lo había atrapado.
—¡Sabo-san, es una trampa! – gritó Jinbe al darse cuenta, planeaba usar las grietas anteriormente creadas para sorprender a su oponente e incinerarlo.
—¿Trampa? – detrás de él la forma de un perro hecho de lava se proyectó con fiereza y alzó sus mandíbulas sobre él.
—¡Sabo-san! – el gyojin sintió desesperación cuando el perro se cernió contra el chico.
—Está acabado. – masculló el almirante. Pero ¡Oh, sorpresa! No fue así. El muchacho atacó un punto específico de la figura de magma, desestabilizando la formación y logrando que Akainu perdiera control momentáneamente. Dio un salto envidiable y con su bastón quitó la lava de su camino, comenzó a acercarse a marine de nuevo.
Akainu apretó su mandíbula, el muchacho era mucho más listo de lo que pensó.
—¡Dai Funka! – el enorme brazo de magma se apoderó del campo de batalla. Los espectadores corrieron para que no fueran alcanzados por este.
—¡A dónde estás apuntando! – Sabo apareció detrás de Akainu y se preparó para acertarle otro golpe. Pero falló, el Almirante detuvo la estocada con su brazo izquierdo.
—¡No se te olvide, niño! – se lo quitó de encima. —¡Soy un oficial de elite, yo también puedo usar Haki! – arremetió contra él con sus puños de magma. Ahora era una batalla cuerpo a cuerpo, en ocasiones el rubio era capaz de detener sus estocadas y cubrirlas, en otras no le quedaba más que retroceder e intentar atacar.
De un momento a otro el marino consiguió una oportunidad, logró penetrar en la defensa de Sabo y alcanzó a rozarle el abdomen con su puño ardiente. El rubio lo supo al instante, intentaría atacar su abdomen como punto débil.
—¡Esa arma que tienes… es muy molesta! – atacó con todas sus fuerzas y tal como esperó, Sabo lo detuvo con su bastón. Le hizo frente, pero poco a poco se dio cuenta de algo, el magma combinado con el Haki estaba dañando su bastón. Apretó los dientes, a sabiendas de lo que vendría a continuación. Akainu empujó con todo su ímpetu y como Sabo se negó a retroceder ocurrió.
El bastón recubierto con Haki ardió y comenzó a doblegarse. El almirante insistió con su ataque y consiguió mandar a Sabo unos metros al aire, con su arma rota por la mitad. Jadeó después de esto, esa cosa estaba más dura de lo que pensó. Pero por lo menos ahora el muchacho había quedado desprotegido.
Sabo se levantó lentamente y miró su bastón, aún al rojo vivo. Suspiró, era su favorito. Miró a Akainu con odio, realmente odio puro.
—Parece que tendrás que luchar mano a mano conmigo. – argumentó Sakazuki.
—Eso parece. – Sabo observó su arma y la enfrió, se colocó las mitades a cado lado de su cadera. —Su Haki es poderoso. – murmuró mientras miraba sus manos, las cuales, aunque protegidas por un par de guantes, le ardían.
—Todos los oficiales podemos usar Haki. – se cruzó de brazos. —¿Tienes algo más?
Ignoró olímpicamente a Akainu y miró el ambiente, había muchas partes que todavía eran lava y el terreno solido pronto escasearía si continuaba esquivando sus golpes.
—Bueno, viejo. – miró atentamente a su oponente. Por un segundo, Akainu logró percibir que el sujeto no estaba nervioso. —Ya que puedes usar Haki, entonces no me contendré.
El usuario de la Magu Magu no Mi alzó una ceja.
—Eres interesante, mocoso. – sonrió con superioridad. —Veamos si puedes sostener tus palabras. – automáticamente emergieron estelas debajo de donde estaba el usuario y Sabo las esquivó al momento. Una última estela lo atacó de frente y el almirante creyó que le había dado.
Sin embargo, se mordió la lengua cuando comprobó que el muchacho estaba a un lado de la estela, totalmente serio, sin mostrar menor de los miedos a la mortal fosa de lava.
—No soy una persona presumida. – dijo entonces y su oponente le escuchó. —Pero tengo una de las mejores armaduras de Haki en todo el mundo. – sonrió entonces, sus ojos se veían atemorizantes debajo del sombrero.
—¿Enserio, Busoshoku Haki? – no pareció sorprenderse mucho.
—Claro. – entonces, en el acto, la faz blanca de Sabo comenzó a colorearse de un negro intenso. Su cuerpo entero se tornó tan firme y reluciente que parecía una bala de cañón. —Soy un poderoso usuario de Haki, viejo. – sonrió con una clara satisfacción. —Por muy elite que seas… puedo apostar que no tienes ni la más mínima oportunidad contra mí.
—Ya veré si eres capaz de mantener en pie tus palabras. – su blanco uniforme de marine se perdió entre el magma. —¡Se necesita más que eso para derrotarme, mocoso insolente!
—Pienso igual… Marine, arrogante. – el muchacho se mostró muy seguro.
El agente se dejó contra Sabo. Ahora no sólo tenía la obligación de matarlo, sino que también quería saber más sobre él y su capacidad. Parecía alguien prometedor y sobre todo muy poderoso. Era la primera vez que alguien lo detenía por tanto tiempo.
Atacó con sus brazos al mismo tiempo, desplegando grandes cantidades de escoria ardiente, Sabo pasó entre ellas, como si fuera solamente dos cintas que delimitaban su área para correr y se acercó a Akainu, listo para hacerle ver estrellas. Su puño se preparó para destrozar sus costillas, pero en el acto el almirante creó un paso en su cuerpo, dispersando la lava del centro y se volvió a unir atrapando a Sabo, justamente como lo hizo con Jinbe. El muchacho pensó rápido, pues el oficial de alto rango se disponía a atraparlo en una masa de lava usando su propio cuerpo. Haló con fuerza y arrastró a Akainu con él, después golpeó con su pierna un de las rodillas del almirante, para después detener uno de sus brazos quemantes con su mano, obviamente recubierta en Haki.
A simple vista se podía ver al marine de más alto rango semi arrodillado, con un brazo atrapado entre los dedos del muchacho y el otro brazo lo sostenía en la tierra. Sabo sonrió, a pesar de estarse quemando no le importó, hizo presión y logró sacar su mano, cuyas ropas flameaban. Sin perder el tiempo le propino una buena patada en el pecho, lo cual finalmente los alejó.
Aprovechó que el marinero estaba en el suelo para verificar su mano. Ciertamente le había quemado, pero su armadura le protegió de un daño letal, por lo que al final podría seguir luchando.
Se lanzó sobre Akainu, a pesar de estar especialmente furioso se contenía, pues sabía que era un hombre listo y usaría cualquier artimaña para provocarlo y desestabilizarlo. El mayor se estaba levantando apenas cuando recibió la embestida. Sabo lo golpeó con su codo, le sacó el aire al almirante. Luego se inclinó y con la rodilla le desvió la mandíbula hacia arriba.
Detuvo en el aire los brazos del almirante de flota, el cual, al ser tomado por sorpresa, sólo se le ocurrió atraparlo de nuevo entre sus brazos, pero la armadura del muchacho salió a relucir, deteniendo el ataque con el dorso de sus antebrazos. Aprovechó el momento y le propinó una patada usando sus dos pies en el pecho, Akainu fue derribado una vez más. Sabo estaba ganándole.
—Realmente tiene un Haki sorprendente. – comentó Jinbe, ya podía caminar un poco, pero sus pies todavía le dolían. —Sin embargo… el haki no puede proteger al usuario por mucho tiempo. Elementos como el de Akainu son casi imposibles de soportar… Ánimo, Sabo-san.
El marine se levantó con parsimonia, tenía que idear algo, porque si no sólo estaría haciendo el ridículo. Tuvo que admitirlo, aunque sus ataques tenían mucho poder, él le ganaba en velocidad, no en vano era más joven. Así que debían limitarlo en sus movimientos y apostar por su mejor atributo, su fuerza.
—¿Te llamas Sabo, verdad?
—Sí. – dijo con firmeza, su mirada continuaba siendo una llena de rencor.
—¿Cuál es tu apellido? ¿Eres hermano de sangre de Portgas D. Ace o eres otro hijo de Dragón?
—No veo relevante eso en nuestra batalla. – entrecerró los ojos.
—¿Entonces no eres hermano de sangre de Mugiwara?
—¿Sangre? – se burló por un momento. —¿Acaso se necesita la sangre para ser hermano de alguien?
—Entonces no eres su hermano real. – ahí iban de nuevo sus provocaciones. —Seguramente eras otro huérfano que tuvo la necesidad de juntarse con chicos problemáticos para mermar tu soledad.
—Oh… veo que conoces ese tipo de temas. – sonrió con burla. —¿Usted también sufre de soledad, almirante?
—¿Qué has dicho? – evidentemente no cayó en las provocaciones, era muy maduro.
—Seguramente esa actitud de abusivo viene de un trastorno infantil.- por alguna razón, Sabo tenía más facilidad en molestarle.
—Eres muy insolente. – masculló, pero mientras conversaba intentaba idear algo, por lo que se enfocaría en hacerlo charlar.
—No, tú eres el insolente. – se colocó en guardia. —He visto esto antes, planeas distraerme para hacerme caer en una trampa.
Se sintió descubierto.
—Acertaste. – se colocó en guardia. —Pero ya que eres demasiado listo como para caer en una trampa, peleemos cara a cara.
—¿Acaso no es lo que pretendía desde el principio? – de nuevo iba tras él.
Una lluvia de magma se empecinó contra el campo de batalla. Pero esta vez más que esquivarlos, Sabo pasó entre ellos a una velocidad apremiante. Akainu retrocedió un paso, era más rápido de lo que creyó. Llegó donde él y con el brazo extendido le dio de lleno en el pecho, lo clavó en el suelo.
—¡Maldito! – el cuerpo logia del usuario se alzó contra Sabo, quien estaba sobre él. Sin embargo, ante todo pronóstico no cayó en el artilugio, extendió sus brazos y creó una onda expansiva con sus propios puños, debido a la potencia se dispersó la lava. Por un momento Akainu logró ver una de las imágenes más exclusivas que sólo había aparecido en la guerra anterior, la pose de Sabo era idéntica a la de Shirohige cuando este creaba ondas expansivas y hacia que aparecieran maremotos. Se quedó pasmado y un golpe crudo en la cara, el cual lo hundió aún más en la tierra, lo trajo a la realidad.
Sabo le dio dos golpes más y cuando estaba por acertarle un cuarto la mano del almirante lo detuvo. Esta vez se dio cuenta que no lo estaba sujetando en vano, su agarre era muy duro.
—¡Ya has tenido suficiente burlándote de mí! – Sabo se preparó para darle otro puñetazo con su brazo libre pero de igual manera lo paró. Akainu comenzó a levantarse. El chico forcejeó y se soltó un instante para después entrelazar sus manos con las del almirante en una lucha por sublimar al otro.
La diferencia de alturas era notable, pero no así la fuerza. Akainu recargó todo su peso y masa muscular para aplastarlo, mientras que Sabo resistía, empujándolo también. La fuerza de ambos oponentes estaba creando un hueco en el suelo, a esto sumándole el hecho de que la lava no dejaba de fluir del cuerpo del marino.
—Podrás ser rápido… pero yo soy mucho más fuerte que tú. – dijo el almirante, aplicando más fuerza y Sabo comenzó a sentir que las rodillas le temblaban. Poco a poco el escozor de las quemaduras le estaba afectando, necesitaba hacer algo rápido. Su plan de ataque era llenarlo de golpes certeros y poderosos, pero empleando su velocidad para que no le diera la oportunidad de quemarlo. Pero ahora…
Su primera rodilla cedió ante el peso y la masa flameante del oficial. Akainu se dio cuenta de esto, el chico no era más que un atleta velocista, pero en fuerza bruta como tal no podría sostener una riña seria con él. Creó más lava, lo aplastaría de una vez por todas.
—Ha sido divertido, mocoso. – la otra rodilla de Sabo se tambaleaba. —Pero me temo… que encontré tu punto débil.
—Eres… - jadeó el muchacho, sudando por el calor. —Sumamente hablador y creído.
—Despídete. – se empeñó en crear mucha lava para así aumentar su peso, no obstante… Sabo seguía vivo, sin suprimirse.
—Si quieres una competencia de fuerza física. – dijo entre dientes. —La tendrás. – entonces recuperó la compostura. Comenzó a estabilizarse y finalmente recuperó el control sobre sus rodillas. En ese preciso momento la musculatura de Sabo comenzó a crecer al doble. Su piel coloreada de negro comenzó a llenarse de terciopelo y sus manos se transformaron en enormes garras. El almirante se sorprendió al ver esto. Su sombrero cayó y Akainu pudo ver un par de orejas de felino, seguidas de una melena y dos ojos aterradores. La cara del muchacho ahora era la de un león.
Su fuerza se triplicó y logró alzar al hombre mayor y mandarlo a volar. Se sacudió la lava, su cuerpo, todavía negro parecía relucir más y ahora la ropa se le veía más abultada. Era un perfecto hombre-león.
—¿Eres usuario Zoan? – cayó en cuenta el marine. Sabo dio un paso fuera de la fosa y sonrió, mostrando sus grandes colmillos.
—No todos los días me transformo. Soy usuario de la Neko Neko no Mi: Modelo León. – rugió entonces, los espectadores se sintieron aún más intimidados que al principio.
—¿Así que los tres hermanos resultaron ser usuarios? – se levantó mientras sacudía su ropa, Akainu no lo mostraba, pero estaba sumamente sorprendido. Además, era una completa coincidencia. Los tres hermanos eran usuarios, pero con características diferentes: Portgas D. Ace había sido un tipo Logia, Monkey D. Luffy un Paramecia y este sujeto, Sabo, era un tipo Zoan.
—Si fuiste lo suficientemente persistente como para hacerme pelear en mi estado híbrido… debes considerarte afortunado, porque todo cambiará ahora. – gruñó después, aún más intimidante si ello fuera posible. —Entre los revolucionarios me llaman de una forma especial.
—¿Revolucionarios? – entonces ese chico tenía que ver algo con Dragón.
—Ellos me llaman… ¡Sabo, El León Negro! – e hizo un poderoso estruendo cuando dejó escapar un rugido atroz. Los marines que supuestamente respaldaban a Akainu se cayeron de espaldas, muy temerosos. Jinbe miró con admiración, tal como lo había hecho con Ace y Luffy, ese muchacho se había ganado su respeto. No sólo era un usuario de Haki, sino que además poseía los poderes de una fruta del diablo. Una bastante impresionante.
Continuará…
Hasta aquí, originalmente la batalla ya estaba completa, pero era realmente larga, así que para no atocigarlos con esto se las dividire en dos partes.
Siguiente capítulo: In The End: León Vs Perro.
¿Merece un comentario?
Yume no Kaze.
