Complicado

Lo vio esta mañana durante la junta, a Austria por supuesto. Sonreía, levemente apenas, mientras charlaba con Hungría. Suiza creía que ella demasiado indecente y para nada buena influencia, no le daba buena espina (como esa sonrisa en su rostro...). Además ellos dos habían estado casados. Hungría y Austria.

Entonces accidentalmente le miró a los ojos, esos malditos ojos violetas que tanto odio le transmitían en su mirada, (pero no esta vez), y no pudo evitar sonrojarse.

—Maldito aristócrata... —murmuró mirando hacia otro lado, tratando de disimularlo.

Pero eso no era todo, porque cuando su querida Liechtenstein, agotada por tanta discusión sin sentido, se recargó sobre su hombro, él estúpido de Austria no hizo más que colarse en su mente, arruinándolo todo de nuevo. ¿Qué no sabía hacer otra cosa?

Volteó a verlo y le dirigió una mirada de odio que éste no hizo más que ignorar. Ignorar como siempre.

—Regreso en un momento... —se excusó, necesitaba salir de ese lugar. La reunión estaba demorando más de lo normal, y era insoportable estar con toda esa bola de naciones haciéndolo perder tanto tiempo.

Normalmente no dejaría a Liechtenstein en un lugar así, pero ahora... sinceramente no pensaba en ello.

Llegó al pasillo y corrió doblando la esquina hacia los baños, pero no llegó ahí porque antes de eso se recargó contra una de las paredes y se sentó cubriendo su rostro con sus brazos. Maldición, era tan ridículo, ni siquiera sabía que era lo que le afectaba.

Entonces cuando escuchó pasos y sintió que alguien estaba frente a él, fue lentamente subiendo la mirada hasta encontrarse con... Liechtenstein.

—¿Te ocurre algo, hermano? —preguntó ella—, me preocupé y...

Suiza negó con la cabeza, claro que no le pasaba nada, y trató de apartar sus pensamientos todo vestigio de lo que había ocurrido antes.

Pero... ¿Acaso lo que Liechtenstein veía en su rostro era desilusión?

—Volvamos... —susurró, aunque no quería entrar de nuevo a esa sala, porque al ver su rostro de nuevo (y esa sonrisa, aunque no tan grande como las de antes), los recuerdos volverían y todo lo que ello conllevaba también.

Y lo peor, es que él estuviera tan indiferente.

Buscó dentro de sí y lo único que encontró fue odio. ¿Por qué odio si lo que más deseaba era que sus rostros estuvieran tan cerca para que sus alientos se mesclasen al igual que sus labios hasta quedarse sin respiración?

Porque no podía.

Pero la molesta sonrisa había desaparecido, y él no se dio cuenta.

Sé que está un poquito confuso . Pero espero que les haya gustado igual~

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