Rapunzel.-
N/A:
Esto nació después de haber visto Tangled, pero obviamente debí de hacerlo bajo en halo de lo que es Hellsing, por lo mismo imagine que el hacer algo muy extenso terminaría por desmotivarme. Así que bueno, ya para los que lean sabrán lo "oscura" que es esta versión.
Aunque debo de admitir que fuera de lo de la extensión del cabello no hay mucho que se parezca a la historia de Rapunzel, sin embargo me parecio divertido hacerlo, diganme al final si es que hago un segundo capitulo o no, así que el final aún es abierto.
Integra miró al hombre con el mismo desprecio con el cual lo hacia desde que entendiera todo, cual había sido su papel en esa historia, lo odiaba tanto como se odiaba ella. Como siempre grito tres veces su nombre, si ella no le ayudaba él ya sabría como llegar a ella y una vez que lo hiciera el castigo sería terrible.
Se encamino con calma y reticencia hacia el gran ventanal, con desprecio cogio todo su cabello y lo dejo caer, miró hacia el suelo, hasta él llegó.
Un par de relámpagos iluminaron la silueta que al pie de la torre y con envidiable habilidad escalaban hacia ella, lo vio demorarse bajo aquella oscura capa, era obvio por que regresaba; las fuerzas se le habían agotado.
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Alucard sacó la daga de la espalda de su ultima victima, sinceramente no había buscado darle muerte, pero le había descubierto, una lástima lo que menos había deseado era ser visto, ahora tendría que deshacerse del cadáver; más pistas sobre él.
Miró a su alrededor y un relámpago le mostró lo extenso del pasillo, vio las cortinas que dividían parte del castillo con las escaleras y de estas sacó una, con su daga la corto a todo lo largo. Una vez terminado aquél trabajo, tomo el cuerpo y lo envolvió en esta, era un sujeto pesado, aún así con sus fuerzas fue capaz de conducirlo cerca de uno de los ventanales, abrió estos sin preocuparse por el ruido, ya que otro relámpago lo apago, el otro extremo de la cortina la amarró fuertemente al picaporte de una de las puertas y dejó caer el cadáver envuelto en estas hasta que en la oscuridad de aquella noche lo perdió de vista.
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Integra se sentó dándole la espalda al su padre, este cogió su cabello y lo aspiro.
-Di la oración…- dijo con voz cansina. Integra resoplo molesta y habló.
-He sacado con gran nitidez la fuerza de mi vida…- primero comenzó en las raíces -…Solo basta un buen cuchillo para matar a cualquier soñador…- luego el brillo rojizo comenzó a extenderse por todo su cabello volviéndolo oscuro, Walter palpo las hebras y sin poder evitarlo cuando su índice se mojo se lo llevó a la boca y lo saboreo - …Me extraviare, mientras nadie me sujeta, golpeada y perdida podré morir de todas maneras…- a esas alturas su padre se embebía en su cabello, lo lamía y estrujaba como si estuviera sediento de agua, Integra miró sus pies descalzos, ya había comenzado el desastre, las sangre goteaba sobre estos y manchaba las claras cerámicas de su torre.
Miró a su espalda y vio el espectáculo que siempre le desagradara, su padre con el rostro manchado de sangre, lamiéndose las manos y los dedos como un muerto de hambre, entonces lo veía rejuvenecer, como sus arrugas desaparecían y su cabello se acortaba, como su espalda se enderezaba y sus manos cobraban fuerza.
-¿Estás bien padre?- eran esas palabras las que siempre lo impulsaban hacia atrás, dejándose caer para descansar de lo lleno y rechoncho que se sentía.
-Muy bien gracias…- le veía levantarse con dificultad, a causa del estomago lleno y subir los escalones hacia su habitación, antes de desaparecer siempre ordenaba –limpia todo…
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Había que correr, huir y salvar el pellejo, nada más que eso, miró dentro de su cartera y vio la diminuta corona de diamantes, era el robo del siglo y él era el infame del siglo, mira que robarle al rey asesinado la única reliquia de su hija desaparecida. Pero Alucard no era un hombre decente, claro que no, él ser un asesino y ladrón no te hacen precisamente una persona moral, lo que en si resultaba una "bendición" la carga que significaba la culpa no lo atosigaba y si fuera por la decencia jamás habría matado a ese pobre guardia que le había sorprendido, la idea principal en aquél momento era huir, huir de la guardia que en su torpeza le había descubierto.
Se escondió.
Su alta, aunque oscura figura se perdió en medio de todas las sombras que pululaban en el pueblo, nuevamente hecho mano de su daga y en cuanto uno de los soldados más jóvenes pasó cerca de él, le rebano el cuello; perfecto, ahora tenía un caballo y un disfraz.
Sigilosamente salió del pueblo y se encamino al bosque, aún llovía con fuerza y aquello le servía, nadie pregunto donde iba.
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-Padre…- Integra se quedó en el limite de la puerta esperando una respuesta de este.
-Dime…
-Estaba pensando… hoy esta oscuro y no hay nadie…- Walter alzó la cabeza mientras que dándole la espalda se abrochaba su levita. Sin voltear le dijo.
-Estas loca si crees que te dejare salir… - Integra ya se esperaba una respuesta así.
Sin embargo entendía que esta era su última oportunidad, aunque entendía que si se hubiera adelantado él estaría débil y ella no.
-Lo haré de todos modos…- dijo y en un rápido movimiento cerró la puerta en la habitación de su padre.
Antes de que este llegara se había adueñado de la llave de aquella habitación, lo necesitaba ahí y era algo que siempre hacia cuando bebía del cabello de ella. Cerró a toda prisa, al momento en que un poderoso puño atravesaba la puerta de roble.
-¡Integraaa, no te atrevas maldita zorra!- gritó, entendió de inmediato que tendría que hacerlo de otra manera el castigo sería el más terrible que jamás había recibido.
Bajo corriendo al salón, la sangre le hizo resbalar, aún así engancho el cabello al dosel de la escalera, y empujando las ventanas se dejó caer.
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Dejo correr al caballo en una dirección distinta, sería la forma de despistar a la guardia en cuanto notaran al muchacho muerto, reviso nuevamente su cartera; si el tesoro seguía con él.
Con aún más cuidado se preocupo de que nadie le siguiera, cuando era imposible el que existiera alguien más ahí. Atravesó un pequeño puente y subió una pedregosa montaña, la lluvia sin bien le estorbaba la vista, refrescaba sus miembros.
De momento todo parecía haber resultado de lo más "fácil" y lo que pudo haberse complicado ya se había resuelto. Solo le faltaba ir por ella.
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-La sangre sana…- le habría dicho, y valla que tenía razón, se habían topado casi por coincidencia a la orilla del lago, ella se veía solitaria y perdida, una victima perfecta para él. No pensó jamás en seguir a su lado, de hecho sus ideas sobre ese tipo de doncellas iban de la mano con pésimos actos, nada honorables y poco recomendados para los caballeros.
Pero el no era un caballero, hace mucho que se había alejado de aquél ideal. Hace mucho que lo habían alejado de ese ideal.
Desde que le vio Integra le pareció hermosa y su cabello, casi pálido y antinaturalmente largo solo le hizo preguntarse más por ella.
-Estoy maldita…- le había dicho, y si así era.
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Integra alzó la vista esperando que es cualquier momento su padre se dejara caer sobre ella, lo vio acercarse al ventanal de la torre y aún sin lograr distinguirle, como este le observaba, sentía toda su ira y odio hacia ella y si bien la necesitaba, si bien jamás le mataría sabía que podía lastimarla, ya le había amenazado con cortarle las piernas, la misma noche en que le había descubierto en su primera escapada, la noche en que le conoció a él.
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-Estar a solas de noche en el campo es un ofrecimiento para cualquier bandido ¿no crees?- Integra no supo que fue lo que le llamó la atención, pero decidió quedarse, no sentía miedo aunque si una gran curiosidad, sensación que él mismo transmitía mientras observaba su larga cabellera.
-¿Eres tú uno?- preguntó secamente, Alucard sonrío con gracia y se encogió de hombros.
-Tal vez…- se acercó a ella un par de pasos y toco con tranquilidad su cabello -¿Por qué lo llevas tan largo?
-Es obvio… no lo he cortado- nuevamente le vio sonreír, así como leía la malicia en sus ojos.
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-No te haré daño…- le había dicho, aunque era la misma mentira que había dicho desde los catorce años cuando violara por primera vez, si era capaz de cogerla de la mano sería mucho más fácil forzarla, lo que le intrigaba era que ella si quiera había intentado alejarse, solo le miraba de manera indecible, con un gesto de arrogancia y frialdad que no pudo menos que considerar propio. Esta bien, lo admitía, ella era diferente.
-¿Crees que me engañas así?- preguntó, mientras se colocaba de pie.
-Yo no quiero engañarte…- entonces la vio reír.
-No claro que no… solo estás de paso ¿cierto?- aquella sutil sinceridad le molesto, sobre todo ante aquél gesto de superioridad que ella le lanzaba, ahora se marchaba. Si, le dejaba a solas.
Entonces la cogió del cabello, ella grito y se giró. El la cogió de la nuca y estampo un beso forzado que ella no contesto, ella se resistió y el presiono. La chica gritó y él le tapo la boca, ella se revolvía en sus brazos y oponía resistencia.
-¿Por qué ahora te haces la difícil…? Estabas aquí sola, tranquila…- dijo casi riendo -… te aseguro que no te hare daño.
Ella le mordió la mano hasta hacerla sangrar.
-¡Ah! ¡Zorra!- el la abofeteo, ella cayó al suelo, él se fue sobre ella.
-¡Por estúpida ahora tendré que violarte!- ella respiraba con fuerza, el le cogia del cuello.
-¿Por qué no entonces me besas?- desafió ella.
Si, era diferente, había logrado dejarle de una pieza.
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Nuevamente Integra se revolvía pero ahora para deshacerse del agarre de su padre, o del hombre que se hacia llamar como tal.
-¡Suéltame!- gritó con fuerza, al momento en que se clavó al suelo para no seguir, Walter no dijo nada, solo retrocedió un par de pasos y la cogió con aún mayor fuerza del cabello que nacía de la chasquilla.
-¿Quieres ir con él cierto?- dijo conteniendo la ira -¿Creías que me podías encerrar?
-¡Suéltame de una vez!- gritó nuevamente. A lo que Walter río.
-¿Crees que estás en tu palacio, crees que puedes darme ordenes? Muchacha estúpida, ya todos te han abandonado… nadie te recuerda y tu padre ya ha muerto, ahora podré cortarte las piernas y dejaras de hacerme estos escándalos de una vez por todas- la arrojo al suelo, Integra sintió como su mentón chocaba con una roca, alzó la vista y miró a su alrededor, él aún no llegaba, si esto se salía de control tendría que hacerlo ella.
Walter se acercó y extendió su brazo hacia ella. Ella lo golpeó.
-No volverás a tocarme…- dijo, Walter nuevamente río.
-Yo no estaría tan seguro…
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Alucard debió retroceder, la punzada que penetro en su costado y la segunda que se hundió en su pecho, estaban quitándole la vida.
¡El que se había acercado todo jactancioso a esa chiquilla para violarla había sido apuñalado por esa pequeña zorra!
La que ahora le miraba con fija curiosidad para ver los cambios que se ofrecían en un cuerpo que pronto moriría, la vio lanzar la daga al pasto ¿Cómo no la había visto, donde la había ocultado?
-¿Impresionado cazador?- dijo ella, con ese tono tan arrogante con el cual le había pedido que la besara -… todos uds. Son iguales…- continuo – apoderándose y dejando de lado solo por que se consideran superiores…
Alucard sintió como la sangre se agolpaba ahora a su boca, luego de llenar sus pulmones, vio que ella le miraba fijamente.
-Ahora morirás…- le dijo – te estás ahogando y pronto los coágulos saldrán de tus heridas… eso si no se cierran de inmediato.
Fue entonces cuando se acercó a él y con suavidad paso su brazo tras su nuca, dejo caer aquél pálido cabello sobre su rostro e inicio la oración:
He sacado con gran nitidez la fuerza de mi vida, solo basta un buen cuchillo para matar a cualquier soñador … Me extraviare, mientras nadie me sujeta, golpeada y perdida podré morir de todas maneras…- se detuvo entonces y él noto de su cabello chorreaba un liquido oscuro parecido al que salía de sus heridas… - Bebe…- le ordeno con suavidad – es sangre, la sangre sana- no sabría decir por que confió en ella, tal vez por que se sentía avergonzado o desesperado, o por la suave invitación que ella le hacia, ella le llevo unas hebras a la boca y de estas bebió.
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Cuando Walter la alzó nuevamente del pelo, un fuerte relámpago pareció partirle en dos, cayó de rodillas al suelo y debió impulsarse con los codos para no estrellar el rostro.
Integra respiro aliviada por fin había dado resultado.
Walter tenía el corazón acelerado y por algún motivo sentía que todos sus miembros se estaban agarrotando.
-¿Qué…que me… has… hecho bastarda… Maldita…zorra?- dijo conteniendo su odio, Integra se levanto, sacó la daga de su liga y esta vez fue ella quién le cogió del cabello.
-Te envenene- contesto secamente, antes de abrirle el cuello.
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Volvió a la torre y cogió sus cosas, se miró una última vez al espejo y cogiendo todo su cabello, se lo corto.
La sangre mano de la misma manera en que lo había hecho esa noche, se miró y vio que le agradaba su cambio, solo que este se volvió tan pálido como la ceniza, mejor se vería más adulta.
Se cubrió con la capa que Alucard le entregara y miro, también por ultima vez la cama en la cual él había descansado.
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-Creí que me habías matado…- dijo cuando la vio sentada frente a él leyendo, al parecer le había cuidado quizás por cuanto tiempo.
-No, de haberlo querido estarías muerto…
-¿Qué ha ocurrido?- Integra le observo.
-¿No lo recuerdas?- a Alucard le pareció un cinismo el negarse pero al mismo tiempo supo que era inapropiado el hablarlo.
-¿Debo pedirte disculpas?
-¿Por qué?
-¿Por bueno… Por lo que quise hacerte?
-Yo intente matarte… así que supongo estamos a mano…- Alucard no pudo evitar sonreír. Se recostó nuevamente y miro a su alrededor.
-¿Dónde estoy?
-En mi casa, en mi habitación, han pasado dos días desde que bueno…- Alucard le observo nuevamente. No se había fijado, ella tenía los ojos azules.
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Alucard pudo divisar la torre desde lejos, esta ardía y contra un cielo tan salvaje y oscuro parecía que el sol se había rebelado quitándole protagonismo a la noche y a la lluvia, miro hacia el horizonte y la vio a ella, avanzando hacia él.
Había matado al viejo, ahora era libre y él también había cumplido con su parte del plan.
-¿Esta muerto?- preguntó secamente, Integra asintió mirando al suelo.
-¿Tienes la corona?- Alucard sonrió y levanto su cartera a la altura de ella.
-Entonces su majestad… - dijo con tono meloso - ¿Cuál es el plan de acción ahora?
-Terminar de vengarme…- dijo secamente – recuperar lo que es mío- Alucard sonrió, ahora entendía el por que esta mujer le había atraído desde el principio, por ella había eliminado a un rey y por ella había robado la corona que sabía le pertenecía.
-Quiero continuar a su lado…
-Te lo dije… estoy maldita.
-Ya somos dos…
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