El viento sopla con fuerza, una batalla se esta llevando a cabo en uno de los muchos mares de Alternia. Una troll de sangre fucsia, con la suficiente edad como para valerse sola se deshacía de su lusus. Ella era de la realeza, y como tal tenía el derecho de decidir quien vivía o moría en ese lugar. Pues la Condescendencia era muy sosa como para poner orden en todo Alternia. Su nombre es Meenah Peixes, y ya ha cumplido 9 barridos solares, lo que significa que sus ojos ya han comenzado a teñirse con el hermoso color fucsia de su sangre. Miró a todos lados para asegurarse de que nadie la seguía y partió a donde sabía que sería bienvenida.

En el camino todos la veían asombrados, pues se supone que ella no debía de salir a la superficie si no era para retar a la actual dominante a un duelo. Pero esa no era su intención, y aprovechando la atención de todos, se hizo de un pequeño grupo de personas que cargaran con ella y sus cosas, que ha decir verdad no eran muchas y solo no quería caminar. Cuando llegó a su destino, guió hacia un túnel a sus ayudantes, solo para que al final de este fueran devorados por aquella araña gigantesca que su mejor amiga tenia como cuidadora. Su amiga no era de la realeza, pero tampoco era de una sangre muy baja pues esta era de un bonito color cobalto. Ella era Aranea Serket, su amiga o morail, como le quieran decir. Meenah gritó su nombre y aventó piedras tantas veces, que Aranea no tuvo otra opción que salir a abrirle la puerta.

-¿Cuantas veces debo decirte que puedes pasar sin llamar a la puerta?- le saludó Aranea recriminándole su nada discreta llamada.

- Hola cariño, yo también te extrañé- respondió la troll fucsia guiñándole un ojo y aceptando su invitación a pasar. Aranea soltó un suspiro, y le siguió con la mirada mientras veía que dejaba dos baúles en su salón principal, cosas que captó la atención de la troll, así como también su curiosidad.

-Meenah-

-mmm?-

-¿qué son esos baúles?- preguntó

-¿-Estos?- Meenah los señaló con el dedo viendo como la otra troll asentía. -son mis cosas-

-¿y se puede saber que hacen aquí tus cosas?-

-Eh decido vivir contigo querida 38D- respondió con toda la naturalidad del mundo haciendo que Aranea frunciera el ceño

-¿y se puede saber porqué?- preguntó aún con el seño fruncido

-porque maté a mi lusus hace rato y no quería quedarme sola viendo como sus restos eran devorados 38(- esto hizo que Aranea soltara el aire que no sabía que esta conteniendo, pero en vez de sentir lastima por su amiga, solo avanzó hacia ella tirando de sus trenzas y regañándola por haber matado al que la había cuidado toda su vida. Y antes de que pudiera regañarla de nuevo, una nueva duda saltó sobre ella.

-¿Cómo trajiste los baúles hasta aquí?-

-Le pedí a algunos sangre baja que me trajeran hasta aquí y cuando llegué se los di de comer a tu pequeña araña 38D- contestó como si eso resolviera el problema de su llegada, haciendo que Arena se tocara el puente de la nariz pensando dos cosas, una, que ahora tendría que soportar a su mejor amiga que había llegado a profanar la tranquilidad de aquel castillo en el que vivía; y dos, que ahora no tendría que preocuparse por buscar a alguien con quien alimentar a su querida cuidadora. Por lo que después de un largo suspiro guió a su nueva compañera a una de las muchas habitaciones que tenía ese lugar, ayudándola con los baúles y diciéndole, o advirtiéndole, que no la molestará en sus momentos de lectura a lo que la troll borgoña le dio su palabra de honor.

Más lejos de ahí un troll de sangre bronce vagaba por el bosque, buscando algún lugar donde pueda quedarse, lejos, muy lejos de aquellos que quieran sus preciadas alas. Él no las había pedido, de hecho nunca se imagino a si mismo volando por el cielo como todas las bestias que le obedecían, pero ahora las tenía y debía protegerlas. Mientras más vagaba en el bosque, más cansado se sentía. No había parado de huir desde el día anterior, no había comido ni bebido nada desde el día anterior, y sus fuerzas se agotaban, y antes de que pudiera reaccionar, la cola de un lusus gigante lo golpeó con tal fuerza que se golpeó la cabeza contra una gran roca que estaba por ahí, dejándolo inconsciente.

Una troll de sangre borgoña caminaba por ahí, necesitaba un descanso de todo el ajetreo de su aldea. Recorrió con pereza cada árbol que pasaba, observando cada uno de sus detalles y cuando estaba a punto de regresar vio unas hermosas alas del color que siempre utilizaba para hacer grubsplay*. Se acercó con cautela, sorprendiéndose que cada vez que se acercaba un joven troll aparecía. Ella se acercó a él con una pequeña rama, se puso de cuclillas y se puso a picarle la cara con la ramita, ella no lo tocaría, no, simplemente no. Después de un picarle un rato, aquellas alas ganaron su curiosidad, y con la falsa seguridad de que ese troll no despertaría, -pensaba que estaba muerto-, las tocó con suma delicadeza, recorriendo sus contornos, sus relieves. Realmente esas alas la habían cautivado, no solo porque era la primera vez que veía a un troll con ellas, sino que también su color combinaba tan bien con el sol.

-¿te gusta lo que vez nena?- eso la tomó por sorpresa, contando que también él era un sangre baja más alta que la ella, haciendo que tomara de nuevo la ramita, ya no tanto para picarle. -vale. Vale, vale, lo siento, ¿puedes bajar esa rama por favor?, llevas más de una hora picándome con esa cosa,-

-así que no estabas muerto, vaya desperdicio- respondió tirando la ramita y cruzándose de brazos mientras veía como se levantaba -si no estabas muerto, entonces ¿Que hacías ahí tirado en el piso?-

-nena, haces demasiadas preguntas ¿no te parece?-

-Damara-

-¿que?-

-ese es mi nombre idiota- dijo extendiéndole la mano

-Rufioh- respondió estrechándole la mano en un saludo un tanto formal -por cierto, nena, ¿de donde vienes?, no hay nada, ni nadie por aquí- dijo mirándola con curiosidad, ¿y porque no?, un poquito de esperanza

-los Weeaboos estamos aquí, y lo mismo te pregunto a ti-

-¿esos trolls medio frikis que se visten como el trollnime?-

-¿algún problema?-

-¿puedo quedarme con ustedes?- si bien Damara estaba sorprendida de que él estuviera aquí, esa pregunta la tomó por sorpresa, y al ver su cara Rufioh decidió que debía de dar una explicación - si, bueno, verás, no tengo un lugar a donde regresar, ¿vez mis alas?, ellas son las causantes de que esté aquí, pues al parecer todo el mundo las quiere, y si las pierdo, no se, supongo que podría morir, y luego llegaste tú, diciéndome que esos raros están aquí, así que, ¿puedo quedarme?-

-No- sentenció Damara, dándose media vuelta y empezando la marcha de vuelta a su casa

-!oh vamos¡- dijo empezando a seguirla

-No- ella solo siguió caminando

-por favor- suplicó

-No- sentenció ya por tercera vez, Rufioh se detuvo, los Weeaboos serían los únicos que lo aceptarían con todo y alas. Realmente sin pensársela mucho tomo a Damara de la cintura, agitando sus alas y elevándolos a los dos. -¡¿QUE MIERDAS HACES?!-

-Déjame quedarme-

-NO- al oír esto Rufioh se elevó más, haciendo que Damara se aferrase a su cuerpo -! BAJAME ¡- gimió

-solo si dices que puedo quedarme- susurró al oído de Damara haciendo que ella se precipitase, pues eso aumentaba la sensación de vértigo que sentía en esos momentos

-¿SI DIGO QUE SI ME DAJARAS EN EL SUELO?- al decir esto Rufioh asintió, y con una sonrisa divertida se dejó caer, causando que Damara gritase y se aferrase tanto a él que empezaba a resultar incomodo, por lo que antes de golpear el suelo agitó sus alas, poniéndolos "a salvo" en el suelo.

-nena, ya puedes soltarme- esto hizo que Damara se diera cuenta de como estaba, pues sus piernas rodeaban la cintura de él y sus manos rodeaban su cuello, su cara estaba hundida también en este lugar. Levantó su rostro de su cuello y se aseguró que realmente estuvieran en el suelo, y cuando estuvo completamente segura, saltó de él, dándole una bofetada, para después alejarse haciéndole la señal más linda que tenía. Rufioh, se quedó ahí, mirando como se alejaba y pensando que solo había dicho eso para que la dejara de nuevo en el suelo...

-¿vienes o que?- preguntó Damara al percatarse que el troll de sangre bronceada no la seguía. Él asintió y corrió hasta llegar a ella y posar una mano en su cintura, logrando que ella caminara más rápido, pero nunca tan lejos de él.

weno, este será mi primer longfic uwu, asi que amenlo 7w7

se aceptan comentarios lendos y no tan lendos, constructivos y destructivos, lo que quieran shabos uwu. Respecto a las actualizaciones, soy un asco actualizando, asi que no se cuando estará el proximo cap uwu, supongo que pronto, creo ._.

whatevver,,, adioh~