Hace solo unos momentos, Zack se había despertado de la siesta causada por el aburrimiento y la fuerte lluvia de afuera. Acostado en el sillón, tomó el control y lo prendió.
Volviendo a observar esa porquería de interferencia.
—¡Maldita televisión! —refutó en furia— Seguramente por la lluvia nos descolgamos del cable del vecino —repuso, bufando en molestia.
Bajó la mirada y notó a Ray sentada en el suelo y leyendo un aburrido libro. Esa sensación le dio al ver la hoja totalmente repleta de palabras.
—¿Es interesante? —le preguntó, girándose y apoyando el codo en la superficie del colchón y una mano en su sien. Ella giró su cuello para mirarlo.
—No sé —contestó— Acabo de terminar de leer la primera hoja —añadió— Pero debe serlo, es una novela.
—¡Bien! —entrecruzando los brazos detrás de su cabeza— Léeme.
Ella se le quedó mirando.
—¿A qué esperas? ¡Adelante! —dijo— Desde el principio.
—Yeah.
Ella volteó la hoja, leyó el título y comenzó a leer...
—¡Mas alto! —espetó—No importa —expresó sentándose en el sillón— Siéntate a mi lado.
Ella lo hizo.
—Lee.
Ray lo volvió a hacer, ahora Zack la escuchaba mejor, a pesar de que sus palabras no tenían ningún sentimiento; le gustaba escucharla. Al rato, se acercó a ella, hasta chocar contra sus hombros. El mismo que hacia comentario cuando escuchaba una parte sumamente impresionante.
—¿Por qué te detienes? —le cuestionó al hacer una pausa muy larga.
—Tengo sed.
—Huh... —articuló y estirando su mano al costado del sillón, le entregó la lata de gaseosa que contenía la mitad del líquido. Ella tomó un poco y retomó la lectura cuando acabo de beber.
Al rato comenzó a estremecerse como notó Zack ante los leves temblores que propiciaba su pequeño cuerpo.
—¿Tienes frio?
—Sí.
—¿Qué diablos...?¿Por qué no le dijiste antes? —le recriminó.
Y tomándola de las dos axilas, la levantó para ponerla en medio de sus dos piernas para rodearla con sus brazos.
—¿Sigues teniendo frio?
—No.
—Okay... vuelve a leer.
Él apoyó su mentón en su pelo mientras ella seguía leyendo y Zack miraba las palabras atentamente como si esperaba comprenderlas. Al rato la lectura comenzó a pausarse más de lo debido y a entrecortarse en diálogos como en partes emocionantes.
—¿Ray? —llamó, ella dio un pequeño respingo— ¿Qué carajo? ¿Te dormiste? ¿Tienes sueño? —le interrogó.
—Lo siento.
—¡No quiero una mierda de disculpa! —espetó— ¿Me estas jodiendo? No puedes dormirte ahora que...
No obstante, ella ya se había dormido y él no entendía ni una porquería lo que estaba escrito en el libro. Eran garabatos para él ¡Maldita sea!
—¡Bien! ¡Mañana! —exclamo irritado al saber que no tendría otra opción salvo esperar a que descanse.
Le retiró el libro y la cargó, llevándola entre sus brazos hasta al colchón donde la apoyó suavemente para luego taparla con la frazada.
—Justo ahora te vienes a dormir —refutó a la muchacha dormida— ¡Maldición! —refunfuñó saltando en el mismo lugar.
Suspiró, yéndose de ahí para dejarla dormir. Decidido a que mañana, ella tenía que leerle el resto del libro. ¡Mierda, se había quedado en la parte más interesante!
