Disclaimer: Lo de siempre, que yo no soy ni seré JK, que los personajes no son míos, que no escribo esto con ánimo de lucro (¡Anda! Que fino me ha quedado esto) y bla, bla, bla…
Ya está. Después de escribir el primer Disclaimer de este fic, tengo el honor de presentaros una nueva historia titulada "Como en los viejos tiempos". Ay, que nervios, estreno nuevo fic o
Va a tratar sobre el futuro del trío maravilla, pero de una forma un tanto peculiar. No va a ser la típica historia de que Ron se casa con Hermione, Harry con Ginny y todos son felices como perdices. No. Si estáis buscando una historia como ésas, aquí no la vais a encontrar. Más que nada porque me aburren sus vidas tan perfectas y por eso he decidido trastocar ese mundo tan perfecto. Que para algo soy yo la que escribo.
Sin más dilaciones, os dejo con el primer capi. Espero que lo disfrutéis (y que me dejéis reviews, que ya se me olvidaba).
Como en los viejos tiempos
Capítulo 1. Las apariencias engañan
Una impresionante mansión. Un lujoso salón. Un sofá demasiado pequeño. Dos personas que se besan apasionadamente. ¿Qué esto? ¿El principio de una historia de terror? Me parece que no, aunque no sería mala idea.
- ¡Fred! – exclamó una chica desde el suelo.
- Lo siento nena – se disculpó el chico a la vez que ayudaba a su acompañante a incorporarse.
- Está bien, pero para la próxima vez podía ser más cuidadoso.
La chica decidió no decir nada más y continuar con lo que estaba haciendo cuando de repente…
- ¿Hermione? ¿Fred? – exclamó una voz asombrada.
Les habían pillado con las manos en la masa. Un joven de 24 años había entrado en el salón de la lujosa casa: pelirrojo, alto y de pies grandes, ¿os suena? No, no es Pau Gasol. No, tampoco es Big Foot. Damas y caballeros tengo el honor de presentarles al marido del año: Ronnald Weasley.
El caso es que el joven contemplaba asombrado como su mujer y uno de sus hermanos se daban el lote en su propia casa.
- No… no es lo que parece – fue lo único que se le ocurrió decir a una de las alumnas más inteligentes que Howgarts había tenido.
Ron se dio la vuelta y se marchó por donde había venido. En cuanto la puerta se cerró de un portazo, los otros dos se miraron y comenzaron a reír descontroladamente.
- Creo que será mejor que me vaya – dijo Fred.
- Sí – contestó ella simplemente.
En cuanto el chico desapareció por la puerta, Hermione se dejó caer sobre el sofá y pensó. Pensó en lo que había pasado desde que había salido de Hogwarts. Pensó en cómo había llegado a la situación en la que se encontraba. Pensó en todos los sueños e ilusiones que había tenido mientras estudiaba. Pensó que nada de aquello se había hecho realidad…
Todo comenzó el verano antes de que Hermione comenzara su séptimo y último curso en Hogwarts.
Aquel fatídico 20 de agosto de 1997, en la casa de los Granger, dos mujeres recibieron una carta en la que se les informaba de una repentina y desafortunada muerte. La carta en cuestión decía que Lionel Granger, el padre de Hermione, había fallecido en un espectacular accidente de tráfico. O por lo menos eso es lo que les habían hecho creer a aquellas dos mujeres.
Hermione, todavía sin asimilar del todo la noticia, fue a Hogwarts y decidió no contarle nada a sus mejores amigos. Quizás porque temía que al decir en voz alta que su padre había muerto, esto se hiciera realidad. El caso es que Hermione se encerró en su mundo y se separó de Harry y Ron. Harta de ellos, decidió buscar otras amistades y las encontró en… Slytherin.
La chica comenzó a relacionarse demasiado con Draco Malfoy, algo que sus dos amigos no veían con buenos ojos. ¡Cómo si a ella le importara en aquel momento lo que pensaran Harry y Ron! Hermione empezó a entrar en un círculo muy peligroso, tanto que estuvo a punto de convertirse en una nueva mortífaga. Pero entonces llegó Ron, o mejor dicho, llegó una noticia muy reveladora.
FLASH BACK
- Entonces, ¿estás segura de que quieres convertirte en una nueva miembro de nuestro grupo? – preguntó Blaise Zabini solemnemente.
Hermione se encontraba en una sala secreta de Hogwarts. Estaba aquel día acompañada por su incondicional amigo Draco Malfoy, por otra de sus amigas por aquel entonces, Pansy Parkinson, y por Blaise Zabini, el que tenía más vocación de mortífago de los cuatro.
Al oír esa pregunta, Hermione se preguntó porqué en vez de decir mortífaga, Blaise lo había cambiado por "miembro de nuestro grupo". No entendía el afán que tenían los mortífagos por hacer creer que eran algo diferente a unos simples asesinos. Aún así, Hermione no estaba muy segura de la respuesta que quería dar. Por una parte quería empezar una nueva vida y creía que esa sería una forma de conseguir su objetivo. Pero por otra parte estaba su conciencia, su sentido común y sus ideas. Si se unía a aquel grupo, estaría defendiendo unas ideas que en absoluto encajaban con las suyas. Además estaba el hecho de que los mortífagos defendían sus ideas de una manera muy poco ortodoxa.
Hermione estaba sumergida en pleno debate moral cuando Draco se acercó a ella y le comunicó algo que definitivamente inclinó la balanza hacia un lado.
- No lo hagas, Mione – le susurró el rubio al oído.
- ¿Por qué? – preguntó ella. Le parecía muy extraño que un futuro mortífago como era Draco, le aconsejara que no se convirtiera en lo que él y toda su familia habían sido.
- Tu padre no murió en un accidente de tráfico – volvió a susurrar el chico -. El señor oscuro lo mató.
Hermione se quedó paralizada al oír la noticia, pero aún así su mente la dejó pensar con claridad y la joven tuvo muy claro lo que debía hacer en ese momento. Justo cuando iba a rechazar la oferta, uno de sus antiguos amigos entró en escena, irrumpiendo en la sala secreta.
- No lo hagas, Mione – gritó Ron, pronunciando las mismas palabras que Draco había pronunciado instantes atrás. Inconscientemente, la chica pensó que esas palabras habían sonado mejor de los labios del Sly que de los de Ron.
Dicho esto, y sin mediar alguna palabra más, Ron cogió Hermione del brazo y la sacó de allí a rastras.
FIN DEL FLASH BACK
A partir de aquel momento, Ron pensó que gracias a él Hermione se había librado del "horrible destino del que hubiera sido presa si él no la hubiera apartado de aquel infernal camino de pecado y perdición" (según palabras textuales del pelirrojo). Y Hermione, para ahorrarse explicaciones y sobre todo discusiones, decidió seguirle la corriente.
El curso siguió su curso, valga la redundancia, pero con el final del mismo, llegó el sorpresón del año o dicho en otras palabras, llegó Voldemort y sus sumisos y cobardes mortífagos.
Todo ocurrió el último día de curso, concretamente en la graduación de los alumnos de séptimo. De repente, las puertas del Gran Comedor se abrieron y tras ellas, envuelto en una ligera neblina que le daba un aire más elegante y misterioso, apareció Lord Voldemort encolerizado. ¿Cuál era el motivo de su monumental enfado? Pues simple, que el profesor Dumbledore no había tenido el detalle de invitarle a la fiesta de graduación de su peor enemigo, conocido también como Harry Potter.
La puesta en escena del mago más poderoso de los últimos tiempos dejó atontados durante unos instantes al resto de personas que se encontraban en la sala. Voldemort sonrió complacido al ver que su entrada, planeada cuidadosamente gracias a sus asesores de imagen, había causado el impacto que él quería.
FLASH BACK
- No me esperaba esto de ti, Dumbledore – siseó Voldemort.
- No sé de qué hablas – replicó el director con indeferencia.
- ¿Cómo que no sabes de que hablo? – se escandalizó Voldemort – Esto – señaló el ¿hombre? mientras abarcaba con una mano todo el Gran Comedor.
- ¿Qué tiene que ver esto – Dumbledore hizo el mismo gesto que un minuto antes su enemigo había realizado – contigo?
- Pues que es la fiesta de mi peor enemigo. Podías haber tenido el detalle de invitarme – respondió Voldemort como si invitar a tu peor enemigo a la fiesta de graduación de tu mejor alumno fuera lo más normal del mundo -. Además, yo te invité a mi fiesta de renacimiento.
- Mentira.
- Verdad.
- Mentira.
- Verdad.
- Mentira – dijo Dumbledore por tercera vez -, ¿acaso me viste por allí?
- Pueeees… no – reconoció el otro – Pero Potter estuvo allí en representación tuya
- Me da igual. No eres digno de esta fiesta y punto en boca – repuso el anciano tajantemente.
- Repite lo que has dicho – le retó Voldemort.
- Que no eres digno de esta fiesta, caramba.
Los ojos de Lord Voldemort se encendieron con furia y justo en el momento en el que todo el mundo pensó que el mago se iba a liar a lanzar maldiciones asesinas a diestro y siniestro, ocurrió algo totalmente inesperado…
- ¡Buuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Efectivamente, Voldemort rompió a llorar desconsoladamente para desconcierto de los allí presentes y para desesperación y decepción de sus fieles (N.A. bueno, algunos no tan fieles) mortífagos. Pero esa no era la única sorpresa…
- Voldy está llorando, Voldy está llorando – comenzó a cantar Dumbledore, como si fuera un niño de cinco años que se estuviera burlando del más torpe de su clase.
La cosa terminó en combate. Dumbledore y Voldemort se liaron a lanzarse hechizos y poco a poco los demás también entraron en la pelea.
Y así, sin comerlo ni beberlo, tuvo lugar en Hogwarts el combate final. Muchas personas perecieron en él: miembros de la orden como Hestia Jones, George, Percy y Charlie Weasley, profesores como Flitwick, Sprout y McGonagall, muchos mortífagos también murieron y el último en caer mientras luchaba valientemente, fue Arthur Weasley.
Pero lo más asombroso estaba por llegar. Reuniendo una fuerza y una entereza nunca vistas, Harry por fin logró derrotar al asesino de sus padres. Y justo cuando todos se iba a acercar para felicitarle, el niño que vivió hizo algo inesperado… desapareció.
Sí, sí, aunque parezca increíble, Harry Potter desapareció tras derrotar a uno de los magos más poderosos del momento y nadie sabe el porqué. Aún así, este hecho dio lugar a múltiples reacciones.
Ginny Weasley se acercó al lugar donde minutos antes había estado Harry y dijo con ira contenida:
- Será cabrón. Seguro que ha desaparecido porque no quiere tener nada serio conmigo.
- Yo no creo que sea por eso – opinó su hermano Ron -. Me parece que lo que necesitaba eran unas buenas vacaciones – y no le dio más importancia al asunto. De hecho, todavía sigue esperando a que su amigo del alma vuelva de sus "vacaciones".
Mientras tanto, Hermione miraba perpleja a su alrededor y el profesor Dumbledore se preguntaba por lo bajo: "¿qué es lo que he hecho mal?".
En definitiva, que aquella noche fue lo más parecido al programa "Sorpresa, sorpresa".
FIN DEL FLASH BACK
Después de ese día, todo cambió. Y cuando digo todo, me refiero a todo.
Por ejemplo un ejemplo, Ginny, la pequeña Ginny, había caído en picado. Tras la desaparición de Harry, había jurado que no volvería a confiar en un hombre nunca más. Consecuencia: se liaba con cada tío que se encontraba. Aunque eso sí, nunca confiaba en ellos. Había alquilado un apartamento en el centro de Londres con Luna Lovegood y las dos llevaban una vida de vampiro, dormían durante el día y por la noche salían de juerga.
Sí, la familia Weasley había cambiado mucho. Tras la muerte del padre y de tres de los hermanos, cada uno había decidido irse por su lado. Bill se había ido hacía tres años a recorrer el mundo en bicicleta y todavía no había vuelto. De hecho, ni siquiera había dado señales de vida. Fred iba a su bola, salía de fiesta todos los días y cada día amanecía con una nueva mujer. Excepto los dos últimos días, que había despertado con Hermione a su lado. Este hecho le había alertado en exceso, ya que Fred consideraba que acostarse dos veces con la misma mujer era mantener una relación monógama. Y por supuesto estaba la señora Weasley que en esos momentos era su suegra, y que era una maruja de mucho cuidado que, a falta de otros pasatiempos más interesantes, no hacía más que meterse continuamente en la vida de los pocos hijos que le quedaban vivos. (N.A. hace lo que a toda buena suegra le gusta. Tampoco es para crucificarla. Bueno, igual sí)
Como último ejemplar vivo de la familia tenemos a Ron Weasley. Ron, más conocido como Ronnie en casa de su madre, había dado un giro de 360º. Un momento, si da un giro de 360º se queda como estaba, ¿no? Aquí hay un error. Más bien dio un giro de 180º. Pero es que si solo gira 180º, se me queda corto. Bueno, el caso es que Ron cambió mucho. Se había convertido en el ser más infantil que te puedes encontrar. Trabajaba en el mismo puesto que su padre ocupaba antes de morir en la batalla y su vida se había convertido en pura rutina, del trabajo a casa y de casa al trabajo.
Respecto a sus antiguos compañeros de clase, no sabía mucho de ellos. Parvati se debía de haber casado con un ricachón muggle, pero era de dominio público que su marido le era infiel nada más y nada menos que con su mejor amiga Lavender. Aunque claro está, Parvati hacía oídos sordos y decía que eso eran rumores producidos por la envidia. Seamus y Dean por lo visto habían salido del armario y habían montado una discoteca gay, que por cierto, les iba muy bien. Y Neville se había dado a la buena vida o algo por el estilo.
Y por último estaba ella, Hermione Granger. Si lo mirabas desde fuera, la vida no le iba mal pero las apariencias engañan. Hermione tenía un buen trabajo puesto que era la principal redactora del Profeta, formaba parte de la jet-set de Londres, vivía en una casa más lujosa que el palacio de Cleopatra y tenía un marido que la quería infinitamente. Pero había un pequeño problemilla, Hermione no quería a su marido. Le apreciaba y todas esas cosas, pero no le quería. ¿Por qué se casó con él? Pues por cosas de la vida. Bueno, más bien se casó con él por culpa de una mujer entrometida que la chantajeó emocionalmente y casi la obligó a contraer matrimonio con su hijo (N.A. ¿a qué ya sabéis de quién hablo? Si es que está más claro que el agua). Pero el hecho de tener un anillo de casada en su mano derecha no impedía a Hermione disfrutar de los placeres de la vida. Dicho en otras palabras, liarse con bastantes tíos. Que va. Incluso el estar casada le animaba a hacerlo.
No sabía cuánto tiempo llevaba pensando, más bien recordando. Ni siquiera sabía si se había quedado dormida o no, pero en cuanto oyó como unas llaves abrían la puerta, se incorporó rápidamente y se preparó para lo que se avecinaba.
En contra de todos los pronósticos, su todavía marido entró por la puerta tranquilamente, se acercó a ella, la dio un beso en la mejilla a modo de saludo, y se fue a dormir alegando que había sido un día agotador.
- ¿No piensas decirme nada? – le preguntó ella, al ver como su marido subía las escaleras hacia la habitación.
- ¿Qué es lo que tendría que decirte? – preguntó él a su vez, como si no hubiera sucedido nada fuera de lo normal.
Eso era lo que más le fastidiaba a Hermione, que Ron no fuera capaz de enfrentarse a los problemas, y en lugar de eso, los dejaba pasar esperando a que las cosas se calmaran. Lo había hecho en multitud de ocasiones y al parecer lo iba a seguir haciendo.
Pero esa vez no ocurriría lo mismo. Hermione estaba decidida a obligarle a enfrentarse a sus problemas.
- Te comportas como si nada hubiera pasado – le reprochó Hermione.
- Es que no a pasado nada – afirmó el pelirrojo tercamente.
- ¿A qué le llamas nada? ¿A encontrarte a tu mujer en tu propia casa, enrollándose con tu hermano? ¿A eso le llamas nada? – se asombró la joven.
- Y tú te comportas como si no fueras la mujer que se estaba enrollando con el hermano de su marido en su propia casa – a medida que hablaba Ron iba subiendo el tono de voz.
- Tan solo te estoy ayudando a plantarle cara a tus problemas – explicó ella como si le estuviera hablando a un niño de tres años que fuera un poco más tonto de lo normal -. Tienes que reconocer tus problemas.
- Tú eres mi problema – respondió Ron, recalcando la palabra "tú".
- No, tu problema es tu madre.
¿- Mi madre? – esta vez era él quien se asombraba - ¿Qué tiene que ver mi madre en esto?
- Todo – respondió ella con tono cansado.
Hermione se dirigió a su lujoso sofá y se sentó en él. Miró a su alrededor y contempló su no menos lujoso salón. Pensó que, vista desde fuera, su vida debía de parecer perfecta. De hecho, esa era la apariencia que trataba de dar a los demás. Pero no era así ni mucho menos. Y todo por culpa de la entrometida de Molly Weasley. Si no fuera por ella, todo sería muy diferente…
-Tu madre es la culpable de la mierda de vida que llevo – sentenció.
-¿Mierda de vida? Hermione, tu vida no es una mierda. Tienes todo lo que una chica desearía. Eres guapa, inteligente, joven…
- … No tengo familia, mis padres están muertos, no me gusta mi trabajo, casi no tengo ni un amigo y estoy casada con un hombre al que no quiero – terminó Hermione de enumerar.
- ¿No me quieres?
En ese preciso instante, pareció que Ron se dio cuenta de la situación en la que se encontraba.
- No y lo siento – dijo ella.
- Entonces, ¿por qué te casaste conmigo? – preguntó asombrado.
- Ya te lo he dicho – repitió Hermione cansinamente -. Por tu madre.
- Sigo sin comprender que tiene que ver mi madre en todo esto – replicó el pelirrojo.
- Ella me obligó a casarme contigo…
FLASH BACK
Hermione se encontraba en casa de su amigo Ron. Bueno, a decir verdad, durante estos días se había convertido en algo más que un amigo, digamos que porque habían profundizado un poco más en su relación. Pero la chica estaba segura de que la cosa no iba a ir a mucho y sabía con certeza que Ron opinaba lo mismo.
- Bueno, ¿qué tal tu nueva vida de soltera alocada? – le preguntó Hermione a Ginny. Las dos chicas siempre se habían llevado bien, pero la muerte de Harry había alejado a Ginny y había hecho que la relación de amistad que las dos siempre habían mantenido, se enfriara un poco.
- Estupendo – dijo Ginny con una enorme sonrisa en los labios -. Luna y yo hemos alquilado un apartamento muy mono en pleno centro de Londres y nos lo pasamos…
Pero Ginny no pudo terminar de explicarle a Hermione como se lo pasaban Luna y ella, porque la otra chica había salido corriendo en dirección al baño.
- Sé lo que te pasa – dijo una voz aguda de mujer a sus espaldas.
Hermione levantó la cabeza de la taza del váter y miró a la maruja, perdón, a la mujer que tenía delante: Molly Weasley. Nunca le había gustado esa mujer, siempre metiéndose en la vida de sus hijos, cotilleando todo el día…
- Sé que tienes un retraso de 10 días y que entre ayer y hoy has vomitado tres veces. Y no es precisamente por la comida.
Hermione la miró asombrada mientras pensaba: "esta tía sabe más de mi que yo misma. ¡Será cotilla!".
- Y no creas que se me ha escapado el hecho de que en estas dos últimas semanas te has acostado con mi hijo Ron bastantes veces, las dos últimas sin protección – la informó la señora Weasley.
- ¿Cómo sabe usted eso? – preguntó Hermione.
- Ese no es el caso – le contestó la maruja, digo, la mujer -. El caso es que está claro que estás embarazada.
FIN DEL FLASH BACK
- Entonces fui al médico con tu madre, me hice las pruebas para comprobar si estaba embarazada y dio negativo. Pero ella cambió los resultados y me hizo creer que si lo estaba – explicó la chica.
- Pero eso no significa que te tuvieras que casar conmigo – dijo Ron, todavía sin darse cuenta de lo pesada que podía llegar a ser su madre.
- Para tu madre sí – aclaró ella -. Me presionó, me dijo que no podía ser madre soltera y que te debía un favor.
- ¿Un favor?
- Sí, por eso de que me salvaste justo a tiempo de ser una mortífaga.
- Bueno, ahí creo que mi madre tiene toda la razón – admitió Ron con una nota de orgullo en su voz.
- Sí, claro – dijo su mujer, omitiendo el pequeño detalle de que ella no se había hecho mortífaga porque Voldemort había matado a su padre, no porque Ron hubiera llegado a tiempo para impedirlo.
- ¿Entonces qué vamos a hacer ahora? – quiso saber el pelirrojo.
- Lo que está claro es que no vamos a hacer como si no hubiera pasado nada – por la cara que su todavía marido había puesto, estaba claro que precisamente eso era lo que tenía en mente -. Creo que lo más lógico sería separarnos.
- ¿Separarnos? – repitió el chico (léase la palabra separarnos como si fuera la palabra Satanás pronunciada por un cura. Bueno, mejor por un sacerdote, que queda más fino).
- Claro – respondió Hermione – ¿No pensarás que sigamos con nuestra vida supuestamente perfecta, tengamos cuatro hijos y hagamos de tu madre una abuela entrometida que se pase todas las tardes metida en nuestra casa preparando el bocadillo de nocilla para sus adorables nietos?
- Pueees… sí.
- Entonces lo llevas claro, majo – sentenció la castaña.
ooooo
Cinco días después de esta conversación, Hermione salía de los juzgados con una cara de satisfacción total, como si se acabara de tirar a Brad Pitt o algo por el estilo. Pero no, lo que pasaba es que la chica acababa de firmar los papeles de su separación y se sentía más libre que nunca. Lo primero que haría esa noche sería salir de fiesta para celebrarlo, porque no era cuestión de andar perdiendo el tiempo. Así que ni corta ni perezosa, cogió su coche y se dirigió a casa de su mejor amiga, Kelly Donaldson. Seguro que Ginny y Luna también se apuntaban a la fiesta.
- En diez minutos estaré allí – pensó Hermione demasiado confiada.
¡Qué equivocada estaba! La verdad es que la casa de su amiga quedaba a escasa distancia de los juzgados y lo más lógico era tardar poco en llegar hasta allí. Pero lo que Hermione no tenía en cuenta era que ese día se abrían las rebajas en los grandes almacenes de Harrod's y miles y miles de mujeres ansiosas por encontrar una ganga mejor que la de su vecina, se habían echado a la carretera con una sola intención: llegar a la tienda antes que cualquier mujer de su vecindario para pillar las mejores ofertas y luego poder presumir en las reuniones de la comunidad.
- ¡Joder! – exclamó Hermione cuando una ama de casa desquiciada porque no había podido dejar a sus hijos con su madre y tenía que llevárselos a las rebajas, se había abalanzado en cuanto el semáforo se había puesto verde y casi se había llevado por delante el coche de la chica.
- ¡Podías tener más cuidado! – gritó la ama de casa en cuestión sacando medio cuerpo por la ventanilla de su coche - ¿No ves que voy con niños? (N.A. imaginaros a la madre de Manolito Gafotas con Manolito en el coche y con el Imbécil. Pues ésta es más o menos lo mismo)
- Encima me echa la culpa a mí – pensó la joven - ¡Será desgraciada!
Después de unas cuantas escenas muy similares a esta, Hermione por fin consiguió llegar a casa de su amiga. En cuanto se bajó del coche, tan solo pudo admirar el lujo y la pomposidad que trasmitía la mansión de su amiga. Había estado allí muchas veces, pero cada vez que la visitaba se quedaba contemplando la fachada de estilo victoriano de aquella imponente mansión. Cualquiera que pasara por allí pensaría que quien habitara en esa casa debía tener mucho dinero, y no se equivocaba en absoluto.
La historia de Kelly Donaldson era sorprendente. La chica procedía de una larga y respetada familia de magos australiana por parte de madre, pero los genes por parte de su padre influyeron más que los de su madre, por lo que la chica no tiene ni una pizca de magia en sus venas. En efecto, nació en Australia pero tras la muerte de su madre cuando ella tenía 6 años, su padre y ella se fueron a vivir a Inglaterra.
Se educó en un colegio muggle sin tener la más remota idea de la existencia de la magia y con 17 años sufrió la trágica pérdida de su padre. Al cumplir la mayoría de edad, recibió una carta en la que se revelaba todo el pasado de su madre y la fortuna de ésta, ya que su familia además de respetada, era inmensamente rica. La carta venía acompañada con dos mujeres australianas llamadas Michelle y Carmiana, mayores que Kelly y que habían sido las últimas criadas de la madre de la joven, además de sus más íntimas confidentes.
En la actualidad, Kelly era una importante y conocida abogada en todo Londres y en parte de Inglaterra, que gozaba de una vida llena de éxitos. Hermione la conoció cuando la entrevistó para una de las secciones del Profeta, llamada "Muggles exitosos que no necesitan la magia para triunfar", y enseguida se hicieron amigas íntimas, como si se conocieran de toda la vida.
Hermione tocó el timbre de la casa y enseguida una mujer morena y de aspecto menudo le abrió la puerta.
- ¡Hermione! – gritó la mujer abrazándola – Hacía mucho que no te veía. ¿Cómo estás? ¿Qué tal Ron? ¿Y el trabajo?
- Michelle por favor, no agobies a la pobre Hermione.
Las otras dos mujeres se dieron la vuelta y observaron a la persona que acababa de hablar. Al pie de la escalera, con una pose tan estudiada como majestuosa, se encontraba una mujer muy alta y delgada, de piel tostada, cabello color azabache y unos impresionantes ojos negros. A simple vista, la mujer podría hacerse pasar por cualquier miembro de la realeza.
- Kelly – la saludó Hermione acercándose a ella.
- ¿Cómo estás querida? – le devolvió el saludo la otra – Hacía mucho que no sabía de ti.
- Tengo muchas cosas que contaros – contestó la castaña simplemente mirando a sus dos acompañantes.
- Vamos arriba – dijo Kelly con ese tono digno de una reina que siempre utilizaba – Carmiana nos está esperando.
Las tres subieron las escaleras y atravesaron un largo y luminoso pasillo lleno de puertas. Al fondo del pasillo se encontraba una puerta que destacaba debido a su tamaño, y que sin duda conducía a los aposentos de la dueña de la casa. Cuando atravesaron dicha puerta, se encontraron con una mujer bastante mayor que ellas, rubia y de ojos azules, que se encontraba doblando y acomodando varios vestidos.
- Hermione – dijo la mujer, cuyo nombre era Carmiana - ¡Cuánto tiempo si verte! ¿Cómo has estado?
Carmiana y Michelle vivían en la casa en calidad de criadas, pero la verdad es que Kelly las consideraba como si fueran sus hermanas y la única familia que le quedaba viva. Carmiana era bastante mayor que las otras dos y, en cierto modo, ejercía el papel de madre.
- Siéntate – ofreció Kelly, señalando una silla.
Hermione aceptó el ofrecimiento y se sentó dispuesta a contarles a las tres mujeres las últimas novedades.
- Me he separado de Ron – soltó la joven de sopetón.
Kelly y Carmiana ya habían abierto la boca para darle la enhorabuena por la decisión que había tomado, pero Michelle se adelantó y dijo:
- Esperad.
La mujer se dirigió a uno de los armarios, sacó un radiocasete, lo puso en funcionamiento con la cara de una niña al abrir un regalo el día de Navidad, y una canción empezó a sonar:
"Mi carroooooo, me lo robarooooon
anocheeeeeee, cuando dormíaaaaaaaaaa…"
- Ay no – dijo Michelle dándole a los botones del aparato – Me he equivocado.
Entonces, otra melodía comenzó a sonar por toda la estancia:
"Aleluya, aleluya,
aleluya, aleluya, aleeeluuuuyaaaaaaaaa…"
- Ésta sí que es la buena – aseguró Michelle con una sonrisa traviesa en la cara.
- Esto hay que celebrarlo – dijo Kelly con alegría y dejando a un lado sus refinados modales.
- En eso mismo estaba pensando yo – dijo Hermione - ¿Vamos de fiesta?
- ¡Claro que sí! Verás que bien nos lo pasamos las cuatro – predijo Kelly más feliz que una perdiz.
- ¡Fiesta! ¡Fiesta! – gritaba Michelle mientras saltaba por toda la habitación tan contenta como si le acabara de tocar la lotería. Bueno, tanto como eso no, pero sí que estaba muy contenta.
- Chicas – las llamó Carmiana – Creo que yo no iré. Estoy demasiado vieja para estos trotes.
- ¡Oh! Venga, Carmiana, ven – suplicaban las otras tres – Por favor, por favor, por favor…
- No, no.
- Bueno, como tú quieras. De todas formas llamaré a Ginny y a Luna para ver si quieren venir – dijo Hermione sacando el teléfono móvil de su bolso y marcando el número de Ginny.
ooooooo
- Buenos días Hermione.
- Buenos días, Gwen – saludó la chica a su secretaria.
- Vaya cara que traes hoy – comentó la otra.
- Y todo lo que esconde el maquillaje.
Como es lógico después de una noche de juerga, Hermione estaba que no podía ni con el alma. Si es que solo se le ocurría a ella salir un miércoles por la noche a celebrar que se había separado. Podía haber esperado hasta el fin de semana, pero es que tenía tantas ganas…
- Aquí tienes el correo – anunció Gwen entregándole un enorme fajo de sobres
- Gracias, Gwen.
- He concertado tu reunión con el nuevo director de los 40 Magistrales para dentro de cuatro días.
- ¿Cuatro días? – repitió Hermione.
- Sí, ¿por qué?
- ¡Uff!, es que no me apetece nada. Otra de esas reuniones aburridas, con tíos vestidos con un traje y una corbata que les sienta peor que a ZP y hablando de cosas todavía más aburridas – explicó la castaña - ¿Sabes lo coñazo que es eso? No se lo recomiendo a nadie.
Gwen sonrió haciendo entender que tenía bastante experiencia en ese campo y que lo entendía.
- Lo siento Hermione – se disculpó su secretaria – Pero es que el director de los 40 Magistrales insistió en que quería reunirse contigo lo antes posible.
- Sí, sí, lo entiendo. Por cierto, ¿cómo se llamaba?
- No tengo ni idea – aseguró Gwen alzando los hombros – Desde que accedió al cargo, ha sido lo suficientemente cuidadoso como para mantener su identidad en secreto.
La chica tenía razón. El anterior director de una de las emisoras de radio mágicas más importantes del país, había dimitido hace poco y en su lugar habían puesto a otro hombre, pero nadie sabía quien era, ya que la empresa había decidido mantenerlo en secreto. En fin, que eso tampoco era un asunto que le quitara el sueño a Hermione, así que tampoco le dio mucha importancia.
- Que tío más raro – fue lo único que dijo la castaña.
Hermione se dispuso entonces a leer la cantidad de correo que tenía acumulado. No había nada interesante, lo de siempre. Cartas que le decían lo bien que hacía su trabajo, otras que siguiera adelante, halago y más halagos. Pero hubo una que le llamó la atención. Una tal Umbridge que decía que desde que ella ocupaba el puesto de redactora, el periódico no hacía más que contar basura. Un momento. Umbridge. ¿De qué le sonaba ese nombre? ¡Claro! La cara sapo del ministerio que fue su profesora de DCAO durante 5º curso. Por lo visto ya se había jubilado y no tenía otra cosa que hacer que no fuera criticar a los demás. ¡Lo que hacía el aburrimiento!
Ese día transcurrió como uno más, pero con una pequeña diferencia, Hermione estaba soltera. Al llegar a su nuevo apartamento, de soltera por supuesto, la chica encendió su tele de soltera y se sentó en su nuevo sofá de soltera.
- ¡Ay! – suspiró mientras se dejaba caer en el sofá - ¡Qué buena es la vida de soltera!
Sin darse ni siquiera cuenta, Hermione se quedó dormida mientras veía la tele (N.A. uy, como me suena esto). De repente, se despertó sobresaltada sin saber donde se encontraba. Tardó un buen rato en situarse y cuando por fin lo hizo, decidió que ya era hora de irse a la cama. Pero al ir a apagar el aparato, se llevó una gran sorpresa.
En la pantalla, aparecía un chico que al parecer tenía más o menos la misma edad que ella, su cabello era negro azabache indomable y sus ojos, verde esmeralda, estaban escondidos detrás de unas gafas de última moda que presumiblemente habían costado un pastón. Pero había algo que no cuadraba en la escena, ya que en la pantalla aparecía un rótulo con su nombre que decía "Charles Higsfield".
- Buenas noches y bienvenidos a un programa más – saludó el chico de la televisión – Soy Charles Higsf… Charles Milgf… Charles Figs… - parecía que ni siquiera el joven no era capaz de pronunciar su propio nombre – Bueno, soy el de "Impacto TV" y esta noche vamos a…
Hermione no siguió escuchando lo que Charles Migsfield o como demonios se llamara ese tío, decía. Pero una sospecha acudió rápidamente a su mente.
- ¿Harry? – dijo ella extrañada mientras observaba el asombroso parecido entre el presentador y su amigo desaparecido.
ooooooo
¿Qué os ha parecido? Bueno, espero que os haya gustado. Ya sé que no es gran cosa, pero tened en cuenta que es el primer capítulo y que es la introducción. Por lo menos de momento se nos plantean varios interrogantes que ya se irán resolviendo.
Y para el próximo capítulo…
- Sabremos si Charles Higsfield es en realidad Harry o si es su hermano gemelo secreto (por cierto, que Harry no tiene un hermano secreto. Era solo por poner un ejemplo).
- Descubriremos la identidad del director de los 40 Magistrales que, aunque no lo parezca, va a tener bastante importancia.
- Un nuevo personaje conocido por todos entrará en escena de una manera un tanto escandalosa, aunque todavía no sabréis su nombre hasta el tercer capítulo (creo).
- Conoceremos que relación guarda el título de la historia ("Como en los viejos tiempos") con la historia en sí.
Espero vuestros reviews, porque si no me pensaré muy seriamente el seguir con esta historia, así que ya sabéis, a dejar reviews.
Ahora ya sí que me voy.
Un beso y espero veros en el próximo capi.
bars9
Miembro de la Legión de las Lupinas
Miembro de la Orden Siriusana
