Original: Spanish 2 Was All For You
Por: Polkahotness
Traducción: Tsubasaglz
Nota de traductora: Este fic en su idioma original se encuentra en inglés. La autora Polkahotness me dio el permiso para poder traducirle su excelente trabajo al español y espero poder hacer una buena adaptación a nuestro idioma, será algo difícil, ya que ella utiliza los dos idiomas, y aquí lo estaría traduciendo al español. Espero se entienda que es una clase de español y que los estudiantes no lo hablan del todo bien, para diferenciar lo que se encuentra en español desde la historia de origen he utilizado asteriscos (*). Hey Arnold! No me pertenece ni mucho menos el fanfic original (Spanish 2 was all for you). Yo solo estoy haciendo labor de traducción. Espero lo disfruten.
Nota de la autora original (Polkahotness): Hola mis amados lectores. ¡Estoy muy emocionada por esta historia! ¡La idea solo vino a mí y tenía que trabajar en ella y aquí esta! 7,344 palabras de ella, jaja. Muy curiosa de saber que piensan ustedes de esta historia así que POR FAVOR lean y comenten sus pensamientos sobre ella. ¡Los amo mucho y no puedo esperar a su realimentación y disfrútenla! XOXO Polkahotness
Capitulo 1: ¡Hola Arnold!
"¡Buenos días, chicos y chicas!"
Mis dedos estaban golpeando sobre la antigua butaca de madera mientras mi otra mano estaba ocupada haciendo dibujos en los márgenes de mi libreta.
Nunca había disfrutado Español. No era como si fuera mala o algo así, pero si no tuviera que tomar ninguna clase de idioma extranjero por dos años para entrar a alguna buena universidad, no estaría en esta clase en primer lugar.
Arnold, sin embargo, era extremadamente bueno en el idioma. Él había estado en mi clase el año pasado y la Señora Mirado no tenía más que solo cosas buenas que decir sobre sus exámenes perfectos y sus trabajos perfectos y sus discursos perfectos.
"Así que, cabeza de balón, ¿Cómo va tu romance con la Señora M?"
"Helga, por la quinta vez en los últimos diez minutos, no estoy enamorado de la Señora Mirado"
"Bueno, debe haber algún tipo de razón para tengas más del 100% en la clase. Ya sabes cómo va, le rascas la espalda y ella te rasca a ti…"
"Helga, ciertamente no estás sugiriendo que la Señora se involucraría con alguno de sus estudiantes de alguna manera sexual…"
"Ew, Pheebs. Gracias por ESA imagen mental. Yo solo decía que es un poco peculiar… ¿no lo crees?"
Gerald se volteo y me lanzó una mirada.
"Así que… él es bueno en la clase. ¿Para qué quieres saber eso, Pataki?"
"¿Para qué quieres saber para qué quiero saber yo?"
Fruncí los labios y me crucé los brazos frente a mi pecho mientras me recargaba contra el respaldo de la silla.
"Tienes serios problemas."
"Lo dudo, Geraldo."
La Señora aplaudió en frente del salón.
"¡Estudiantes! ¡Escuchen! *¡Escuchen!*"
Nuestra clase de diecisiete dirigimos la atención hacia el frente e inmediatamente dejamos las conversaciones a medias.
"Hoy vamos a trabajar en nuestra hoja de vocabulario y si alguno tiene tiempo extra, trabajen en sus traducciones, por favor. Recuerden que tendremos nuestro examen de vocabulario el jueves y empezaremos a presentar nuestras traducciones el viernes. Voy a poner algo de música al frente por si están interesados en hacer alguna petición." Sonrió y caminó hacia su escritorio mientras encendía las bocinas para llenar el salón con alguna clase de canción de Hip-hop en español.
Mientras la música se escuchaba a través de las conversaciones del salón, tomé mi hoja rosa de vocabulario que estaba ya terminada. La Señora M era una de mis maestras más organizadas y por esto, cada hoja de trabajo tenía tablas y columnas. Esta hoja tenía 4 celdas por cada palabra. La primera celda tenía la palabra en inglés, en negritas. Al lado, había una celda para la palabra en español y la celda después de esa era un poco más larga para así poder escribir una oración usando la palabra. La celda final era también grande, y nos pedía que dibujáramos algo para ayudarnos a recordar la palabra en español. Yo había terminado la hoja de vocabulario desde el segundo día que nos la dio, pero como el resto de mis compañeros, nunca lo dije. La mayoría de nuestra clase disfrutaba el tiempo extra para no hacer nada y aprovecharnos de eso.
Hasta Arnold.
"Anoche, la Abuela hizo hot dogs de nuevo."
"¡Vamos viejo, esa es la mejor noche en tu casa!"
"Gerald, llevamos comiendo hot dogs por más de una semana. Está llegando al punto en el que ya no bajo a cenar."
"Siempre puedes venir a mi casa si quieres. Creo que mamá está haciendo algún tipo de guiso para hoy en la noche."
"Cualquier cosa es mejor que hot dogs, pero debo preguntarles primero."
Deslicé mi hoja de trabajo sobre la esquina de mi escritorio y saque mi libreta con mi poema que aún tenía que ser traducido. Mis orejas, sin embargo, escuchando la conversación que los dos mejores amigos estaban teniendo.
"Sabes, Arnold, tienes 18. Puedes ir y hacer las cosas tu mismo. Esa es la mejor parte de ser legal."
"No necesariamente, Gerald. De hecho, una vez que la gente cumple 18, muestran que tienen tendencias a hacer decisiones muy irresponsables. Me hubiera gustado que TÚ no hubieras hecho esas elecciones."
Gerald se sonrojó y agitó su cabeza.
"¿Yo? Mmmm mm mm. Ten un poco de fe."
Phoebe rió y regreso su atención de nuevo a su traducción, que estaba casi terminada.
"Ella tiene razón, Gerald. Además, me gusta mantenerlos al tanto. Digo, tú escuchaste sobre ese tipo que se cortó el brazo cuando nadie pudo encontrarlo porque no le dijo a nadie donde estaba. Terminó atascado y sin ayuda."
"Arnold. Vivimos en HILLWOOD. Si terminas atascado en algún cañón y tienes que cortarte tu propio brazo, estaría impresionado como el infierno de que siquiera encontraras un cañón para atorarte."
"Sabes lo que quiero decir." Giró su cabeza y se enfocó al mundo de afuera de la ventana dando un profundo suspiro.
"Hey, lo entiendo, viejo. Te preocupas que ellos sepan donde estas. Solo intentaba decir que necesitas tener un poco de diversión de vez en cuando. Ya casi nunca te veo."
Esto llamó mi atención.
Era casi verdad. Arnold casi no había estado en nuestras salidas al cine semanales y nuestros ocasionales juegos de baseball en el Campo Gerald. Las cosas habían cambiado un poco desde el inicio de este año, y aparentemente ni siquiera Gerald sabía que era lo que pasaba.
Lo único que sabíamos es que Arnold se había obsesionado con el Español y como resultado, el chico había sobresalido en esa clase como en ninguna otra.
"Yo me divierto, Gerald." Murmuró y bajó la mirada hacia su trabajo, ya traducido y solo esperando para ser entregado.
"¿Cómo traduciendo ese trabajo? ¿Siquiera de que trata?" Gerald entrecerró los ojos y miró al papel sobre el escritorio. *"que pueden haberse ido, pero tengo la esperanza…"*
"Gerald…" Él tomo su papel y lo metió de nuevo en el folder a su lado con la etiqueta de "ESPAÑOL" y cerró el folder a prisa. "No… no es nada. Solo un tonto trabajo."
Gerald entrecerró los ojos y negó con la cabeza lentamente mientras regresaba su atención a su propia libreta en blanco.
"Lo que tu digas, Arnold… lo que tu digas."
"Arnoldo realmente tiene todo un secreto." Le murmuré a Phoebe.
"Tal vez aún no ha terminado con su trabajo, Helga."
Mis ojos se giraron hacia arriba y me burle algo alto.
"Prueba de nuevo, Pheebs. ¿El maestro en español, ARNOLD? ¿Sin acabar sus trabajos? Dame un respiro."
"Es posible. Gerald dijo que no había visto mucho a Arnold últimamente, así que sospecho que él puede estar en algo o muy importante, o que consume mucho de su tiempo."
"Si, si, si. Súper ocupado. Algo está pasando."
"Si tu lo dices, Helga."
Miré mi poema pero las palabras no significaban nada sobre las palabras que había escuchado a Gerald repetir sobre el trabajo de Arnold.
*Que pueden haberse ido, pero tengo la esperanza.*
*Esperanza* significa Esperanza, eso lo sabía. Pero para cuando sonó la campana, esperanza era la única palabra que había logrado obtener algo de sentido antes de correr peligro de llegar tarde a mi siguiente clase.
"Así que, corrí escaleras abajo, me caí y rompí mis nuevos tacones marca Nancy Spumoni ORIGINALES los cuales me costaron un poco más que tu vida. De verdad."
"Fascinante, princesa. Ahora me preguntaba ¿Cuál es la parte de la historia en la cual puede empezar a valerme un carajo?"
Los ojos de Rhonda me lanzaron una mirada asesina, a la cual yo regresé con una mirada de mi propio repertorio y una amenazadora cruza de mis brazos.
"Te juro Helga, nunca vas a tener una cita con una actitud como esa."
Abulté mis mejillas y refunfuñe mientras me sentaba.
"¿Quién dijo que quería una cita de todos modos?"
Abrí mi libreta en la página con mi (aún sin traducir) poema y mastique la punta de la goma de borrar de mi lápiz mientras enfocaba mi atención en las palabras que Gerald había leído en voz alta.
*Que pueden haberse ido, pero tengo la esperanza.*
Tachando 'esperanza', comencé a enfocar mi atención a la siguiente palabra. 'Tengo'.
Bueno, eso es sencillo. *'Tengo'* es tengo. Así que la última parte es 'Yo tengo esperanza'.
"¡Esto coincide!"
"¿Coincide?"
Cerré mis ojos un momento y respiré profundamente.
"Si, coincide."
"Dios, Helga. Estoy completamente segura de que no sé de qué estás hablando."
"Mira, Lila. No estaba HABLANDO contigo. Así que, qué tal si te metes en tus propios asuntos y me dejas a mí y a mis asuntos afuera."
Los ojos de Lila se suavizaron y dejo salir un pequeño suspiro.
"Está bien… Helga."
"¡Rayos!"
Un momento de silencio cayó entre las dos antes de que ella regresara a lo que estaba haciendo.
"¿Algo en lo que pueda ayudarte? Puede que esté en Francés, pero aprendí algo de español cuando yo…"
"Escucha. Entiendo que has estado trabajando en esta 'Señorita Perfecta' desde que tu carruaje se detuvo por Hillwood para honrarnos con tu presencia, pero NO NECESITO de tu ayuda. Yo estoy BIEN. SOLA."
Sus ojos se cerraron y asintió lentamente mientras regresaba su atención a la carpeta frente a ella nuevamente.
Odiaba sentirme mal por la apestosa de Lila Sawyer. Todo lo que ella hace es ofrecer su estúpida ayuda y ofrecer sus nadas optimistas que sobre todo yo no quiero escuchar. Pero se veía tan triste y lastimada que yo…
"Um… ¿Helga?"
… Me había dado cuenta que tal vez…
"¿Helga?"
… No era completamente necesario que yo…
"¿Oye, Helga?"
"¿QUÉ? ¡Criminal! ¿No puede una chica tomarse un pequeño MOMENTO para PENSAR?"
Miré hacia arriba y sentí el color de mi cara drenarse hasta mis pies y tragué saliva.
"¿A-Ar-Arnold?"
"Tú, estas sentada en mi lugar…"
"¿Yo, yo lo estoy?... digo… si, SI LO ESTOY. ¿Qué tiene que ver contigo?"
"Bueno, la clase va a empezar pronto y quería sentarme con mi compañero para el proyecto Social que tenemos que entregar la próxima semana antes de las vacaciones de invierno."
"¿Proyecto?" Mi mente daba vueltas mientras lograba cerrar mi libreta antes de que Arnold viera exactamente en lo que estaba poniendo mi atención.
"Ajá. El proyecto donde tú eres compañera de Stinky. ¿Recuerdas? Están haciendo algo sobre la prohibición en la-"
"Ya entendí, Arnoldo."
Stinky, sorprendentemente, era un compañero bastante exigente. Digo, el chico no paraba de hablar sobre nuestro estúpido proyecto.
"¿Qué hay sobre la clandestinidad de la que hablábamos el otro día en clase? Reconozco que podríamos escribir sobre eso contando todos los adolescentes que beben en nuestro salón."
"Claro, Stink-O. Pero el único con problemas de alcoholismo que tenemos en nuestro salón es Sid."
"Helga, Helga, Helga. Sid no es tan alcohólico como lo es de esa colección de MJ de la que tanto habla. Y he escuchado que esas cosas tampoco son tan malas."
Giré mis ojos.
"Claro, Stinky. Porque aparentemente las DROGAS son mucho mejor. Idiota."
"Nah. Sid no tiene nada con las drogas."
"¿Alguien alguna vez te ha dicho lo brillante que eres, Stinky?"
"Bueno, dios… No lo creo. ¿Porqué?"
Burlándome un poco, garabateé en mi libreta una figura de palitos sosteniendo una pequeña pistola.
"Tendría que arrastrarlos de nuevo a la realidad."
"¿Huh?"
Negué con la cabeza y enfoque mi atención de nuevo al resto de las palabras frente a mí. Con solo cuatro minutos restantes de la clase, imaginé que mi atención podría desviarse momentáneamente para algo más que las divagaciones de Stinky.
"¿En que estas trabajando?"
Levante la mirada hacia Arnold mientras él me veía con curiosidad.
"Es solo el trabajo de Español."
"¿Aún no lo terminas? ¿De qué es el tuyo?"
Este puede ser tu momento, Helga. Este es tu MOMENTO. Así que por el amor de Dios, ¡No lo eches a perder!
"Nah… supongo que aún tengo algo de tiempo para aplazarlo hasta mi último nivel. Al menos mi poema está escrito. Traducir es la parte difícil.
Él afirmó concentrándose con su perfecta cabeza ovalada.
"Así que escribiste un poema. ¿Sobre qué?"
Aleje mi mirada y respiré rápidamente.
"Un ah…" Tragué saliva y murmuré "… poema de amor."
"¿Un poema de amor? Eso es muy… diferente."
"¿Por qué es diferente? ¿Estás diciendo que no soy CAPAZ de escribir un poema de amor? ¿Qué no soy capaz de tener SENTIMIENTOS?"
"No… es solo… diferente para ti."
"¿Para mí?" Me cruce de brazos y podía decir que él comenzaba a ponerse nervioso. "Olvídalo, cabeza de balón. No voy a matarte hoy. ¿Así que de que trata el tuyo?"
Su atención se centró en su regazo y por un leve momento se mordió el labio inferior.
"Bueno Helga… es algo personal. Así que…"
"¿Más personal que un poema de amor?"
Se encogió de hombros con indiferencia.
"Dudo que tú me dejes leer el tuyo."
Mis ojos se abrieron como platos.
"¿Leerlo? ¿Mi poema de AMOR? JA. Tienes más posibilidades de que Big Bob comience a cantar como una princesa de Disney a los pájaros de mi ventana, zopenco."
"Ese es mi punto, Helga. Tu poema es claramente muy personal para ti, y mi trabajo es muy personal para mí también. ¿Así que para que compartirlos?"
No había mucho que argumentar contra eso. Él tenía razón. ¿Por qué siempre tiene que tener la razón?
En algún lugar perdida en mis pensamientos, sonó la campana de la última clase para librarnos hacía el mundo real; lo cual para mi significaba averiguar la primera parte de la oración.
Que pueden haberse ido, pero tengo la esperanza
"¿Helga? ¿Qué estás haciendo aún aquí?" Phoebe estaba de pie detrás de mí sosteniendo sus libros, claramente esperando a que Geraldo terminara su examen de cuando estuvo enfermo la semana pasada. Pensé que Phoebe lo había mencionado hoy.
"Aún tratando de averiguar esta frase. Sé que ya debería saber que significa para este momento, pero he estado algo distraída."
"¿Por?"
"¿Por qué piensas TÚ, Phoeebs?"
"¿Mantecado?" Murmuró ella; sus libros apretados contra su pecho.
Yo suspiré profundamente.
"¿Estoy desesperada?"
"¿Desesperada?" Atrajo uno de los pupitres cercanos al mío y se sentó encarándome. "¿Qué quieres decir?"
"Quiero decir con Arn… mantecado. Digo… mírame Pheebs. Realmente mírame. He pasado mi vida entera haciendo miserable la suya y no puedo parar. Y… y TRATO de actuar normal pero nunca funciona."
"¿Estas sugiriendo que te rendirías por… mantecado?"
Me encogí de hombros.
"Helga, es natural que te sientas de esa manera. Cuando alguien trata constantemente por obtener algo puede ser desalentador cuando el resultado no es exactamente como lo planeaste. Pero con… mantecado… no es casi la misma situación."
"¿Qué quieres decir?"
Ella dejó sus libros sobre la superficie de su escritorio y volteó toda su atención hacía mi; sus ojos conectando con los míos con toda sinceridad.
"Me refiero a que mantecado no es mantecado."
"Me perdiste, Pheebs."
"Él no es un objeto. Simplemente no puedes planear sus acciones sobre las tuyas porque ustedes son dos personas muy diferentes."
"Así que… ¿Debo rendirme?".
"Helga, no te puedo decir que hacer. Al final, es tu decisión si realmente piensas que es mejor dejarlo ir." Se levantó y me sonrió con esa cálida sonrisa a la cual me había acostumbrado a ver en las buenas y en las malas.
"Gracias, Pheebs."
"Claro, Helga." Recogió sus libros, lentamente caminó hacia la puerta en busca de Gerald antes de detener su andar. "Pudieron haberse ido."
"¿Huh?"
"La oración que estabas analizando. Pudieron haberse ido, pero tengo la esperanza. Piénsalo Helga. No debería ser tan difícil averiguar de lo que está hablando Arnold."
Criminal… ¿Qué tal estúpida puedo ser, Helga?
Cuando lo piensas realmente, el tiempo se va realmente rápido. En lunes, el viernes se ve tan lejano, pero para cuando el viernes llega, se siente como martes. Trate de explicarle esto a Ronda el día de nuestra presentación, pero como supuse, le rebotó justo en el diamante de su pendiente que llevaba en la oreja.
"Chicos y chicas, ¡buenos días! *¡Buenos días!* ¿Están listos para sus presentaciones el día de hoy?"
El salón se lleno de quejas unificadas y la Señora Mirado se cruzó de brazos en fingida decepción.
"¿Así que tomo esto como que no va haber ningún voluntario?"
Silencio.
"Bueno… dejen presentarles a el *'Sombrero para elegir'*. ¿Alguien sabe lo que significa?"
Los ojos de Arnold escanearon el salón por alguna mano levantada hasta que cedió y respondió sin rodeos. "Sombrero para elegir".
"Correcto Arnold. *Muy bien*. Ahora, todos sus hermosos nombres están dentro de este sombrero y voy a sacar al azar tres nombres para nuestras tres presentaciones de hoy. ¿Listos?"
Sin mucha respuesta, la Señora Mirado metió su mano en el sombrero y saco tres pedacitos de papel y los puso en el escritorio frente a ella.
"Muy bien, tenemos a la Señorita Nadine, al Señor Sid y al Señor Arnold. Esto quiere decir, Nadine, el escenario es tuyo." Sonrió ampliamente con sus labios rojos carmesí y caminó para sentarse atrás de su escritorio con la hoja de calificaciones en su mano.
Más que para las expectativas de todos, los siguientes veinte minutos estuvieron llenos de insectos en todas sus categorías. Mientras Nadine había superado esa fase en su mayoría, su primera opción para cualquier proyecto generalmente era sobre las creaturas de las cuales había crecido obsesionada, lo cual hacía una presentación impresionante, pero aburrida de ver entre todos los estudiantes después de tenerla que escuchar tantas veces.
Prácticamente me estaba retorciendo en mi asiento por escuchar el trabajo de Arnold, lo cual no hizo más fácil escuchar la presentación de Sid. *"Las épocas del rock,"* lo cual prácticamente significa "Las épocas del rock", dándole la excusa a Sid de poner música por veinte minutos. Phoebe continuamente lanzaba miradas hacía mi durante la presentación, consiente del tiempo que estábamos perdiendo escuchando letras de canciones a las cuales no estaba prestando atención y solo dándole más suspenso a lo que Arnold tenía que decir –todo en español. Pheebs me había prometido poner atención extra a lo que él fuera a decir en caso de que yo malinterpretara o me perdiera de algo importante.
Él se veía bastante nervioso mientras caminaba hacia el centro del salón con su hoja en mano. Entrecerré los ojos hacia sus manos, las cuales temblaban violentamente. Nunca antes lo había visto así de nervioso.
Mi querido, cuanto deseaba estrecharte en mis brazos y hacerte saber que todo iba a estar bien. A pesar de sus acciones, claramente nerviosas, dentro de esa hermosa cabeza de balón, está el hombre que he amado desde que era una infante suspirando por tus afectos. Profundo en tu interior está el hombre al que no le importa lo que piensen de él. Profundamente es el ser humano más increíble en él cual mis ojos se han posado-
"Uh… Antes de empezar, Señora Mirado, si me permite," Ella asintió con su cabeza y una sonrisa y él respiro profundamente cerrando sus ojos y exhaló. "Me gustaría decir que si tienen alguna pregunta ya que haya terminado… solo… por favor pregunten después de clases." Ofreció una pequeña sonrisa a la clase e inhaló profundamente de nuevo antes de levantar su papel para leerlo en un Español algo fluido. Mi lápiz flotaba sobre mi libreta listo para tomar tantas anotaciones como pudiera.
"*Mi mamá y mi papá se fueron cuando yo tenía un año de edad.*"
Eso no era algo que no hubiera escuchado antes. Todos sabíamos que sus padres se habían ido cuando él tenía un año. A pesar de saberlo, garabateé "1 año de edad" en mi librera mientras él continuaba con su discurso.
"*Ha sido difícil, pero yo sabía que un día iba a verlos.*"
*Verlos, verlos*,verlos. *Difícil* es difícil, *pero* es pero… mi cerebro trataba desesperadamente de mantenerse al corriente con sus palabras y me encontré a mi misma escribiendo notas de las palabras que entendía, a pesar de sí estaban en orden o no.
"*…y que pueden haberse ido, pero tengo la esperanza de poder encontrarlos un día en San Lorenzo*."
Sonreí para mí misma. Pueden haberse ido, pero tengo la esperanza… oh Dios ¿Qué era el resto? *Día significa día, y ¿no es San Lorenzo alguna ciudad o algo? Busqué en el salón por la reacción de Phoebe, la cual solo reflejaba un estado de shock. Rápidamente regrese mi atención hacia Arnold al centro del salón, su voz vacilante.
"*… lo que significa que este semestre será mi último aquí en el año.*"
*Año* es año. *Aquí* es aquí. *Semestre* es semestre. *Último* significa último… Estaba comenzando a entender porque Phoebe tenía ese semblante en su rostro. Gerald parecía retorcerse en su asiento; completamente enfocado en Arnold como si cualquiera de sus movimientos influyera en los movimientos de Gerald. El salón estaba en silencio y mientras Sid estaba casi dormido, Harold estaba comiendo las sobras de su desayuno, y Curly estaba haciendo alguna elaborada estructura de alguna clase, el salón a mí alrededor comenzó a girar más rápido de lo que nunca había girado el Dino-Whirl en Dinoland.
"*…más fácil que decir a todos en persona…"
A pesar de mi estado de shock, mi cerebro continuaba tratando de seguir con el mundo que se caía a pedazos a mí alrededor.
*Fácil* es fácil… *Persona* es persona. *Todos* es todos. *Decir* es decir. Agité mi cabeza pero no puede encontrar la manera de detenerme. Mantente firme, chica.
"*Mi avión sale el fin de semana siguiente a las 7:50 de la mañana. Si quieren venir-*"
*Avión* es avión. *Fin de semana* es fin de semana. 7:50 en la mañana. Quieren venir… mi boca se sentía seca a pesar de mis intentos de tragarme el creciente nudo en mi garganta.
Él se está marchando… Él tiene que estarse… marchando…
"*Tengo que encontrarlos.*"
Él tiene que encontrarlos… Cerré mis ojos concentrándome en mis propios pensamientos.
"*Gracias*". Concluyó y rápidamente regreso a su asiento, la campana sonando justo después de que su trasero tocará el asiento bajo él.
Naturalmente yo fui la primera en salir del salón una vez que la campana nos permitió hacerlo.
No podía ver nada.
No podía escuchar nada.
Sus padres nunca habían regresado, ¿qué le hacía pensar que él si lo iba a hacer?
¿Qué sí él no regresaba? ¿O si regresaba pero sin sus padres? Estaría devastado…
Miré mi celular y me debatí en realmente ir a Estudios Sociales.
Es un día. No es como si Stinky hubiera hecho algo realmente para ayudar de todos modos. Me escapé por la puerta principal y me senté en el marco de la ventana de ciencias con las persianas cerradas. Después de un momento de mirar a mí alrededor, saque la única cosa que aún tengo desde la primaria: mi relicario.
"¡Oh, Arnold! Qué mal de mí el ser tan egoísta para mantenerte aquí para mí cuando tu corazón está claramente en otro lugar. Cuan centrada en mi misma estaba para esperar a que dejaras tus sueños por la chica que te molesta en cada momento de tu vida como una enfermedad. No me necesitas para tratar de mantenerte a flote, mi amado," Moví mi dedo índice a través de su fotografía detrás del cristal y suspiré derrotada. "Tú necesitas alguien que te apoye en estos tiempos tan difíciles en tu vida en una manera en la que nadie te ha apoyado antes-de todo corazón."
"¿Helga?" Era la hermosa voz que había escuchado tantas veces en la vida real y en mis sueños.
Coloqué el relicario boca abajo en mi regazo y cerré mis ojos.
"¿Qué?" respondí solemnemente.
"La Señora Selemny se está preguntando donde estas."
"Por supuesto."
"¿Alguna razón por la cual estés afuera? Esta casi helando…"
"¿Por qué te importaría? Pronto vas a estar en el cálido San Lorenzo olvidándote de todos nosotros."
"Helga…" Empezó él, pero yo no iba a dejar que terminara como una persona NORMAL, lista y sensible lo haría. Oh no. Yo soy Helga G. Pataki.
"No me digas HELGA, tu raro cabeza de balón. ¿No ves lo que significas para todos aquí? Digo… no podría importarme menos… pero si tú te vas, vas a molestar el ORDEN natural de las cosas. Tú te vas, y de repente nadie va a saber que hacer nunca más. Harold podría volverse anoréxico si tú no estás para decirle que está bien el hecho de que sea un cerdo. Rhonda probablemente va a gastar su futura fortuna en bolsos y botas de piel de cocodrilo de diseñador sin tus maneras moralistas diciéndole que tan estúpido es desperdiciar su dinero en eso. Si tú te vas, ¿Qué hará Geraldo? ¿Con quien pasará el tiempo el Cabeza de cepillo? Digo, el chico es casi como tu extraño gemelo siamés… digo, ¡Criminal! ¿Cómo puedes ser tan egoísta y dejar a todos aquí solos?"
Él se sentó a mi lado, sus ojos mirando hacia algo enfrente de él, como algo que nadie más podía ver.
"Recuerdas la noche en la que casi duermes en la calle, Helga?"
Giré la cabeza para mirarlo mientras el continuaba mirando hacia la nada.
"No sé de qué estás hablando, Arnoldo."
"Tu papá estaba gritando de nuevo. Dijiste que te había llamado 'un desperdicio para el apellido Pataki'. Dijiste que no te importaba mucho pero que estabas cansada de eso."
"Ajá, ajá, ajá. ¿Qué hay con eso?"
"Te ofrecí quedarte en mi casa en vez de que durmieras en la calle."
"¿Y?"
"Al día siguiente regresaste a tu casa de todas formas. Aún después de todo el dolor que te habían hecho pasar, nunca te rendiste con él por mucho que dijiste que lo harías. Lo mismo con tu mamá. Siempre hablas de cómo ella arruina todo, pero aún cuando lo hace, no te rindes con ella tampoco, aún cuando ella te da todas las razones para hacerlo."
"¿Cuál es tu punto, pelos necios? Me estás aburriendo."
Se sentó sobre sus propias manos en un esfuerzo por mantener el calor del frio helado alrededor de nosotros. La nieve comenzaba a caer sobre el suelo seco y mis ojos se enfocaron sobre los copos de nieve cayendo en el aire.
"Mi punto es, Helga, tu amas a tus padres a pesar de ser tan distantes. Y a pesar de toda la distancia entre tú y ellos, aún mantienes en algún lugar la esperanza que algún día ellos te traten en la forma que tú quieres ser tratada. Mis padres nunca han estado allí pero eso nunca me ha detenido de tener la esperanza de que ellos estén allá afuera, en algún lugar. Y si ellos están allí, bueno… Helga, yo debo de encontrarlos."
Yo asentí lentamente procesando todo lo que me acababa de decir. Mis ojos se dirigieron a Arnold encontrándose durante una fracción de segundo.
"¿Y si ellos no están allá afuera?" murmuré.
Él se mordió el labio inferior y suspiró profundamente.
"Entonces sabré que al menos trate de encontrarlos y que hice todo lo que pude. No puedo seguir con mi vida preguntándome si ellos estuvieron allá afuera todo el tiempo."
"Supongo que entiendo eso."
El mundo se veía tan silencioso afuera de la escuela. La nieve cayendo a nuestro alrededor recubriendo el mundo en lo que parecía una sábana blanca intocable. Mis pensamientos parecían desaparecer debajo de todo eso.
"¿Helga?"
"¿Hmm?"
"¿Qué es eso en tus piernas?"
Miré hacia abajo con algo de miedo hacía el relicario que estaba acostado a salvo en mi regazo y balbucee entre mis pensamientos con algún tipo de excusa.
"Uh… es uh… bueno… um…"
La voz de Phoebe sonó en mi cabeza antes en esa semana. Al final, es mi decisión si pienso que realmente es lo mejor dejárselo saber a él por mí misma.
"Es uh… es-"
"No es de mi incumbencia. Lo siento." Se encogió de hombros levemente y me miró con una pequeña sonrisa.
"¡Ajá ZOPENCO, y DEBERÍAS sentirte mal por eso! ¡Realmente no es para nada de tu incumbencia, rayos!"
Una pequeña risita se le escapó y se levantó limpiándose la nieve que había caído sobre sus pantalones, hombros y cabello.
"Lo que tu digas, Helga."
Al cabo de unos pasos desde que se había ido, me dejó con mi relicario, mis pensamientos y la nieve recién caída.
"No estoy segura de esto, Helga."
"Debemos de ganarle aquí."
"¿Pero esperar en el aeropuerto cuando nosotros ni siquiera tenemos un vuelo? Es tan temprano..." Phoebe dejó salir un largo bostezo y se enrosco en su abrigo un poco más mientras se sentaba en una banca cercana.
"Su avión sale a las 7:50 lo que, conociendo a Arnoldo, significa que aparecerá alrededor de las 6 en caso de que sea temprano. El cabeza de cepillo, el chico rosa, Sid, Stink-O y el resto de la pandilla probablemente aparecerán alrededor de las 7:30 lo que significa que tenemos que estar aquí alrededor de las 5:45."
"Parece que has pensado mucho en esto."
"DUH. Si voy a hacer esto… lo cual no QUIERO… entonces mejor hacerlo así y no sea la última cosa que recuerde antes de que corra hacia San Lorenzo y…" respiré. "Y posiblemente no pueda volver."
La pequeña mano de Phoebe sobó mi espalda por un momento.
"¿Estás segura que quieres pasar por esto, Helga?"
"Para nada, Pheebs. Pero debo hacerlo."
"No tienes que hacer nada si no quieres."
"Phoebe, TENGO que hacerlo. No puedo dejarlo ir y… y…" Sentí como mis parpados se volvían pesados y me senté al lado de Phoebe llamando su atención. "Quiero decir que si algo llegara a sucederle a esa cabeza en forma de balón suya… a esa hermosa cabeza ovalada. Yo… Yo…" Mis pensamientos se detenían en el hecho de lo que yo haría si tal cosa llegara a suceder. No paso mucho tiempo, sin embargo; para que mis pensamientos se convirtieran en una horrible pesadilla.
"¿Helga? ¿Helga, que estás haciendo aquí?" una voz familiar me llamaba.
"¿Hmm?" me quejé y me di la vuelta para tratar de darle a mi adolorido cuello un nuevo ángulo.
"Helga. Helga DESPIERTA."
"Para ser perfectamente honesta Rhonda, tal vez deberías ser un poco más gentil al despertarla. Estoy completamente segura que nadie le gustaría que lo despertarán así."
"¿Podemos de ir ya al lugar de Cinnabon? ¡Estoy hambriento!"
"Cielos, no puedo creer que Helga se fuera a la puerta equivocado. Va a estar horriblemente enojada cuando se pierda a Arnold por haber dormido de más."
"¡Pero qué tal chicos!, Él sale en cinco minutos, también."
Mis ojos se abrieron.
"¿QUÉ dijiste?"
Phoebe se agitó a mi lado por mi voz, ahora en pleno auge.
"Bueno, Dios Helga. Arnold está abordando su avión ahora."
Saltando sobre mis pies, Phoebe se sentó con una mirada aterrorizada en su rostro; el color drenándose a un ritmo casi tan rápido como en el mío.
"¿Qué tan lejos está?"
"Puerta 53. ¿Por qué estás tú en la Puerta 35?"
"Porque CLARAMENTE chico rosa, la cagué en mis números. ¡Eso está en el otro lado del maldito aeropuerto! ¿Cuánto tiempo tengo?"
Rhonda miró hacia su reloj con incrustaciones de rubí el cual había presumido la navidad pasada.
"Ahora, parece que tienes 3 minutos."
Intercambiando miradas con Phoebe, ella asintió una vez dándome el visto bueno para perseguir todo por lo que había estado esperando en primer lugar.
Podía escuchar sus pasos detrás de mí, pero yo los estaba bloqueando. Escuché la llamada de la bocina sobre cualquier ruido en el abarrotado aeropuerto.
"Puerta 53 abordando destino a San Lorenzo ahora. Repito, Puerta 53 abordando destino a San Lorenzo ahora."
Ignore eso también.
Todo lo que importaba es que tan rápido mis piernas me podían llevar. Vi la puerta al frente, vi a su abuelo y abuela abrazándose mutuamente mientras veían hacia Arnold en la fila de espera.
Lo iba a perder, CRIMINAL, iba a perder mi ÚNICA oportunidad de decirle al chico de mis sueños, al chico por el que he estado locamente enamorada desde que puedo recordar lo que sentía.
Es gracioso cómo funciona el tiempo.
A veces se mueve en ráfagas rápidas de la manera en la que pasó cuando estaba dormida en ese banco que hizo que mi cuello me doliera más que cualquier otro musculo antes.
A veces se mueve tan rápido, que no tienes tiempo ni siquiera de darte cuenta que el tiempo ya pasó hasta que vez tu vida y ves que no es donde pensaste que estarías.
Y luego están aquellos casos donde el tiempo pasa lentamente como la punta que gotea en una pared. Hay esos casos cuando el mundo completo se mueve en cámara lenta delante de tus ojos y el tic tac del reloj oscila hasta casi detenerse.
Mis últimas pisadas a la puerta 53 fueron como el último. El mundo a mí alrededor dejó de existir y simplemente se detuvo mientras mis pies continuaban empujándome a donde debía de estar en ese mismo momento.
"¡Arnold! ¡Arnold Shortman!"
Vi su pequeña gorra azul girar, indicando que había volteado a ver quien lo había llamado por su nombre. El chico debía de estar ciego para pasar por alto a un grupo de adolescentes gritando su nombre a toda velocidad. El mismo grupo de adolescentes que habían guardado mi secreto casi por el mismo tiempo que yo misma.
Todos ellos lo sabían.
Todo el mundo, excepto por Arnold.
Hasta ahora.
"¡Arnold, ESPERA!" Grité lo más fuerte que mis pulmones me lo permitieron.
"Oye, hombre pequeño. ¡Esa amiga tuya rubia y de una sola ceja lo hizo!"
Solo entonces, esos ojos azules suyos se encontraron con los míos y alenté a mis pies a la mitad. Dejándome caer en mis rodillas, el dejo caer sus maletas y corrió a mi lado, todos detrás de mi deteniéndose también. Gerald quien había estado de pie al lado de la abuela de Arnold, me estaba viendo en algún estado de petrificación, aunque sus ojos parecían reflejar una pisca de un poco de esperanza.
"¿Helga? ¿Helga, estás bien?"
"Yo… yo necesito… yo necesito decirte… decirte algo." Jadeé mientras el miraba entre mi y la asistente del vuelo que lo esperaba para que abordar el avión.
"Señor, necesito que aborde por favor."
Se dio la vuelta y mostró una de sus sonrisas.
"Un minuto. Estaré allí en un minuto." Regresó su atención hacia mí y hacia mis ojos. "¿Helga, que estás haciendo?"
"Yo tenía que… tenía que venir a verte… y…. y a decirte algo."
"Tengo que subir al avión. ¿Por qué no viniste más temprano?"
"Lo HICE. Criminal. Yo estaba… yo estaba aquí… a las 6."
"¿Por qué tan temprano?"
"Señor, por favor."
"Estaré allí en un momento." Se mordió el labio por un momento. "Yo… yo me tengo que ir, Helga. Lo siento."
Sentada allí, desconcertada, se levantó y caminó para tomar sus maletas que permanecían en el suelo donde él las había dejado caer, y mi corazón cayó a sus pies.
"Helga…" pronunció Phoebe, y Gerald inmediatamente me lanzó una mirada.
"Yo… fue demasiado tarde."
La asistente de vuelo revisó su boleto y él se dio la vuelta para mirar hacia nosotros por una última vez antes de desaparecer por la estrecha puerta que lo llevaría a su vuelo.
Vamos Helga, por el amor de DIOS no puedes renunciar. No cuando ya estás tan cerca. No aquí. No ahora. ¡Levántate!
Mis piernas me obligaron a levantarme, todo mi cuerpo, mente y corazón decididos a ver a través de lo que había tratado de hacer.
"Señorita, me temo que no puedo dejarla entrar a la puerta. ¡Señorita, Señorita!"
Pero ella no pudo detenerme. Ella no lo haría.
"Arnold."
Estaba a cuatro personas por delante de mí. Al final del estrecho pasillo cercano a la entrada del avión.
"Arnold DETENTE."
Se dio la vuelta, sus ojos muy abiertos me miraron por una última vez.
"¿Helga? Helga, ¿Qué pasa?"
Sentí un firme agarre en mi hombro empezando a atraerme hacía atrás por donde venía.
"Yo… Yo te…"
"Oye, amigo ¡Estás deteniendo la fila! ¡Entra al avión!" gritó un hombre, pero la atención de Arnold estaba centrada en mí. Por una vez.
"¿Helga?"
"Yo…" Suspiré mientras el guardia me mantenía en mi lugar para evitar que me moviera. "Yo… Yo espero que encuentres a tus padres, Arnold. Y… Y realmente espero que vuelvas pronto."
Nunca había visto una sonrisa tan grande y radiante en su cara antes. Y luego se había ido.
"Podría haberla sacado de este aeropuerto, muchachita."
El hombre me jaló de regreso al área de espera, todos los ojos de repente sobre mí.
Me encontré con mis pies llevándome hacía la ventana para ver a Arnold mientras su avión giraba al lugar indicado para despegar.
"¿Y? ¿Qué fue lo que dijo?" Rhonda explotó diciendo.
"¿Qué fue lo que dijo? ¿Qué fue lo que TÚ dijiste?" Nadine contrarrestó.
"¿Piensas que te vaya a escribir? Dios, eso sería muy romántico." Lilia interrumpió.
"¿Podemos ir al lugar de Cinnabon ahora? Todo este correr me puso aún más hambriento." Se quejó Harold.
Pero Phoebe y Gerald lo sabían. Ellos vieron la manera en la que mis ojos estaban llorosos y sabían que Arnold estaba volando hacia San Lorenzo sin el conocimiento de lo que le estaba esperando aquí para su regreso – Sí él regresaba.
"Helga…" Phoebe me dijo cálidamente mientras se acercaba a mí por detrás, mi rostro casi pegado a la ventana mientras veía su avión volar en la distancia, pronto desapareciendo entre las nubes pintando el cielo de la mañana. "Él va a regresar." Murmuró.
Me giré para encararla, una lagrima cayendo por mi mejilla.
"¿Y si no lo hace?"
Ella se giró a ver a Gerald quien tenía las manos metidas por completo en sus bolsillos.
Por primera vez en su vida, Phoebe no tenía una respuesta.
"Yo… yo no lo sé, Helga. Lo lamento."
"¿No lo sabes? ¿No lo sabes?" Me limpie la mejilla de esa lagrima que había anidado allí y me giré para ver a todos quienes estaban ansiosos esperando por mi respuesta a sus preguntas. "Él no lo sabe. Y nunca lo sabrá. Y yo nunca lo sabré porque nunca pude decírselo." Sus abuelos se miraron entre ellos en un silencioso entendimiento antes de regresar sus ojos hacía mi. "Él está volando para hacer todos sus sueños realidad, y… yo… yo estoy aquí; Helga G. Pataki, estoy atrapada AQUÍ en HILLWOOD." El familiar guardia de seguridad que había lidiado conmigo anteriormente me miró suspicazmente; completamente listo para ayudarme a salir fuera del área. "Y… Y todo lo que puedes decir es NO. SABES." El guardia comenzó a caminar hacía mi, su mano levantada hacia mi hombro de nuevo antes de que mi mano lo quitara. "Puedo salir sin su ayuda, muchas gracias."
Y me fui, solo así.
La primera nevada que afectó a Hillwood desde que Arnold se había ido el 14 de diciembre, solo unas pocas semanas después de que el semestre terminara y él se hubiera ido a buscar a sus padres. Sin necesidad de decir, cambie significativamente en esa primera semana. Mis calificaciones comenzaron a caer drásticamente, especialmente mi calificación de español, y no podía recordar la última cosa que Phoebe y yo habíamos hecho juntas. En su mayoría no hablábamos desde mi descontrol. Sin embargo, no era por enojo por lo que no habíamos hablado. Phoebe siempre estuvo a mi lado. Todos podían decir que tan desesperada estaba por tratar de ayudarme, pero yo no era muy responsiva.
Lo cual era mi maldita culpa, para ser honestos.
La cosa es que no podía comprender que me había detenido en la puerta. Repetía esos momentos día tras día en mi cabeza tratando de hacerlos tener sentido en la decisión que había hecho. O mejor dicho, en la decisión que me había negado a hacer.
Y entonces, bueno, llego el 21 de Diciembre el cual era justo el último día antes de las vacaciones de invierno.
"*¡Hola clase!*" ¡Tengo una muy especial sorpresa para todos ustedes hoy!" La Señora Mirado bajó la pantalla para el proyector y saco su laptop para dejarla en la butaca desocupada en la primera fila, la pantalla viendo hacia nosotros. "Hoy tenemos a un invitado especial con nosotros. Así que todos, ¡digan *hola*!"
En la pantalla frente a nosotros estaba él. Él único por el que había pensando estrictamente día tras día.
"Pensé que ya que tenemos una junta después de esta clase, un pequeño cambio sería agradable. Especialmente con uno de nuestros compañeros que está allí actualmente, ¿Dónde estás nuevamente, Arnold?"
El sonrió mientras miraba directamente hacia nosotros a través de la cámara.
"San Lorenzo."
Sentí mi cuerpo tensarse con su voz. Phoebe y Gerald, quienes se sentaban uno al lado del otro ahora, miraron hacía mi y murmuraron algo entre ellos antes de regresar sus ojos al frente del salón.
"¿Cómo es allá?"
"¿Es caluroso?"
"¿Ya encontraste a tus padres?"
"¿Algo de miedo te ha pasado?"
"¿Qué tipo de comida has comido?"
Las preguntas fueron lanzadas como un montón de monos lanzando su propia mierda a la gente que pasa en el zoológico. Me encontré a mi misma mirando en silencio al increíble hombre frente a mis ojos quien se sentía como en mundos lejanos. No pude evitar encontrarme a mi misma viendo a sus ojos los cuales casualmente aunque escaneaban la imagen de todos nosotros en la clase; sus ojos siempre tendían a gravitar hacía mi lado del salón.
O al menos eso pensé.
No pasó mucho tiempo antes de que la campana sonara, lo cual nos dejo para decir adiós y aglomerarnos en la puerta camino a la asamblea.
"Todos parecen ansiosos por salir del salón". Arnold soltó una risita mientras hablaba con la Señora Mirado mientras ella recogía algunas cosas de su abarrotado escritorio. Yo esperando justo afuera de la vista de la cámara.
"Bueno, el consejo estudiantil encontró la divertida idea de hacer un encuentro motivacional Navideño."
"Wow. Suena divertido." Sonrió cálidamente.
"¿Señora Mirado?" Hablé, la expresión de Arnold cambiando mientras buscaba en la imagen en su computadora por la persona en el salón que no estaba viendo.
"¿*Si*, Helga?" sus ojos se suavizaron mientras una sonrisa marcaba sus labios.
"¿Le importa si hablo con Arnold aquí un segundo antes de que vayamos a la asamblea?"
Ella lo pensó por un momento y luego sonrió.
"Ningún problema. Solo dirígete a la asamblea cuando hayan terminado."
Más para mi sorpresa, ella salió del salón, dejándome sola con Arnold en vivo y a todo color en la pantalla blanca.
"Y… ¿Cómo has estado cabeza de balón?"
El sonrió y ajustó su posición en el asiento.
"Bien. No hemos hecho mucho progreso, pero Eduardo, quien conocí una vez que estuve aquí, dice que podríamos estar sobre algo. Y es temprano, así que tenemos tiempo."
Temprano. Te has ido por semanas.
"Yo… Yo estoy feliz por ti pelos necios."
"¿Cómo están las cosas para ti?"
Me encogí de hombros y salté para sentarme arriba de uno de los escritorios cercanos.
"Lo mismo, lo mismo. Aunque, me temo que tu cabeza de forma extraña ha sido remplazada como blanco de bolas de papel. Y Eugene no es tan buen deporte como lo eres tú."
Él se rió ruidosamente y agitó su cabeza por un momento.
"Buen viejo Eugene." Algo lo llamó desde atrás y se giró para escuchar. Aunque no podía escuchar lo que la otra persona estaba diciendo, si escuchaba lo que Arnold respondía. "*Si. Lo sé*". "*De inmediato, de inmediato. Gracias*". "Helga, lo siento pero tengo que irme. Acabamos de comer y necesitamos algo de buen sueño antes de la caminata de mañana."
Me tragué el nudo en mi garganta.
"Uh… Arnold."
Él asintió una vez.
"¿Ajá, Helga?"
"Hay…. Bueno… hay algo que necesito decirte. Yo no fui del todo honesta con lo que te dije antes de que te fueras."
Arrugó las cejas juntándolas en confusión.
"Digo… no la parte sobre encontrar a tus padres, porque SI espero que los encuentres y SI espero que vuelvas pronto a casa…"
"¿Entonces a que te refieres Helga?"
Respiré profundo y exhale preparándome para lo que iba a decir.
"Uh… bueno... lo que QUIERO decir es…"
Sus ojos parecían mirar a través de la pantalla frente a él directamente a hacia mí como si estuviera de pie frente a mí en la manera en la que había esperado cuando revelara mi mayor secreto.
El momento perfecto.
Notas de la autora original: Y eso fue… bueno… eso fue eso.
Así que terminé esto de una buena vez, quiero que ustedes chicos decidan lo que pasa. Si le dice, si no le dice, todo lo que pasará en el último momento de su video llamada. ¡Déjenme saber qué es lo que imaginan que pasará cuando hagan sus reviews!. ¡Espero les haya gustado!
