El silbato del Expreso de Hogwarts sonó anunciando su pronta partida. Los familiares reunidos en el anden 9 ¾ terminaban de despedir a sus pequeños que ya pronto se subirían al tren, para emprender el viaje hacia el colegio de magia y hechicería.


Un pequeño de ojos marrón claro, cabellos revueltos y anteojos, estaba siendo abrazado de forma muy efusiva por su madre.

- Ya, basta Má, me estas asfixiando – Se quejó el pequeño de once años.

- Dorea, deja a James que ya debe subirse al tren – Habló el hombre que se encontraba al lado de ellos.

- Pero no esperaba que mi bebe creciera tan rápido – Dijo la mujer de cabellos dorados, sin menguar el abrazo.

- No soy un bebe, ya tengo once años.

- Sí, ya es todo un adulto – Afirmó Charlus sonriendo, mientras revolvía la cabellera de James.

Dorea liberó a su hijo, y se aferró a su marido dejando escapar unas lágrimas.

- Envíanos una lechuza todos los días, ¿Sí? Y dinos enseguida en que casa quedaste – Los ojos de su madre brillaron de emoción.

- Sí sí… Mejor voy subiendo al tren. Los quiero, adiós – Despidiéndose con una mano, tomo su equipaje y se aventuro en uno de los vagones.


Un aire de incomodidad rodeaba a un grupo de cuatro personas, cercanas a la familia Potter.

Una mujer esbelta de porte austero, junto a un hombre de cabellos negros y ojos grises y profundos, sin expresión, estaba parado al lado de un niño de cabellos azabache, en silencio.

La mano de la mujer apretaba firmemente la de su segundo hijo, años menor, que se encontraba parado a su lado.

El mayor de los hermanos, soltó un suspiro al escuchar el silbato intermítete del tren.

- Bueno, supongo que ya es hora de irme – Dijo, dirigiendo por primera vez la mirada a sus padres.

- – Walburga soltó volteando a ver a su hijo.

- Escríbenos cuando la ceremonia de selección acabe, ¿Sí? – Esta vez fue su padre, Orion, que se dirigió al pequeño Sirius.

El mayor de los Black, asintió, susurrando un leve adiós, que solo parecía ser para su hermano.

Y sin más, se encamino hacia el tren.


Remus Lupin, se aferraba fuertemente a la mano de su padre Lyall y su madre Hope. El niño de cabellos castaños y ojos ámbar, estaba hecho un manojo de nervios, y unas lágrimas rebeldes se escaparon, surcando una de las cicatrices que marcaba su rostro.

Lyall se arrodilló, colocándose a la altura de su hijo. – Rem, tranquilo. Todo estará bien.

- Pero ¿y si nadie me habla? ¿Y si no logro hacer amigos? ¿Si les asustan mis marcas? ¿Si se enteran de lo que soy?- Esta catarata de preguntas salieron de su boca, acompañado por más lagrimas de angustia.

Hope deslizó sus dedos por el rostro de su hijo, limpiando el rastro húmedo generado por el llanto. – Es imposible que no les caigas bien, y además estarás bajo el cuidado del Director, John.

Remus asintió tratando de calmar sus nervios. – Gracias.

Su madre besó su frente – Ya es hora de marcharse, escríbenos cuando llegues.

- Te escribiremos todos los días – Dijo Lyall – te amamos, hijo.

El niño sonrió, y abrazó por última vez a sus padres, antes de marcharse hacia una de las puertas del tren.


- Cuídate y no te metas en mucho líos –Dijo la madre de Peter, besando su mejilla.

- Sí, Má – Le respondió un niño regordete, mientras se limpiaba el rastro de saliva de su cachete. – Ya debo subir.

- Luego cuéntanos como estuvo la ceremonia, y diviértete – Saludo su padre, abrazándose a su Esposa.

- Síiiiiiiiii, ya debo irme. Mañana les envío una lechuza. ¡Adiós! – Les dijo mientras agitaba su mano, dirigiéndose a un vagón.


- Bueno, hijo, ha llegado el gran día. Hoy te harás hombre, como tu padre – Exclamó una voz desbordante de alegría. Provenía de un hombre de cabellos negros, esbelto y ojos violáceos. Su nombre era Jean Corbeau.

- Comportate, Jean. Por Merlin. Pones en verguenza a tu hijo – Dijo la mujer que se encontraba a su lado, dandole un leve golpe en la cabeza. Sus cabellos eran dorados, y sus ojos eran negros y profundos.

- Eres cruel, Ariadna – Se quejó Jean.

Diaval, orbsevaba a sus padres soltando un suspiro de exasperación. Eran un caso perdido.

- Bueno, si ya terminaron con sus juegos, creo que es hora de despedirme o perderé el tren – Interrumpió el niño de pelo azabache.

- Recuerda escribirnos, y disfruta esta nueva experiencia – Dijo su madre, acariciando una de las cicactrices que surcaba su sien.

- Manda lechuzas, ¡Por dios! Cuentanos todoooooo. ¿Sí ? ¿Sí ? – Instió su padre, fascinado por este nuevo mundo y por la nueva aventura a la que se dirigia su hijo.

El niño sonrió meneando la cabeza – Los mantendré al tanto de todo. Ustedes cuidense.

Sus padres sonrieron mientras veian a su unico hijo aljarse.


Una chica de ojos verdes, dejo escapar un suspiro de trsiteza.

- ¿Qué pasa, Lils ? Estabas tan ansiosa por este día, y ahora te encuentras decaida – Se preocupó su Madre, mientras acaricia su cabellera roja, para tranquilizarla.

- Es que me gustaria que Petunia hubiera venido.

- Tu hermana aun no se ascotumbra a todo esto. Dale un tiempo y se le pasara – Trató de alentar su padre, acompañado por una sonrisa.

- Sí, eso espero – Sonrió melancolicamente, Lily.

- Ya, deja de pensar en ello, y preparate que debes abordar el tren – Le devolvió la sornisa la Sra Evans.

Con un beso en la mejilla, se despidio de sus padres y apresuro sus pasos para subir al Expreso.


- Male, quiero que sepas que no importa en que casa estes, no importa lo que hagas, yo estaré aquí para apoyarte. Tu disfruta de esta expreciencia y crece. Es lo que tus padres huebieran querido.

Su Tío, Balthazar, terminó el breve discurso, dandole un abrazo, demostrandole todo su apoyo.

Malefica asintió sonriente, devolviendole el abrazo.

- Gracias, Tío Balty. Aunque espero no quedar en Slytherin – Soltó con un dejo de amargura.

- Ja ja ja. No importa donde quedes. Resaltaras, porque eres unica.

- Deja de alimentar mi ego, y dejame ir. Que perdere el tren.

- Vale, vale. Te libero, diviertete y escribeme.

- Te amo – Gritó la niña de cabello castaño, mientras se dirigia entusiasmada hacia el Expreso de Hogwarts.

Continuara.

Espero que les guste. En unos días actualizaremos. Nos gustaria saber sus opiniones, quejas, consejos? Lo que sea. c:

Saludos cordiales y chocolates para todos 3