-sabes esto no va a funcionar, si seguimos con esto nos mataran.

-no me mientas –su voz se llenó de pesadez y melancolía, en sus ojos estaba aquel brillo especial que una lagrima causaba –sé que eso es lo que menos te importa ¿acaso, ya no me amas?.

El joven se acercó a su chico de ojos zafiro, que con fuerza reprimía su llanto. Tomó el moreno rostro del chico de menor estatura, obligándolo a ver esos ojos ámbares, que a gritos silenciosos le pedía una respuesta.

-te amo, te amo –acerco sus labios rosados para juntarlos con los de su eterno amante. Ellos no sabían que sería su último beso –pero hay algo que va a terminar con nosotros –le dijo cuando ambos se separaron, sin desearlo –escóndete.

Termino de despedirse de su amante, dejándolo en las escaleras abandonadas en un callejón oscuro. Antes de irse le dedico una mirada de amor, ternura y dolor. "te amo y siempre lo haré", eso fue lo último que le dijo antes que saliera de la oscuridad y correr hasta donde sus pies se lo permitían.

-SUZUNO! SUZUNO! –Gritaba con fuerza, pero él no regreso -¿qué es lo que sabes que yo no? –se dijo a sí mismo.

Suzuno corría y corría, pero eso no le fue suficiente. Fue alcanzado por su temor. Una turba furiosa le iba siguiendo las espaldas. Al final tropezó y aquella turba, furiosa le exigía la ubicación de su amante, pero por más tortura que sufriera , de su boca jamás salió palabra alguna.

Pronto la muerte lo alcanzó, con una promesa de amor "te buscare, lo prometo"

Hoy es primero de noviembre, el día en que los muertos resuelven sus asuntos pendientes. Exactamente a las 10 de la noche, una brillante neblina aparece cerca del callejón, dejando ver a un joven de cabellos blancos y una intensa mirada azulada, que busca con desesperación a su eterno amor.

La noche avanza y el portal que une al mundo de los vivos con el de los muertos se va cerrando y Suzuno tiene que regresar. Aun sin encontrarlo se da la vuelta y sus lamentos le siguen, sin embargo jamás dijo el nombre de su amado y los habitantes de la ciudad de inazuma acompañan la tristeza del joven. Pero nadie en el pueblo, ha sabido por quién lloraba..