Bueno, último snamione a pedido que estoy escribiendo. La solicitante es una dulce mujer, SexySeverus y pues en cuanto el Snuna que debo para mi amiga Chiara, tiene que esperar ya que pronto empezaré antibióticos por una infección y espero tolerarlos y actualizar todos los fics que tengo. Descuiden que paso tan seguido como puedo. El Snarry donde Snape es padre de Harry, Un verdadero Snape, lo estoy reeditando y viendo si posiblemente puedo empezarlo todo de nuevo. Le volví a escribir el capítulo 1, así que ya empecé con eso.
Tuve la idea mientras miraba una novela. No tengo cable, así que me tocó ver la novela *era eso o ver el canal del estado con política inútil* y me dio una idea que me gustó y como todos parecen estar interesados en los matrimonios arreglados * yo no sé por qué *, SexySeverus también me pidió uno. Es diferente de OLM y es más dramático.
Título: Cuando todo cambia.
Pairing: Snamione
Summary: Hermione tenía un feliz y estable noviazgo, en plena guerra contra Voldemort. Ron Weasley decía ser el hombre más afortunado del planeta, teniéndola como novia y próxima a ser su esposa. Tenían una bella bebé, Rose Weasley y un gran futuro juntos una vez que Harry acabara con el maligno. Sin embargo una terrible maldición rebota en Hermione durante la batalla y cae en coma por mucho tiempo, dándose cuenta al despertar, que su novio ha tenido que casarse forzosamente con otra mujer y que ella necesita un marido también o el ministerio tomará cartas en el asunto.
Disclaimer: Sólo la idea me pertenece, personajes pertenecen al fantástico mundo de Harry Potter y a la pluma de JK Rowling.
˜ Capítulo 1: Despertar.
Te estás engañando a ti misma, si piensas que él se va a divorciar. No puede, las leyes no lo permiten. Voldemort finalmente ha caído pero es como si aún estuviese con vida, en la pluma del ministro y mientras firma esa estúpida proclama.
Ya puedo oír las voces de mis amigos, diciéndome que estoy equivocada y que existen miles de prospectos mejores. No quiero terminar en Azkaban por desacato, ni tampoco preocupar a mis padres. No puedo imaginarme quién puede estar soltero luego de tantos años que yo he estado en coma.
Nadie confía en él, en aquel que asesinó a Albus Dumbledore. Sí, Harry Potter se encargó de limpiar su nombre...
Pero aún así, ninguna mujer lo quiere y está disponible para mí. Es sólo temporal, no me imagino que otra persona esté con mi pequeña hija Rose, que le cuente historias para dormir o la cobije en su cama.
Es temporal y sé que Ron también lo sabe.
- ¿Así que es usted el hombre que se casará con mi hija? - mamá y sus interrogatorios. De no estar tan cansada, luego de tanto tiempo en cama, haría algo al respecto. El rostro de antipatía en el profesor Snape es tan evidente, que hasta malestar me causa mirarlo.
- No tengo más opción. - una expresión de desprecio se cruza en sus delgadas y pálidas facciones. - A no ser que quiera a Minerva McGonagall en medio de mi despacho y amenazándome con maldecirme si no ayudo a su querida estudiante.
- ¿Quién es ella? - me pregunta mi madre y yo niego con la cabeza.
- La mujer quien fue jefa de mi casa, Gryffindor. - alzo la mirada y me doy cuenta de que el profesor Snape evita verme a la cara. Estamos en San Mungo y eso parece incomodarle en gran medida. Mira a su alrededor como si esperara enemigos y me hace cuestionarme sobre su sanidad mental.
Yo también me habría vuelto loca, de haber hecho todo lo que él había tenido que hacer. Y aún así, confiaba mi vida en sus manos. Sabía que mientras me recuperara y pudiera volver de alguna forma con Ron, que él cuidaría de mí.
Quizá esperaba mucho de él, pero no tenía opciones. El ministerio le había dado un cierto tiempo para encontrar pareja y por mucho que quisiera desobedecer y escaparse, ambos sabíamos que no teníamos opción. Debía agradecerlo, se estaba casando con una mujer prácticamente atada a una cama. Podía ir y venir si así lo quería y no tenía que preocuparse por mí. Yo sólo necesitaba descansar y entonces de alguna forma podría volver con mi verdadera familia.
- ¿Por qué yo, Granger? Una vez que se case... no se podrá divorciar de mí. Como tampoco Weasley se podrá divorciar de la señorita Brown.
Ah sí, esa verdad siempre me golpeaba en lo más profundo de mi corazón. No había posibilidades de divorciarse a no ser que la pareja muriera de improvisto, por lo que tenía la elección de quedarse viudo/a o volverse a casar, si la otra pareja estaba en las mismas condiciones. Pero qué plan tan estúpido. Además de la estúpida idea de intentar procrear, cada dos veces por semana y hasta que un bebé resulte de todo eso.
- Pero no puedes ni levantarte de la cama. - objetó mi madre. - al menos no por ahora, qué se supone que vas a hacer.
- Bueno, eso es fácil para el profesor Snape. - dije con cierto sarcasmo en mi voz. - no tenemos ni que desvestirnos para copular.
Supe que el profesor Snape me miraba con una expresión de sorpresa pura, ante mis frías palabras. Estaba cansada, la vida me había arrebatado mi felicidad y un par de letras pequeñas en un contrato, no me asustaban en lo más mínimo.
- No sé qué persona cree usted que soy, pero yo no tengo sexo con mujeres enfermas y postradas en una cama.
- Pues tendrá que hacerlo conmigo. - dije con una sonrisa suave y al menos me alegré de no ser precisamente virgen o eso le habría sentado peor.
- Pero qué harás con Rose, ella es tú hija. - alegó mi madre y me encogí de hombros.
- El ministerio no me permitirá que exija mis derechos sobre ella, pero ahora tiene dos madres. Supongo.
Mi relación con Lavander no era la mejor, siempre había estado enamorada de Ron y también siempre había estado celosa de mi relación con él. Se veía un presente gris y seguramente doloroso para ambos. Sólo esperaba que Rose no sufriera a consecuencia nuestra.
