Bandos Opuestos

Capítulo uno

Entre sábanas revueltas, un morocho comienza a despertar a causa de los finos rayos del sol que se cuelan por la ventana. Es una mañana fría, por lo que se arropa aún más con una manta. Lentamente abre los ojos, y se descubre siendo abrazado por una bonita rubia. Le sonríe a su novia, y le aparta de su cara unos cuantos mechones lacios.

Sin ser brusco, para no despertarla, se levanta y tras vestirse se dirige al comedor donde lo espera una gran lechuza negra, a la que reconoce como de su jefe.

Extrañado, toma el mensaje que es breve y conciso.

"Tienes un nuevo interrogatorio, ven cuanto antes".

Frunce el ceño, pero no imagina que esas palabras darán comienzo a una nueva vida.

Tras un apresurado desayuno, besos fugaces y un "luego paso por tu casa", el joven de 20 años se dirige a su lugar de trabajo.

Aún más rápido de lo acostumbrado, llega a un gran edificio blanco, que se alza con majestuosidad, lejos de las miradas curiosas de los muggles.

Sin perder tiempo, avanza por el laberíntico interior del Ministerio de la Magia, saludando a compañeros y conocidos.

Observa su reloj, y se detiene ante una gran puerta de roble, en la que sabe que le espera su jefe, con importantes noticias, de eso está seguro. Sin que llegue a tocarla, la puerta se abre y aparece tras ella un hombre de unos cincuenta años, que parecía haber envejecido unos diez en esa última semana.

Le dirige una mueca de cansancio que en otro momento sería una sonrisa, e invita a pasar.

-Entra, Potter.

Con una inclinación de cabeza, James entra seguido del famoso auror Beckett.

Se acomoda tras un imponente escritorio y hecha un vistazo alrededor. En muy pocas ocasiones había estado allí, y sin embargo cada vez que se encontraba en ese lugar no dejaba de impresionarle. Un despacho circular, decorado muy elegantemente y lleno de libros y archivos. Con un techo abovedado que muestra de manera artificial el cielo, tal como recuerda el Gran Salón de su antiguo colegio.

-Cómo habrás escuchado, en la noche de ayer, se produjo un importante enfrentamiento entre aurores y mortífagos.

El moreno da un respigo, tan concentrado se hallaba en las observaciones del lugar, que la grave voz de su jefe lo sobresalta.

Claro que ha escuchado sobre tal ataque. En pocas horas se hizo muy famoso, debido a que tuvo lugar en un importante evento muggle. Lo que no había trascendido era la identidad de los culpables, cosa que sospecha que se enterará en pocos minutos.

-Si, señor. Me he enterado algunas cosas acerca de dicho enfrentamiento.

-Tenemos bajo custodia cinco sospechosos, pero no los interrogarás a todos. Dado a la gravedad del caso, se les asignará un interrogatorio a cada auror preparado especialmente.

James asiente mostrándose de acuerdo, aunque en su fuero interno se sorprende de tal medida, ya que siempre se encarga de tres o más sospechosos.

-Cuando usted disponga comenzaré el trabajo.

-Esa es la actitud que esperaba de usted, Potter.- Responde con una media sonrisa el famoso auror- La sospechosa en cuestión lo espera en la sala del 3º piso. Su nombre es Jane Willows.

Asiente una vez más y sin perder tiempo, el moreno abandona el flamante despacho. La palabra sospechosa vaga por su mente como algo curioso, nunca antes había interrogado a una mujer. Pero no será nada fuera de lo normal –¿O sí?-.

Ascensor, puertas, pasillos. Todo es dejado atrás hasta enfrentarse con la sala en donde se encuentra la mujer.

Cuando está a punto de entrar se detiene por unos segundos. Se siente extraño y no sabe por qué. Aspira profundamente y niega levemente con la cabeza, realmente no entiende que le pasa.

Rápidamente entra y mira con atención a su sospechosa.

El tiempo se congela, sus ojos cafés no creen lo que ven. Sus músculos no reaccionan y no sabe que hacer, solo sabe que está allí parado, sin poder hacer nada y con su corazón latiendo a mil por ahora.

-Hola, Potter-.

Una voz sensual lo devuelve a la realidad, pero aún no sabe que decir.

La observa con atención.

No ha cambiado mucho desde la última vez que la vio. Piernas largas y torneadas, cintura y pechos pequeños, ojos verde esmeralda y perfectos bucles pelirrojos.

Hermosa. Como siempre lo ha sido.

-¿Acaso no saludas a una vieja amiga?- Insiste al no obtener respuesta.

James frunce el ceño, no entiende que ha pasado.

-¿Qué haces aquí, Lily?

Una media sonrisa y ojos llenos de sombras es lo que obtiene de respuesta.

El moreno toma asiento frente a la sospechosa y la examina atentamente para asegurarse de que no está viviendo una terrible pesadilla. Pero no, todo es real. Dolorosamente real.

-Te lo preguntaré una vez más, ¿Qué es lo que haces aquí?-.

Su tono es duro, pero por dentro muere. Años anheló poder verla una vez más, pero ahora no la ve a ella, sino a una extraña.

-¿Acaso tu jefecito no te ha informado bien?- Responde burlonamente, acomoda sus bucles despreocupadamente.- Pregunta a los muggles que lindo susto se llevaron ayer.

Su boca prolijamente pintada de rojo se torna en una peligrosa sonrisa.

James siente que el alma se le va los pies. Cierra los ojos unos segundos y se concentra en mirarla como lo que realmente es, una desconocida, y no su Lily de la que estuvo enamorado tanto tiempo.

La mira directo a los ojos, los cuales son fríos y burlones, no los reconoce.

-¿Por qué lo has hecho?- Hay cierta nota de dolor en esa pregunta, espera que ella no lo note.

-Solo nos divertimos un rato, si se preocupan por eso no saben lo que les espera.

Estas últimas palabras retumban como si un amenazador eco se burlara de él. Y James siente que algo por dentro se rompe dolorosamente.

-¿Dónde quedó la Lily que yo conocí? ¿Qué es lo que te ha pasado?- No puede pensar racionalmente, no piensa ni en su jefe, ni en mortífagos, ni siquiera en el ataque. Solo están ella y él. Y quiere entender, quiere saber, quiere recuperar.

Una carcajada congela el corazón del chico.

-Esa Lily murió hace tiempo, ahora solo estoy yo, mucho mejor que la anterior.- Su pose es provocativa y su actitud desafiante.

-No, tu no eres Lily, ella es lo mejor que me pasó en la vida, tu solo eres basura-. Rabia y enojo comienzan a reemplazar el dolor, no puede estar ni un segundo más allí dentro.

Se levanta decidido a salir de allí, pero algo lo retiene.

Con asombrosos reflejos ella se ha levantado y ahora agarra la mano de James para evitar que se vaya.

Él no se mueve, y siente como si una descarga eléctrica recorriera su cuerpo.

La mira a los ojos, y por primera vez en años cree ver a su Lily, la muchacha de la que se enamoró, su expresión ya no es burlona, es preocupada, distante y hasta temerosa. Siguiendo un impulso, él quiere acercarse., pero ella adivina sus intenciones y rápidamente se aleja, rompiendo el contacto entre ambos.

Su cara se transforma y su expresión es hostil, intimidante.

-Déjame- Le exige recuperando su compostura.

Él busca en sus ojos ese destello de bondad que creyó ver unos segundos antes, pero solo encuentra ira y desprecio.

-Lo que digas, Evans- Suelta con enojo, saliendo de la sala. Es la primera vez que la llama por su apellido, pero no le importa, ella no es su Lily.

OoOoO

La lluvia cae copiosa y no cesa. Sin embargo, a James no le importa. Solo le importa cierta pelirroja, que invade sus pensamientos y su corazón. No sabe bien a donde se dirige, sus pies se mueven por inercia, pero parece que la magia juega una vez más cuando se encuentra en el portón de una pequeña casa que conoce muy bien.

Toca dos veces y espera.

-¡Prongs!- Un moreno de ojos grises sale a atenderlo, una hermosa sonrisa de alegría se extiende por su cara.

-Hola Pad- Se limita a saludar James, haciendo una mueca que intenta pasar por sonrisa.

-Entra…- Sirius se para en seco al ver la cara fúnebre de su amigo- ¿Qué sucede?

-Te lo contaré dentro.

El interior es pequeño, pero con mucho estilo. Inmediatamente se sientan en un hermoso sillón negro y aparece una elfina.

-Emily, trae dos cafés- Pide amablemente el dueño de la casa, luego en voz más baja- El de James que sea bien cargado.

-Pad, no estoy tan mal como parece.

Sirius alza una ceja. El estado de su amigo es realmente deplorable, está mojado, con los ojos enrojecidos y su pelo aún más despeinado de lo normal.

-Prongs, no es por nada, pero no te veía así desde la última vez que viste a la pelirroja.

No hace falta que el aludido diga nada, su cara lo dice todo.

-La vi, Pad- Se limita a murmurar con la vista perdida.

-¿En donde? ¿Y por qué estas así si hasta hace unos meses solo hablabas de encontrarla?- Sirius no entiende el comportamiento de su amigo, desde la noche en que Lily se despidió para siempre de James, él no hizo más que anhelar volver a verla.

Entonces, al mismo tiempo que suena el timbre, el moreno de ojos cafés solo alcanza a susurrar algo que no es escuchado.

Sirius va a abrir la puerta y unos segundos después entra acompañado por Remus, un castaño de ojos color miel, con expresión preocupada. Pues en apenas unos segundos, el moreno ya lo había puesto al corriente de la situación.

El que parece no haberse enterado de nada es James, que sigue con la vista perdida y murmurando cosas para sí mismo.

-Ey, Prongs, cuéntanos que ha pasado- El castaño toma asiento a su lado preocupado.

James pasa una mano por su cabello, y susurra mirándolos:

- Lily es ahora Jane Willows y es una mortífaga.

-¿Qué?- Ambos amigos están seguros de no haber escuchado bien.

-Lo admite, hoy hablé con ella- La tristeza del joven es palpable, y los otros dos se miran sin creerlo.

-Pero, eso no es posible, debe haber un malentendido- Niega Remus.

-Moony tiene razón- Apoya Sirius.

-¿Es que no entienden?- James tiene un arrebato de furia y se para violentamente. Su respiración es agitada y la frustración se ve en sus ojos.- La vi, estuve con ella, es un ser totalmente desconocido.

Se sienta nuevamente y trata de tranquilizarse.

-Prongs, piénsalo bien. Ella no es así, algo le debe pasar.

-Pero ¿qué? ustedes no estuvieron con ella. Moría por verla una vez más, pero cuando lo hago veo a otra persona, una desconocida hostil y burlona.

-¿No quedó nada de la pelirroja que conocemos en ella?- Sirius no lo cree y comprende el dolor de su amigo.

-Nada, es pura maldad.- Sus ojos se llenan de lágrimas, pero las retiene a tiempo y las hace desaparecer.- No sé que hacer.

-Habla con ella una vez más. Puede que si le recuerdas quien era recapacite.

Remus asiente mostrándose de acuerdo.

-Yo hablaré con Peter, cuando puedas pásate por aquí.

-Debo hablar con mi jefe.- Resolvió levantándose del sofá. Su rostro es sombrío cuando se despide.- Los mantendré informados.

OoOoO

Una vez más se encuentra en el ministerio. Sus pies se mueven por inercia, ya que su mente se encuentra lejos de allí, sólo hay lugar para una pelirroja en su cabeza.

Toca la ya conocida puerta de su jefe, y rápidamente es invitado a pasar.

-Potter, que bueno que estés aquí. Quería hablar contigo.- Beckett le habla con la jovialidad y el buen humor que en ese momento no existen en James.

-Sí, dígame.- El moreno se encuentra confuso, se siente extraño y sin tener mucha idea de que hacer.

-Resulta que ya no es necesario que siga con el interrogatorio. Dado a la efectividad de los testigos, mañana mismo se le dará a esos asquerosos mortífagos el beso del dementor.- Una sonrisa se expande por su cara, es notorio lo que lo tiene de buen humor.

Por su parte, James no es de la misma opinión y siente como cada músculo de su cuerpo se tensa y el aire no llega a sus pulmones.

Morirá.

No, peor que eso, le quitarán su alma.

-¿Potter?- El famoso auror frunce el ceño sin entender la actitud de su subordinado.

-No puede hacerlo.- Consigue balbucear cuando recuerda cómo respirar.

-¿Qué quieres decir? Claro que puedo, esta es una nueva batalla ganada por nosotros ante Tú-Ya-Sabes-Quien.

-Pero…- "No puede, no debe, ella es buena, lo sé". Quiere decirle todo esto, pero no puede- Antes de llevarlo a tal extremo hay que estar seguros.

-Y lo estamos, gracias a decenas de testigos que los han visto.

-Pero…-No puede terminar porque su jefe lo interrumpe.

- Es la primer vez que conoces a alguien que será besado, es difícil, todos hemos pasado por eso.- Le dice con comprensión, como atribuyendo su actitud a ese problema.- Descansa y mañana estarás mejor.- Termina de decir conduciéndolo a la salida y cerrando la puerta de su despacho tras él.

Una vez en el pasillo, James golpea con su puño la pared, tratando de descargar así algo de la furia y la desesperación contenida. Sin embargo solo consigue más dolor, si es que resulta posible.

Comienza a caminar por los pasillos, y pronto se encuentra ante la chimenea que lo conducirá a su casa. Allí no estará libre de aquella presión que lo oprime por dentro, pero sabe que no puede permanecer más tiempo en aquél edificio.

De su bolsillo saca un espejo, y un mensaje es enviado. "Dentro de cinco minutos, en mi casa". Y no recibe contestación porque no es necesaria, sabe que quien lo lea estará allí en el tiempo estipulado, porque siempre esta allí cuando lo necesita.

La tranquilidad de su hogar lo recibe con un avasallador contraste respecto a sus sentimientos. Se sienta en el sofá más cercano y en el intento de aclarar y poner en orden sus pensamientos cierra los ojos.

Minutos después un golpe en su puerta lo sobresalta. Al abrir y encontrarse con sus tres mejores amigos, puede esbozar por primera vez desde que salió de un casa una sonrisa.

Una vez que todos están dentro, James les cuenta acerca de su última visita al ministerio.

-¿El beso del dementor?- Remus se sobresalta, y las recientes arrugas en su frente se hacen aún más evidentes.

-Me parece algo muy extremo, todavía no iniciaron un juicio- Sirius siente pena por la chica, ya que, siempre le cayó mejor la pelirroja que la rubia.

-Lo sé, pero eso fue lo que me dijo Beckett.

-Tranquilo, Prongs, ya se nos ocurrirá para evitarlo- Trata de tranquilizarlo Peter.

-Eso es, eres un genio Wormtail- La cara de Sirius se ilumina y un brillo merodeador se hace presente en su mirada.

-¿Qué quieres decir?- Interroga su mejor amigo.

-Pues, ya que Beckett parece muy seguro de su decisión, liberaremos nosotros a la pelirroja.

-Pad, te recuerdo que ya no estamos en Hogwarts, y que esto sería infringir gravemente las leyes mágicas- Le reprocha Remus con tono responsable, pero James no lo escucha. Esa nueva idea ha entrado en su cabeza, y teme que hasta lograrlo nada lo detendrá.

-Y el castigo no sería limpiar vitrinas, sino que nos enviarían a Azkaban- Dice con temor Peter.

Sirius hace un gesto como quitándole importancia, pero James lo interrumpe ignorando lo dicho por sus otros dos amigos.

-Hay que hacerlo, no la dejaré morir.

Su determinación es tan fuerte que un silencio aplastante reina la sala por primera vez.

-¿Ven? Será como en nuestras épocas doradas- Intenta Sirius convencer al grupo con una sonrisa perruna.

-No lo sé, ya no somos adolescentes tratando de robar comida de las cocinas.

-No, no lo somos. Somos adultos intentando salvar una vida- James contraataca mirando con seriedad al licántropo.- Pero no podría hacerlo sin su ayuda.

La petición está en el aire y espera paciente la respuesta del trío.

-Estoy dentro- Sirius, como siempre, es el primero en demostrar su apoyo con una sonrisa a su hermano del corazón.

-Yo también- decide Remus, que a pesar de esas arrugas prematuras en su rostro, parece ahora más que nunca ese merodeador que siempre siguió a sus amigos en cuanto a travesuras se refería.

Entonces todas las miradas se centran en el último del grupo.

Peter se encuentra claramente nervioso, y baja la mirada.

-Ey, Wormtail. Será como en los viejos tiempos, te necesitamos.

El aludido levanta la mirada y tratando de demostrar esa valentía que siempre admiró de sus amigos, dice:

-Cuenten conmigo.

Los cuatro se sienten extrañamente aliviados, y tan unidos como si estuviesen en la Sala Común planeando una escapada a Hogsmeade.

-Muy bien, es hora de repasar el plan- Dice Sirius rompiendo el silencio con pose de delincuente de alta categoría.

-Pad, todavía no tenemos un plan.

-Lo sé, pero siempre quise decir eso.- Se excusó con una sonrisa, aliviando el ambiente.

-Lo mejor será hacerlo de noche…- Y en menos de una hora, el famoso plan está diseñado. Los cuatro se miran con una sonrisa cómplice y un ambiente de amistad y compromiso inunda el ambiente.

Y no hace falta más para que James se sienta mejor, sólo ellos, los merodeadores.


Muchas gracias a quienes han llegado hasta aquí.

Este fic consta de solo tres capítulos, los cuales ya están escritos. El tiempo que tarde en subir los dos restantes depende de si me dejan reviews ojillos

Sólo denle al Go, y luego yo les responderé.

Saludos!!

Denu Black